Obama en Pekín

China–EEUU: una guerra "tibia"

Por Carlos Chirinos
BBC World, 16/11/09

Washington.– "En un mundo interconectado el poder no necesita ser un juego de suma cero y las naciones no necesitan temer el éxito de unas y otras", dijo el sábado el presidente Barack Obama en Japón, poco antes de empezar la parte china de la gira que lo lleva por Asia.

Sin nombrarlo, el presidente Obama se refería al desafío comercial que representa China, aunque en algunos círculos el temor radica en el crecimiento militar de China, un país que creen intenta suplantar la hegemonía estadounidense en el Pacífico.

Tiene lógica si se considera que China no está jugando en la liga política que le correspondería dada la importancia de su economía y la cada vez mayor presencia de sus empresas en el mundo, como en África o América Latina.

Además, China es el rival natural para aquellos cultores de la dinámica polarizada de los tiempos de la Guerra Fría, quienes se quedaron sin antagonista cuando la Unión Soviética desapareció del mapa. China sería el próximo contendor.

Potencia en crecimiento

Algunos dicen que se viene una confrontación bipolar chino–estadounidense al estilo de la que hubo con los soviéticos y muestran cifras para demostrar que China está preparándose para ello, con una acelerada modernización de sus fuerzas armadas.

Poderío militar – EEUU vs. China

Soldados: 1.400.000 vs. 2.300.000

Soldados en el Pacífico: 150.000 vs. 0

Submarinos nucleares: 72 vs. 5

Armas nucleares: 10.000 vs. de 100 a 400

Bases en el extranjero: 700 vs. 0

Según datos oficiales chinos, el presupuesto de defensa del 2009 será de US$70.000 millones, un 14% más que lo gastado el año anterior, aunque expertos del Pentágono consideran que la cifra podría acercarse a los US$120.000 millones, un quinta parte del presupuesto de defensa de EEUU.

Aunque nadie tiene datos precisos, se asegura que China estaría incluso construyendo un portaaviones para darle a su marina un alcance que no tiene actualmente en las aguas regionales.

Según un informe de escenarios militares para el 2030, que publicó hace poco el Departamento de Defensa de Australia, "el ritmo, alcance y estructura de la modernización militar China tiene el potencial de ser fuente de preocupación para sus vecinos".

Pero aún reconociendo que ese esfuerzo existe, otros consideran que pasarán décadas antes de que las fuerzas armadas chinas puedan representar una amenaza para las estadounidenses y que llegado ese caso, la dinámica geopolítica no necesariamente tendría que ser una de confrontación.

Hasta en el Caribe

"Tenemos que reconocer que, como potencia en crecimiento, China va a tener ambiciones militares", dijo el mes pasado Kurt M. Campbell, Sub Secretario de Estado para el Pacífico y el Este de Asia, durante una conferencia en el Consejo de Asuntos Exteriores, un centro de estudios de Washington.

En una concepción clásica del juego geopolítico, muchos esperan –y otros temen– que en pocas décadas China haga con EEUU lo que este hizo con Gran Bretaña y Europa a principios del siglo XX: desplazarlos.

"El ascenso de China puede ser comparado fácilmente con el que tuvo EEUU tras la consolidación del poder terrestre posterior a la guerra civil y la conquista del oeste", asegura Robert Kaplan, experto en China del Centro para la Nueva Seguridad Estadounidense.

"Así como la Armada estadounidense controló el Mar Caribe un siglo atrás, la marina china podría, si no controlar, al menos convertirse en un poder tan dominante desde el Estrecho de Malaca (conexión entre el Pacífico y el Océano Indico) al Canal de Panamá", aseguró Kaplan.

A muchos les preocupa las alianzas que establece China con países como Rusia o Irán, y su entrada en zonas de influencia consideradas exclusivas de los estadounidenses, como con sus recientes convenios con Panamá y Venezuela, o sus tratos militares con Cuba.

Guerra asimétrica

La doctrina militar china favorecería el concepto de "guerra asimétrica". A principios de año, el Secretario de Defensa, Robert Gates, enumeró las entre "las áreas de mayor preocupación" sobre la modernización militar china sus "capacidades en guerra cibernética y antisatelital"

El campo de batalla de una potencial confrontación asimétrica sería la tecnología, según Adam Segal, quien dirigió un informe sobre la modernización militar china para el Consejo de Asuntos Exteriores, un centro de estudios de Washington.

"Por esa desigualdad en las fuerzas los chinos se enfocan en las debilidades de la estrategia estadounidense. Ellos han identificado esas debilidades en la dependencia estadounidense en la información y las redes de vigilancia cibernética, como internet, y los satélites", afirmó Segal a BBC Mundo.

"Regionalmente vamos a ver mucha competencia militar en el oeste del Pacífico. De hecho ya la estamos viendo. Pero no va a ser un fenómeno global como fue la confrontación con los soviéticos", explicó Segal

Peligrosos malos entendidos

Pese a la publicitada interdependencia financiera y comercial entre Pekín y Washington, ambas capitales tienen delicados puntos de roce, sobre todo en Taiwan, una isla que China considera como un provincia renegada y con la que EEUU tiene estrechos vínculos.

"Un malentendido es posiblemente la manera que se podría desatar un conflicto directo. Allí en el estrecho de Taiwan, China es una amenaza capaz de confrontar a los EEUU", aseguró Segal.

Malos entendidos, accidentes y mensajes equívocos ha habido, el más reciente en octubre del 2008, cuando el gobierno del presidente George W. Bush anunció la venta de armas a Taiwan por US$6.500 millones. Pekín suspendió toda colaboración militar con Washington.

Con la llegada al poder del Barack Obama ambos países reanudaron ese vínculo y como el trato no está cerrado, no se descarta que pueda ser una ficha de negociación para garantizar la convivencia en el Pacífico, al menos en lo inmediato.


Resultados de la visita

Más palabras que hechos

Por Carlos Chirinos
BBC World, 19/11/09

Washington.– Si lo juzgáramos por las palabras, la visita del presidente Barack Obama a China dejó mucho.

No sólo por lo dicho en los amables intercambios públicos y los otros quizá menos cordiales a puertas cerradas, sino sobre todo por lo que quedó escrito.

El comunicado oficial presentado al final de los tres días de encuentros entre el mandatario estadounidense y su anfitrión Hu Jintao tiene 4.200 palabras, unas 11 páginas, algo que no es muy común en el parco manual de estilo de la redacción diplomática.

En contraste, el resumen que presentó la Casa Blanca la mañana del jueves sintetizando la visita fue de tan sólo tres líneas, destacando como las discusiones ambos presidentes han "fortalecido la posibilidades para una futura cooperación".

Ese tono vago se compadece más con lo que muchos interpretan como la dificultad que tuvo el presidente Obama para lograr el apoyo expreso de Pekín en temas como el manejo de los programas nucleares de Corea del Norte e Irán, la ansiada reevaluación de su moneda o la coordinar políticas medioambientales.

Agenda gigantesca

En el largo comunicado conjunto ambos gobiernos se comprometen a trabajar en comercio y la recuperación económica mundial; a desarrollar la “confianza estratégica para manejar los desafíos regionales y de seguridad, como Corea del Norte o el terrorismo.

También se hacen referencias generales a la cooperación militar, a combatir el cambio climático, a profundizar el intercambio en temas de aviación e investigación espacial. Y hasta se incluyen temas como la agricultura o la profundización del intercambio cultural.

Al menos en matera ambiental parece haber habido un acuerdo concreto con la oferta estadounidense de presentar un programa de recorte de emisión de gases durante la venidera Cumbre de Copenhague, si China también lleva una propuesta en ese sentido.

"Es el comunicado más largo y más detallado que alguna vez hallan firmado dos presidentes", le aseguró a BBC Mundo Bonni Glaser, experta en China del Centro de Estudios Estratégicos e Internacionales, un centro de estudios de Washington.

"Eso refleja la gigantesca agenda que tienen enfrente China y EEUU. Vamos a cooperar en el futuro en varias áreas, algunas de cuales serán muy novedosas, como los acuerdos para el uso pacífico del espacio, algo que se había intentado en el pasado sin éxito", afirmó Glaser.

Mejor entendimiento

Justamente, lo amplio del temario lleva a Glaser a reconocer que ahora se abre un tiempo de evaluación de qué es lo que realmente se va lograr entre ambas capitales, que en el pasado han tenido serias diferencias de enfoque y acción.

Pedro Nueno, director de la Escuela Internacional de Negocios Chino–Europea de Shangai, es de quienes creen que la visita por sí sola creó un clima que "contribuirá al mejor entendimiento" entre ambos países,

Ante la falta de acuerdos concretos, Nueno considera que es una "falla relativa" ya que hay temas que "están en la agenda de las naciones occidentales pero que considera que no preocupan demasiado a los políticos chinos".

Uno de ellos es la tensión con Taiwán, una isla a la que Pekín considera una provincia irredenta, y que sin embargo busca establecer buenas relaciones con la China continental, con la que realizar la mayor parte de su comercio.

"Este problema de China como potencia en Asia es malentendido. Yo no creo haya quien piense que los chinos van a ir a invadirlos un día de estos", concluye Nueno, quien descarta que la nueva dinámica regional pueda analizarse con el prisma bipolar típico de la guerra fría.

Sin embargo, Bonni Glaser considera que "la estabilidad del estrecho de Taiwán seguirá siendo importante para Washington y por eso veremos que seguirá vendiendo armas para que Taipei esté en capacidad de defenderse".