China no debe aplazar la
aplicación de duras reformas económicas, dijo el domingo el viceprimer
ministro Li Keqiang, destacando la postura de Pekín a favor de un cambio
orientado al mercado tras la destitución esta semana de un ambicioso líder
local que quería un papel mayor del Estado en la economía.
Li, que está considerado el
sucesor de Wen Jiabao como primer ministro este año, prometió políticas
flexibles para mantener activa la economía y los precios estables, centrándose
en el estímulo de la demanda doméstica y buscando reformas estructurales
para una expansión equilibrada.
"China ha alcanzado un período
crucial respecto al cambio de su modelo económico y (ese cambio) no puede ser
retrasado. Las reformas han entrado en una difícil etapa", afirmó, en
comentarios similares a los realizados por Wen esta semana.
"Aplicaremos políticas más
específicas, flexibles y orientadas al futuro para mantener un crecimiento
económico relativamente acelerado y contar con niveles de precios básicamente
estables", sostuvo en su discurso durante una conferencia de políticas
económicas, a la que asistieron altos cargos chinos, la jefa del FMI y
decenas de empresarios.
El viceprimer ministro afirmó
además que China "profundizará las reformas a los impuestos, el sector
financiero, los precios, la distribución de ingresos y buscará avances en áreas
clave para dejar que las fuerzas del mercado tengan un mayor papel en la
asignación de recursos".
El renovado énfasis de Li en
reformas a favor del crecimiento se produce después de que Wen dijera que el
país debe afrontar una valiente reforma política para evitar que la segunda
mayor economía del mundo tropiece, y prometiera usar su último año en el
poder para atacar un descontento social que según dijo podría generar caos.
En una rueda de prensa al final
del Congreso Nacional del Pueblo (CNP), Wen afirmó que el crecimiento
soportaría mejor los riesgos de las presiones externas, la propiedad local y
la inflación y una deuda de 10.700 billones de yuanes (1,3 billones de euros)
de los gobiernos locales.
El líder chino redujo el
objetivo oficial de crecimiento de China en 2012 a un 7,5 por ciento, desde el
8 por ciento al que se apuntó en los últimos ocho años, y quiso dejar el
camino preparado para la puesta en marcha de reformas en áreas como los
subsidios, sin presionar la inflación.
La tasa anual de inflación de
China se desaceleró a un 3,2 por ciento en febrero, por debajo del objetivo
del Gobierno de un 4 por ciento, por primera vez en más de un año. Pero las
autoridades siguen particularmente sensibles ante los elevados precios de las
materias primas, dado el enorme nivel de importaciones chinas.
Políticas
cruciales
Zhang Ping, jefe de la agencia
de planificación, la Comisión de Reforma y Desarrollo Nacional (CRDM), dijo
en la conferencia que las políticas económicas dirigidas a mantener una
expansión relativamente veloz son clave para el futuro chino.
"En primer lugar,
necesitamos mantener un crecimiento estable y rápido, el desarrollo es la
clave para resolver los problemas de China", sostuvo.
El Gobierno mantendrá una política
monetaria prudente y medidas fiscales proactivas, y estará preparado para
hacer ajustes, una frase común entre las autoridades chinas que ha sido
evocada desde el otoño de 2011.
La muestra de unidad en torno a
una reforma pro–mercado tomó gran significado esta semana cuando el
liderazgo central de Pekín actuó para controlar la política en la provincia
suroccidental de Chongqing y destituyó a su polémico y popular jefe del
Partido Comunista local, Bo Xilai.
Los llamamientos a la unidad de
los líderes del Partido Comunista central aparecieron en las portadas de los
diarios de Chongqing el sábado. No mencionaron a Bo, cesado tras un escándalo
cuando su vicealcalde Wang Lijun se refugió en febrero en un consulado
estadounidense.
Tras llegar a Chongqing en 2007,
Bo, de 62 años y ex ministro de Comercio, lo convirtió en un bastión de
cultura comunista revolucionaria "roja" y de crecimiento
igualitario, logrando una enorme atención pública al aplicar duras medidas
contra el crimen organizado.
Su retórica de alto perfil y
propaganda inspirada en Mao Zedong molestó a funcionarios moderados. Pero su
estilo populista y avances contra el crimen fueron acogidos por muchos
residentes y varios esperaban que Bo lograra un papel más influyente en la
política nacional.