Rebelión
bajo el Cielo
Por
Xulio Ríos
IGADI / Observatorio de la Política China, 11/06/10
Los recientes conflictos
laborales surgidos en las fábricas de Honda y Foxconn implantadas en China,
originando incluso una severa ola de suicidios como trágica expresión de
protesta (13 personas muertas), así como en varias ciudades costeras, han
revelado el lado más sombrío (asombrosamente indignante) del “éxito”
chino y evidenciado el atolladero de la política de Hu Jintao, quien asumiera
en 2002 la secretaría del PCCh con el firme propósito de orientar la reforma
hacia lo social.
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Asamblea
en la huelga de la Honda |
Igualmente, los ataques
perpetrados por personas desesperadas en guarderías y escuelas primarias (15
niños asesinados) de varias provincias tienen su causa, como ha reconocido el
propio primer ministro Wen Jiabao, en el agravamiento de las contradicciones
sociales.
Unos y otros sucesos han
tenido una notable, aunque desigual, repercusión mediática en China,
circunstancia poco habitual, sugiriendo quizás el interés de algunos
sectores del Partido por avanzar más rápido en la reforma social, frente a
quienes priorizan otros elementos asociados al nuevo modelo de desarrollo.
Pese a los ocho años que Hu Jintao lleva en el cargo y aun siendo cierto que
se han introducido algunas mejoras, especialmente en el campo, la situación
dista mucho de ser idílica. Su liderazgo en este orden es muy débil.
El problema de fondo es la
distribución desigual de la riqueza. El 10 de mayo, la agencia oficial Xinhua,
citando a la Academia de Ciencias Sociales, alertaba sobre el peligro de
explosión social: más del 10 por ciento de los chinos más ricos percibían
23 veces más que el 10 por ciento más pobre en 2007, unas 7,3 veces más que
en 1988. Cong Yaping y Li Changjiu, analistas económicos en Centro de
Estudios Internacionales de Xinhua, advertían que el índice Gini de China
– un indicador de la desigualdad en la renta en el que cero es equidad
perfecta y 1 es desigualdad absoluta– ha excedido el 0,5, lo que equivale a
una amenaza a la estabilidad social. El umbral de alarma, según lo reconocido
comúnmente por la comunidad internacional para el coeficiente de Gini es 0,4.
Un informe del Banco Mundial indicaba que el índice de China había aumentado
hasta 0,47 en 2009. Fuentes oficiales aseguran que este año ha llegado al
0,48. Unos y otros cálculos alertan del riesgo de explosión social.
A consecuencia de los
suicidios y las huelgas se han pactado algunos aumentos salariales en algunas
empresas, secundados por algunos gobiernos locales que han elevado el salario
mínimo. Pero aun siendo claramente importante, no se trata solo de retribución.
Los ritmos de trabajo en muchas de las empresas costeras son insufribles (bien
lo deben saber las multinacionales como Apple, Sony, Dell, Nokia, o HP, por
mucho que miren hacia otro lado), con un régimen disciplinario y laboral
paracarcelario, un ambiente que anula a las personas tratándolas como si
fueran máquinas, etc., producto de una cultura empresarial que todo lo reduce
a la obtención del máximo beneficio. En estos centros, allá donde hay
sindicatos, estos toman partido por la patronal, dejando en la más absoluta
intemperie a una colectividad laboral que ha optado por autoorganizarse espontáneamente
echando mano de los sms o medios alternativos y reclamando elecciones abiertas
y democráticas de los delegados sindicales. El hecho de que en algunos
lugares los gobiernos locales hayan dejado transcurrir las huelgas,
terminantemente prohibidas y habitualmente reprimidas en este modelo de
socialismo sin sindicalismo, indica su mala conciencia y el prudente temor a
que el recurso a la represión agrave el problema.
El crecimiento chino ha
descansado en las últimas décadas en los bajos costes de la mano de obra más
vulnerable: 150 millones de inmigrantes rurales que están viviendo un cambio
generacional y que muestran su hartazgo ante la falta de avances en su estatus
social. La flexibilidad de la fuerza laboral ha sido uno de los atractivos más
valorados por los inversos extranjeros. La economía china se ha multiplicado
por varios dígitos, al igual que los beneficios de todo tipo de empresas,
pero el colectivo laboral ha perdido terreno. La parte del PIB consagrado a
salarios conoció un pico en 1983 (56,3%), pero no ha hecho más que declinar
desde entonces, llegando al 36,7% en 2005, permaneciendo estancada hasta hoy.
Son muchas las empresas que violan a diario la normativa vigente (la ley de
contratación laboral aprobada en 2007) sin que nada ocurra por ello. Se
sienten protegidas.
La colectividad obrera no se
encuentra entre los grandes beneficiarios del “milagro” chino. La
desprotección a que se ven sometidos los trabajadores clama al cielo. La
problemática laboral ha venido acumulando en los últimos lustros una agenda
explosiva. La mayoría de los trabajadores chinos sobrevive con bajos salarios
y careciendo de los derechos más elementales. La armonía que predica Hu
Jintao no puede estar basada en la injusticia. Y hoy es lo que impera bajo el
cielo chino.
(*)
Xulio Ríos es director del Observatorio de la Política China y autor de
“Mercado y control político en China” (La Catarata, 2007).
Más huelgas
en China en reclamo de mejores salarios
BBC
World, 18/06/10
Los proveedores que la
empresa Toyota tiene en China están lidiando con su segunda huelga en una
semana, la última de una ola de protestas laborales que desde hace varios
meses ha estado afectando al país asiático.
Según un portavoz de la
compañía Toyoda Gosei, que fabrica partes de plástico para la automotriz
japonesa, los trabajadores de una de sus plantas en Tianjin interrumpieron
labores en demanda de mejores salarios.
A inicios de la semana, una
protesta similar en otra de sus plantas obligó a Toyoda a prometer una revisión
salarial para 800 de sus empleados.
El conflicto forma parte de
una serie de huelgas desatada tras los suicidios en una sucursal de Foxconn,
que fabrica partes para teléfonos celulares.
Trabajadores vinculados a la
automotriz japonesa Honda, por ejemplo, tendrán que decidir este viernes si
reanudar o no la huelga que suspendieron temporalmente el pasado martes.
Y este viernes también
concluyó una breve huelga en una cervecería co–propiedad de la empresa
danesa Carlsberg.
Momento de
cambio
Como explica el analista para
asuntos económicos de BBC Mundo, Marcelo Justo, esta ola de protestas
laborales sugiere que, en China, las cosas están cambiando.
"Hasta ahora, más que
un paraíso de los trabajadores, China era un paraíso de las multinacionales:
salarios ínfimos, cero sindicatos, cero huelgas. Y las buenas condiciones
atrajeron la inversión extranjera como la miel a las abejas", señaló
Justo.
Pero el recambio
generacional, que ha visto como los trabajadores más viejos –por lo general
de origen campesino y con una limitada educación– son remplazados por sus
hijos –que tienen mayores expectativas y un mayor conocimiento de sus
derechos laborales– poco a poco está forzando un cambio.
Las nuevas tecnologías también
han permitido a los trabajadores organizarse mejor, empleando foros de
internet o mensajes vía celular para aprender de otras experiencias,
compartir información o coordinarse.
Y, ante el creciente
descontento de la clase trabajadora, el gobierno también ha tenido que
reaccionar.
El primer ministro, Wen
Jiabao, se quejó en el Diario del Pueblo sobre la manera en que las
multinacionales tratan a los obreros migrantes, a los que llamó "pequeñas
manos del milagro económico chino".
Buscando
costos bajos
Hasta el momento, sin
embargo, se trata sólo de palabras, pues el gobierno también está
interesado en garantizar que el país siga siendo competitivo.
Y si bien algunas empresas
han decidido subir salarios, otras simplemente optan por cambiarse de región,
dentro de la misma China, para seguir disfrutando la mano de obra barata a la
que se han acostumbrado.
Tampoco faltan aquellas que
están trasladando sus líneas de producción a otros países, como Vietnam y
Bangladesh, donde los costos de producción son todavía más bajos.
La presión por reducir
costos es especialmente feroz entre la industria automotriz, que es la que más
afectada se ha visto por la ola de huelgas.
Toyota, por ejemplo, está
intentando reducir el precio de sus automóviles en un 30% antes del 2013,
para poder así competir mejor contra algunos de sus rivales, especialmente
los coreanos.
Aunque no hay que perder de
vista que el gasto en salarios nada más constituye un 5% de los gastos de
fabricación.
Multinacionales
en China: ¿fin de la fiesta?
Por
Marcelo Justo
BBC World, 07/06/10
Más que paraíso de los
trabajadores, China ha sido durante las últimas décadas paraíso de las
multinacionales: salarios ínfimos, cero sindicatos, cero huelgas.
Nada mejor para las ganancias
empresariales que esa combinación de factores bajo la severa mirada del
Partido Comunista Chino (PCCH).
Las cosas están cambiando.
El caso de los suicidios en la Taiwanesa Foxcoon y el fuerte aumento salarial
concedido por esa compañía y la japonesa Honda Motor son señales de que
empiezan a soplar nuevos vientos en ese extraño matrimonio entre
multinacionales y un gobierno nominalmente marxista.
Foxconn, la empresa de
productos electrónicos que más trabajadores contrata en el mundo, se vio
sacudida en lo que va del año por el suicidio de 10 trabajadores y anunció
que daría un aumento del 33% de los salarios en medio de serios
cuestionamientos a las condiciones laborales de la empresa.
Honda Motor resolvió una
huelga iniciada a mediados de mayo con un aumento del 24%.
Según el China Labour
Bulletin (CLB), una publicación sindical china editada en Hong Kong, estos
conflictos muestra cambios en la relación de fuerza entre trabajadores y
multinacionales.
"Desde principios de década
hemos tenido conflictos diarios, pero antes eran mucho más por violaciones de
las condiciones básicas, como atraso en los pagos. En los últimos tiempos el
motivo principal ha sido una lucha activa por una mejora de las condiciones
laborales y salariales", señaló a BBC Mundo el portavoz en inglés de
LAB, Jeffrey Crothall.
¿Qué
dice el Partido?
En la prensa china las
huelgas han tenido un inusual grado de cobertura y apoyo. "En las tres décadas
desde que se abrió la economía, los trabajadores han sido los menos
beneficiados por la prosperidad económica. Los paros en Honda iluminan la
necesidad de una organización laboral de los trabajadores", señala el
Global Times de China.
Las "tres décadas"
se refieren al viraje que dio China luego de la muerte de Mao Tse Tung en 1976
cuando, bajo el liderazgo de Deng Xiao Ping, el credo estrictamente comunista
fue reemplazado por el de "hacerse millonario es bueno" en una
economía abierta al mercado y la inversión extranjera.
En más de un sentido estos
objetivos se cumplieron.
Según el informe sobre
riqueza en China 2010 del Hurun Research Institute hoy unas 875.000 personas
tienen fortunas de más de un millón de dólares.
En 1985 la inversión
extranjera directa en China arañaba los mil millones de dólares: 20 años más
tarde se ubicaba en torno a los US$60.000 millones.
El problema es que los
millones no han llegado a los trabajadores, presunta base política del PC
Chino y pilar retórico del discurso comunista.
La clase
obrera va al paraíso
Como parte del giro
pro–capitalista de Deng Xiao Ping, se suprimió en 1982 el derecho
constitucional a la huelga, algo que incrementó la reputación de China como
"paraíso de las multinacionales" y dejó a la intemperie a una
población china ya debilitada por la sobreoferta de fuerza laboral en el
mercado.
Los casos de sobreexplotación
por este giro tienen en su extremo las condiciones ultra precarias en las
minas (más de 3.000 muertos en 2008) y el trabajo esclavo, que ha incluido
casos de explotación infantil.
Esta situación ha generado
fuertes debates en el interior del partido y el gobierno, siempre preocupado
por el peligro de disturbios sociales en una población de 1.300 millones de
personas.
Una señal de estos debates
es el apoyo de algunos medios a las huelgas y la aparición de figuras
populistas, como Bo Xilai, jefe del Partido Comunista de Chongqing, en el
centro del país.
Otro signo es el anuncio a
principios de junio de un aumento salarial para los funcionarios públicos de
Pekín de un 20%, en línea con lo que viene sucediendo en provincias y
municipios del país.
En cambio en una reciente
huelga en una empresa algodonera en Henan la policía detuvo a unas 20
trabajadoras acusándolas de "perturbar la producción".
"No hay una reacción
monolítica de las autoridades. En algunas ciudades y municipios ha habido una
actitud contemporizadora. En otras se ha elegido la confrontación", señala
Crothall.
Tendencias
profundas
En 2007, a raíz de denuncias
de trabajo esclavo, el Congreso Nacional del Partido Comunista aprobó una ley
de contratos laborales que modificó el desierto legislativo en la materia.
Tanto la Cámara de Comercio
de los Estados Unidos en Shanghai como la de la Unión Europea se quejaron de
que la nueva legislación "restringiría la flexibilidad" (argumento
europeo) y "tendría un impacto negativo en las inversiones"
(argumento estadounidense)
Los conflictos en Honda y
Foxcoon han servido de sustento a estas advertencias sobre peligros para el
modelo económico chino.
Sin embargo, según algunos
análisis, estos cambios en el modelo responden a tendencias socioeconómicas
profundas tanto para las multinacionales como para los trabajadores:
• El modelo chino de
tejidos productivos significa que cada industria tiene redes de proveedores
locales esenciales en el costo final del producto.
• El gobierno chino impulsa
un modelo de crecimiento con mayor incidencia del consumo doméstico.
• A nivel demográfico, la
política de una familia un hijo y el desarrollo de distintas zonas del país
ha achicado la fuerza laboral inmigrante (unos 135 millones de personas) que
abarataba la mano de obra.
Esto no quiere decir que no
vaya a haber tensiones en el camino. Delta electronics decidió hace dos años
crear una nueva compañía en Wuhu, provincia de Anhui, donde el salario es
poco más de la mitad de lo que pagan en su casa matriz, Wujiang.
Más que irse, las
multinacionales pueden cambiar de lugar en la misma China para seguir gozando
de la mano laboral superbarata.
Ciudad
china de Shenzhen aumentará
salario mínimo en 10%
Agencia
Xinhua 09/06/10
Shenzhen.– La ciudad de
Shenzhen, uno de los polos de desarrollo más importantes de la meridional
provincia china de Guangdong, aumentará el salario mínimo mensual en 10 por
ciento hasta 1.100 yuanes (161,04 dólares) a partir de julio, informaron hoy
miércoles las autoridades municipales.
El pago para los empleados
por horas también será incrementado para situarse en 9,8 yuanes, dijo Wang
Min, director del Buró de Recursos Humanos y Seguridad Social de la ciudad.
"La medida aumentará
los gastos de las compañías de mano de obra intensiva, pero mi esperanza es
que las empresas la asuman como una oportunidad para acelerar la innovación
tecnológica y el mejoramiento industrial, con el fin de impulsar su
competitividad", sostuvo Wang.
El incremento decretado por
Shenzhen se registra después de una serie de aumentos salariales en varias
regiones del país.
Por ejemplo, la capital,
Beijing, aumentará desde el 1 de julio el salario mínimo mensual en un 20
por ciento hasta los 960 yuanes, frente a los 800 vigentes en la actualidad.
La subida más dramática se
registró en la gigante electrónica Foxconn, fabricante de aparatos como el
iPad o el iPhone de Apple, que subirá los sueldos de los trabajadores de su
planta de producción en Shenzhen en un 66 por ciento hasta los 2.000 yuanes
(293,3 dólares) al mes, a partir del 1 de octubre.
KFC acuerda
aumentar pago a trabajadores luego
de negociaciones con sindicato chino
Agencia
Xinhua 17/06/10
Shenyang.–
Representantes de una sucursal de la cadena estadounidense de comida rápida
KFC (Kentucky Fried Chicken) en la ciudad de Shenyang, en la provincia
nororiental china de Liaoning, firmaron hoy jueves el primer contrato laboral
colectivo de la compañía en la parte continental de China, en el que ésta
accede al aumento salarial exigido por un sindicato local.
Según el contrato, la
empresa, que cuenta con una plantilla de 2.000 personas, establece un pago mínimo
de 900 yuanes (131,7 dólares) mensuales, en comparación con los 700 yuanes
percibían los trabajadores hasta el momento. Asimismo, la empresa se
comprometió a asegurar un aumento promedio del 5 por ciento anual del salario
a cada empleado.
Un ejecutivo, de Yum! Brands
Inc. en Shenyang, a la que pertenecen todos los establecimientos de KFC de la
ciudad, dijo que el acuerdo es el primer contrato laboral colectivo de la
compañía en la parte continental de China.
El ejecutivo, que prefirió
permanecer en el anonimato, admitió que la firma se había visto presionada
después de que los medios de comunicación informaran sobre las negociaciones
que se habían puesto en marcha con el sindicato local.
La compañía Yum! Brands Inc.,
conocida en la ciudad como "KFC Shenyang", administra 57 sucursales
de KFC y 11 restaurantes de Pizza Hut.
La empresa aseguró en un
comunicado divulgado a comienzos de este mes que la mayoría de sus empleados
en Shenyang ya perciben salarios mensuales superiores a 900 yuanes, por lo que
la firma del contrato, "no significa necesariamente que los salarios de
los trabajadores vayan a aumentar inmediatamente".
Duan Yang, vicepresidente del
Sindicato Municipal de Shenyang, señaló que la firma del contrato mencionado
fue "importante, ya que ha establecido un mecanismo para negociaciones
entre empleadores y trabajadores en temas de salarios".
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