Tailandia

El gobierno anuncia un asedio sin cuartel a la oposición

Rebelión en el sureste asiático

Por Adrián Foncillas
Corresponsal
El Periódico, 16/05/10

Bangkok.– Manifestantes antigubernamentales y soldados continuaron ayer los enfrentamientos en las calles sin que se intuya ninguna voluntad de acabarlos. La jornada se cobró ocho muertos, que son ya 24 desde que el jueves el Ejército aumentó el asedio a los camisas rojas. Las protestas, que empezaron dos meses atrás, se han cobrado 54 muertes y más de 1.400 heridos.

La posibilidad de un arreglo pacífico se esfumó cuando el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, retiró esta semana su oferta de convocar elecciones en noviembre después de que ambas partes discutieran la fecha durante las semanas previas de lucha. Abhisit justificó la decisión por la pretensión de los camisas rojas de que se persiga judicialmente a los responsables de los 29 muertos del 10 de abril en el Gobierno. El primer ministro promete que no habrá «marcha atrás» pese a los 54 fallecidos.

Cortar los accesos

Desde entonces, los acontecimientos se han precipitado. Unos 30.000 soldados y decenas de carros blindados han sido enviados para cortar los accesos a la zona ocupada por los camisas rojas para evitar el creciente aluvión. Los disparos y explosiones se suceden y en el cielo se ven numerosas columnas de humo.

Abhisit aseguró ayer que la ofensiva no tiene marcha atrás. «No podemos retroceder y permitir que los que violan la ley y arman a los militantes tengan en jaque al Gobierno». Su reciente firmeza pone fin a una gestión que muchos habían calificado de tibia. «Existe un plan para desalojar la zona roja si la protesta no finaliza», aseguró un portavoz militar, que aclaró que no hay aún fecha límite «porque es necesario un plan eficaz que evite más muertes».

Tampoco es probable que el bando contrario retroceda. A los camisas rojas ––entre 6.000 y 10.000, según las fuentes–– les une la convicción de una lucha histórica contra las élites de la capital que tradicionalmente han manejado el país de espaldas a los desheredados.

Son campesinos llegados desde las provincias paupérrimas del norte, decididos a pelear no solo por sus intereses sino por los de sus hijos y nietos, y estos días repiten que están dispuestos a llegar hasta el final. Muchos se protegen de las balas con ridículos cascos de moto y van armados con piedras y cañas de bambú.

Defienden al exprimer ministro Thaksin Shinawatra, depuesto por una asonada en el 2006. Los dos gobiernos siguientes, afines a Thaksin, fueron descabezados por la justicia, estamento al que los camisas rojas acusan de servir a la élite.

Ataque con granadas

Los incidentes más graves ocurrieron ayer en el acceso norte de la zona ocupada, cuando el Ejército respondió al lanzamiento de dos granadas de los manifestantes. Testigos aseguran que las tres víctimas fueron alcanzadas en la cabeza, lo que demuestra el uso de francotiradores.

El jueves pasado fue tiroteado cuando hablaba con la prensa extranjera Khattiya Sawasdiphol, asesor militar de los camisas rojas y presunto organizador del cuerpo paramilitar formado por hombres vestidos de negro que protagonizan los enfrentamientos más ásperos.

Los manifestantes se han hecho fuertes en un área de apenas tres kilómetros cuadrados en Rathchaprosong, el epicentro comercial de la capital tailandesa y abundante en hoteles de lujo y embajadas. La mayoría son niños, mujeres y ancianos, que escuchan música y los discursos de los líderes, protegidos por barricadas levantadas con neumáticos y bambú.

La protesta tuvo un carácter semilúdico hasta que el sangriento 10 de abril la condujera a un callejón de complicada salida.


Gobierno da hasta el lunes de plazo para que los ‘camisas rojas’ salgan de su base en Bangkok

"La medida podría tener un impacto adverso",
declara un general

Por Miguel F. Rovira
Corresponsal en Bangkok
Agencia EFE, 16/05/10

El Gobierno tailandés ha avisado hoy al frente de los camisas rojas que tiene de plazo hasta el lunes para disolver a sus manifestantes, a pesar de haber renunciado al plan de imponer el toque de queda en la zona central de Bangkok tras la violencia que ha causado al menos 29 muertos y unos 221 heridos en cuatro días.

A pocas horas de que entrase en vigor la medida anunciada poco antes por el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, y el Ejército, un jefe militar ha comunicado que el centro de mando de operaciones para la seguridad había considerado innecesario imponer el toque de queda.

"No es necesario por ahora emplear esta medida, porque tememos que puede tener un impacto adverso", ha dicho el secretario del jefe del Estado Mayor del Ejército, general Aksara Kerdhpol.

La indecisión en el seno Gobierno ha surgido un día después de que la televisión estatal difundiera imágenes de todos los altos mandos reunidos para dar una deliberada señal de unidad en una institución proclive a las divisiones.

Condiciones de los ‘camisas rojas’

La reacción pública de los cabecillas de los camisas rojas, que el día antes pidieron un alto el fuego, ha sido reiterar sus disposición a retomar la negociación con el Gobierno bajo la condición de que retirara las tropas que cercan la zona de unos tres kilómetros en la que se atrincheran desde hace cinco semanas.

"No ponemos ninguna otra condición. No más perdidas de vidas humanas", ha anunciado a los manifestantes Natthawut Sakua, uno de los 24 líderes del frente.

También el dirigente de los camisas rojas ha sugerido que en el caso de que el Gobierno acceda a retomar el diálogo, en éste tendrá que participar Naciones Unidas en calidad de mediador.

Pero en respuesta la oferta de los opositores, el Gobierno ha insistido en que las tropas continuarán en las calles de la capital para restablecer el orden e intensificar el cerco al campamento de los camisas rojas. "Si de verdad quieren hablar, no deben imponer condiciones" ha dicho Korbsak Sabhavasu, secretario general de la jefatura de Gobierno.

Atrincherados cinco semanas

El portavoz del Ejército, coronel Samsen Kaewkamnerd, había dicho a la prensa que los manifestantes que abandonaran la base roja antes de que se cumpliera el plazo no serían acusados de infringir la ley pero no había dado detalles sobre las acciones que emprenderían las autoridades contra los manifestantes que decidieran permanecer en la base roja una vez transcurrido el plazo.

El Ejército emprendió el jueves una amplia operación para cercar a los miles de camisas rojas que se atrincheran desde hace cinco semanas en el centro comercial de la capital.

En su segunda intervención televisada desde la de anoche, el primer ministro, Abhisit Vejjajiva, ha insistido en que los camisas rojas tienen que poner fin de inmediato a las protestas. "La mejor forma de prevenir pérdidas de vidas humanas es terminar con la protesta que supone una situación que lleva a la violencia, en particular cuando los manifestantes están provistos de armas de guerra", ha señalado.

Aplazado el inicio del curso escolar

Vejjajiva también ha anunciado que ha dado instrucciones al Ministerio de Educación para que aplace el inicio del nuevo curso escolar, que estaba fijado para mañana lunes, por motivos de seguridad y hasta el 24 de mayo.

Los francotiradores del Ejército tailandés han abatido hoy a dos manifestantes cuando varios cientos se concentraban en la inmediaciones de la zona central de Bangkok ocupada por los camisas rojas.

El centro de emergencias ha indicado que uno de los muertos ha recibido un balazo en la cabeza y que ha fallecido cuando era trasladado al hospital. La otra persona alcanzada por un disparo de los es una mujer de unos 30 años que, según algunos testigos, observaba a los manifestantes desde un lado de la calle.

Barricadas y empalizadas

Según el Gobierno, tras las barricadas y empalizadas levantadas por los manifestantes para protegerse de una eventual carga de las fuerzas de seguridad hay unas 6.000 personas, una cifra que los cabecillas del frente elevan por encima de 10.000.

Mientras que las calles próximas a la zona de conflicto continúan casi desiertas y bloqueadas por soldados, en el resto de Bangkok, ciudad con una extensión de 1.568 kilómetros cuadrados, la gente sigue con sus quehaceres cotidianos.

Desde que el 12 de marzo comenzaron las protestas, al menos 53 personas han muerto y unas 1.600 han resultado heridas en explosiones de granadas, otros artefactos y enfrentamientos entre las tropas y los manifestantes que persiguen la caída del Ejecutivo.