Washington.– "En un mundo interconectado el poder no necesita ser un
juego de suma cero y las naciones no necesitan temer el éxito
de unas y otras", dijo el sábado el presidente Barack
Obama en Japón, poco antes de empezar la parte china de la
gira que lo lleva por Asia.
Sin nombrarlo, el presidente Obama se refería al desafío comercial que
representa China, aunque en algunos círculos el temor
radica en el crecimiento militar de China, un país que
creen intenta suplantar la hegemonía estadounidense en el
Pacífico.
Tiene lógica si se considera que China no está jugando en la liga política
que le correspondería dada la importancia de su economía y
la cada vez mayor presencia de sus empresas en el mundo,
como en África o América Latina.
Además, China es el rival natural para aquellos cultores de la dinámica
polarizada de los tiempos de la Guerra Fría, quienes se
quedaron sin antagonista cuando la Unión Soviética
desapareció del mapa. China sería el próximo contendor.
Potencia
en crecimiento
Algunos dicen que se viene una confrontación bipolar chino–estadounidense
al estilo de la que hubo con los soviéticos y muestran
cifras para demostrar que China está preparándose para
ello, con una acelerada modernización de sus fuerzas
armadas.
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Poderío
militar – EEUU vs. China
Soldados: 1.400.000 vs. 2.300.000
Soldados en el Pacífico: 150.000 vs. 0
Submarinos
nucleares: 72 vs. 5
Armas nucleares: 10.000 vs. de 100 a 400
Bases en el extranjero: 700 vs. 0
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Según datos oficiales chinos, el presupuesto de defensa del 2009 será de
US$70.000 millones, un 14% más que lo gastado el año
anterior, aunque expertos del Pentágono consideran que la
cifra podría acercarse a los US$120.000 millones, un quinta
parte del presupuesto de defensa de EEUU.
Aunque nadie tiene datos precisos, se asegura que China estaría incluso
construyendo un portaaviones para darle a su marina un
alcance que no tiene actualmente en las aguas regionales.
Según un informe de escenarios militares para el 2030, que publicó hace
poco el Departamento de Defensa de Australia, "el
ritmo, alcance y estructura de la modernización militar
China tiene el potencial de ser fuente de preocupación para
sus vecinos".
Pero aún reconociendo que ese esfuerzo existe, otros consideran que pasarán
décadas antes de que las fuerzas armadas chinas puedan
representar una amenaza para las estadounidenses y que
llegado ese caso, la dinámica geopolítica no
necesariamente tendría que ser una de confrontación.
Hasta
en el Caribe
"Tenemos que reconocer que, como potencia en crecimiento, China va a
tener ambiciones militares", dijo el mes pasado Kurt M.
Campbell, Sub Secretario de Estado para el Pacífico y el
Este de Asia, durante una conferencia en el Consejo de
Asuntos Exteriores, un centro de estudios de Washington.
En una concepción clásica del juego geopolítico, muchos esperan –y
otros temen– que en pocas décadas China haga con EEUU lo
que este hizo con Gran Bretaña y Europa a principios del
siglo XX: desplazarlos.
"El ascenso de China puede ser comparado fácilmente con el que tuvo
EEUU tras la consolidación del poder terrestre posterior a
la guerra civil y la conquista del oeste", asegura
Robert Kaplan, experto en China del Centro para la Nueva
Seguridad Estadounidense.
"Así como la Armada estadounidense controló el Mar Caribe un siglo
atrás, la marina china podría, si no controlar, al menos
convertirse en un poder tan dominante desde el Estrecho de
Malaca (conexión entre el Pacífico y el Océano Indico) al
Canal de Panamá", aseguró Kaplan.
A muchos les preocupa las alianzas que establece China con países como
Rusia o Irán, y su entrada en zonas de influencia
consideradas exclusivas de los estadounidenses, como con sus
recientes convenios con Panamá y Venezuela, o sus tratos
militares con Cuba.
Guerra
asimétrica
La doctrina militar china favorecería el concepto de "guerra asimétrica".
A principios de año, el Secretario de Defensa, Robert
Gates, enumeró las entre "las áreas de mayor
preocupación" sobre la modernización militar china
sus "capacidades en guerra cibernética y
antisatelital"
El campo de batalla de una potencial confrontación asimétrica sería la
tecnología, según Adam Segal, quien dirigió un informe
sobre la modernización militar china para el Consejo de
Asuntos Exteriores, un centro de estudios de Washington.
"Por esa desigualdad en las fuerzas los chinos se enfocan en las
debilidades de la estrategia estadounidense. Ellos han
identificado esas debilidades en la dependencia
estadounidense en la información y las redes de vigilancia
cibernética, como internet, y los satélites", afirmó
Segal a BBC Mundo.
"Regionalmente vamos a ver mucha competencia militar en el oeste del
Pacífico. De hecho ya la estamos viendo. Pero no va a ser
un fenómeno global como fue la confrontación con los soviéticos",
explicó Segal
Peligrosos
malos entendidos
Pese a la publicitada interdependencia financiera y comercial entre Pekín y
Washington, ambas capitales tienen delicados puntos de roce,
sobre todo en Taiwan, una isla que China considera como un
provincia renegada y con la que EEUU tiene estrechos vínculos.
"Un malentendido es posiblemente la manera que se podría desatar un
conflicto directo. Allí en el estrecho de Taiwan, China es
una amenaza capaz de confrontar a los EEUU", aseguró
Segal.
Malos entendidos, accidentes y mensajes equívocos ha habido, el más
reciente en octubre del 2008, cuando el gobierno del
presidente George W. Bush anunció la venta de armas a
Taiwan por US$6.500 millones. Pekín suspendió toda
colaboración militar con Washington.
Con la llegada al poder del Barack Obama ambos países reanudaron ese vínculo
y como el trato no está cerrado, no se descarta que pueda
ser una ficha de negociación para garantizar la convivencia
en el Pacífico, al menos en lo inmediato.
Washington.– Si lo juzgáramos por las palabras, la visita del presidente
Barack Obama a China dejó mucho.
No sólo por lo dicho en los amables intercambios públicos y los otros quizá
menos cordiales a puertas cerradas, sino sobre todo por lo
que quedó escrito.
El comunicado oficial presentado al final de los tres días de encuentros
entre el mandatario estadounidense y su anfitrión Hu Jintao
tiene 4.200 palabras, unas 11 páginas, algo que no es muy
común en el parco manual de estilo de la redacción diplomática.
En contraste, el resumen que presentó la Casa Blanca la mañana del jueves
sintetizando la visita fue de tan sólo tres líneas,
destacando como las discusiones ambos presidentes han
"fortalecido la posibilidades para una futura cooperación".
Ese tono vago se compadece más con lo que muchos interpretan como la
dificultad que tuvo el presidente Obama para lograr el apoyo
expreso de Pekín en temas como el manejo de los programas
nucleares de Corea del Norte e Irán, la ansiada reevaluación
de su moneda o la coordinar políticas medioambientales.
Agenda
gigantesca
En el largo comunicado conjunto ambos gobiernos se comprometen a trabajar en
comercio y la recuperación económica mundial; a
desarrollar la “confianza estratégica para manejar los
desafíos regionales y de seguridad, como Corea del Norte o
el terrorismo.
También se hacen referencias generales a la cooperación militar, a
combatir el cambio climático, a profundizar el intercambio
en temas de aviación e investigación espacial. Y hasta se
incluyen temas como la agricultura o la profundización del
intercambio cultural.
Al menos en matera ambiental parece haber habido un acuerdo concreto con la
oferta estadounidense de presentar un programa de recorte de
emisión de gases durante la venidera Cumbre de Copenhague,
si China también lleva una propuesta en ese sentido.
"Es el comunicado más largo y más detallado que alguna vez hallan
firmado dos presidentes", le aseguró a BBC Mundo Bonni
Glaser, experta en China del Centro de Estudios Estratégicos
e Internacionales, un centro de estudios de Washington.
"Eso refleja la gigantesca agenda que tienen enfrente China y EEUU.
Vamos a cooperar en el futuro en varias áreas, algunas de
cuales serán muy novedosas, como los acuerdos para el uso
pacífico del espacio, algo que se había intentado en el
pasado sin éxito", afirmó Glaser.
Mejor
entendimiento
Justamente, lo amplio del temario lleva a Glaser a reconocer que ahora se
abre un tiempo de evaluación de qué es lo que realmente se
va lograr entre ambas capitales, que en el pasado han tenido
serias diferencias de enfoque y acción.
Pedro Nueno, director de la Escuela Internacional de Negocios
Chino–Europea de Shangai, es de quienes creen que la
visita por sí sola creó un clima que "contribuirá al
mejor entendimiento" entre ambos países,
Ante la falta de acuerdos concretos, Nueno considera que es una "falla
relativa" ya que hay temas que "están en la
agenda de las naciones occidentales pero que considera que
no preocupan demasiado a los políticos chinos".
Uno de ellos es la tensión con Taiwán, una isla a la que Pekín considera
una provincia irredenta, y que sin embargo busca establecer
buenas relaciones con la China continental, con la que
realizar la mayor parte de su comercio.
"Este problema de China como potencia en Asia es malentendido. Yo no
creo haya quien piense que los chinos van a ir a invadirlos
un día de estos", concluye Nueno, quien descarta que
la nueva dinámica regional pueda analizarse con el prisma
bipolar típico de la guerra fría.
Sin embargo, Bonni Glaser considera que "la estabilidad del estrecho de
Taiwán seguirá siendo importante para Washington y por eso
veremos que seguirá vendiendo armas para que Taipei esté
en capacidad de defenderse".