Hong Kong.– Más de un año
después de que China comenzara a dejar que su moneda subiera con respecto al
dólar, el país es más que nunca un potencia exportadora de primer nivel, lo
que fortalece su dominio comercial y complica los esfuerzos de otros países
de arrebatarle puestos de trabajo en el sector manufacturero.
La evidencia más reciente del
poderío de China se conoció el domingo cuando informó que sus exportaciones
llegaron a los US$162.000 millones en junio y a los US$874.000 millones en el
primer semestre. Ambas cifras son récord y suponen un incremento de casi 20%
con respecto a los mismos lapsos de un año atrás. El crecimiento, que se
produjo pese a las dificultades económicas en mercados clave como Estados
Unidos y Europa y a interrupciones en la cadena de suministros en Japón,
seguramente intensificará la presión de EE.UU y otros países para que
Beijing deje que el yuan se aprecie más y más rápido.
El superávit comercial chino,
que es seguido muy de cerca, superó los US$22.000 millones en junio, frente a
US$13.000 millones de mayo, cifras que indicarían una falta de avance hacia
el objetivo del Grupo de los 20 países más ricos del mundo de rebalancear el
crecimiento mundial. El superávit comercial chino, sin embargo, cayó 18%
durante el primer semestre frente a igual lapso del año previo, lo que
refleja las crecientes compras que hace el país de materias primas utilizadas
en proyectos de infraestructura. Esto hizo que el valor de las importaciones
subiera todavía más rápido que el de las exportaciones.
El desempeño exportador se
produjo a pesar de los crecientes costos para los fabricantes chinos, que están
enfrentando la mayor inflación de los últimos tres años, aumentos
salariales dispuestos por el gobierno y un yuan que se ha fortalecido más de
5,5% con respecto al dólar en los 13 meses transcurridos desde que China lo
dejó flotar, aunque se ha debilitado frente a otras monedas importantes en
ese período.
De hecho, desde que China dejó
que el yuan comenzase a subir frente el dólar en junio de 2010, el país ha
ganado participa–ción para sus exportaciones en los principales mercados
del mundo, de acuerdo con información reunida por Global Trade Information
Services, un proveedor de datos de Columbia, Carolina del Sur.
Los críticos de China dicen que
una moneda subvaluada ayuda de forma injusta a los exportadores del país.
EE.UU– y algunos economistas chinos– dicen que esa situación retrasa la
transformación de la economía china para que dependa más de la demanda
interna y no tanto del comercio internacional.
La forma en que China se adapta
a costos crecientes tiene grandes implicaciones para el resto del mundo. Los
países de Asia, América Latina y África están apuntando a sacar ventajas
al capturar los empleos de salarios bajos que eventualmente se eliminarían en
China.
Aunque hay evidencia de pequeños
avances hechos a costa de China en áreas específicas como la de las
confecciones y el calzado, ese país está conservando su ventaja gracias a la
fortaleza de la cadena de suministros construida durante décadas. Igualmente,
las empresas chinas han aprendido a ajustarse rápidamente a nuevas
realidades, trasladando su producción a mercados con mano de obra más barata
en el interior del país, modificando sus plantas para que sean más
automatizadas y expandiéndose a bienes de mayor valor como los electrónicos.
Un ejemplo es la industria de
los juguetes. Los trabajadores chinos fabricaron 64% de todos los juguetes
exportados en el mundo en 2010, de acuerdo con Global Trade Information
Services, y China tiene la mayor y más diversificada red de proveedores de
partes y embalaje de estos juguetes.
Los crecientes costos en China
han llevado a Ronnen Harary, presidente y cofundador de Spin Master Ltd., uno
de los mayores vendedores de juguetes de América del Norte, a ponerse como
meta trasladar 20% de su producción fuera de China. Hoy fabrica casi todos
sus juguetes allí.
Hasta ahora, sin embargo, tiene
dificultades para justificar ese cambio. Luego de un año de buscar a lo largo
del sudeste asiático, se está inclinando por el vecino Vietnam, donde los
funcionarios están "motivados" para atraer compañías "como
China lo estaba hace 15 años", dijo. Pero la ventaja en cuanto a costos
se ve efímera. Calcula que los sueldos de Vietnam están hoy solamente 10%
por debajo de los de China y subirán pronto.
"El desafío es que si uno
va a Vietnam quizás obtiene tres años de alivio", explica. E ir allí
implica instalar oficinas, llevar suministros desde China y lidiar con las
rutas, carreteras y depósitos de un país que es menos desarrollado.
De todas formas, el dominio de
las exportaciones por parte de China, especialmente en los sectores intensivos
en mano de obra, probablemente se erosionará con el tiempo a medida que los
fabricantes se trasladen a otros lugares.
Las autoridades chinas tienen la
esperanza de que los aumentos salariales para los trabajadores chinos y un
fortalecimiento de la industria ayuden a que la economía pase a depender más
de los consumidores internos y no tanto de las exportaciones. Pero los
economistas dicen que un cambio así podría tomar una generación.
–Liu Li en Beijing
contribuyó a este artículo.