La
inflación sigue subiendo, pero los exportadores quieren
medidas de estímulo al crecimiento
El
enfriamiento de la economía china presiona a Beijing
Por
Andrew Batson
The
Wall Street Journal, 18/07/08
Beijing—El
rápido crecimiento de China continuó desacelerándose en
el segundo trimestre a medida que declinaron las
exportaciones, pero la expansión económica del país aún
parece lo suficientemente fuerte —y la inflación bastante
alta— como para que el gobierno decida accionar nuevas
medidas de estímulo.
El Producto
Interno Bruto se expandió a un ritmo de 10,1% de abril a
junio en comparación con el mismo lapso de 2007, informó
la Oficina Nacional de Estadísticas, un descenso frente al
10,6% de crecimiento registrado en el primer trimestre y a
la expansión de 11,9% de todo el año pasado. La
desaceleración del segundo trimestre era esperada, dada la
combinación de una economía global debilitada y el
trastorno generado por el terremoto que arrasó la provincia
de Sichuan en mayo.
Sin
embargo, el ritmo aún sustancial de crecimiento muestra que
China sigue siendo uno de los pocos rincones con luz en el
escenario cada vez más sombrío de la economía mundial.
"Si uno cree en los números, China sigue en
auge", dice David Cohen de Action Economics en
Singapur. "Ellos deberían estar más satisfechos con
el hecho de que atravesaron todo tipo de dificultades y
fueron capaces de continuar creciendo a un ritmo cercano a
su promedio de largo plazo", de 9,9%.
Aunque una
expansión de 10% es extraordinaria, se ha convertido en un
reto para un país que se ha acostumbrado a un crecimiento aún
más impresionante. Con la tormenta en los mercados
financieros de Estados Unidos suscitando la perspectiva de
período prolongado de debilidad para la economía global,
crece la presión política sobre las autoridades chinas
para que tomen medidas que impulsen su economía. Los
exportadores exigen que el gobierno frene la apreciación
del yuan, mientras que las constructoras y empresas de
bienes raíces instan a las autoridades a que relajen los límites
impuestos sobre el crédito.
Li
Xiaochao, portavoz de la Oficina Nacional de Estadísticas
de China, dice que la desaceleración del segundo trimestre
fue "suave" y dentro de las expectativas
oficiales. Las políticas gubernamentales han reducido de
manera exitosa el riesgo de sobrecalentamiento sin que se
registren "grandes altibajos" en el crecimiento,
señala Li.
No
obstante, las quejas cada vez más contundentes del sector
exportador parecen haber logrado un cambio en los términos
del debate. Ya no se discute si las autoridades deberían
adoptar medidas más severas para combatir la inflación,
sino si deberían hacer más para sostener el crecimiento.
Eso genera preocupación entre los varios economistas que
creen que China no ha domado la inflación, la cual ha
promediado un 7,9% este año. "Beijing necesita
mantener las restricciones al crédito para el resto del año
para contener la inflación", dice Qu Hongbin,
economista en China para HSBC. Mientras la inflación sobre
los precios al consumidor cayó a 7,1% en junio, frente a un
auge de 8,7% en febrero, la inflación en el sector
mayorista subió a 8,8% en junio, el nivel más alto desde
el último sobresalto inflacionario a mediados de los años
90.
"El
ascenso de los precios mayoristas continúa acelerándose y
eso genera una presión que se extiende al índice de
precios al consumidor", dice Li.
Además del
continuo aumento de la inflación, las nuevas señales de
fortalecimiento de la economía interna van en contra de
medidas de estímulo inmediato. El crecimiento, ajustado a
la inflación, de las ventas en el sector minorista se
aceleró en junio, al igual que las inversiones en activos
fijos. Así que el camino más probable para los próximos
meses parece ser de pequeños ajustes a los detalles de las
políticas económicas, en vez de un cambio radical de
dirección.
Aunque
pocos analistas esperan aumentos en la tasa de interés este
año, la previsión es que el yuan se continúe apreciando.
Algunos economistas sugieren que el gobierno permita a los
exportadores de algunos productos recibir una restitución más
sustancial sobre el impuesto al valor agregado de 17%.
China
titubea en sus intentos por controlar la inflación
La
renuencia a frenar el crecimiento y el insistente
control sobre el yuan generan un dilema
Por
Andrew Batson
The Wall Street Journal, 15/07/08
Beijing—El
gobierno de China enfrenta un riesgo creciente de fracasar
en su batalla contra una ola global de inflación.
El control
gubernamental sobre su divisa y el compromiso político de
estimular el crecimiento económico están minando su
capacidad y disposición de atacar la inflación este año.
Una débil respuesta al aumento de precios podría
contribuir a una espiral inflacionaria que ha producido
turbulencias políticas en el pasado. Además, si la economía
china no se enfría, su demanda por materias primas podría
generar una inflación aún más alta en todo el mundo.
Se trata
tal vez del mayor y más dramático ejemplo de la disyuntiva
que enfrentan muchas economías emergentes. Años atrás,
estos países decidieron garantizar la estabilidad económica
y conquistar la confianza de los inversionistas al atar su
moneda de manera más o menos firme al dólar. Ahora, no
obstante, están descubriendo que esta opción ha limitado
su capacidad de maniobra. A medida que Estados Unidos
recorta sus tasas de interés, a estos países les cuesta más
elevar sus propias tasas.
La mezcla
poco convencional de políticas que China ha usado como
alternativa está bajo escrutinio. Temiendo que un alza en
las tasas de interés sea contraproducente al alentar la
entrada de capital extranjero al país, las autoridades han
impuesto límites a los préstamos bancarios y controles de
precios sobre algunos bienes. El yuan se apreció rápidamente
este año, pero ha perdido un poco el impulso.
Los
resultados han sido de cal y de arena. La inflación ha
declinado de 8,7% en febrero, su nivel más alto en 12 años,
a 7,7% en mayo y se espera que siga cayendo. Sin embargo, la
meta del gobierno de un promedio de inflación de 4,8% o
menos para 2008 ha sido discretamente abandonada. Los
analistas creen que un 7% de inflación es más probable, lo
que sería el nivel más alto desde 1996.
El deseo
del gobierno de evitar medidas más drásticas que puedan
mermar el crecimiento es comprensible, pero se da en un
momento equivocado, señala Xu Xiaonian, profesor de Economía
de la Escuela Internacional de Negocios China Europa, en
Shanghai. "La inflación puede representar una amenaza
aún mayor a la estabilidad económica y social de China que
una caída de un par de puntos porcentuales en el
crecimiento", observa.
La forma cómo
China ataque la inflación tendrá consecuencias más allá
de sus fronteras.
La
apreciación del yuan elevaría los precios de los bienes
que exporta a países ricos como Estados Unidos. Por otra
parte, un enfriamiento de su consumo de alimentos y
combustibles podría contribuir a una caída en los precios
récord de las materias primas.
No es una
decisión fácil. Los exportadores están sufriendo en carne
propia el alza en los costos y el fortalecimiento de la
moneda. Las constructoras son víctimas de las restricciones
al otorgamiento de préstamos y los aumentos en los precios
de las propiedades se han estabilizado.
De todos
modos, el crecimiento económico aún supera el 10%. La
inflación está más alta que las tasas de interés que se
cobran por préstamos de un año o se pagan para depósitos
a un año.
A medida
que las presiones de precios se expanden más allá de los
alimentos como el cerdo, los economistas concuerdan en el
diagnóstico. "Creo que las restricciones monetarias no
han funcionado, la inflación sigue al alza y el banco
central necesita tomar medidas más serias, como un aumento
en las tasas de interés", dijo recientemente Stephen
Roach, presidente y economista jefe de Morgan Stanley en
Asia.
Tanto el
Banco Mundial como el Fondo Monetario Internacional han
instado a China a que adopte una política monetaria más
estricta.
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