Comunicado
de prensa
Carta
abierta del Nuevo MAS al FIT
(Frente de Izquierda)
El
michelismo, la izquierda y la recomposición
política y
sindical de los trabajadores
Héctor
"Chino" Heberling dirigente del Nuevo MAS declaró:
"En las últimas semanas se ha abierto una nueva
coyuntura política en el país, marcada por una crisis
creciente en el gobierno de Cristina, donde veremos una mayor
conflictividad y malhumor social, que pondrá a prueba a todas
las formaciones políticas y agrupaciones que se encuentran a
la izquierda del gobierno. Teniendo en cuenta esto, es que
desde el Nuevo MAS enviamos esta Carta Abierta a los
integrantes del FIT (PO, PTS e IS) con dos propuestas.
“La
primera, que el FIT y nuestro partido llamemos conjuntamente a
poner en pie un polo de reagrupamiento alternativo
independiente a la CTA-Micheli y la segunda, manifestar
nuestra disposición a ser parte de cualquiera iniciativa o
debate serio respecto de la puesta en marcha de una organización
en común de la izquierda independiente en nuestro país,
debate que excede con mucho a las actuales fuerzas del FIT."
Carta
abierta del Nuevo MAS al FIT
El
michelismo, la izquierda y la recomposición
Comité
Ejecutivo del Nuevo MAS, 19/03/2012
En
las últimas semanas se ha abierto una nueva coyuntura política
en el país. Una coyuntura más dinámica, marcada por una
crisis creciente en el gobierno de Cristina y, también, por
una mayor conflictividad y malhumor social. Esta nueva
coyuntura ya está poniendo a prueba a todas las formaciones
políticas y agrupaciones que se encuentran a la izquierda del
gobierno. Esto es así, dado que esta crisis tiende a
canalizarse a la izquierda del kirchnerismo, entre otras razones
por la evidente parálisis en que quedó la oposición
patronal luego de las elecciones de octubre pasado.
La
emergencia del michelismo
No
nos referiremos aquí a las direcciones sindicales
tradicionales más "representativas" (CGT y CTA
oficialista). Queremos dedicarnos a lo que está, política y
sindicalmente, a la izquierda de ellas, ocupando lo que podríamos
llamar la "amplia vanguardia".
Debemos
comenzar por la CTA-Micheli. Es obvio que, desde el comienzo
del año, el michelismo viene dándose una política para
intentar acaparar todos los espacios de resistencia al
gobierno. En realidad, ésta no fue una ocurrencia de De
Gennaro y Pablo Micheli, sino que se trata de un acuerdo
tomado en la dirección del FAP (Frente Amplio Progresista) a finales del año pasado, en
el sentido que en el 2012 más que la tarea electoral (no hay
elecciones a la vista), lo que había que hacer era
"agitar la agenda social".
Además,
está claro que la CTA-Micheli , menos representativa desde el
punto de vista de los afiliados que la oficialista de Yasky,
tiene la exigencia de mostrarse más "dinámica", de
manera tal de ir ganando un mayor terreno. Ni lerdo ni
perezoso, consciente de esta limitación que estamos señalando,
el michelismo puso en obra una suerte de "frente único"
de manera conjunta con la Corriente Clasista y Combativa (CCC)
de
Alderete y el PCR, así como con Barrios de Pié, la
organización piquetera de Libres del Sur de Tumini y Donda.
Este acuerdo no termina aquí. También integra al MST y al
Frente Popular Darío Santillán, los que de distintos modos
se caracterizan por tratar siempre de cerrar filas contra
cualquier iniciativa, instancia o terreno, que sean impulsadas
por las corrientes de la izquierda clasista (PO, PTS y Nuevo
MAS, ya que la ubicación de IS ha sido siempre mucho más
contradictoria a este respecto; no olvidar, por ejemplo, su
ubicación "pro-sojera" cuando la crisis K con el
campo en el 2008).
Está
claro que si desde el punto de vista sindical este
"frente único" funciona con sus más y sus menos
(el MST no participó de la marcha del 14 de marzo), políticamente
hay todavía "cuentas que cerrar". Porque el FAP
(que integran desde Binner y el PS, pasando por la Stolbizer ,
hasta Libres del Sur) es una cosa, Proyecto Sur (de Solanas
hasta el MST y, en algunos casos, el PCR, aunque este último
también ha hecho sus acuerdos con el FAP) es otra, y el
Frente Darío Santillán todavía no ha definido sus perspectivas político-electorales
más generales.
Sin
embargo, aun con estas limitaciones, en general el michelismo,
la CCC , Barrios de Pié y el MST (acompañados las más de las
veces por el Frente Popular) han venido sosteniendo
iniciativas en común. Las mismas han ido desde el impulso de
las marchas contra la ley Antiterrorista (donde,
evidentemente, hemos participado las corrientes de la
izquierda clasista), la jornada del 14 de marzo (el Nuevo MAS
participó críticamente), o mismo listas burocráticas como
la Negra-Verde del neumático, amén, por ejemplo, de tener
posiciones más o menos en común también en el camino a la
preparación del último 8 de marzo.
¿Qué
es lo que caracteriza a esta entente? En el terreno político,
el alejamiento de todo criterio de independencia de clase. En
el terreno sindical, la falta de un planteamiento antiburocrático
consecuente. Está claro que la CTA-Micheli no podría ser
"antiburocrática". Es, simplemente, una ruptura de
la CTA, agrupamiento que, desde el principio, siempre reflejó
un ala de la burocracia, en todo caso la que no se sentía
contenida en la CGT.
Sin
embargo, ahora resulta que desde la CCC hasta el MST pasando
por el FPDS, todas estas corrientes de "izquierda"
están postulando a la CTA-Micheli como una suerte de
"punto de referencia" o "ámbito" de la
recomposición de los trabajadores, lo que solamente está
significando el llevarle los procesos independientes (dónde
pueden hacerlo) a sus pies. Por ejemplo: entre los docentes
están postulando la necesidad de "un nuevo gremio
docente nacional alternativo a la CTERA ". ¿Cuáles son
los fundamentos objetivos de este planteamiento? Ninguno, más
allá del obvio carácter burocrático de la CTERA de siempre.
Su planteo de "nuevo sindicato docente" no parte de
ninguna experiencia real desde abajo, ni de ponerse a
disposición de sus desarrollos independientes, ni de una
ruptura organizada de una masa de sus afiliados, sino de la
exigencia de un mero operativo burocrático desde arriba, al
servicio de la pelea de aparatos entre ambas fracciones de la
CTA para ver quién se queda, en definitiva, con el sello de
la misma.
Algo
similar está ocurriendo en el neumático. Rompiendo la
experiencia de la Lista Marrón apoyados en sus componentes más
débiles, sindicalistas y no clasistas, la idea es transformar
al SUTNA en otro banco de pruebas de la pelea interburocrática
entre las dos CTA; de paso, por supuesto, tratan de
"fumigar" la experiencia independiente que refleja
la Marrón en repudio a todo sector burocrático y en la cual
tienen gran peso militantes obreros de nuestro partido.
En
todo caso, una cosa debe estar clara: más allá de cualquier
consideración táctica, el michelismo y sus acompañantes
conforman una corriente burocrática, que no está al servicio
de la independencia de clase y de un curso antiburocrático
consecuente para la nueva generación obrera y de trabajadores
que emerge, sino de lo contrario: su cooptación al servicio de
algún proyecto burgués centroizquierdista y no de clase.
¿Y
por casa cómo andamos?
Pero
lo anterior coloca, inmediatamente, las responsabilidades de
la izquierda clasista en nuestro país. Es decir, del FIT y de
nuestro partido. Es conocido en la amplia vanguardia que desde
el año pasado venimos con una durísima polémica con el PO y
el PTS, dado el electoralismo con el que abordaron la
construcción de su frente. Lamentablemente, ese
electoralismo está ahora haciendo estragos, en momentos en que
sería necesario poner en pié una alternativa a la avanzada
michelista.
Las
limitaciones del FIT son, en todo caso, demasiado obvias, o
están quedando en evidencia, justo cuando la situación política
se esta dinamizando y emerge un polo de centroizquierda no
clasista a la "izquierda" del gobierno.
El
hecho es que, lamentablemente desde el vamos, el FIT ha sido
un proyecto básicamente electoralista. Trazar la raya desde
el punto de vista de la independencia de clase en el terreno
electoral, no dejó de ser progresivo, más allá que
limitado. Pero las cosas tienen su dinámica. Más allá de que
la propia constitución del frente se hizo mediante el
mecanismo sin principios de excluir al Nuevo MAS, dirimiendo
relaciones de fuerza por cuestiones puramente de legalidades
partidarias, la cosa es que el FIT se encargó de sembrar
"gigantescas" expectativas, expectativas que,
lamentablemente, no está satisfaciendo.
Ese
es el problema de dinámica de las cosas, a la que estamos
haciendo referencia. Es que el FIT asumió una determinada
responsabilidad frente a sus votantes, y ahora es como que está
resultando un chiste de mal gusto por así decirlo. ¿Qué
hacer con un acuerdo meramente electoral en un año que no hay
elecciones? ¿Qué canal darle a todo ese activismo que confió
en el FIT y que ahora intuye que no parece servir para mucha
cosa? Se trata de interrogantes lícitos, casi insalvables,
precisamente por las mismas limitaciones de naturaleza del FIT:
su estricto carácter electoralista.
Electoralismo
que, a nuestro de modo de ver, el año pasado hizo casi una
escuela de oportunismo político durante la campaña
electoral: se negaron a nombrar al gobierno a lo largo de la
misma; el mismo gobierno que ahora está siendo ampliamente
cuestionado. Pero que, además, en estos momentos dónde la
situación política y las luchas se dinamizan, no se atina a
dar respuesta alguna de conjunto.
Es
verdad, el PO y el PTS han cerrado algunos acuerdos de listas
sindicales. Pero esto es tradición y no hace falta para ello
ningún acuerdo previo de otra naturaleza (y, menos que menos,
electoral). Sin ir más lejos, nuestro partido comparte un
acuerdo en el neumático con los compañeros del PTS. Más allá
de esto, lo que se le ve al FIT por toda actividad como tal,
es sortear en conjunto en las marchas y no mucho más.
El
problema es de otra índole: el FIT no ha sido capaz de llamar
a conformar a su alrededor un polo de reagrupamiento clasista.
Incluso boicotearon el que se llegó a esbozar en el Hotel
Bauen en noviembre pasado, alrededor de la pelea contra la
persecución del Pollo Sobrero, los choferes de la 60 y otros
dirigentes sindicales combativos. No se trata solamente de que
todos sus debates sean demasiado autoreferenciales. Ni siquiera
han sido capaces de dar un solo paso práctico en común en el
terreno de la lucha de clases. Incluso, no se les conoce últimamente
declaraciones acerca de los principales problemas políticos
que afectan al país.
Lo
que queremos destacar aquí, es la impotencia que están
manifestando para llamar o convocar de manera franca y abierta
a conformar un polo de reagrupamiento clasista frente a la
crisis del gobierno, al reposicionamiento en general de las
burocracias más "representativas", y la emergencia
en la vanguardia amplia del michelismo.
Esto
no les es fácil. Sólo con ver la posición oportunista del
PO en el neumático, donde apoya la lista patrocinada por la
burocracia michelista, alcanza para darse cuenta del tipo de
dificultades que se enfrentan.
El
debate sobre el "partido unificado"
Nos
parece que es frente a esta realidad de profunda parálisis,
que el PO lanzó la campaña de que en su próximo congreso
votaría un planteo "llamando a conformar un partido común"
al PTS e IS. Se trata de una cuestión de la máxima
responsabilidad. Una cosa delicada y que no puede ser
utilizada como moneda de cambio para "mantener en
alto" la existencia del FIT con miras a las elecciones
del 2013. Eso no dejaría de ser otro operativo oportunista
que confirmaría el electoralismo del FIT.
Pero,
lamentablemente, ni de parte del PO, ni del PTS, el debate
parece ser realmente serio. IS al menos ha dicho que la cosa
"no le interesa". Sin embargo, debería ser del máximo
interés. Leyendo con cierta atención las respectivas cartas
que se han intercambiado recientemente entre ustedes, lo que
se puede observar es que el PO condiciona toda apertura de una
discusión a que el PTS acepte, por anticipado, que se pondrá
en marcha un "Congreso de Unificación" y que en el
mismo se formará una dirección "proporcional" dónde
dirigirá aquella corriente que sea mayoría mediante los
"métodos del centralismo democrático". Es decir,
el propio PO.
Por
su parte, el PTS no parece querer comprometerse a nada.
Simplemente pide que "se abra una discusión pública
entre los componentes del FIT con artículos en las páginas de
sus periódicos". Esta claro que el PTS tiene temor a que
el PO le aplique "la máquina de votar" mediante los
compañeros y compañeras del Polo Obrero, que difícilmente
pueden ser considerados como militantes bajo cualquier criterio clásico.
Eso no quita que los planteamientos del PTS carezcan también
de toda seriedad. Es que se trata de una corriente cada vez más
autorreferencial, que ha perdido aceleradamente todo criterio
objetivo para medir las cosas (ésta una percepción compartida
por casi toda la vanguardia independiente).
Pero
hay algo que ni el PO ni el PTS ni la IS dicen: la realidad es
que, al principio, cualquier intento de partido en común de
la izquierda revolucionaria, debería establecer algún
mecanismo de tendencias o fracciones públicas que permitieran
ir haciendo la experiencia en común, evaluando posibilidades
de trabajo y confluencia creciente, hasta poder llegar a
verdaderas condiciones de funcionamiento centralista democrático.
La experiencia indica que la fusión de "corrientes
militantes históricas" como son las nuestras, no es nada
fácil.
Porque
es un método completamente equivocado el pretender imponer
una mayoría artificial, por fuera de una experiencia práctica
real en común entre las corrientes implicadas en un proceso
de confluencia. O, en todo caso, por fuera del reaseguro que
implicaría el funcionamiento por un período mediante
tendencias públicas, las que necesariamente se irían
reabsorbiendo. Esto en la medida de la evolución de la lucha
de clases, de un clima de trabajo fraterno y de los crecientes
acuerdos que se vayan logrando a partir de una experiencia común.
Es
decir, de una práctica verdaderamente de democracia
socialista al interior de la organización conjunta, todo lo
cual terminaría desembocando en un funcionamiento centralista
democrático que sería algo a obtenerse como parte de esta
experiencia en común, y no una condición previa impuesta
bajo una suerte de ultimatismo como el que parece tener en
mente el PO, el que se vanagloria erróneamente de haber
ganado no se sabe qué "campeonato".
En
todo caso, el problema es que los reflejos autoproclamatorios
del PO y del PTS, su autoreferencialidad fuera de toda medida
o criterio de realidad; el hecho que ambos partidos se
consideren "fenómenos objetivos"; y el tener
criterios de construcción doctrinarios y no verdaderamente
leninistas, parecen imposibilitarlos para nada más que un
"campeonato fraccional" a ver quién se impone (no
con la política sino apelando al "aparato"). En ese
sentido, es seguro que este planteamiento que hacemos de
libertad de tendencias públicas transitoriamente en una
organización y experiencia en común hasta llevar a un
necesario funcionamiento centralista democrático, difícilmente
podría ser contemplado por ellos.
La
posición del Nuevo MAS
Nuestro
partido siempre ha dicho (y dimos una pelea en
"soledad" al respecto), que el FIT tenía un carácter
electoralista que lo cuestionaba. Lamentablemente hoy, ese
electoralismo, en la nueva coyuntura abierta con centro en las
luchas y no en las elecciones, se ha puesto al rojo vivo.
Otro
problema del FIT ha sido siempre su autoproclamación y
autoreferencialidad:
el destacar los 600.000 votos obtenidos sin señalar al
servicio de qué se pondrían los mismos.
Lo
increíble del caso, es que incluso en esta discusión sobre
"un partido unificado", no se le abre el juego a
nadie: sólo sería una discusión entre las cuatro paredes del
frente electoral; o, incluso, ni eso.
Sin
embargo, aun así, queremos dejar sentada claramente nuestra
posición, independientemente que no hayamos sido invitados a
este "debate": el Nuevo MAS está dispuesto a
participar en cualquier discusión sobre una organización
revolucionaria en común de la izquierda clasista de nuestro
país. Esto sobre la base de un planteo serio, que parta de
comprender que las enormes diferencias programáticas y de
concepción entre nuestras organizaciones sólo podrían ser
saldadas mediante una práctica común y una organización que
se caracterice –durante todo un período– por la libertad de
tendencias en su interior. Cualquier otra cosa, sería un
operativo aparatista llamado a estallar al segundo día (sino
al primero) y que para nada serviría, salvo para desmoralizar
a la militancia de izquierda en nuestro país.
Junto
con lo anterior, desde el PO, el PTS, IS y nuestro partido,
deberíamos comenzar a ver cómo hacer para avanzar en
acuerdos mínimos de puesta en pié de un polo clasista
alternativo al del michelismo y sus acompañantes.
Saludos
fraternales.
Comité
Ejecutivo del Nuevo MAS
.– La coalición Frente
de Izquierda y de los Trabajadores (FIT) se constituyó en 2011 para intervenir en las diversas
elecciones que tuvieron lugar en Argentina el años
pasado. Está formado por el Partido Obrero (PO),
el Partido de los Trabajadores Socialistas (PTS) e Izquierda
Socialista (IS). El Nuevo MAS (Movimiento al
Socialismo) fue excluido de participar en ese Frente.
En las elecciones, el Nuevo MAS votó por sus candidatos
donde pudo presentarlos y a nivel presidencial llamó a
votar críticamente al FIT.
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