La población tamil sigue huyendo sin rumbo fijo y
sin refugios seguros
Gara, 23/04/09
La
población tamil sigue huyendo sin rumbo fijo de los
combates y bombardeos de la aviación de Sri Lanka.
Iglesias, escuelas, playas e, incluso, los árboles se han
convertido en improvisados refugios. Médicos sin Fronteras
alertó de la saturación de los hospitales en la zona bajo
control del Gobierno y del grave estado de los desplazados.
En el plano internacional, el Estado francés sugirió una
operación conjunta con Gran Bretaña para evacuar a los
civiles.
Alrededor de 30.000 tamiles se concentraron ayer ante el Parlamento de Canadá
en Ottawa para exigir «el fin del genocidio». Llevan dos
semanas reuniéndose a diario para presionar al Ejecutivo y
llamar la atención de la comunidad internacional. Una parte
importante de la diáspora tamil se concentra en Canadá,
donde viven 300.000. «Si en Australia se incendia un
bosque, el Gobierno interviene, pero, en cambio, ignora
nuestra situación», lamentó Senthan Nada, uno de los
convocantes de la protesta. El Gobierno se negó a
entrevistarse con ellos.
Quien sí lo hizo fue el líder del Partido Liberal, Michael Ignatieff, que
expresó su «inquietud por la escalada de violencia» e
instó al Gobierno a que «tome la iniciativa denunciando
esta violencia y enviando ayuda humanitaria».
Las cifras de víctimas mortales y heridos aumenta a diario. La ONU calcula
que más de 4.500 personas han muerto desde enero, cuando se
recrudecieron los combates. Su portavoz en Sri Lanka, Gordon
Weiss, calificó de «crítica» la situación de los
civiles –entre 20.000 y 100.000– que permanecen en la
zona bajo control de los Tigres de Liberación de la Tierra
Tamil (LTTE). La guerrilla resistía en una lengua de tierra
longitudinal de unos 17 kilómetros cuadrados que limita con
el mar por el este y que está conectada con el resto de la
isla mediante puentes y estrechas franjas de tierra. «Si la
zona ya era pequeña, ahora ha quedado reducida en un tercio
y cada vez es más difícil encontrar refugio», subrayó
Weiss.
El portavoz del Ministerio cingalés de Defensa, Keheliya Rambukwella,
declaró a la edición digital del «Daily Mirror» que la
guerrilla dominaba un territorio de doce kilómetros
cuadrados.
Los civiles seguían huyendo de los combates y bombardeos de la aviación
cingalesa. La web Tamilnet denunció que ayer el Ejército
bombardeó con morteros Valaignarmadam «matando y mutilando
a civiles que buscaban refugio». Remarcó también que el
fuego de la aviación estaba dificultando la evacuación de
los heridos por parte del Comité Internacional de la Cruz
Roja (CICR). Al parecer, el Ejército lanzó por la tarde
fuego de artillería desde Manthuvil, en Puthukkudiyiruppu,
hacia el estrecho costero de Mullivaaykaal.
En ese momento, personal local del CICR estaba facilitando las coordenadas
del lugar a un barco de esta organización para que pudiera
acercarse a la orilla y trasladar a 500 heridos de gravedad.
La operación se desarrolló en medio de ataques aéreos.
Por su parte, la ONG Médicos sin Fronteras (MSF) afirmó en un comunicado
que la mayoría los civiles que han logrado huir de la región
de Vanni, bajo control de la guerrilla, presentan heridas de
metralla y minas.
Desde el lunes, cirujanos de MSF y personal del Ministerio de Sanidad han
estado «trabajando sin parar» para atender a más 400
heridos de guerra que han llegado al hospital de Vavuniya,
territorio conquistado por el Gobierno. «Los autobuses
siguen llegando y descargando cadáveres. Muchos heridos han
muerto por el camino», relató Karen Stewart, responsable
de salud mental de la ONG.
«Casi todo el mundo ha dejado a alguien en la zona de conflicto. Alrededor
del 85% de la gente con quien he hablado ha sido testigo de
cosas terribles, como estar en un búnker y que, de repente,
un proyectil entrara y matara a la mitad a la gente que
estaba dentro. Otra persona me dijo cómo una vez se fue a
buscar agua y cuando volvió, todo el mundo en el búnker
estaba muerto», resaltó. «La situación es caótica. Las
camas, una junto a la otra, parecen un jergón gigante. En
vez de tener a una persona por cada cama tenemos a dos y a
una tercera debajo. Hay más de 1.200 pacientes en el
hospital cuando su capacidad es para 400», explicó.
Los que llegan de la zona de guerra son internados en campos custodiados por
el Ejército y paramilitares cingaleses. Éstos están
llegando a su máxima capacidad. «En ocasiones, una familia
entera tiene que vivir en el espacio de un sofá. No hay
libertad de movimiento entre los campos y sólo una minoría
tiene información sobre sus seres queridos», manifestó.
Algunos organismos han denunciado la vulneración de
derechos humanos en estos centros.
Para Mahinda Samarasinghe, ministro de Derechos Humanos y Gestión de
Desastres, «no son hoteles de cinco estrellas, pero estamos
haciendo todo lo posible para mejorar las áreas que quedan
pendientes».
En la esfera internacional, el Gobierno francés anunció que intentará
organizar con Gran Bretaña una operación humanitaria para
evacuar a los civiles. El titular de Exteriores, Bernard
Kouchner, indicó que hoy hablará de esta opción con su
homólogo británico, David Miliband. El objetivo es que «los
barcos intervengan lo más cerca posible porque la gente está
en las playas y algunos se ahogan».
El Gobierno anuncia la entrega de un portavoz e intérprete del LTTE
En plena ofensiva militar y tras vencer el ultimátum de 24 horas, el
Gobierno de Sri Lanka anunció la «entrega» del portavoz y
un intérprete del LTTE. Según el Ejército, Daya Master,
encargado de las relaciones con los medios en los últimos años,
y el intérprete apodado George, que al parecer hacía
labores de traducción para el líder rebelde Thamilselvan,
muerto en un ataque en noviembre de 2007 y considerado la «cara
pública» de la guerrilla, se entregaron a las fuerzas
armadas en Puthumathalan.
El Ejército afirmó que otros dos importantes responsables del LTTE, a los
que identificó como Kalandan y Vijayan, murieron el martes
por la noche en otro «ataque decisivo». Un portavoz
militar indicó que han tomado «entre un 10 y 15%» del
territorio controlado por los tamiles.
En un mitin celebrado ante unas 3.000 personas, el presidente cingalés,
Mahinda Rajapaksa, afirmó que no concederán la amnistía
al líder del LTTE Vellupillai Prabhakaran. Sostuvo que en
consonancia con «las tradiciones del budismo –religión
mayoritaria en Sri Lanka–, el Gobierno está dispuesto a
perdonar a aquellos preparados para variar su camino hacia
otro mejor». «El perdón hubiera sido posible para
Prabhakaran si se hubiera rendido, entregado las armas y
abandonado la violencia, en lugar de causar tanto
sufrimiento al pueblo», incidió.
Se dice que Prabhakaran lleva en el cuello una cápsula de cianuro en caso
de ser detenido. Mientras que sus detractores resaltan su
carácter militar y la imposibilidad de llevar a cabo un
proceso de diálogo con él, sus partidarios recuerdan que
en 2002, en pleno proceso de paz auspiciado por Noruega y
roto por Colombo en 2008, inició el decomiso de armas y
permitió la apertura de una ruta terrestre en la península
de Jaffna. GARA
Gordon
Brown
El primer ministro británico, Gordon Brown, pidió un alto el fuego. Tras
hablar con el presidente cingalés, Mahinda Rajapakse, indicó
que una delegación parlamentaria podría viajar a Sri Lanka
para evaluar la situación.
Prabhakaran
En noviembre de 2006, el líder del LTTE, Velupillai Prabhakaran, afirmó en
un mitin que «el chauvinismo cingalés no nos deja otra
opción más que crear un estado independiente para el
pueblo tamil».
El LTTE rechaza la rendición y acusa al
Ejército cingalés de masacrar a
civiles
Gara, 22/04/09
El
Ejército de Sri Lanka aseguró haberse apoderado de más
territorio hasta ahora controlado por los tigres tamiles,
quienes le acusaron de haber matado a un millar de personas,
mientras expiraba el ultimátum del Gobierno para su rendición
y continuaba el éxodo de civiles.
Los Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE) aseguraron ayer que nunca se
rendirán y seguirán luchando contra el Ejército, que en
los últimos meses ha intensificado su ofensiva y ganado la
mayoría del terreno que controlaba la guerrilla en el norte
y este de Sri Lanka.
«El LTTE nunca se rendirá y lucharemos, y tenemos la confianza de que
ganaremos con la ayuda de población tamil», afirmó en
declaraciones telefónicas a Reuters el secretario general
del Secretariado de Paz de la guerrilla, Seevaratnam
Puleedevan, en respuesta al ultimátum de 24 horas lanzado
por el Gobierno cingalés, para quien la rendición es el
«único camino».
En declaraciones a Al–Jazeera, Lakshiman Hulugalle, portavoz de Defensa,
señaló que «cuando empiecen las operaciones, si los líderes
del LTTE todavía no se han rendido no tendrán otra opción
que afrontar la muerte». Según datos de la ONU, cerca de
100.000 civiles tamiles –30.000, según Colombo–
permanecían atrapados en la denominada «zona segura libre
de combates», un pedazo de terreno de 17 kilómetros
cuadrados en la región de Vanni. El lunes, cuando se
produjo el ultimátum, más de 49.000 personas emprendieron
la huida a pie, pero muchos temían caer en los campos de
internamiento instalados por las autoridades.
Según Defensa, las tropas gubernamentales avanzaron ayer en territorio
rebelde hasta las aldeas de Putumathalan y
Amapalavanpokkanai, cortando en dos la última zona
supuestamente desmilitarizada pero controlada por la
guerrilla, para «rescatar a los civiles».
El Ejército informó también de que continuaba el éxodo de miles de
civiles que «siguen pasando a nuestro lado», al tiempo que
volvió a acusar al LTTE de utilizar a los civiles como «escudos
humanos».
La guerrilla denunció en un comunicado que el lunes el Ejército mató a más
de un millar de civiles e hirió a 2.300 más, y añadió
que «hoy –por ayer– se está produciendo un baño de
sangre». Varias web tamiles informaron de que la zona
estaba cubierta de cadáveres que atribu– yeron a los
ataques gubernamentales. Las autoridades cingalesas, no
obstante, rechazaron las acusaciones y dijeron que no se había
desarrollado ninguna operación militar contra civiles.
La ONU, Unicef, Acnur, Cruz Roja Intenacional, World Vision y Human Rights
Watch calificaron de «catastrófica» la situación, ya que
«lo peor está por llegar», al tiempo que instaron a tomar
medidas para evitar una crisis humanitaria de «proporciones
bíblicas». La organización War Without Witness denunció
además el uso de armas químicas.
La diáspora
tamil muestra su indignación
Los tamiles que viven en Europa se muestran indignados y conmocionados por
la ofensiva de Colombo contra su pueblo, y demuestran ser
una diáspora potente y bien organizada, capaz de movilizar
con regularidad a miles de manifestantes.
Por primera vez, el lunes por la noche las protestas derivaron en
incidentes. En «Little Jaffna», barrio popular del norte
de París llamado así por sus comercios y restaurantes
tamiles, volaron las piedras y las botellas y más de 200 jóvenes
tamiles fueron a arrestados. Centenares de tamiles se
reunieron espontáneamente ante el avance del Ejército
cingalés, que parece que va a derrotar al LTTE tras 27 años
de guerra. «Todos los tamiles somos tigres», aseguró
Sathias Suresh, un informático de 22 años, para expresar
su apoyo al LTTE.
Desde principios de año, se multiplican las manifestaciones de tamiles en
el Estado francés, Gran Bretaña, Suiza o Noruega. La diáspora
tamil, que se calcula asciende a entre 1,5 y 1,8 millones de
personas, está, según algunas fuentes, «organizada y
controlada de forma draconiana» por el LTTE y, tiene una
capacidad impresionante de movilizarse con extrema
facilidad, «bajo la imposición del LTTE o por una reacción
de defensa personal».
Bombardeos
Un portavoz de la guerrilla acusó al Gobierno de bombardear a la población
civil y provocar masacres durante su ofensiva militar,
obligando a miles de personas a ocultarse entre árboles o a
cavar trincheras en la arena.
Sri Lanka da a la guerrilla del LTTE un plazo de
24 horas para rendirse
Por A. Lertxundi
Gara 21/04/09
El
Ejército de Sri Lanka dio un ultimátum a los Trigres de
Liberación de Tamil Eelam para que se rindan en un plazo de
24 horas. «A partir de ese momento habrá un plan de acción»,
advirtió un portavoz militar. Los combates se están
desarrollando en la declarada «zona libre de
enfrentamientos», donde 100.000 civiles siguen atrapados.
La web TamilNet denunció el lanzamiento de obuses con
sustancias químicas que causan el desvanecimiento de las
personas.
Keheliya Rambukwella, portavoz del Ejército de Sri Lanka, dio 24 horas a
los Tigres de Liberación de Tamil Eelam (LTTE) para que se
rindan. «Hemos hecho una advertencia a Prabhakaran –en
alusión al líder de la guerrilla– para que se rindan a
las fuerzas gubernamentales en un plazo de 24 horas a partir
de las doce de la noche. Es la mejor opción», declaró.
Cerca de 100.000 civiles permanecen atrapados en la «zona libre de
enfrentamientos». El Ejército anunció el derribo ayer de
un muro de contención de tierra que bloqueaba la mayor ruta
terrestre para entrar y salir de esta zona. Afirmó también
que tres kamikazes detonaron la carga explosiva que llevaban
entre los civiles que se agolpaban en los campos de
desplazados bajo control del Ejército y de los
paramilitares. Según la versión oficial, hubo 17 muertos.
Voces
de denuncia
Estos campos funcionan como centros de internamiento, donde los desplazados
internos tamiles, supuestamente a la espera de ser censados,
tienen muy limitados sus movimientos.
El escritor alemán y activista de derechos humanos Thomas Seibert denunció
a la ONG Medico International, con base en Frankfurt, el
trato degradante e inhumano al que son sometidos. «Muchos
son tiroteados y las violaciones se producen con regularidad»,
remarcó.
A su regreso del viaje humanitario a Sri Lanka, advirtió de que los más de
100.000 civiles que siguen atrapados en la franja costera de
Vanni, corren el serio peligro de ser objeto de bombardeos.
Por ello, exigió un inmediato alto el fuego. «Cualquier
otra cosa significa aceptar una masacre en un futuro
inmediato», subrayó.
La organización War Without Witness (Guerra Sin Testigos) calcula que más
de 3.546 civiles han muerto y más de 8.370 han resultado
heridos desde el 1 de enero. Estas cifras se basan, según
explica, en informaciones obtenidas de primera mano de
responsables de hospitales gubernamentales, de fuentes
policiales y judiciales de Vanni y Sri Lanka y de
trabajadores humanitarios.
En su página web –www.warwithoutwitness.com– muestra, además, una
amplia galería de fotos tomadas por la población local en
las que se observan, con toda su crudeza, las consecuencias
de los bombardeos, los ataques, la desnutrición infantil y
el desabastecimiento médico.
El director del Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR), Paul Castella,
denunció que el Gobierno no le está facilitando el acceso
por tierra a la zona de guerra y aseguró que los hospitales
carecen de personal y suministros médicos. «La situación
allí es muy difícil, las instalaciones improvisadas que
todavía existen no son inmunes a los efectos de las
hostilidades. El personal del Ministerio de Sanidad que
sigue trabajando está agotado, ya que lleva haciéndolo sin
descanso, día y noche, desde hace meses», remarcó.
Armas
químicas
War Without Witness ha denunciado el uso de gas mostaza contra civiles
tamiles. Un médico británico logró examinar el día 5 a
dos personas en la «zona de seguridad» de Vanni que
presentaban dolor extremo, vómitos, ampollas de color
mostaza y dificultad para respirar.
Tamiles
salen a las calles de Londres para exigir un alto el fuego
Miles de personas, en su mayoría tamiles, se volvieron a manifestar en
Londres a favor de un alto el fuego. Los manifestantes se
congregaron en la plaza frente a la sede del Parlamento,
aprovechando que ayer los diputados volvían al trabajo tras
las vacaciones de Semana Santa. Sin embargo, un nutrido cordón
policial les impidió llegar al Parlamento a través del
puente de Westminster.
Durante la protesta reclamaron un inmediato alto el fuego, enarbolaron
banderas tamiles y exigieron que se ponga «fin al asesinato
de niños y civiles tamiles inocentes».
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