La
oligarquía arma su propio estado
Econoticiasbolivia,
13/12/07
La
Paz.– Terratenientes y la rancia burguesía, con masivo
respaldo popular, intentan formalizar el poder que ya de
facto ejercen en cuatro de las nueve regiones de Bolivia.
Alistan su propio Parlamento, su propia Policía y el
control total sobre la tierra, la educación y los
impuestos. Evo, por ahora, sólo mira y amenaza. La clase
obrera se pone en pie de combate.
En
abierta rebeldía contra el gobierno legalmente establecido
del presidente indígena Evo Morales, las fortalecidas
fuerzas de la oligarquía boliviana dieron anoche un nuevo
paso en su intento por formalizar el poder que ejercen de
facto en los valles y llanuras de Bolivia al aprobar su
denominado “estatuto autonómico”.
El
texto de 155 artículos, que sienta las bases para la
conformación de un gobierno independiente, con capacidad de
legislar y definir el uso de sus recursos, fue aprobado por
una autoconvocada Asamblea Provisional Autonómica, en Santa
Cruz, la región más próspera del país, donde se
concentra gran parte de la riqueza natural (gas, petróleo,
tierras, bosques, hierro) y que es desde hace un año el
bastión de la oligarquía terrateniente y de la burguesía
comercial financiera local.
La
carta autonómica fue recibida con júbilo por las clases
medias, empresarios, vecinos y gran parte de los
trabajadores urbanos del oriente, aunque con fuerte rechazo
y críticas por los sectores campesinos e indígenas.
Tras
la aprobación del estatuto “en grande”, de inmediato en
La Paz el gobierno del presidente Morales, que ejerce poder
en el altiplano y que aún mantiene bajo control total al Ejército
y la Policía, advirtió que la “autonomía de facto
decretada por la oligarquía era ilegal, antidemocrática y
conspirativa”. El ministro de Gobierno, Alfredo Rada,había
advertido con una intervención policial y militar si Santa
Cruz declaraba su autonomía y rompía la unidad del país.
Al
margen de la ley
Como
lo reconocen sus propios autores, la carta autonómica no se
basa ni en la Constitución Política del Estado en vigencia
ni en la que fue aprobada en Oruro por las fuerzas leales al
presidente Morales el domingo pasado y que exacerbó el
clima de enfrentamiento que vive Bolivia, virtualmente
partida en dos, con dos poderes en pugna abierta por el
control de territorio.
El
texto autonómico establece que Santa Cruz es un
departamento autónomo, una demanda de gran arraigo popular
en casi todas las regiones del interior del país (excepto
La Paz) y que ha permitido que la oligarquía tenga la
dirección y control de un vasto movimiento popular, que
tiene fuertes rasgos reaccionarios y racistas, profundos
sentimientos regionalistas, un acendrado odio hacia los
altiplánicos y duras expresiones fascistas.
El
punto central del estatuto se encuentra en el artículo
seis, en el cual se detallan las competencias exclusivas que
tendrá el nuevo poder. Entre ellas se incluyen la
competencia legislativa para tener su propio Parlamento, la
organización de instituciones públicas autónomas, entre
ellas de la Policía, que no dependan del poder central, un
régimen electoral departamental, y el control, dominio y
administración de la tierra, agricultura y ganadería,
asuntos forestales, áreas protegidas, biodiversidad, gas,
petróleo, tributos departamentales, hacienda, educación,
ordenamiento territorial, transporte terrestre y
reconocimiento de personerías jurídicas, entre otras.
Es
un levantamiento
“Este
es un levantamiento terrateniente, un levantamiento del
gamonalismo más retrógrado y conservador contra
democracia, contra la unidad y contra el proceso de cambio y
revolución agraria", dijo en La Paz el viceministro de
Tierras, Alejandro Almaraz.
Por
ahora, el Ejército y la Policía, cuyos altos mandos
responden a Morales, están en apronte, al igual que las
organizaciones sindicales urbanas y campesinas que han
comenzado a exigir que se corte de raíz la conspiración
fascista y se liquide el creciente poder de la oligarquía.
Algunos dirigentes, como Roberto de la Cruz de la combativa
ciudad de El Alto, cuestionaron la extrema pasividad del
gobierno de Morales para con los sediciosos. Otros más
radicales, vinculados a mineros de Oruro y maestros de La
Paz, plantearon como salida a la crisis la inmediata
expropiación y reversión de todos los inmensos latifundios
en los que concentra la tierra y que son la base del poder
económico y político de la oligarquía.
Presión
revolucionaria
En
este escenario, la combativa Central Obrera de Oruro,
timoneada por los mineros proletarios, la vanguardia
revolucionaria de Bolivia, dijo que “las autonomías
departamentales que se pretenden ejecutar de facto están al
margen de la ley y sólo es un pretexto y argumento trillado
para tener potestad regional de parte de la oligarquía de
disponer de nuestros recursos naturales en su beneficio”.
“Las
autonomías departamentales no solucionarán el problema del
desempleo y pobreza porque no altera la propiedad de
nuestros recursos que continúan en manos de los mercenarios
y trasnacionales. Sólo la aplicación de las Agendas del
2003 y 2005 (una verdadera nacionalización de los
hidrocarburos y de la minería, expulsando a las
transnacionales, y una nueva reforma agraria que liquide el
latifundio) de la cual nunca hablan los oligarcas serán
verdadero despegue hacia la construcción de una nueva
sociedad”.
Los
mineros repudian, además, la política conciliadora de
Morales. “Rechazar la convocatoria del Gobierno a una
tregua y concertación con la minoría fascista que hoy
convulsiona el país, utilizando
millonarios recursos de las trasnacionales y el
gobierno norteamericano. La clase trabajadora y el pueblo ha
sufrido en carne propia los resultados de este tipo de
concertaciones que siempre son un retroceso para el pueblo y
ventajas para los opresores. El pueblo sabe que los cambios
son con lucha decidida del pueblo que el gobierno no tiene
el derecho de traicionar”, agrega la arenga de la Central
Obrera de Oruro que ha logrado burlar el control político e
ideológico que ejerce el gobierno sobre los sindicatos (ver
más abajo: "Los mineros se ponen en pie de
combate").
Represión
fascista
En
Santa Cruz, el Estatuto autonómico fue aprobado bajo la
atenta mirada de unos 700 huelguistas de hambre, instalados
hace once días en carpas en la plaza central de Santa Cruz,
donde son constantes las palizas y golpizas contra los
altiplánicos que osan pasar por el centro de la ciudad. Allí
operan con absoluta impunidad las bandas fascistas, las
fuerzas que respaldan al presidente Morales lucen
acorraladas.
“A
cada hora, a cada dos horas nos llaman los compañeros,
denunciando que los están pegando, que los están
maltratando o robando, es increíble lo que está
sucediendo, porque realmente ya no hay respeto a nada”,
dice Isaac Avalos, principal dirigente de la Confederación
de Campesinos y parlamentario del partido de Morales.
En
el sur del país, en las ciudades de Sucre y Tarija, como más
al norte, en Beni y Pando, también operan las
organizaciones juveniles fascistas para amedrentar a los
partidarios de Morales y a los dirigentes sociales e indígenas.
Allí también se realizan huelgas de hambre contra Morales
y su cuestionado proyecto de nueva Constitución, que
propugna, en los central, una economía mixta, el respeto a
la propiedad privada y al latifundio y la convivencia entre
la precaria economía campesina, la informalidad
empobrecedora y una limitada participación estatal junto a
los grandes terratenientes, la burguesía financiera
comercial y los pulpos transnacionales.
Dos
gobiernos
Desde
las últimas semanas, en los hechos, en Bolivia hay dos
gobiernos. Uno, el legal, del presidente indígena Evo
Morales, tiene masivo apoyo campesino y el control del
altiplano (La Paz, Oruro y Potosí). El Ejército y la Policía
responden aún a su mando. Los sindicatos y las clases
medias lo apoyan, aunque sin mucho entusiasmo. En los valles
y llanuras del oriente y sur del país, pesa más, en
cambio, la oligarquía latifundista y la burguesía
financiera–comercial, que cuenta con la adhesión
militante de las clases medias y la sumisión de los
sindicatos y organizaciones cívicas y populares. Ellos
conspiran y quieren escindir al Ejército para derrocar al
“indio presidente”.
Bolivia
está partida en dos. En seis de las 10 más grandes
ciudades bolivianas gobierna de facto la oligarquía. Allí,
nadie respeta a Evo Morales y emerge con fuerza el racismo,
el separatismo y las bandas fascistas. Allí, la izquierda
indigenista no tiene discurso ni consignas y está
arrinconada y perseguida (ver: “En Bolivia hay dos
gobiernos” en www.socialismo-o-barbarie.org/bolivia_arde/071209_a_haydosgobiernos.htm
).
Los
mineros se ponen en pie de combate
Econoticiasbolivia,
13/12/07
La
vanguardia proletaria cree que en Bolivia llegó la hora de
aplastar a la oligarquía para avanzar hacia una verdadera
revolución en los andes
La
Paz.– Los mineros proletarios, la vanguardia de los
trabajadores bolivianos, convocaron al pueblo a movilizarse
para aplastar la conspiración fascista y avanzar por la
senda revolucionaria más allá del tibio reformismo
gubernamental en la perspectiva del socialismo.
“Es
la oportunidad histórica de resolver a favor de los
oprimidos la lucha antagónica de los pobres contra los
ricos y superar de ese modo, en la práctica, los objetivos
de la Constitución reformista aprobada en la Constituyente
(dirigida por el MAS de Evo Morales, NdE)”.
En
un documento público, los revolucionarios mineros, mediante
la Central Obrera Departamental (COD) de Oruro, señalaron
que era necesario y posible que las masas bolivianas
recuperen la iniciativa y ejecuten una política
revolucionaria. “La iniciativa perdida por las masas después
de la derrota de la derecha el 2003 es posible y necesario
recuperarla en
los momentos actuales de tensionamiento y aguda polarización
de fuerzas”, dice.
No
más treguas
La
COD de Oruro considera que no hay espacio para la conciliación
de clases. “El gobierno de Evo Morales surgido como
consecuencia de las luchas sangrientas del pueblo contra la
oligarquía, tiene como base de su política la concertación
y la convivencia con el enemigo de clase, compuesto por los
pocos ricos de este país, culpables de la pobreza, atraso y
desempleo en nuestro país”.
“En
ese sentido, su política de pactos con la derecha que
terminaron en acuerdos de claro retroceso para el pueblo como se
puede advertir en la Ley de convocatoria a la Asamblea
Constituyente y los acuerdos de la suprapartidaria, entre
otras, nunca conformarán a la clase capitalista,
detentadora del poder y de los gobiernos durante la casi
totalidad del periodo republicano, así como también no serán
solución definitiva a los problemas de nuestro pueblo
empobrecido aunque mayoritario”, dice un comunicado
enviado a Econoticiasbolivia.
Para
los mineros y trabajadores bolivianos no hay duda sobre los
peligros que acechan a los trabajadores. “La coyuntura nos
muestra con crudeza esta realidad. El gobierno prácticamente
ha sido desconocido por las prefecturas y comités cívicos
de la media luna (en cuatro de las nueve regiones de
Bolivia, NdE) arrastrando a sectores desinformados por un
discurso regional y racista. El desacato civil y las autonomías
de facto decretados por estas organizaciones facciosas son
un desafío al que tenemos que enfrentar todo el pueblo
movilizado”.
Plan
de lucha
En
el análisis político de los mineros, la nueva Constitución
aprobada por la Constituyente, y que aún debe ser llevada a
referéndum, puede ser superada en los hechos por la dinámica
revolucionaria.
“Aunque
la redacción de la nueva carta magna mantiene el espíritu
concertado en la suprapartidaria y preserva la existencia
del gran capital trasnacional
y privado, este tema es el centro del conflicto que
alinea a las fuerzas populares y revolucionarias frente a la
reacción derechista.
La
posición de la clase trabajadora no puede ser otra que el
de encabezar una lucha tenaz por: a) desenmascarar la
confusión desatada por la media luna y b) imponer la
profundización del proceso actual con la aplicación de las
agendas. Es la oportunidad histórica de resolver a favor de
los oprimidos la lucha antagónica de los pobres contra los
ricos y superar de ese modo, en la práctica, los objetivos
de la Constitución reformista aprobada en la
Constituyente”.
Poder
revolucionario
El
llamamiento laboral se orienta a movilizar y organizar a las
masas para construir desde abajo el poder revolucionario.
“Dentro de la democracia directa enunciada por la nueva
Constitución se limita a las asambleas y cabildos a tener
carácter simplemente deliberativo. Con la acumulación y
radicalización de la lucha de los sectores mayoritarios
contra la oligarquía convirtamos a esos legítimos
mecanismos de las masas en fuentes de decisión y poder del
pueblo, es decir en verdaderas asambleas populares a lo
largo del territorio boliviano.
“Los
acontecimientos que se avecinan con una abierta conspiración
derechista nos obligan, ahora más que nunca, a mantenernos
movilizados en torno a nuestra organización matriz la
Central Obrera Boliviana conformando junto a todas las
organizaciones sociales núcleos de defensa y consolidación
del proceso con la aplicación de las Agendas del 2003 y
2005”, agrega la arenga de los mineros bolivianos.
Agenda
revolucionaria
La
agenda revolucionaria contempla, a decir de la COD de Oruro,
las siguientes demandas:
•
Recuperación de los recursos naturales, hidrocarburíferos,
mineros, forestales, tierra, territorio, etc.
•
Reversión de las Empresas Capitalizadas durante el oscuro
periodo neoliberal, ENDE, ENTEL, ENFE, etc.
•
Abrogación del decreto inconstitucional 21060 y las demás
leyes neoliberales, ley de capitalización, de Reforma de
Pensiones, de Reforma Educativa, de Minería, de
Concesiones, del estatuto del Funcionario Público, de
Municipalidades, etc.
Es
decir anular y aniquilar el modelo económico neoliberal
implantado a partir del año 1985, como parte del sistema
capitalista decadente y explotador.
“Por
el titubeo del MAS y
su carácter democratista y electorero se dieron las
sucesivas salidas constitucionales que derivaron en la
ascensión mayoritaria de Evo Morales al gobierno, en la
esperanza de que con su gobierno se derribaría al modelo
neoliberal y se implementaría
las Agendas del 2003 y 2005”.
“Lamentablemente,
el gobierno del
MAS se constituyó en prisionero de la minoría derechista
que es ejecutora política de las trasnacionales,
latifundistas y terratenientes. Esta minoría logró pactos
y acuerdos que desnaturalizan la lucha del pueblo de Bolivia
y permiten a la oligarquía recuperar un protagonismo que
fue aplastado el 2003 y 2005”.
“Hoy,
esa oligarquía que es minoría del país y son los pocos
ricos que acumulan a costa del sacrificio de los
trabajadores y pueblo empobrecido, conspiran abiertamente y
articulan un golpe de estado que terminará con el proceso
de transformaciones estructurales que el
pueblo pretende imponer con su lucha”.
Marchar
separados, golpear juntos
“A
la clase trabajadora, organizada en torno a su gloriosa
Central Obrera Boliviana, le corresponde, en función a su
responsabilidad histórica, el de movilizarse y unificar a
todos los pobres del país para hacer frente a ese abierto
desafío de los ricos, preservando la independencia política
de los trabajadores, consagrada en su Declaración de
Principios”.
“La
táctica de responder juntos
a la conspiración derechista, aunque caminemos por vías
diferentes nos permitirá aplastar definitivamente a la
conspiración oligárquica, manteniendo nuestro
planteamiento central de lucha por la aplicación de las
Agendas que son parte de las transformaciones económicas y
sociales por las cuales siempre lucharon los trabajadores y
pueblo pobre de Bolivia”, agrega la COD orureña.
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