Echan
a un popular líder del PCC meses antes del relevo en la cúpula
Sacude
a China una dura lucha por el poder
Por
Natalia Tobón
China Files, 16/03/2012
Beijín.– Bo Xilai, el líder
del Partido Comunista de la súper metrópolis de Chongqing, fue retirado de
su cargo por decisión del Comité Central del Partido. La decisión es una de
las últimas movidas de lo que se ha convertido en la trama política y lucha
de poder en China más importante de los últimos años de China. Bo parecía
tenerlo todo: una personalidad extrovertida, una figura impecable, era el líder
del Partido de la ciudad más poblada de China, tenía un exclusivo puesto
entre los 24 miembros del Politburó y una carrera en ascenso con miras a
alcanzar uno de los 9 puestos del selecto Comité Permanente del Partido y así
ser parte del centro de poder del país.
Bo
Xilai, el peligro de impulsar campañas “antimafia” y hacer demagogia
“maoísta”
Nunca se esforzó en esconder
sus ambiciones y su desaforado deseo de notoriedad sedujo a los medios y alertó
a sus colegas. Su fama, además de estar amparada por su sangre maoísta,
siendo hijo de Bo Yibo –uno de los ocho padres del Partido Comunista en
China–, aumentó gracias a unas particulares técnicas que preocuparon hasta
a los más conservadores del Partido.
Su campaña antimafia, llamada
“golpeando lo negro” hizo caer a más de 2.000 personas, incluyendo al ex
jefe del Buró de Seguridad Pública de Chongqing Wen Qiang y otros líderes
locales. Y a pesar de torturar a muchos de los capturados, la acción le ganó
reconocimiento por los valores anticorrupción y criticó a otros líderes,
como Wang Yang, anterior líder del Partido en Chongqing y actual líder en la
Provincia de Guangdong, por tolerar la mafia.
Esto le permitió iniciar algo
extraño dentro de China: hacer campaña. Bo desafió prácticas añejas de
respetar jerarquías y trabajar –con acciones y relaciones– la escalada al
poder. También le dejó instaurar una práctica que se denominó “modelo de
Chongqing” que consistía en perpetuar una mezcla de socialismo, comunismo,
igualdad social y riqueza a manos pares en su ciudad. Parte de los afectados
en la movida anticriminal fueron los grandes empresarios culpados de ganar
beneficios usando la mafia. Era ya sabido que el pensamiento socialista de Bo
era: “si solo unos pocos son ricos, seremos capitalistas y habremos
fracasado”, como dijo en una rueda de prensa la semana pasada.
Otra parte fundamental de su
proceder político fue inspirar a los ciudadanos con valores maoístas a través
de canciones revolucionarias y lemas maoístas. También promovió la
reeducación de los jóvenes en el campo y creó un sistema de cercanía
popular, que solo buscaba conquistar agrados mediante prácticas rojas.
Wen Jiabao, durante su discurso
de cierre de la Asamblea Popular Nacional el pasado miércoles, lanzó frases
que parecían directas a Bo Xilai. El Primer ministro enfatizó en la
necesidad de aplicar reformas políticas en China, con el fin de no caer en
dramas y tragedias tales como los de la Revolución cultural. Frases maoístas
y reeducación cultural son temas que recuerdan directamente ese periodo de
vergüenza en China y su creador, en definitiva, sería una persona peligrosa.
Y confirmando sospechas, ayer
jueves, fue anunciado en un comunicado de Xinhua, que Bo sería removido de su
cargo, y Zhang Dejiang, vice primer ministro y exponente de la línea
reformista del Partido, tomaría su puesto.
Trama
policial y política
La espectacular carrera de Bo
tuvo su primer gran tropezón público el pasado 7 de febrero, cuando se rumoró
que Wang Lijun, el jefe del Buró de Seguridad Pública y vice alcalde, que él
mismo había designado, visitó el consulado de Estados Unidos solicitando
asilo político. Detrás de su decisión, se rumoraba que Wang buscaba
denunciar la corrupción y despotismo de su jefe, Bo Xilai.
Al inicio, la prensa china rápidamente
anunció que Wang estaría tomando vacaciones para resolver el estrés, pero
con el paso de los días, los rumores sobre las denuncias de Wang se
conocieron, gracias además a que las conversaciones y foros en internet sobre
el tema nunca fueron bloqueados. Y cuando algo es así de público en China,
especialmente en temas políticos, es porque los altos mandos lo permiten.
Los cibernautas gozaron de
libertad para comentar y burlarse de uno de los mas altos dirigentes en el país
y la decisión anti nacionalista del desertor de pedir ayuda a EEUU. El término
"tratamiento estilo vacacional" empezó a ser usado en forma de
burla y hasta 300.000 microblogs han usado un hashtag con sus nombres.
Pero para las personas comunes,
los nombres de Bo Xilai y Wang Lijun fueron nuevos y muchos se informaron a
través de las noticias. A los pocos días después, la trama novelesca se
hizo parte de la cotidianidad. El pueblo tuvo la gran oportunidad de comentar,
criticar y tomar posición frente a un líder comunista, y cada hecho
–arresto de Wang, sufrimiento de Bo y respuesta, Asamblea, etc.– se
convirtió en una caricatura de los desatinos de lo que sería un gran líder
y que no fue. Y curiosamente muchas de esas caricaturas fueron publicadas en
medios impresos y páginas de internet.
Fue así como la novela entre
Wang Lijun, en donde el primer caído iba a ser Bo, se definió como una acción
orquestada que revelaba una puja de poderes dentro del Partido Comunista. Bo
Xilai pertenece a una línea conservadora y rígida que viene inspirada del
clique de Shanghai, a manos del ex presidente Jiang Zemin y a la que también
pertenece Xi Jinping, posible sucesor de Hu Jintao. Hu, Wen, y el posible
futuro primer Ministro, Li Keqiang, pertenecen a la liga de la juventud, facción
que se ha considerado como reformista y liberal y que se vería en jaque con
los cambios de poder en Octubre.
Es posible que el ex líder de
Chongqing ocupe otros cargos hasta la sucesión del Partido en otoño, pero
sus perspectivas de promoción quedan totalmente fuera de lugar” afirmó el
académico independiente Chen Zhiming al South China Morning Post. Otras
fuentes más cercanas al poder afirman que si el comunicado no anunció una
nueva posición para Bo, como usualmente se hace, indica que posiblemente Bo
será investigado por el escándalo y las denuncias hechas por Wang y otros
subalternos.
El discurso de Wen, seguido en
rueda de prensa televisada en todo el territorio chino después de un evento
de tal magnitud, revela que la decisión fue tomada en el mismo centro de
poder del que Bo tanto quería ser miembro. Allí afirmó que el caso de
Chongqing sería investigado a profundidad, no sólo la disputa entre Wang
Lijun y Bo Xilai, sino las posibles denuncias de torturas y abusos de poder en
la campaña “golpeando lo negro”. Wang buscó denunciar a Bo, pero la
movida le salió en que él hoy está también destituido, posiblemente
arrestado y considerado un enemigo del Estado. Si las investigaciones
prosperan, tanto él y como Bo deberán responder por los fiascos del modelo
Chongqing.
Pero más de fondo se encuentra
la visión colectiva del futuro chino, que se delimita claramente hacia un
progreso de reformas políticas y económicas, que buscan liberalizar aún más
el mercado e instaurar modelos democráticos –tales como el de Wukan,
amparado por el líder de Guangdong, Wang Yang, el enemigo de Bo Xilai por la
campaña “golpeando lo negro”–.
Y en grandes términos es una
victoria para los reformistas pues es un mensaje directo a Xi Jinping, quien
quedaría sin aquel que iba a ser un gran apoyo. Al posible presidente se le
esta anunciando que la mayoría del poder quiere que las reformas primen antes
de regresar al conservatismo y si el quiere conservar su rol dentro del
Partido, deberá ajustarse.
Quién es quién
en la cúpula
Hu Jintao, presidente de
China: Restableció el control estatal en algunos sectores de la economía
china que habían sido flexibilizados por la administración anterior, y se
muestra conservador respecto de las reformas políticas.
Wen Jiabao, primer ministro:
Es la principal figura detrás de la política económica china. En vez de
concentrarse en el crecimiento del PBI en las grandes ciudades, aboga por un
enfoque más equilibrado en el desarrollo del interior.
Xi Jinping, vicepresidente:
Es el probable sucesor de Hu Jintao como presidente de China, cuando éste se
retire. Cuenta con un nexo más estrecho con las fuerzas armadas y tiene más
experiencia en materia económica.
Bo Xilai, ex secretario del
PCC de Chongqing: Impulsó el crecimiento económico de la ciudad de
Chongqing, de 33 millones de habitantes. En lo político fomentó una moda
"retro revolucionaria", más de 30 años después de la muerte de
Mao.
El superpolicía
Wang Lijun era un “traidor”,
según el gobierno chino
Por
Cecilia Attanasio Ghezzi
China Files, 08/03/2012
Beijín.– De acuerdo con
fuentes confiables citadas por el diario hongkonés South China Morning Post,
el gobierno chino habría etiquetado al ex jefe de policía de Chongqing, Wang
Lijun, como un traidor a la patria y al Partido Comunista. Otra vuelta de
tuerca en la historia política más complicada y enigmática del año, que
podría remover el escenario durante el período en que se definen los nombres
de los integrantes del equipo que gobernará al país durante el próximo
decenio.
Wang
Lijun, de “superpolicía” a “traidor”: una movida contra Bo Xilai
En su edición de ayer el South
China Morning Post citó a una fuente cercana a la cúpula del gobierno chino
que rápidamente se ha convertido en una bomba política. Según la fuente, el
mismo presidente Hu Jintao habría calificado de traidor a Wang Lijun, el ex
superpolicía que desmanteló las redes mafiosas de Chongqing y que fue hasta
hace poco la mano derecha del popular político Bo Xilai, durante una reunión
privada con los miembros del Comité Central del Partido.
Una fuente dentro del gobierno
de Chongqing –donde han forjado sus carreras políticas tanto Bo como Wang–
han confirmado a la prensa la misma historia. "El día antes de ayer (4
de marzo) todos los funcionarios de alto nivel en las prefecturas de Chongqing
fueron informados de que Wang había traicionado al país”, señaló la
segunda fuente anónima. La historia de Wang Lijun y las implicaciones políticas
de sus acciones son uno de los puntos que han marcado la Asamblea Popular
Nacional y la Conferencia Política Consultiva del Pueblo Chino, que se
encuentran en marcha.
Antes de febrero, la imagen de
Wang Lijun era la del héroe que había luchado con mano dura contra el crimen
organizado en Chongqing, pero la historia comenzó a cambiar tras una
misteriosa visita del teniente alcalde de la megalópolis de más de 20
millones de habitantes al consulado estadounidense en Chengdu el pasado 6 de
febrero. Aunque aún no se han esclarecido los motivos de la visita de Wang a
la sede diplomática, sigue teniendo fuerza la hipótesis de que habría
buscado que se le concediera el asilo político.
La fuente al interior del
gobierno de Chongqing ha señalado también que Wang se encontraría
involucrado en una serie de delitos, que incluyen corrupción y degeneración
moral. En una entrevista con Phoenix Television de Hong Kong emitida el lunes,
el alcalde de Chongqing Huang Qifan indicó que Wang Lijun fue llevado al
Ministerio de Seguridad del Estado y que él mismo le había advertido que se
generaría una crisis diplomática si Wang permanecía demasiado tiempo en el
consulado estadounidense.
El analista político Chen Zimin
señaló que si bien el gobierno central ha calificado a Wang como un traidor,
se trata también de una mala noticia para todos los altos funcionarios de
Chongqing. "Los cargos contra Wang son políticamente mucho más graves
si se le llama un traidor en lugar de un enfermo mental", dijo Chen, añadiendo
que las acusaciones también tendrían un efecto negativo para Bo Xilai, el
antiguo jefe de Wang, líder del Partido en Chongqing y favorito para ser
designado como uno de los nueve integrantes del próximo Comité Permanente
del Politburó del Partido.
Por otro lado, siempre siguiendo
el análisis de Chen, las largamente anticipadas declaraciones sobre el
“estado” de Wang no mencionan un abuso por parte de las fuerzas cuando
Wang era el jefe de la policía, con lo que quedaría en evidencia que el
gobierno central no quiere criticar la mediática campaña de Bo contra la
mafia, acusada de obtener evidencia por medios como la tortura.
La investigación judicial
liderada por Bo –el político que ha traído de nuevo a la política una
nostalgia maoísta– es de proporciones épicas: 9.000 personas interrogadas,
50 funcionarios públicos involucrados y delitos que van desde los juegos de
azar, lavado de dinero, tráfico de drogas y robo hasta la minería ilegal y
huelgas forzadas.
Los observadores políticos
coinciden en que las aspiraciones de promoción de Bo Xilai este otoño a la cúpula
de la quinta generación de líderes chinas han recibido un duro golpe, aunque
hasta hace poco sonara como uno de los favoritos. Bo Xilai era considerado
como un fuerte aspirante al selecto grupo de nueve del Comité Permanente del
Politburó del Partido por haber restaurado la nostalgia maoísta mediante
canciones, campañas a través de mensajes de texto y programas de reeducación
en el campo (que le han ganado el sobrenombre del “nuevo Mao”), y por su
feroz lucha contra la mafia.
Ahora, su carrera podría verse
afectada por la enigmática desaparición de Wang Lijun y el desenlace que
tenga la novela policial más espectacular en la política china que se
recuerde en años.
El misterioso
caso de Wang Lijun
El
ajedrez político chino salta a la luz pública
Por
Simone Pieranni, Antonio Talia y Giovanna di Vincenzo
China Files, 22/02/2012
La historia casi de espías de
Wang Lijun, el súper policía a la fuga, mantiene cautivada a China y ha
hecho temblar a todo el establecimiento. Un thriller donde se mezclan la política,
la mafia y la corrupción sobre el trasfondo de la diplomacia de alto nivel
con Estados Unidos, la transición en el liderazgo del Partido Comunista chino
y el rápido desarrollo de Chongqing, la megalópolis de casi 30 millones de
habitantes en el centro del país. Y detrás de todo, las feroces partidas de
ajedrez y las luchas al interior del Partido por ocupar uno de los nueve
puestos en la cúpula del próximo gobierno. Reportaje especial de China Files
para la revista económica Linkiesta de Italia.
En la noche entre el martes 7 y
miércoles 8 de febrero, la red china se vio sacudida por un continuo tam–tam
de rumores y especulaciones. Muchos usuarios publicaban fotos de un despliegue
masivo de fuerzas de seguridad ante el Consulado de Estados Unidos en Chengdu,
la capital de la provincia suroriental de Sichuan. ¿La razón? El super policía
Wang Lijun estaba a punto de pedir asilo político a Estados Unidos. A las
pocas horas, las autoridades chinas publicaban una declaración de tono extrañamente
informal en el que comunicaban que Wang se había tomado unas "vacaciones
terapéuticas" para curar "el estrés y algunos malestares físicos”.
Sin embargo, la tormenta se
desató: después de haberse convertido en una celebridad en toda China
gracias a su campaña contra las mafias de Chongqing, Wang se habría visto
involucrado en una investigación por corrupción. O podría ser la víctima
de una violenta purga política junto con su ex jefe Bo Xilai, jefe del
Partido en la nueva gran ciudad china, en vista al cambio de gobierno previsto
para octubre.
El funcionario habría entonces
decidido refugiarse entre los diplomáticos estadounidenses, tal vez para
revelar alguna información confidencial como la que suele tener un hombre del
aparato de seguridad de su calibre. Horas más tarde, desde Washington, la
portavoz del Departamento de Estado Victoria Nuland confirmaba que Wang Lijun
“pidió una reunión en el Consulado Americano en Chengdu principios de esta
semana". Y que "Wang dejó el consulado por su propia
voluntad", añadió, negándose a comentar sobre los rumores de una
solicitud de asilo político.
Las autoridades chinas
mantuvieron un perfil bajo, en vista de la visita del vicepresidente chino Xi
Jinping a Washington la misma semana. Finalmente, en un escueto comunicado
confirmaron la presencia de Wang Lijun en el consulado durante un día y
anunciaron que abrirían una investigación.
Pero el caso no deja de
despertar preguntas. ¿Qué pasó entre Wang Lijun y los diplomáticos
estadounidenses durante esas 24 horas? ¿En realidad salió del consulado por
su propia voluntad o fue devuelto a los chinos? Y, sobre todo, golpearlo a él
significa golpear a Bo Xilai, una estrella en ascenso de la política china y
favorito para ocupar uno de los puestos en la cúpula del gobierno. ¿Por qué?
Por ahora, todo parece indicar que la transición en el liderazgo político
chino prevista para octubre comienza con una campaña inusualmente pública
basada en escándalos y venganzas.
Bo Xilai, un
rojo de sangre azul
Bo Xilai no es un príncipe
cualquiera. Es el hijo de Bo Yibo, héroe de la revolución maoísta y uno de
los "ocho inmortales", el grupo de aliados del ex presidente Deng
Xiaoping. Pero al mismo tiempo se ha distinguido por ser un príncipe que
nunca disfrutó de la compañía de quienes tenían su mismo estatus. Ausente
tradicionalmente de las reuniones habituales entre los hijos de viejos
estadistas del Partido, Bo llegó incluso a acusar a un abogado muy cercano al
hijo de otro héroe revolucionario de corrupción. Un gesto que sin duda no
fue bien visto por los demás principitos, que han dejado entrever su
preferencia por el vicepresidente Xi Jinping, por encima de Bo Xilai y su ego
prominente.
Casi siempre sonriente y amable
con los medios de comunicación, Bo Xilai comenzó su reinado en la ciudad de
Chongqing, que The Guardian bautizó “la megalópolis desconocida”. Su
antecesor en el cargo fue Wang Yang, ahora jefe del Partido Comunista de
Guangdong y protagonista de todos los titulares de prensa en diciembre como el
arquitecto del “modelo Wukan”. Wang, considerado como un político
liberal, logró calmar las violentas protestas contra la corrupción en el
pequeño pueblo pesquero de Guangdong –la provincia que produce una cuarta
parte de las exportaciones chinas– y llegó a un compromiso con la población,
evitando de este modo el conflicto abierto y apuntalando su imagen de líder
carismático y "democrático".
Bo Xilai se ha hecho famoso básicamente
por dos razones: porque ha desenterrado en la memoria de los chinos la
nostalgia maoísta bajo la forma de canciones y mensajes de propaganda a través
de mensajes de texto y de la reeducación de los jóvenes en el campo, hecho
que le han ganado el apodo del "nuevo Mao". Y por su furiosa lucha,
a menudo más allá de los límites de la conducta permisible, contra la
mafia. Ese éxito le han permitido, al igual que su rival Wang Yang, ser
considerado uno de los favoritos para uno de los nueve puestos en el Comité
Permanente del Politburó del Partido Comunista y a un papel importante dentro
del mastodóntico aparato de seguridad chino.
Cuando Bo Xilai aparece en la
escena política lo hace para llamar la atención sobre sus campañas contra
los delincuentes locales, dejando claro que está solucionando muchos de los
problemas dejados por la gestión anterior , implícitamente
acusada de ser demasiado permisiva con la mafia. Una primera señal
y un primer enemigo, por su antecesor Wang Yang es otra de las estrellas políticas
en vertiginoso ascenso.
Sus investigaciones, que
pusieron los ojos tanto sobre cientos de peces pequeños así como uno que
otro más grande, han sido seguidas con gran atención por el pueblo chino.
Algunos capítulos de esa lucha contra la corrupción parecen salidos
directamente de una historia de gangsters: a Wen Qiang, el ex jefe de policía
con una debilidad por los productos de Louis Vuitton y por el diners, los
investigadores le incautaron 3 millones de dólares enterrados dentro de un
estanque. Xie Caiping, la reina de los bajos fondos locales, gerenciaba sin
problemas una red de treinta casinos ilegales, incluido uno frente a los
tribunales de la ciudad, y mantenía cerca siempre un grupo de 16 jóvenes
amantes.
Los dos, así como decenas de
funcionarios, matones, mafiosos, políticos y pequeños empresarios, están
involucrados en una investigación judicial de verdaderas proporciones
"chinas": más de 9.000 personas han sido vinculadas a una red que
incluye juegos de azar, actividades ilegales, lavado de dinero, tráfico de
drogas, robos, minería ilegal, huelgas forzadas, amenazas y asesinatos. Todas
actividades que evidencian –como lo demuestra la investigación de más de
50 funcionarios públicos– que la impunidad era promovida desde lo alto.
Eran verdaderamente los padrinos de la ciudad.
Sin embargo, ahí también
comienzan los problemas. Bo Xilai no tiene respeto por nadie y los métodos
utilizados por la policía son cuestionados por los abogados de los acusados.
Entre sus críticos acérrimos se encuentra Li Zhuang, un abogado que termina
siendo investigado por haber instado a su cliente, un jefe de la mafia, a dar
un falso testimonio. Y ahí viene el inconveniente político: Li Zhuang
trabaja en la prestigiosa firma de abogados de Fu Yang, el hijo de Peng Zhen,
otro de los “ocho inmortales” con el padre de Bo. Es decir, otro enemigo
en las altas esferas del poder y en el círculo de los principitos del
Partido.
El operativo contra la mafia en
Chongqing es devastador. Hay tanto material como para una novela y, de hecho,
los chinos han creado una serie de televisión inspirada en los hechos. ¿Y
quién es el protagonista, el héroe sin mancha? Él, Wang Lijun, el
superpolicía que ha presumiblemente intentaba buscar refugio en Estados
Unidos.
Todo esto nos lleva a los
posibles escenarios sobre el caso Wang:
a) Hu Jintao golpea a Bo para
advertir a Xi Jinping
Que al presidente Hu Jintao no
le encanta Bo Xilai es cosa conocida. Hu, como el primer ministro Wen, nunca
viajó a Chongqing durante el reinado de Bo. Voces diplomáticas parecen
sugerir una acción contra él de Hu: en primer lugar, para ponerlo en
dificultades y jugar algunas cartas más en nombre del feudo del Presidente o
de la Unión de Jóvenes Comunistas. En segundo lugar, para enviar un mensaje
al probable futuro líder, Xi Jinping.
b) Si el pastel se convierte en
un campo de batalla el enemigo es Wang Yang
Bo Xilai y Wang Yang son dos de
los políticos en ascenso en China. No se entienden bien y se han lanzado
dardos a menudo en los medios de comunicación a pesar de los frecuentes
intentos de reconciliación. Los dos, de hecho, encarnan dos modelos
diferentes del desarrollo futuro del país.
El modelo de Chongqing y el de
Guangdong han sido comparados permanentemente, tanto que las diferencias entre
los dos visiones del futuro desarrollo chino han sido descritos con frecuencia
como la división de un pastel. Para Bo, todo el mundo debería disfrutar de
la torta por igual, de esta manera suavizando las desigualdades que
constituyen el lado oscuro de treinta años de reforma económica y desarrollo
acelerado. El pastel de Wang, el predecesor de Bo en Chongqing, tiene que ser
siempre más grande. Sólo así más personas podrán recibir una tajada.
"El estilo de los dos es
diferente”, subrayaba Michael Anti, un popular periodista y bloguero chino,
en las redes sociales. “Wang, o al menos eso dice, se interesa por lo que
los chinos están escribiendo en las plataformas de microblogging y trata de
actuar de acuerdo con ello. Por el contrario, Bo Xilai los usa para imponer su
visión, no para escuchar. Esta hipótesis supone que, por la manera como sus
divergentes modelos de gobierno han sido enfrentados, Wang resulta el enemigo
número uno.
c) Se trataría de un choque
dinástico
La división con la que estamos
acostumbrados a interpretar las dinámicas al interior del Partido Comunista
se basa en los diferentes rangos de sus miembros: hay un grupo que proviene de
las familias históricas de China, verdaderos protagonistas de la revolución
maoísta, y otro grupo cuya influencia proviene de haber hecho carrera dentro
del partido.
Pero incluso entre los príncipes
se han notado signos de divisiones internas. En el último aniversario del fin
de la Banda de los Cuatro –el grupo de influyentes políticos durante la
Revolución Cultural liderados por la viuda de Mao– surgieron fuertes críticas
contra el “neo–maoísmo” de Bo Xilai, cuya campaña masiva contra la
corrupción le había ganado un amplio apoyo popular. Esa salida pública fue
interpretada como una declaración a favor de Xi Jinping y una advertencia a
Bo para que no olvidase sus orígenes.
Un sector de los jóvenes príncipes
a quien parece que no gustarle el "maoísmo" folklórico de Bo Xilai,
podría haberse molestado por el ataque contra uno de ellos lanzado por el líder
de Chongqing durante el proceso contra la Mafia. Se trata del ya mencionado
enemigo número dos, Fu Yang, cuya imagen quedó mancillada por el arresto de
uno de sus asociados.
d) La hipótesis
estadounidense y el recuerdo de la Guerra Fría
¿Qué pasó finalmente con Wang
Lijun, el ex super policía? Después de la confusión inicial, tanto Estados
Unidos como las autoridades chinas han admitido que Wang pasó un día entero
en el consulado estadounidense en Chengdu. De acuerdo con Washington, se fue
"por su propia cuenta". ¿Pidió asilo político en Estados Unidos?
¿Qué podría revelar a los estadounidenses en 24 horas? ¿Washington ha
optado por regresarlo a las autoridades chinas?
"Si realmente Wang se
presentó al consulado de Estados Unidos en busca de asilo político, creo que
los americanos estarían cualquier cosa menos felices de dárselo", le señaló
a la agencia AgiChina24 –partner de China Files– una fuente diplomática.
Contrario a lo que se suele
pensar, las embajadas y consulados de no gozan de extraterritorialidad: el
consulado en Chengdu es territorio chino, al que el gobierno debe renunciar
por necesidades funcionales. Puede parecer una cuestión jurídica sutil, pero
en el caso de Wang Lijun tiene claras implicaciones prácticas que
posiblemente hayan hecho pasar horas frenéticas a los funcionarios
estadounidenses que sirven en Chengdu en la noche entre el martes y el miércoles.
Horas en las que era necesario
interrogar al súper policía de Chongqing para comprender las razones de su
presencia y determinar si podría merecer la condición de refugiado político,
recopilar tanta información como sea posible y al mismo tiempo entablar el diálogo
con la policía china, que tendría el derecho a ingresar en cualquier
momento. Una noche de nervios, con claros riesgos de incidentes diplomáticos.
"Nuestro procedimiento
consiste en una negociación con el país de acreditación. La persona en
cuestión debe abandonar el territorio y luego tener un salvoconducto. Por lo
tanto es técnicamente imposible escapar sin un acuerdo, ya que trivialmente
– a menos que pueda hacerlo en secreto – apenas salga de la embajada puede
ser arrestado", dice nuestra fuente diplomática. "Es posible que
Estados Unidos tenga un procedimiento interno para estos casos, pero,
obviamente, no lo dio a conocer. Basta pensar en el escritor Liu Jie, quien
acaba de lograr emigrar a América. Pero la de Wang Lijun es una situación
muy diferente", añadió.
Sobre lo que realmente sucedió
en el interior del consulado en Chengdu sólo se pueden hacer suposiciones. ¿Cómo
es posible que los estadounidenses se hayan encontrado de repente con una papa
tan caliente en las manos a pocos días por una visita tan importante como la
del vicepresidente Xi Jinping a Washington?
"Si Wang Lijun de repente
ha decidido pedir asilo político en Estados Unidos, sin contactos previos,
puede ser que haya pedido una cita con una excusa. Los estadounidenses le habrían
dado la bienvenida, pensando en una conversación normal de cooperación
mutua. Pero Wang podría haber cambiado las cartas sobre la mesa, revelando
sus verdaderas intenciones y de repente se habría desatado una situación muy
complicada, con la policía rodeando la sede consular. Ciertamente, el que
actuase de esta manera, estaría desesperado”, añade nuestra fuente.
Podría tratarse entonces de una
negociación que duró horas y culminó con la entrega de Wang a la policía
china. "En otro momento político podría haber terminado de manera
diferente y tal vez los estadounidenses no se habrían abstenido de darle un
golpe a los chinos. Pero con el viaje a Estados Unidos de Xi Jinping en el
horizonte, Wang, en mi opinión, estaba perdido”, concluye nuestra fuente.
En tan sólo veinticuatro horas,
el policía estrella chino parece haber movido las manos del rejos unas
cuantas décadas hacia atrás, a los días en que los bloques divididos por el
Muro de Berlín intentaban sonsacar bajo la nariz de sus rivales a aquellos
funcionarios públicos dispuestos a cambiar de bando. Sin embargo, Estados
Unidos y China están unidas por una relación aún más compleja que la que
oponía entonces a Washington y Moscú. En lugar de la Cortina de Hierro ahora
hay un muro de bits y la red juega un papel crucial a lo largo de la historia.
Aunque los ingredientes de esta historia hacen remitir a la Guerra Fría , en
realidad se trata de una situación completamente diferente.
e) Wang Lijun contra Bo Xilai,
el jefe y su antiguo subordinado
Precisamente durante la visita
de Xi Jinping a Estados Unidos, apareció un correo electrónico publicado en
la página web Danwei, firmada teóricamente por Wang Lijun, aunque no se ha
podido establecer aún su veracidad. La apertura lo dice todo: "Cuando
leas esta carta yo estaré muerto o en la cárcel”.
La carta fue circulada,
presuntamente, por el reconocido sociólogo Li Yinhe en la web y luego
desapareció, pero alguien alcanzó a traducirla al inglés. Y Wang Lijun,
siempre que la carta sea auténtica, destruye a Bo Xilai en ella. Lo llama
"el jefe de todos los jefes" en italiano, afirma que ha reunido
pruebas de la corrupción de sus ex jefe suficientes para denunciarlo y evitar
al país la catástrofe de encontrarse con un hombre como Bo Xilai en el
gobierno, capaz de denunciar a su propio padre durante la Revolución
Cultural. “Un malvado que se
esconde tras la farsa de la nostalgia maoísta”: si la carta fuese cierta,
la carrera de Bo sufriría un golpe decisivo y podría develar las razones de
Wang para tratar de escapar.
Finalmente, surgieron nuevos
detalles en el rompecabezas que conforma el 'enigma Wang Lijun'. Mientras se
superponen las hipótesis, los internautas chinos abordan el caso desde la
perspectiva del episodio de una novela muy popular en China y dan esta
explicación: frente a la Embajada de Estados Unidos se habría escenificado
la disputa entre dos grupos diferentes de agentes de policía que querían
hacerse cargo de la fugitivo. ¿Pero por qué se peleaban?
La versión del periódico South
China Morning Post de Hong Kong arroja luz sobre el asunto: el primer equipo
de policías que llegaron al lugar estaría bajo las órdenes de Huang Qifan,
alcalde de Chongqing, con el objetivo de capturar al ex jefe de policía e
impedir las revelaciones sobre él. Y sobre Bo Xilai, secretario del Partido
en Chongqing y hasta ahora estrella ascendente de la política nacional, con
posibilidades reales de alcanzar un escaño en la cúpula del gobierno y de la
quinta generación de líderes chinos. ¿La confirmación? Según tres fuentes
anónimas con "conocimiento directo del caso", el alcalde de
Chongqing fue convocado el viernes anterior a Beijing para ofrecer una
explicación sobre las razones que le llevaron a rodear una embajada
extranjera.
El misterio continúa...
Wang Lijun
y la sucesión política
China
Files, 10/02/2012
Beijín.– Se tiñe de misterio
la lucha por la sucesión política en China. Si los dos más altos cargos en
el gobierno –el de presidente y el de primer ministro– ya parecen haber
sido asignados respectivamente a Xi Jinping y Li Keqiang, a finales de 2012 se
definirán otros seis asientos en el Comité Permanente del Politburó del
Partido Comunista, el máximo órgano de decisiones en el gobierno. Entre las
guerras internas –sorprendentemente cada vez más públicas– por hacerse
con uno de ellos, el país está conmocionado por las especulaciones sobre la
presunta deserción sensacional de un alto oficial de la policía y aliado
histórico de una de las estrellas nacientes de la política china.
Se trata de Wang Lijun, brazo
derecho de Bo Xilai, el dirigente de la región de Chongqing que se perfila
cada vez más para ocupar un lugar destacado en la próxima generación de líderes
chinos. Según los reportes de la prensa china, el hasta hace unos días
teniente alcalde de Chongqing y jefe de la policía a cargo de operaciones
contra la mafia se habría declarado afectado por el estrés y habría
“tomado vacaciones”. Esta mañana el consulado estadounidense en Chengdu
confirmó que Wang visitó la delegación el lunes. El misterio aún no ha
sido aclarado.
Según reportes no confirmados,
Wang se habría refugiado en el consulado de Estados Unidos en la vecina
provincia de Sichuan, buscando que le concedan el asilo político después de
ser el blanco de una investigación. La extrañeza de la situación se ve
confirmada por los movimientos de la maquinaria gubernamental en torno al
consulado en Chengdu, aunque funcionarios de Estados Unidos y China se han
negado a hacer comentarios al respecto.
"Incluso si los rumores no
son ciertos, la desaparición repentina de Wang podría perjudicar a su
ambicioso jefe, Bo Xilai, jefe del Partido Comunista de Chongqing”, escribió
el Financial Times británico. "Será un duro golpe para Bo Xilai, ya que
Wang fue fundamental en su campaña contra la delincuencia y fue instrumental
en la construcción de la imagen de Bo ante la opinión pública e incluso
entre los funcionarios", dijo Chen Ziming, un académico
chino.
Hasta ahora los medios de
comunicación chinos han señalado que Wang está “enfermo” y se ha
retirado para buscar atención médica. Los días pasados había sido
trasladado de su puesto como jefe de seguridad a ocuparse de tareas asociadas
con el medio ambiente y la ciencia, lo que hace que la situación sea aún más
misteriosa.
La carrera por uno de los nueve
puestos en el Comité Permanente que cuentan de 2012 parece haber comenzado
con una bomba. Bo Xilai es uno de los candidatos mejor opcionados para entrar
en el Comité Central del Buró Político y ha estado durante mucho tiempo en
conflicto abierto con Wang Yang, representate del “ala liberal” y jefe del
Partido en la provincia de Guangdong. El mismo Wang Yang le había
precedido como jefe del Partido en Chongqing.
De hecho, la exitosa campaña
antimafia de Bo Xilai –apoyado en una retórica "roja", que lo
convirtió en una figura evocativa de Mao– fue interpretada por muchos como
un golpe directo a la anterior administración de Wang Yang. Sin embargo, en
las últimas semanas Wang ha recuperado la atención de todos los medios
gracias a su exitosa gestión del conflicto en el pequeño poblado pesquero de
Wukan, que llevó a muchos a hablar del “modelo Wukan”.
Eso ha llevado a muchos a pensar
que Wang Lijun podría ser una víctima de una pelea a distancia y podría
haber decidido refugiarse en Estados Unidos para no terminar como carne de cañón
en una batalla mayor que él. Esa hipótesis podría ser validada por una
carta presuntamente escrita por Wang –y teóricamente difundida por el
prestigioso sociólogo Li Yinhe– en la que el ex funcionario se refiere a su
antiguo jefe como un “déspota” y a su propaganda como “una farsa”.
Hasta el momento no hay confirmaciones de que en efecto la carta salió de su
puño y letra.
La llegada
de los principitos del Partido a la vida pública
Los
requisitos: ser rico, políticamente noble y
con ganas de conducir los designios de China
Por
Simone Pieranni
China Files, 06/12/2011
Los delfines llegan a la vida pública
en China con la próxima transición del liderazgo político en el país.
Llegarán al poder los hijos de los Padres de la Revolución mientras que
comienzan a figurar en la opinión pública, primero desde las páginas
sociales y ahora en la política, los nietos.
El Partido Comunista se ha
resistido a la llegada de los medios modernos de comunicación, manteniendo
una estricta reserva sobre sus propias dinámicas, elecciones y luchas en la víspera
de la delicada transición de liderazgo que se llevará a cabo en 2012.
Cambiarán el secretario del partido, el presidente, el primer ministro y
varios miembros del actual Politburó, dando paso a una nueva generación de líderes
chinos.
Con esta transición llegarán
al poder los príncipes rojos, los hijos de los padres de la Revolución,
ahora bastante experimentados y capaces de llevar las riendas de los negocios
en China. Xi Jinping, quien será –salvo una sorpresa mayúscula– el próximo
secretario del Partido Comunista y presidente, es el hijo de un héroe de la
revolución que después caería en desgracia durante la Revolución Cultural.
Será el primero del 'taizidang', el grupo de los delfines al interior del
Partido Comunista, en alcanzar el escalón más alto.
También se alista para saltar
al escenario nacional Bo Xilai, el hijo de un viejo revolucionario y
probablemente uno de los nueve miembros del próximo Comité Central del
Partido Comunista. Bo Xilai se ha distinguido por su "regreso al maoísmo"
a través de la reeducación de los jóvenes con campañas y concursos de
canto revolucionario.
Y luego, contra los pronósticos,
están los nietos de los padres de la Revolución, llamados en China los
principitos. Los hijos de los príncipes son a menudo personajes muy conocidos
por la opinón pública, habituales de las páginas sociales, mimados y
criados entre el lujo y la adrenalina de poder. Su vida pública ya no es un
misterio y sus aventuras a menudo generan descontento entre los ciudadanos
chinos, evidencia de un nerviosismo que se expresa sobre todo en Internet. La
realidad es evidente: la mayoría de quienes gestionan los negocios más
rentables del país son los hijos de las viejas glorias o de los actuales líderes
de la política china.
También hay enlaces
"rojos": el hijo de Bo Xilai parece estar vinculado sentimentalmente
con Chen Xiaodan –o Sabrina Chen–, quien es la sobrina de Chen Yun, el
“camarada” de Mao. Durante una reciente visita al Tíbet a los dos jóvenes
fueron escoltados por la policía, generando polémica entre el público
chino.
Bo Guagua, el hijo de Bo Xilai,
ya había generado polémicas en la red tras haber sido visto en un Ferrari
delante de la embajada de Estados Unidos antes de una recepción y por su
presencia constante en la vida nocturna de Beijing. Las discrepancias entre su
comportamiento y los sermones maoístas de su padre han desconcertado a muchos
chinos, a pesar de que el joven parece haber heredado el carisma paterno. Hace
poco, ante las críticas sobre su presencia en una fiesta de alta sociedad,
respondió con una frase de Mao: “se debe siempre tener un lado serio y un
lado divertido”.
Hace unos meses, en algunos de
los cables revelados por Wikileaks se esbozaba un perfil de los dos grandes
grupos dentro del Partido Comunista de China. Por un lado están los príncipes,
encabezados por Xi Jinping, un ahijado de Jiang Zemin y considerado políticamente
cercano al tren de Shanghai. Y por el otro los tenderos, nombre irónico para
los políticos de carrera y no por herencia, entre quienes figuran el actual
presidente Hu Jintao y el probable próximo primer ministro Li Keqiang.
En vista de los próximos
cambios políticos fueron los principitos los que decidieron sumarse al
escenario, dando un golpe político y no sólo social. El pasado 6 de octubre,
fecha del aniversario de la captura de la Banda de los Cuatro (1976), muchos
de los jóvenes principitos se reunieron en Beijing para lanzar varios
mensajes políticos juntos.
De acuerdo con las crónicas
fragmentarias de la reunión, parecieron haber proyectado una imagen de
solidaridad económica y moral, de actividades de negocios en conjunto y de
una supuesta unidad política. Ma Xiaoli, la hija de un ex jefe de la cúpula
del partido, parece haber sido la protagonista principal. “El Partido
Comunista es como un médico con cáncer”, afirmó. “No puede quitárselo
solo, sino que necesita a los demás”. Es decir, del partido de los
principitos: rico, políticamente noble y con ganas de conducir los designios
de China.
El futuro
del PCC: dos modelos sobre cómo dividir la torta
Bo Xilai y
Wang Yang: los extremos de
las dos tendencias que compiten
Por
Andrea Pira
China Files, 17/10/2011
Este fin de semana comenzó la
sexta sesión plenaria del XVII Congreso del Partido Comunista chino, que se
pondrá de acuerdo sobre los nombres de quienes tomarán las riendas del país.
Dos visiones del futuro se enfrentan: la de quienes quieren dividir el pastel
entre todos y la de aquellos que están convencidos de que es necesario
hacerlo más grande.
La reunión plenaria del PCC,
que comenzó el sábado en Beijing, debería ultimar los detalles que faltan
para definir la sucesión en el poder el próximo año. Si no ocurre ningún
imprevisto, Xi Jiping y Li Keqiang serán confirmados respectivamente como
sucesores casi seguros del presidente Hu Jintao y el primer ministro Wen
Jiabao.
En cambio, todavía no hay nada
definido en la disputa por un puesto en el próximo Comité Permanente del
Partido Comunista. Dos candidatos carismáticos, adorados por los medios de
comunicación y alejados de la acartonada imagen de los altos funcionarios
chinos sobresalen entre quienes se disputan un asiento en el poderoso comité.
Aunque los dos –Bo Xilai y Wang Yang– gozan de prestigio y popularidad,
representan los extremos de las dos tendencias que compiten al interior del
partido. Dos modelos que ya han sido descritos en la prensa y la blogósfera
china como dos “tortas” diferentes.
Bo Xilai es el alcalde de
Chongqing –la ciudad de mayor crecimiento demográfico y económico en
China– y se ha dado a conocer por su firmeza en la lucha contra la corrupción
y el crimen organizado. Defensor de un retorno a los valores y a la estética
socialista, su manera de hacer política combina las medidas efectivas con
campañas de propaganda de claro espíritu maoísta. Por su parte, Wang Yang
se ha ido posicionando como la cara visible del ala liberal desde su puesto de
secretario del Partido Comunista de Guangdong, la más "abierta" de
las provincias de la República Popular y una de las primeras en haber
experimentado con el socialismo de mercado.
Los dos modelos –el de
Chongqing y el de Guangdong– suelen ser comparados con frecuencia. La visión
del futuro de China de Bo semeja la división de un pastel: para el alcalde de
la megalópolis del centro del país, todos deberían tener igual acceso a los
recursos, de esta manera suavizando las desigualdades que constituyen el lado
oscuro de treinta años de reforma económica y desarrollo. Wang, en cambio,
defiende la idea de que es necesario un pastel más grande. Sólo de esta
manera más gente podrá recibir una tajada. Una de las opiniones más
extendidas entre los académicos es que en China hay quienes tienen el poder,
pero hace falta alguien que gobierne todo el país.
Ambos modelos, tanto el de
Chongqing como el de Guangdong, intentan llenar ese vacío. El estilo de los
dos es, sin embargo, diferente. "Wang, según dice, se interesa por lo
aquello que los chinos escriben en los blogs y redes sociales, e intenta
actuar en consecuencia", señaló el conocido bloguero y periodista chino
Michael Anti a China Files. "Por el contrario, Bo Xilai los usa para
imponer su visión, no para escuchar".
La carrera por un escaño en el
restringido grupo de nueve que integrarán la cúpula del Partido y del Estado
durante los próximos diez años llega ya a la última curva. Los 14
candidatos potenciales, según la agencia de noticias Bloomberg, van desde un
ex estudiante de Harvard con buen dominio del inglés hasta un economista
especializado en Corea del Norte. Sus puntos de vista serán cada vez más
importantes a nivel internacional, en un momento en que la economía china
–mayor impulsora del crecimiento global actualmente– puede no obstante
verse afectada por la crisis de la deuda en Europa. De hecho, el Fondo
Monetario Internacional y el banco Standard Chartered estiman que el próximo
decenio puede marcar el sobrepaso de China a Estados Unidos como primera
economía mundial.
En vísperas de la plenaria, un
editorial del Diario del Pueblo –voz oficial del Partido–, proclamó el
modelo de Chongqing como un ejemplo para la cultura nacional. No es
sorprendente que la reforma cultural sea uno de los temas de la agenda de la
plenaria del Partido, escribió el South China Morning Post, uno de los periódicos
más importantes del país. "Se trata de un claro apoyo a la campaña
‘roja’ de Bo", señaló el profesor Hu Xingdou al diario de Hong Kong.
Un resurgimiento a punta de canciones revolucionarias, de consignas en las
calles y de mensajes de texto con frases de Mao Zedong.
Para los liberales, se trataría
de una reformulación de la Revolución Cultural que sumió al país en el
caos durante los años sesenta y setenta. El artículo en el periódico
oficial del Partido ha sido interpretado por algunos como la confirmación de
que en una China con un crecimiento anual en torno al 8% anual todavía hay
valores e ideales. Para otros, se trata de una táctica para tranquilizar a la
nueva izquierda y garantizar un equilibrio entre las diferentes facciones
antes de la transición.
En todo caso, la plenaria de
esta semana arrojará pistas sobre los elegidos para acompañar en el poder a
Xi Jiping y Li Keqiang durante el próximo decenio.
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