Razzia
en Bolivia. Avanza el fascismo y Evo sólo se lamenta
En
Sucre, campesinos e indígenas son vejados y
tratados como perros
Econoticiasbolivia,
27/05/08
Morales ya
no tiene pisada en la capital de la República [1],
controlada por la oligarquía y la derecha fascista. Los
campesinos e indígenas son vejados y tratados como perros.
Sucre, la
capital de Bolivia, vivió este fin de semana horas de vergüenza,
cuando grupos armados organizados desde los derechistas
gobiernos local y comunal desataron una cacería de
campesinos e indígenas que habían acudido a la ciudad para
recibir al presidente Evo Morales.
Perseguidos
como perros, centenares de indígenas fueron apaleados,
vejados y humillados este sábado, mientras una veintena de
ellos, tomados como rehenes, fueron conducidos a palo y
golpes por las bandas juveniles de fascistas a la plaza
principal de la ciudad. Allí, los campesinos fueron
desnudados, puestos de rodillas y obligados a pedir perdón
a la 'culta Charcas', la ciudad ubicada al sur de Bolivia y
que tiene un cuarto millón de habitantes, y que paradójicamente
celebraba el 199 aniversario del primer grito libertario de
la América morena, que luchaba por acudirse del yugo de la
colonización española.
La cacería
de campesinos fue organizada desde las organizaciones cívicas
y populares que tienen el control absoluto de la ciudad de
Sucre y que se organizaron para impedir la llegada del
presidente Morales, que tiene vetado el ingreso desde fines
de noviembre del 2007, cuando los asambleístas del
gobernante Movimiento al Socialismo intentaron revivir a
bala la agonizante Asamblea Constituyente para aprobar en
una escuela militar una Constitución Política del Estado,
que por ahora es un simple papel mojado.
Horas antes
de perseguir a los campesinos, estos mismos grupos de
fascistas obligaron a los efectivos del Ejército y la Policía
a replegarse a sus cuarteles, dejando sin defensa e inermes
a los campesinos que habían sido convocados por el mismo
Evo para que le ayuden a sentar presencia en esa ciudad.
Poder
dual
Hasta último
momento, Evo había intentado ingresar a esa urbe,
convertida ya, junto a Santa Cruz de la Sierra, en la
capital de la intolerancia y el racismo, pero ante estos
hechos de violencia, desistió de esta idea, ratificando,
una vez más, que en Bolivia hay dos gobiernos y que Morales
no tiene pisada en las ciudades del oriente y sur del país,
donde gobierna una rancia oligarquía y 100 poderosos clanes
que son dueños de la tierra, los negocios, las
exportaciones, los medios de comunicación y la conciencia
de muchos.
Desde
mediados del 2007, en Bolivia está fracturada en dos y hay
un doble poder, con Evo gobernando en el altiplano (La Paz,
Oruro y Potosí) y la oligarquía y los 100 clanes en los
valles y el oriente del país, donde levantaron demagógicamente
la bandera de la autonomía y por ello cuentan con el apoyo
militante de las clases medias y los movimientos cívicos y
vecinales, además de la sumisión/adhesión de las
organizaciones sociales y populares urbanas.
Esta
situación tiende a consolidarse, tras la realización del
referéndum autonomista en Santa Cruz el pasado 4 de mayo y
que posibilitó que el prefecto derechista cruceño Rubén
Costas asuma funciones de Presidente y forje su propio
Parlamento en abierto desacato al gobierno de Evo, que sólo
atina a protestar.
La oligarquía
avanza en su proyecto de poder y organiza para los
siguientes días tres referéndums en Beni, Pando y Tarija,
con los mismos propósitos e igual de predecibles como los
de Santa Cruz, mientras la izquierda indigenista trabaja con
miras al referéndum revocatorio nacional del 10 de agosto,
en la que muy probablemente Evo y sus opositores sean
ratificados en sus cargos, consolidándose este 'empate
catastrófico' y abriendo la posibilidad para que la
oligarquía y el gobierno indigenista intenten lograr un
'gran acuerdo nacional', demandado por la Iglesia, la
confederación de empresarios privados, los militares y la
diplomacia regional e internacional.
En este
escenario, el último ampliado de la Central Obrera
Boliviana (COB) convocó a una huelga general para junio
contra la oligarquía y para que el 'indio presidente' deje
de conciliar con la derecha y cumpla con la agenda de
octubre, expropiando las tierras de los latifundistas,
estatizando las minas, el gas y el petróleo, y mejorando la
vida del 70 por ciento de los bolivianos que viven en la
pobreza y desnutrición, y cuya situación ha empeorado
durante el gobierno de Evo por el alza de los precios de los
alimentos, la falta de empleo y la pervivencia de las políticas
neoliberales.
Martirio
campesino
Mientras
tanto, la lucha desatada en los valles y el oriente del país
no tiene pausa y son elocuentes de ello los testimonios de
las últimas horas. 'Con los ojos asustados y con sudor por
el intenso sol y el miedo de la turba que amenazaba con
matarlo, por defender las ideas masistas (del gobierno de
Evo, NdR), así estaba Angel Vallejos, alcalde de Mojocoya,
quien fue tomado de rehén y acusado de lanzar piedras a los
jóvenes sucrenses que se oponían a la llegada de Evo
Morales a Sucre'.
'¡Bájenlos,
bájenlos!, gritaba la gente desde la carretera, mientras
grupos de jóvenes inspeccionaban las casas y trepaban los
cerros del barrio Azari, donde se escondían campesinos'.
'Junto a
Vallejos, otras cuatro personas fueron tomadas de rehén.
Vallejos fue obligado a levantar la bandera de Chuquisaca y
a rastras lo llevaron hasta la plaza 25 de Mayo para que
'pida perdón al pueblo por agredir' (…) Luego, otro grupo
llegó con más rehenes a quienes les obligaron a quitarse
la ropa y con el torso desnudo les hicieron arrodillar
frente a la Casa de la Libertad. 'Sucre de pie, Evo de
rodillas', gritaron', según refleja el diario 'La Razón',
opositor a Morales.
Reacciones
de unos y otros
Frente a
estos hechos, la Federación de Campesinos de Chuquisaca
denunció que aproximadamente 20 personas de su sector se
encuentran desaparecidos, entre ellos algunos niños, calculándose
en más de 50 los heridos.
'Frente a
la situación de violencia contra los campesinos acontecida
ayer (sábado) en Sucre, hemos organizado un comité de
huelga desde las 15.00 y un bloqueo de caminos en la
comunidad de Candúa', afirmó el dirigente campesino del
Chaco Chuquisaqueño, Justo Arancibia, en contacto con la
red gubernamental Patria Nueva.
En ese
contexto, indicó que este sector decidió asumir esas
medidas en protesta por los hechos acontecidos en Sucre, ya
que ellos lo único que hicieron fue querer participar en el
acto de entrega de ambulancias, cheques y mil viviendas que
iba a realizar el presidente Evo Morales en el estadio
Patria de Sucre, en conmemoración a la efeméride del 25 de
Mayo de 1809.
'El Comité
Interinstitucional ha demostrado una vez más la acción
racista contra nuestros hermanos campesinos', expresó.
La federación
de Campesinos instruyó, además, la declaratoria de una
huelga de hambre de sus dirigentes y el inicio de un bloqueo
de caminos, cercando la ciudad.
Esta medida
fue, sin embargo, desautorizada por el gobierno de Morales,
que instruyó el repliegue de los efectivos de la Policía
Nacional y las Fuerzas Armadas que fueron rebasados por los
movilizados.
Acusaciones
y lamentos
El ministro
de Gobierno, Alfredo Rada, acusó a los dirigentes cívicos
y opositores de ser los directos responsables de los hechos
de violencia en Sucre, que dejó decenas de heridos, entre
ellos una periodista de la red radial Aclo, martirizada por
los jóvenes fascistas.
La agitada
tensión en la que se encontraba la ciudad de Sucre fue
dirigida por los dirigentes del Comité Insterinstitucional,
Jaime Barrón, Aidée Nava y Fidel Herrera; además de los
parlamentarios de Podemos, Fernando Rodríguez, Tomasa
Yarhui, entre otros, denunció la agencia gubernamental ABI.
Horas después,
el vicepresidente del Comité Interinstitucional de Sucre,
Jhon Cava, reconoció los excesos cometidos durante la víspera
en contra de los campesinos, aunque dijo no conocer a los
responsables, pero indicó que públicamente se pidió
disculpas por ello.
'No sabemos
qué grupos son estos que hacen quedar mal a un movimiento cívico
y pacífico y por eso esta mañana hemos pedido disculpas públicas
a la Federación de Campesinos, ya que esa no es la característica
de los sucrenses', dijo en entrevista con radio
Panamericana.
Por su
parte, y mostrando su impotencia, el Gobierno de Morales se
limitó a expresar sus condolencias con los campesinos y se
sumó a los lamentos. 'El Gobierno lamenta saldos de esta
jornada que consideramos que es día de vergüenza nacional,
ya que todo lo que los medios (de comunicación), en fiel
cumplimiento de su labor reflejaron las humillaciones a
gente de extracción humilde, a vecinos y sectores populares
por parte de grupos de choque conformado por universitarios
y organizaciones dirigidas por el Comité
Interinstitucional. Es una vergüenza nacional', dijo.
A las
protestas también se sumaron algunos medios de comunicación.
'La Red de Educación Radiofónica de Bolivia (Erbol)
responsabiliza a la alcaldesa de Sucre, Aydeé Nava; al
presidente del Comité Interinstitucional, Jaime Barrón; al
presidente del Concejo Municipal, Fidel Herrera; y al
funcionario del municipio sucrense, Tommy Durán, por la
agresión a la periodista de Radio Aclo Chuquisaca,
Marianela Paco'.
Esta
periodista fue golpeada, insultada, vejada y rociada con
gasolina por una turba fascista, cuando informaba sobre la
cacería de campesinos e indígenas desatada el sábado en
la ciudad de Sucre.
Erbol, a
través de un comunicado, aseguró que Nava, Durán, Barrón
y Herrera convocaron a grupos violentos con el fin de
agredir y destilar odio contra personas que no comparten su
línea ideológica y política, desconociendo los principios
democráticos de respeto, tolerancia y convivencia.
Respuesta
popular
En La Paz y
otras ciudades, trabajadores y vecinos de clases medias
condenaron las agresiones en Sucre y cuestionaron la extrema
tolerancia del Gobierno de Morales con las bandas fascistas
y la rebelión oligárquica.
Este
reclamo será más patente este miércoles 28, en la
movilización social convocada por la unitaria Central
Obrera Boliviana (COB), que presiona para que Morales deje
de conciliar con la oligarquía y para que combata a los
sediciosos, expropiando la tierra a los latifundistas y
revirtiendo efectivamente las concesiones petroleras y
mineras al dominio del Estado, además de incrementar el
salario para los trabajadores y poner un efectivo control
sobre los precios de los alimentos.
'Convocamos
el 28 de mayo a una gran marcha que partirá desde la Ceja
de El Alto para concentrarse en el centro de La Paz, para
rechazar a los empresarios y politiqueros de la media luna
para decirles que no los soportamos más con sus actitudes',
dijo el dirigente de la COB, el oficialista Pedro Montes.
En Potosí,
el secretario ejecutivo de la Central Obrera Departamental,
Gerardo Coro, demandó que Morales aplique 'mano dura' sobre
la oligarquía y sobre los grupos fascistas que han
comenzado a expandirse por todos los valles y el oriente del
país, a la vista y paciencia de un gobierno indígena y
campesino que apuesta todo a la papeleta electoral,
claramente insuficiente para derrotar a una burguesía
agrofinanciera y comercial que cuenta con el apoyo de la
embajada de Estados Unidos y que no tolera ser gobernada por
un indio, a pesar que éste promueva la vigencia del
capitalismo andino, respete la propiedad privada, defienda
la inversión extranjera y ponga freno a los sindicatos y
organizaciones sociales que pugnan por acabar con el
neoliberalismo y la explotación capitalista.
1.–
La ciudad de Sucre es formalmente capital de la República
aunque la sede del Poder Ejecutivo y del parlamento es la
ciudad de La Paz (nota de SoB).
Evo
frena a la izquierda y da más alas al fascismo
Econoticiasbolivia,
29/05/08
La Paz.–
Paralizado por su suicida política de concertación con la
oligarquía que lo desprecia y detesta, el presidente de
Bolivia, Evo Morales, frenó las protestas de campesinos y
obreros en contra de la envalentonada burguesía
agrofinanciera, que no se da tregua en su tarea de escindir
al país en dos.
Este miércoles,
la dirección oficialista de la Central Obrera Boliviana
(COB) suspendió en las ciudades de La Paz y El Alto, las
dos mayores del país, una marcha de protesta que había
sido convocada desde la pasada semana para condenar la
escalada subversiva de la oligarquía y exigir que el
presidente Morales cumpla con las demandas populares de
tierra, trabajo, pan y más salario.
La suspensión
de las movilizaciones también alcanzó a otras ciudades
como Oruro y Potosí, donde los dirigentes laborales
cuestionaron a los sindicalistas ligados al gobierno de Evo.
Tres días
antes, el domingo, el propio Morales había instruido a los
dirigentes campesinos de Chuquisaca la suspensión de un
bloqueo de caminos y un cerco sobre la ciudad de Sucre, la
capital de la República, y que estaba siendo organizada por
los indígenas, dolidos por la agresión y humillación que
sufrieron decenas de campesinos a manos de los grupos
fascistas que responden al mando de una oligarquía que
campea impunemente a sus anchas en los valles y el oriente
del país y conspira para frenar todas las reformas del
“indio presidente” (ver: Razzia en Bolivia).
Ante este
retroceso, las mismas fuerzas fascistas y derechistas que
impidieron el ingreso del presidente Morales y organizaron
el pasado sábado la “razzia contra los indios” (a los
que desnudaron, golpearon, arrastraron por las calles y los
hicieron arrodillar y pedir perdón en la plaza central),
volvieron a la carga y convocaron en la misma ciudad de
Sucre a una huelga cívica de 24 horas para este jueves en
contra de Evo.
Avanzan
los separatistas
Más al
norte, en los departamentos de Beni y Pando, los gobiernos
prefecturales y los derechistas comités cívicos, usaban
todas sus armas para organizar este domingo sendos referéndums
autonómicos, con los que intentan legitimar, con el voto
popular, la existencia de gobiernos paralelos similares al
de Santa Cruz y en abierto desacato al de Morales.
En el norte
no hay más ley que la impuesta por la oligarquía y los 100
clanes familiares que son dueños de la tierra, los
negocios, los medios de comunicación y la conciencia de
muchos (ver: La rebelión de los 100 clanes).
En una
muestra de su poder, que ejercen con absoluta impunidad,
cientos de campesinos que protestaban en la norteña ciudad
beniana de Guayaramerín en contra del separatismo fueron
salvajemente golpeados hoy por las bandas fascistas, según
denunció la dirigente agraria, Sonia Aguilera.
"Nos
golpearon, hay heridos (…) Querían quemar nuestra sede,
incluso (el diputado derechista Hermes) Vargas agredió al
director del Canal 4", relató Aguilera.
Violencia
e impunidad
En los
territorios donde gobierna de facto la oligarquía la
violencia impune de los poderosos es el pan de todos los días.
El martes, en la misma capital del Beni, en Trinidad,
paramilitares dependientes de la Prefectura (gobierno local)
perseguían a los periodistas de la radio gubernamental
Patria Nueva.
“Nos decían
que somos articuladores políticos y que estaríamos
movilizando a la población. Nos dirigíamos al sector de
los gremiales y nos persiguieron en motocicletas por media
hora. Tenían cuchillos, iban en contra de nosotros, nos decían
masistas (militantes del gubernamental Movimiento al
socialismo, MAS), que estamos defendiendo a los indios”.
“Agarraban
cuchillos, lo patearon a un compañero en el piso. Nos
pretendían amedrentar física y psicológicamente (…) De
los colonizadores quemaron viviendas humildes, nosotros sólo
dábamos a conocer esa situación”, denunció la
periodista Matilde Concepción.
Autonomía,
demagogia y fascismo
En las
regiones orientales de Beni y Pando, la oligarquía, al
igual que lo hizo en Santa Cruz, levantó demagógicamente
la bandera de la autonomía y prometió mejorar la calidad
de la vida de la gente y lograr la prosperidad de la región
con lo que han ganado un masivo apoyo de la población
urbana y de casi todas las organizaciones sociales,
empresariales y vecinales, con la única excepción de los
campesinos y de minoritarios sectores de izquierda.
Pese a
ello, los oligarcas no toleran ninguna disidencia ni
protesta y organizan a miles de jóvenes para imponer su ley
y su orden. En estas elecciones está prevista la aprobación,
por amplio margen, de unos estatutos autonómicos que son
igual o más separatistas que los cruceños y que
posibilitan que se puedan crear Parlamentos regionales con
potestad para formular sus propias leyes, manejar los
recursos naturales sin injerencia del Gobierno central de
Paz, formar su propia Policía y crear impuestos (ver: la
oligarquía da un paso atrás y tres adelante).
Política
de conciliación
Pero
mientras la derecha seguía consolidando sus posiciones, en
La Paz, el gobierno de Morales intentaba este miércoles dar
respiración artificial a un diálogo de sordos con la
oposición, sin la participación de la principal fuerza de
la derecha y los prefectos opositores, en una reunión que
no tiene más que un carácter simbólico y está, en los
hechos, condenada al fracaso.
Horas
antes, el dirigente oficialista de la Central Obrera, Pedro
Montes, había solicitado al presidente Morales a dejar de
lado sus intentos por conciliar con la oligarquía para
volcarse, por el contrario, a buscar un acuerdo con los
trabajadores y la población empobrecida.
"Estamos
pidiendo al Gobierno que no puede dialogar con los
masacradores del pasado, sino de una vez que el diálogo se
haga con el pueblo a la cabeza de la COB", dijo el
dirigente minero que paradójicamente suspendió la
movilización popular en todo el país para dar espacio al
diálogo entre el Gobierno y parte de la oposición
derechista.
En Oruro,
los sindicalistas cuestionaron la decisión de la COB de
suspender las movilizaciones populares contra la oligarquía
y por el no cumplimiento de la agenda de octubre
(nacionalización efectiva del gas, petróleo y minas,
reversión de las tierras de los latifundistas, fin de la
política neoliberal, control de precios de los alimentos y
aumento de salarios).
Víctor López,
secretario permanente de la Central Obrera de Oruro dijo que
la dirigencia de la COB, al haber hecho un cambio en las
medidas de presión y convocar a reuniones de dirigentes en
vez de lanzarse a la lucha, no tenía otro afán que
desvirtuar y perder la perspectiva de las movilizaciones.
Freno
a la movilización
La suspensión
de las movilizaciones sindicales se origina en la política
gubernamental de intentar lograr un acuerdo de largo aliento
con la burguesía para potenciar el “capitalismo
andino”, además de evitar que los sindicatos más
radicales, como los mineros y maestros, ganen más fuerza en
su exigencia para que Morales deje de conciliar con la
derecha y cumpla con las exigencias del pueblo.
Los
sectores más radicales creen que el próximo referéndum
revocatorio de mandatos del 10 de agosto, que es casi seguro
que ratificará en su cargo al presidente Morales y a sus
principales opositores en las prefecturas del oriente, no
resolverá la crisis política que vive el país ni ayudará
a mejorar la crítica situación económica de los
trabajadores.
Por ello,
creen que es urgente retomar la movilización y la lucha
para recuperar el control de las calles y de las ciudades, y
así evitar que la oligarquía, que opera con la cobertura
de la Embajada de Estados Unidos, afiance más su poderío.
Los sindicatos más radicales creen que si no enfrentan
ahora a la burguesía, serán engullidos por la barbarie
fascista que ha comenzado a cobrar más y más fuerza en el
oriente y los valles de Bolivia (ver: Central obrera: ni Evo
ni la oligarquía).
Los
100 clanes quieren alambrar la amazonía
Econoticiasbolivia,
30/05/08
La conjura
separatista da un nuevo paso y ahora ya son tres las
regiones del oriente en rebeldía contra Morales, que tiene
gran fuerza en otras tres del altiplano
La Paz.–
Los 100 clanes que son dueños de la tierra y la vida en el
oriente de Bolivia quieren perpetuar su poder y marcar como
suya la rica Amazonía, de la mano de unos estatutos autonómicos
puestos a votación este domingo en sendos referéndums en
las tropicales regiones de Beni y Pando y en abierto
desacato al gobierno del indígena Evo Morales.
El
estatuto, que se prevé que sea aprobado mayoritariamente a
pesar de que es ilegal e inconstitucional, tal como aconteció
en Santa Cruz el pasado 4 de mayo, otorga poderes especiales
a las autoridades regionales para regular el ingreso y
asentamiento de los bolivianos que provengan del altiplano y
los valles.
Así, por
ejemplo, el artículo 6 del estatuto autonómico de Beni
establece que "las migraciones e inmigraciones de
grupos organizados de ciudadanos bolivianos y extranjeros
que deseen asentarse en el departamento del Beni deberán
ser aprobadas por dos tercios de la Asamblea Legislativa
Departamental, previo consenso con la Asamblea Legislativa
Provincial y concordancia con el plan de desarrollo
departamental".
Esto
significa, según denunció el viceministro de
Descentralización, Fabián Yaksic, que los nacionales que
deseen ingresar a los cerca de 300 mil kilómetros cuadrados
de la región amazónica boliviana, colindantes con Brasil,
deberán obtener un pasaporte o visa, lo que sólo se usa
cuando un ciudadano viaja a otro país o a otro continente.
Esta disposición también podría ser utilizada, según
advirtió la Confederación Indígena del oriente, para
expulsar de la región a todos los migrantes y originarios
del altiplano.
Con ello,
la oligarquía y los 100 clanes estarían virtualmente
alambrando esa región que cubre casi la cuarta parte de
todo el territorio nacional y que se caracteriza por grandes
extensiones de bosques y pantanal, inmensas praderas aptas
para la agricultura y la ganadería, ríos caudalosos y una
incomparable riqueza en biodiversidad.
Los
estatutos autonómicos, redactados por especialistas afines
y a sueldo de los gobiernos prefecturales y los 100 clanes,
sin participación directa de los ciudadanos, contempla la
conformación de un Parlamento regional con capacidad para
dictar leyes por encima de las nacionales, da prerrogativas
de Presidente al prefecto o gobernador, le faculta para
armar su propia milicia o fuerza pública, y les otorga
poderes especiales para definir el uso y acceso de tierras,
el pago de impuestos y otros aspectos de la vida política y
económica de la región.
En las
regiones orientales de Beni y Pando, la oligarquía, al
igual que lo hizo en Santa Cruz, levantó demagógicamente
la bandera de la autonomía y prometió mejorar la calidad
de la vida de la gente y lograr la prosperidad de la región
con lo que han ganado un masivo apoyo de la población
urbana y de casi todas las organizaciones sociales,
empresariales y vecinales, con la única excepción de los
campesinos, los pobladores de los barrios más pobres y
minoritarios sectores de izquierda. En esta región,
abandonada por el Estado y los gobiernos de turnos, aislada
del eje económico y político del país, hay un fuerte
resentimiento contra el centralismo entre la población de
casi medio millón de habitantes, de los cuales un 70 por
ciento está sumida en la pobreza e indigencia. Es, por
tanto, un fértil campo de cultivo para la demagogia de una
oligarquía que desprecia a los indios y explota a los más
pobres.
Avanza
la conjura separatista
Con la
aprobación de los estatutos autonómicos de Beni y Pando ya
serán tres regiones, de las nueve que tiene Bolivia, donde
se consolida con votación popular la existencia de
gobiernos paralelos y en abierto desacato al gobierno
central de Evo Morales, que ya no sabe, ni puede ni quiere
detener la rebelión oligárquica. Para el 22 de junio está
previsto otro referéndum en Tarija, en el sur del país,
colindante con Argentina, con lo que serán cuatro los
departamentos en rebeldía (ver: La oligarquía da un paso
atrás y tres adelante).
En otras
dos regiones de los valles, como Chuquisaca (donde está la
capital Sucre, escenario de humillantes vejámenes contra
los campesinos) y Cochabamba, la oposición derechista y
oligárquica también cuenta con enorme fuerza en las
ciudades, quedando Evo Morales con el apoyo de sólo tres
regiones del altiplano y de gran parte del campo en los
valles.
En el
oriente y los valles, la realización de los referéndums
venciendo la oposición de Evo ha generado mucha euforia
entre los 100 clanes familiares, que son dueños de 25
millones de hectáreas de tierras fértiles, cinco veces más
que la que tienen en conjunto dos millones de campesinos
pobres que subsisten en los minifundios y cultivan en
tierras degradadas por la erosión y el uso intensivo.
Favorecidos
por la defección del presidente Morales, que ha levantado
las manos ante el poder de la oligarquía y ha instruido a
las Fuerzas Armadas, a la Policía y a las organizaciones
sociales de campesinos e indígenas para que no impidan por
la fuerza la ilegal consulta, los prefectos (gobernadores) y
dirigentes de las organizaciones cívicas y empresariales ya
cantan victoria y siguen amedrentando a los disidentes.
La oligarquía
y los 100 clanes creen quecon el voto popular y el poder que
tienen en la calle, ya han derrotado todas las pretensiones
de Morales sobre las tierras, los recursos naturales y el
funcionamiento de la economía, creen que ya han frenado y
enterrado la rebelión de los pobres que echó abajo a los
gobiernos neoliberales en el 2003 y 2005 y que amenazó el
poder de las transnacionales y la vigencia del
neoliberalismo en Bolivia, una nación con 10 millones de
habitantes y 6 millones de pobres. Ellos creen, incluso, que
aunque no puedan lograr poner fin al mandato de Evo Morales
el próximo 10 de agosto, en el referéndum revocatorio, ya
han consolidado su poder en las regiones.
Persecución
y odio racial
En el
oriente y los valles la población urbana, especialmente la
clase media, respalda masivamente a los prefectos y comités
cívicos derechistas porque ellos han levantado la bandera
de la autonomía, que demagógicamente muestran como la única
vía para mejorar la calidad de vida de la gente, sumida en
la pobreza y siempre olvidada por los gobiernos nacionales.
El masivo
apoyo a los oligarcas se da en la misma medida en que se
repudia la política de Evo que rechaza la autonomía,
recorta los recursos a las regiones y no mejora en nada la
economía ni la vida de los trabajadores y las empobrecidas
clases medias. En rigor, todos ellos, los de abajo, están
peor que antes como resultado del alza del costo de vida y
los salarios miserables que pagan el Estado y los
empresarios, a pesar de que estos últimos están logrando
millonarios ingresos adicionales por el alza del precio de
las materias primas exportadas.
Los líderes
derechistas también han exacerbado en el oriente y los
valles los arraigados y centenarios sentimientos de
menosprecio contra los altiplánicos y campesinos y los han
transformado en odio racial y violencia organizada contra
los más humildes y los más pobres, que son perseguidos,
humillados y vejados.
Evo
frena la lucha popular
Mientras
tanto, paralizado por su suicida política de concertación
con la oligarquía que lo desprecia y detesta, el presidente
Evo Morales continuó frenando las protestas de campesinos y
obreros en contra de la envalentonada burguesía
agrofinanciera, que no se da tregua en su tarea de escindir
al país en dos.
La suspensión
de las movilizaciones sindicales se origina en la política
gubernamental de intentar lograr un acuerdo de largo aliento
con la burguesía para potenciar el “capitalismo
andino”, además de evitar que los sindicatos más
radicales, como los mineros y maestros, ganen más fuerza en
su exigencia para que Morales deje de conciliar con la
derecha y cumpla con las exigencias del pueblo acabando con
el neoliberalismo y el saqueo transnacional de las riquezas
naturales, expropiando la tierra a los latifundistas y
entregándola a los campesinos y mejorando la calidad de
vida de los trabajadores con más empleo y mejor salario
(ver: Evo frena la lucha popular y da más alas a la
derecha).
La
estrategia de los ricos
La rancia
oligarquía boliviana, que tiene un visceral y profundo odio
contra los indios, contra los pobres, dejó hacer a Morales
durante gran parte del 2006 para que hiciera lo que ella no
podía hacer: desvirtuar las luchas populares por la
nacionalización del gas y el petróleo, legalizar los
contratos con todas las transnacionales que el pueblo quería
expulsar del país y armar una Asamblea Constituyente entre
los representantes del MAS y los de la oligarquía, sin la
participación directa de las organizaciones que derrocaron
a los ex presidentes neoliberales Gonzalo Sánchez de Lozada
y Carlos Mesa.
De ahí en
más, oleados y sacramentados los contratos petroleros,
puestas a salvo y acrecentadas las millonarias ganancias de
los pulpos transnacionales del gas y el petróleo, la
oligarquía, con el apoyo y cobertura de la Embajada de
Estados Unidos, frenó, bloqueó y ganó las calles,
enarbolando la bandera de la autonomía, fortaleciéndose
con cada error de Morales, ganando fuerza con cada concesión
de Morales.
Ahora, la
oligarquía y los 100 clanes se empeñan en lograr un masivo
y contundente apoyo electoral en los referéndums, para
consolidar su dominio en las regiones del oriente y los
valles, y lograr
la base que les permita ratificar en el referéndum
revocatorio del 10 de agosto que son ellos, y nadie más que
ellos, los dueños de la mitad de Bolivia y que Evo Morales
sólo podrá gobernar en el altiplano.
Dueños
y señores del Beni
Y esto lo
saben los dueños y señores del Beni, en las ubérrimas
llanuras del norte oriental de Bolivia. Allí, es el reino
de los clanes de los Guiteras, Llapiz, Sattori, Bruckner,
Quaino, Dellien, Avila, Nacif, Antelo, Salek. Allí, 10
familias tienen un poco más de medio millón de hectáreas
(534 mil), que es, en extensión, 500 veces más grande que
toda la ciudad de Trinidad, la capital beniana.
Allí, como
en Santa Cruz y Pando, una vaca vale más que una familia
campesina. Allí, el poder político y económico se reparte
entre padres, hermanos e hijos. Unos son autoridades
regionales, otros diputados y concejales, otros son jefes
militares y dueños de empresas.
Allí también
imperan los Gasser, Elsner, Carruty y los Bauer Elsner.
Todos ellos, que provienen de familias europeas, son los dueños
de los principales negocios, accionistas de la banca y
manejan a su antojo los cargos públicos, la justicia, la
prensa y la administración pública. No es casual, por
ello, que el prefecto (gobernador) sea uno de ellos: Ernesto
Suárez Sattori, un ganadero latifundista y ex parlamentario
de la fascista ADN (Acción Democrática Nacionalista del ex
dictador Hugo Banzer).
Los
amos de Pando
Más al
norte, en Pando, es el reino de los Sonnenschein, Hecker,
Becerra Roca, Vaca Roca, Peñaranda, Barbery Paz, Claure,
Villavicencio Amuruz, que gobiernan de la misma forma que
sus pares de Santa Cruz y Beni.
Estas ocho
familias concentran cerca de un millón de hectáreas de
tierras fértiles, que equivalen a dos mil veces la extensión
de la capital Cobija, donde gobierna con ellos otro
millonario ganadero, el ultraderechista Leopoldo Fernández.
El
gobernador Fernández es uno de los amos y señores de Pando
y su influencia es tal que incluso el propio Morales le
ofreció, hace un año y medio, que sea candidato por su
partido, el Movimiento al Socialismo (MAS), para gobernar la
rica región fronteriza con Brasil. Fernández lo rechazó,
él no quiere nada con los indios.
Clanes
racistas
Estos
clanes son visceralmente racistas y están convencidos de
que los campesinos, a los que explotan como en los tiempos
del feudalismo, valen menos que sus vacas, por lo que no
conciben que uno de ellos sea el actual presidente de
Bolivia.
Estos
grupos oligárquicos han estado, desde siempre, imbricados
con el poder político. Han cogobernado con las dictaduras
militares y han lucrado al máximo con los regímenes
neoliberales democráticos y saben, muy bien, conservar sus
privilegios.
Por ello,
tras estar arrinconados parcial y temporalmente desde
octubre del 2003, cuando una insurrección popular derrocara
al ex presidente Gonzalo Sánchez de Lozada, al que
respaldaron hasta último momento, los latifundistas
comenzaron a recobrar el poder político regional, mediante
la abierta confrontación con el titubeante, conciliador y
suicida régimen indigenista de Morales, que busca, en el
fondo, que las rancias élites de oligarcas compartan el
poder con las emergentes élites indígenas (ver García
Linera: Las élites comparten el poder).
El
rol de la Embajada
La
conspiración de los clanes cuenta con el indisimulado apoyo
de la administración de George Bush. Según ha denunciado
el gobierno, la Embajada de Estados Unidos es la que
promueve y financia los intentos separatistas de la oligarquía.
Las estrechas relaciones del embajador estadounidense Philip
Goldberg con los principales líderes de la rebelión como
el prefecto Rubén Costas y el líder fascista Branko
Marinkovic de Santa Cruz, y el financiamiento de la agencia
norteamericana de cooperación Usaid a los políticos
derechistas de oposición, son prueba de ello y marcan la
evolución de la política de Washington con relación al
presidente Morales.
Hasta el
2002, el dirigente cocalero Evo Morales era considerado como
el enemigo número uno de Washington. En ese entonces, el
embajador Manuel Rocha amenazaba abiertamente a los
bolivianos con suspender la ayuda económica y cortar
relaciones diplomáticas si éstos se animaban a votar por
Evo, al que consideraban ligado al narcotráfico.
Sin
embargo, en el periodo 2003 – 2005, cuando el levantisco
pueblo boliviano derribó a dos gobiernos neoliberales
(Gonzalo Sánchez de Lozada y Carlos Mesa) y amenazó con
expulsar a las transnacionales petroleras y mineras que
saqueaban Bolivia, nacionalizando el gas, las minas y las
tierras, Washington revalorizó el papel de Morales y decidió,
aunque de mala gana, convivir con él, más aún cuando éste
ganó las elecciones de fines del 2005 con el 54 por ciento
de los votos.
Ya en el
poder, Morales atemperó los ánimos populares sobre la
expulsión de las transnacionales y logró nuevos acuerdos
con las petroleras, legalizando sus contratos y garantizando
sus propiedades, sus inversiones y ganancias. Otorgó también
amplias garantías para la propiedad y la inversión privada
que cumplan con las normas y leyes.
Todo ello
agrada a Washington, aunque no es suficiente para anular el
creciente apoyo estadounidense a la causa de la oposición
oligárquica. El alineamiento de Morales con los regímenes
de Cuba y Venezuela, su tolerancia al cultivo limitado de
coca, su permanente y estridente retórica antiimperialista
y la amenaza de que los sectores radicales de indígenas y
trabajadores desborden al presidente indígena (Ver: Mineros
en pie de combate) hacen que la Embajada no confíe en Evo y
busque, por el contrario, limitar su poder al altiplano, tal
como actualmente ocurre.
La
administración Bush fogonea contra Morales y ha enviado a
su mayor experto en el separatismo como Philip Goldberg, que
ya trabajó entre 1994 y 1996 como asistente especial del
embajador Richard Holbrooke, uno de los estrategas de la
desintegración de Yugoslavia y de la caída en 2000 del
presidente Slobodan Milosevic. Goldberg promovió la
separación de Serbia y Montenegro y también estuvo en
Kosovo, generando conflictos entre serbios y albaneses.
Ahora está en los andes bolivianos, alentando la rebelión
de los 100 clanes (ver: La rebelión de los 100 clanes).
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