Convocatoria
a referéndum provoca tensión política
Por
Igor Ojeda (*)
ALAI, América Latina en Movimiento, 06/03/08
El clima de
crisis política y de polarización en Bolivia se profundizó
aún más a partir del pasado 28 de febrero, cuando el
Congreso Nacional, en medio del un cerco de una parte de los
principales movimientos sociales del país, aprobó la ley
de convocatoria de dos referendos nacionales, previstos para
el próximo 4 de mayo: uno para aprobar la nueva Constitución
y otro para que la población decida sobre un artículo del
texto referido al latifundio.
La
expectativa es que la tensión continúe durante todo el año.
Calificando al gobierno del presidente Evo Morales, del
Movimiento Al Socialismo (MAS), como “totalitario” y
“antidemocrático”, la oposición anuncia el desacato al
Ejecutivo y continúa en su tarea de convocar a referendos
autonómicos en la llamada “media luna” (formada por los
departamentos opositores de Santa Cruz, Tarija, Beni y
Pando). Según la oposición, el cerco de los movimientos al
Congreso y el hecho de que algunos congresistas hayan sido
impedidos de entrar a la sesión significaron uno
“atropello a la democracia”.
Durante la
plenaria, el legislativo aprobó también una ley
interpretativa sobre un párrafo de la Ley de Referendos,
quedando determinado que la facultad de convocar a consultas
departamentales es exclusiva del Congreso. Las autonomías
están previstas en la nueva Constitución. Sin embargo,
para el gobierno, los estatutos autonómicos propuestos por
la “media luna” son ilegales.
Enfrentamientos
La consulta
de Santa Cruz se realizaría exactamente el 4 de mayo. Como
respuesta a la estrategia del gobierno, la oposición planea
anticipar sus referendos. A la vez, algunos sectores de
estudiantes, y de clase media y clase media alta preparan
actos “por la democracia”, inclusive en La Paz, fuerte
reducto de Evo Morales.
El sociólogo
Eduardo Paz Rada, docente de la Universidad Mayor de San
Andrés (UMSA), de la capital boliviana, opina que,
justamente debido a la creciente tensión política, los
referendos constitucionales podrían no llevarse a efecto.
“Para que se realice un referéndum, hay ciertas
condiciones mínimas, que no están dadas. Por ejemplo,
entre los sectores sociales de Santa Cruz, hay fuertes
peleas entre dos bandos. Eso se va a agudizar en otras
regiones del país, inclusive en Potosí y La Paz. Hasta el
4 de mayo, los grupos de poder del oriente y el gobierno
intentarán impedir que la otra parte se consolide. La
realización o no de los referendos estará vinculada a esa
lucha político social, a enfrentamientos en las instancias
informales, como las calles”, analiza.
Para César
Navarro, jefe de la bancada de diputados del MAS en la Cámara
de Diputados, la profundidad de la polarización se dará,
sobre todo, porque la oposición está ganando fuerza
regionalmente, “con un discurso excesivamente autonómico,
democrático, y que consiguió posicionar ideas negativas en
relación a nuestro gobierno, como de que Evo sería
dictador, antidemocrático, fascista, totalitario,
indigenista etc.”.
Crecimiento
de la derecha
Según
Rada, hay un claro crecimiento de la derecha y un
correspondiente debilitamiento del MAS desde la victoria
electoral de Evo Morales, en diciembre de 2005, que, para él,
se dio por la incapacidad del partido para emplear la fuerza
social para imponer su proyecto al país.
Isaac Ávalos,
secretario-ejecutivo de la Confederación Sindical Única de
Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), denuncia que
las fuerzas oposicionistas temen perder sus latifundios en
caso de que la nueva Constitución sea aprobada. “Ellos
pelean por razones económicas y la tierra”. Según Ávalos,
la aprobación de los referendos fue fundamental, pues, en
caso de que la nueva Carta Magna sea ratificada, los pueblos
indígenas serán incluidos. “Queremos que se acabe la
discriminación, las masacres, los maltratos”. Por eso,
los movimientos sociales ya iniciado la socialización del
texto constitucional.
Para
Navarro, que considera la actual crisis política como la más
importante desde la fundación de la República en Bolivia,
el objetivo de los sectores opositores es derrocar al
gobierno, mediante su desestabilización política.
Frente a la
aprobación de los referendos por el Congreso, la oposición
pasó a denunciar internacionalmente el “atropello a la
democracia” presuntamente llevado a cabo por el MAS. En
cambio, el Ejecutivo denunció al Consejo de Derechos
Humanos de Naciones Unidas la existencia de sectores políticos
y regionales que estarían conspirando contra la gestión de
Evo Morales y que tendrían aspiraciones separatistas.
Separatismo
Se calcula
que, en caso de que el referendo constitucional sea
ejecutado, aunque el “sí” salga victorioso, el “no”
ganaría en los departamentos de la “media luna”. Eso
generaría una polarización fuertemente regional. Ahí,
nuevamente, volverá a estar presente la posibilidad del
separatismo, del autonomismo, que serán acelerados”, prevé
el sociólogo Eduardo Paz Rada.
De acuerdo
con el diputado César Navarro, los sectores de la “media
luna” que quieren el separatismo poseen “un alto nivel
de influencia política, no por el liderazgo que ejercen,
sino por el hecho de que controlan y dirigen los medios
privados de comunicación”.
En ese
contexto, Rada llama la atención sobre un grave riesgo que
podrá venir de las fuerzas de seguridad del Estado. “Las
instancias que tienen la posibilidad de evitar cualquier
exceso de separatismo son las Fuerzas Armadas y la policía.
Y tengo la impresión que, dentro de ellas, están empezando
a surgir tendencias divisionistas, que pueden llevar a una
situación mucho más caótica e inestable en Bolivia”.
Aprobación
fue la “única decisión posible”, afirma diputado del
MAS.
La decisión
del MAS, partido en el gobierno, de aprobar los referendos
constitucionales en medio de un cerco al Congreso por parte
de las organizaciones sociales era la única salida posible
en el contexto político actual en que vive Bolivia,
manifiesta César Navarro, jefe de la bancada del partido en
la Cámara de Diputados.
El 15 de
febrero, el gobierno y la oposición habían iniciado, en el
ámbito del Congreso, una discusión sobre la
compatibilización de la nueva Carta Magna con los estatutos
autonómicos, lanzados en diciembre por la “media luna”,
en respuesta a la aprobación de la Constitución.
Sin
embargo, el diálogo avanzó poco, y, el día 26, se inició
el cerco de los movimientos sociales al Parlamento, que exigían
la aprobación de las consultas. “Había un discurso más
de bloqueo político que una propuesta de viabilizar una
nueva Constitución por parte de la oposición. Fue una de
las realidades que percibimos en el transcurso de los días”,
cuenta Navarro.
En ese
contexto, según el diputado, el gobierno decidió, en
conjunto con los movimientos, someter el texto
constitucional a consulta popular. “Más que una decisión
de imponer algo, la opción que tomamos fue en el sentido de
proporcionar un nuevo mecanismo democrático de consulta. Es
una medida de carácter fundamentalmente político-estatal,
que delega la responsabilidad de la solución de la crisis a
la sociedad boliviana”, explica.
Equilibrio
En opinión
del sociólogo Eduardo Paz Rada, docente de la UMSA, de La
Paz, la aprobación de los referendos fue una medida estratégica
para el MAS y el presidente Evo Morales. “Los referendos
autonómicos estaban posicionados como el tema central y más
importante y, además, avanzaban mucho rápidamente, sin que
existiese una contraposición por parte del gobierno.
Entonces, hubo un intento del ejecutivo de equilibrar la
iniciativa con los sectores de la “media luna”. Era
imprescindible que el MAS tomase decisiones para que el tema
de la Constitución se posicionase por encima, o, al menos,
en el mismo nivel que los estatutos autonómicos”,
analiza.
En cuánto
a las acusaciones de la oposición de “atropello a la
democracia”, César Navarro enfatiza: “Somos la mayoría
política, la primera de la historia del país, pero estamos
condicionados a una minoría política y electoral. Quieren
impedir que haya transformaciones estructurales en el país.
Ellos quieren que la minoría tenga la capacidad de veto y
de resolver la crisis a favor de ellos mismos. Es un
desconocimiento implícito de la mayoría política
emergente tras el resultado de las elecciones de 2005”.
En relación
al cerco de los movimientos sociales al Congreso, Isaac Ávalos,
de la CSUTCB, explica que, sin presión, el Parlamento no
funciona. “Fuimos obligados a tomar esa medida. No hicimos
el cerco al Congreso el año entero. Bloqueamos cuando ellos
no trabajaron”.
(*)
Igor Ojeda es corresponsal de Brasil de Fato en La
Paz.
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