Una
tragedia descomunal se está produciendo en Sri Lanka
Asesinatos
y campos de concentración
Por
Arundhati Roy (*)
The Guardian,
01/04/09
La Haine, 15/04/09
Traducido
por Felisa Sastre
El
horror que está en marcha en Sri Lanka ha sido posible
gracias al silencio que lo rodea. Casi no existe información
en los principales medios locales o internacionales sobre lo
que está sucediendo
El
horror que está en marcha en Sri Lanka ha sido posible
gracias al silencio que lo rodea. Casi no existe información
en los principales medios de información indios, e incluso
en la prensa internacional, sobre lo que está sucediendo
allí. El por qué, debería ser motivo de grave preocupación.
A
partir de la escasa información que se filtra, parece que
el gobierno de Sri Lanka se está sirviendo de la propaganda
sobre la “guerra contra el terrorismo” como tapadera
para desmantelar cualquier rastro de democracia en el país,
y cometer crímenes inconfesables contra el pueblo tamil.
Basándose
en el principio de que todo tamil es un terrorista salvo que
él o ella puedan probar lo contrario, zonas civiles,
hospitales y refugios están siendo bombardeados y
convertidos en zona de guerra. Estimaciones fiables
establecen el número de civiles atrapados por encima de los
200.000. El ejército de Sri Lanka está avanzando, armado
con tanques y aviones de combate.
Mientras
tanto, existen informes oficiales relativos a varios
“establecimientos de acogida” para albergar a los
tamiles desplazados en los distritos de Vavuniya y Mannar.
Según un informe del Daily Telegraph, esos establecimientos
“serán centros de retención forzosa para todos los
civiles que huyen de los combates”. ¿Se trata de un
eufemismo para decir campos de concentración?
Mangala
Samaraveera, ex primer ministro, declaró al Telegraph:
“Hace unos meses el Gobierno empezó a registrar a todos
los tamiles de Colombo basándose en que podrían ser una
amenaza para la seguridad, pero esa actuación podría tener
otros objetivos, como los nazis en los años 1930. Básicamente
están tachando de potenciales terroristas a toda la población
civil tamil”.
Habida
cuenta de su objetivo declarado de borrar del mapa a los
Liberation Tigers(1) del Tamil Eelam(2), la malevolente
destrucción de civiles y “terroristas” parece indicar
que el gobierno de Sri Lanka está a punto de cometer lo que
podría llegar a ser un genocidio. Según una estimación de
la onU, ya han sido asesinados varios miles de personas.
Otros miles más están gravemente heridas. Los pocos
informes de testigos presenciales que han salido a la luz
son descripciones de pesadillas infernales.
Lo
que estamos presenciando, o deberíamos decir que está
sucediendo, en Sri Lanka– y que tan eficazmente se está
ocultando a la opinión pública– es una descarada y
abierta guerra racista. La impunidad con la que el gobierno
de Sri Lanka puede cometer esos crímenes, en realidad
encubre el prejuicio racista profundamente arraigado que es
precisamente lo que en primer término ha llevado a la
marginación y alineación de los tamiles de Sri Lanka. Ese
racismo tiene una larga historia– de ostracismo social,
bloqueo económico, pogromos y torturas. La naturaleza
brutal de una guerra civil que dura décadas, iniciada como
una protesta pacífica, tiene sus raíces ahí.
¿Por
qué este silencio? En otra entrevista, Samaraveera decía
que “hoy, los medios de información independientes son prácticamente
inexistentes en Sri Lanka”. Él hablaba de los escuadrones
de la muerte y de “secuestros con furgonetas blancas”
que habían “aterrorizado” a la sociedad. Los
disidentes, entre ellos varios periodistas, habían sido
secuestrados y asesinados.
La
Federación Internacional de Periodistas acusa al gobierno
de Sri Lanka de servirse de una combinación de leyes
antiterroristas, desapariciones y asesinatos para silenciar
a los periodistas.
Existen
inquietantes pero no confirmados informes de que India está
prestando material y apoyo logístico al gobierno de Sri
Lanka en estos crímenes contra la humanidad.
Si
los informes son ciertos, es algo vergonzoso. ¿Qué pasa
con los gobiernos de otros países? ¿Pakistán? ¿China? ¿Qué
están haciendo para mejorar o para empeorar la situación?
En
el Estado indio de Tamil Nadu, la guerra en Sri Lanka ha
inflamado los ánimos y ha provocado la inmolación de diez
personas. La cólera y la angustia públicas, auténticas en
gran parte, otras cínicas por la manipulación política,
se han convertido en un asunto electoral.
Resulta
extraordinario que está preocupación no haya llegado al
resto de la India. ¿A qué se debe el silencio en nuestro
país? Aquí no existen “furgonetas blancas para
secuestrar”, el menos no en relación con este asunto.
Dada la envergadura de lo que está sucediendo en Sri Lanka,
el silencio es inexcusable. Más aún habida cuenta de la
larga historia de irresponsable implicación en el conflicto
por parte del gobierno indio, a favor unas veces y en contra
otras de una de los dos partes. Algunos de nosotros,
incluida yo misma, que deberíamos haber hablado claro mucho
antes, no lo hemos hecho simplemente por falta de información
sobre la guerra.
Así
que, mientras los asesinatos continúan, mientras se
encierra en campos de concentración a decenas de miles de
personas, mientras otras 200.000 se enfrentan a la hambruna,
y se espera que ocurra un genocidio, existe un silencio
letal en este enorme país.
Se
trata de una tragedia humanitaria descomunal. El mundo debe
intervenir. Ahora. Después será demasiado tarde.
(*)
Arundhati Roy vive en Nueva Delhi. Es la autora del “Dios
de las pequeñas cosas” y de “Power Politics” (South
End Press).
Notas:
1.
N.T. Organización nacionalista que aspira a un Estado
independiente Tamil.
2.
N.T.: Nombre asignado por los nacionalistas tamiles al
estado tamil que quieren constituir en el Norte y Este de la
isla de Ceilán (Sri Lanka).
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