Importante triunfo de Evo Morales... y de los prefectos de la Media
Luna
Un país más polarizado
Socialismo o Barbarie, periódico, 14/08/08
El pasado domingo 10 finalmente se realizó el referéndum
“revocatorio” en Bolivia. Cómo anticipábamos en
nuestra declaración de SoB Bolivia, Morales y Linera
salieron ratificados y por un amplio margen (más del 62% de
los votos).
Esta importante elección nacional, no deja de ser un triunfo político
para su gobierno. Sin embargo, la realidad es que también
los cuatro prefectos de la Media Luna salieron ratificados
por amplio margen, y en esos territorios Evo quedó como
“revocado”: por eso ellos también festejaron.
Al mismo tiempo, respecto del resto de los prefectos, el balance ha
quedado como “emparejado”: perdieron Paredes y Reyes
Villa (dos opositores, aunque el último ha desconocido el
resultado), pero también el prefecto masista de Oruro.
Sin embargo, el triunfo político obtenido por el gobierno podría
tener patas cortas: en la medida que sea ratificada la política
de pactos y concesiones a la oligarquía (la combinación de
la nueva constitución con los estatutos autonómicos), él
logro del 10 quedaría rápidamente diluido. Porque en lo
inmediato, lo que ha salido de la jornada electoral, es un
país más polarizado donde el gobierno debería aprovechar
su ratificación para convocar una movilización de masas
para barrer a toda la reacción, cosa que nos permitimos
dudar que vaya a realizar…
Para colmo, la dirección de la COB ya se ha apresurado a pasar un
acuerdo con el gobierno donde este se compromete a discutir
–de manera conjunta– la reforma jubilatoria en un plazo
no mayor de 45 días. Habrá que estar vigilantes de lo que
salga de allí.
En todo caso, los elementos de análisis político contenido en la
declaración que emitimos antes del 10 guardan plena
actualidad, razón por la cual la publicamos. (SoB)
Declaración de Socialismo o Barbarie
Bolivia, ante el Referéndum
revocatorio
del 10 de agosto
Vote “NO” a los prefectos opositores y
en BLANCO para presidente y
vice
Para derrotar a la oligarquía, construir un camino
independiente del gobierno de Evo Morales
La lucha de clases en Bolivia esta viviendo un nuevo pico de tensión
en estas jornadas previas al Referéndum revocatorio del próximo
domingo 10. No se trata sólo del acostumbrado
enfrentamiento gobierno–oposición patronal que acaba de
tener un nuevo episodio en Tarija (el Comité Cívico local
impidió la llegada de una visita de Chávez y Cristina K en
apoyo a Morales). Se trata de la emergencia de una
creciente movilización obrera y popular alrededor del
rechazo a la reforma de Ley jubilatoria que sostiene el
gobierno y en defensa del proyecto que ha presentado
la COB [Central Obrera Boliviana].
Es que la cuestión de las jubilaciones es un reclamo muy sentido
entre amplias porciones de los trabajadores del país.
Una lucha que –caracterizada falsamente por Morales como
“haciéndole el juego a la derecha”– acaba de cobrarse
la vida de dos mineros asalariados de Huanuni (Hernán
Montero y Miguel Antonio Alegre). Es un hecho que desde
Socialismo o Barbarie Bolivia repudiamos, haciendo
responsable al gobierno masista por lo ocurrido.
¿Puede caer el gobierno de Morales y Linera?
En el marco que acabamos de señalar, se realizará entonces el Referéndum
revocatorio del presidente y vice y de 8 de los 9 prefectos
de Bolivia. Según todas las estimaciones, tanto Morales
y Linera como varios de los prefectos opositores serian
confirmados en sus cargos.
La convocatoria a esta jornada que confirmaría al gobierno, paradójicamente
vino de la mano de una Cámara de Senadores controlada por
la oposición. La misma fue realizada después de la derrota
gubernamental en el referéndum autonómico en Santa Cruz
del 4 de mayo pasado. Es que la oligarquía, envalentonada
con el resultado cruceño, lanzo este desafió con la
expectativa de que sería posible voltear así al gobierno
masista. Morales, después de algún titubeo inicial, salió
a aceptar el convite. ¿Cuál es la explicación de
esto?
La razón es que el gobierno del MAS se encuentra seguro en
el escenario electoral nacional. En los referéndums
autonómicos (Santa Cruz, Pando, Beni y Tarija) el gobierno
salió derrotado (con un importante índice de abstención y
un voto por el “NO” que estuvo lejos de ser
despreciable). Lo mismo en la elección de nuevo prefecto en
Chuquisaca, donde el oficialismo perdió pero por estrecho
margen. Pero el escenario electoral nacional es otro
cantar. Esto, porque Morales sigue gozando de la
confianza de amplios sectores campesinos y también de
sectores populares urbanos, que lo siguen
considerando su
gobierno.
Al mismo tiempo, la circunstancia es que los prefectos opositores de
Santa Cruz, Tarija, Beni y Pando serían confirmados en
sus cargos. Y si hasta hace unos pocos días se podía
especular con la salida de los opositores “Pepelucho”
Paredes (prefecto de La Paz) y Reyes Villa (de Cochabamba),
una reciente resolución de la Corte Nacional Electoral
(precisando que solo saldrían de sus puestos si tuvieran el
voto de la mitad mas uno por el “NO”), permite aventurar
que quizás prácticamente todos los prefectos no
oficialistas sobrevivirán a la prueba del domingo.
En todo caso, el resultado del referéndum eventualmente mejoraría
la legitimidad del gobierno de Evo Morales,
concediéndole un cierto triunfo político luego de 5
derrotas electorales seguidas, permitiéndole –a la vez–
recuperar alguna prefectura al oficialismo. Sin embargo, difícilmente
cambie las relaciones de fuerzas entre el oficialismo y
la oposición de derecha.
El surgimiento de un tercer actor
En todo caso, la polarización gobierno–derecha es parte del paisaje
en el país. Además, ante un escenario como el que se
preanuncia para este 10 de agosto, no parece que nada
esencial vaya a cambiar. Esta realidad es la que hace más
“rutilante” una novedad que ha venido desde otro lado: la
irrupción –como prácticamente no se veía desde el
2005– de una lucha independiente de trabajadores, casi
desbordando a la dirección de la COB, alrededor de la
Ley de jubilaciones.
Es decir, frente a la brutal polarización política que se viene
viviendo en el país entre el MAS y la derecha autonomista,
un reclamo sentido por la inmensa mayoría (como es el tema
de las jubilaciones), termina desatando una masiva e
inesperada acción independiente que cuestiona por
la izquierda al gobierno de Morales y García Linera.
Esta es la movilización que –a diferencia de la blandura
de Evo frente a la oligarquía y la derecha–
ha cosechado una tan dura respuesta de parte del
oficialismo que, acaba de cobrarse la vida de dos compañeros
mineros.
Insistimos: se trata de un escenario inesperado y que apunta
a quebrar por el lado izquierdo el asfixiante clima de
polarización política entre dos fracciones que son
defensoras, en ultima instancia, de algún tipo de variante
capitalista para el país.
En estas condiciones, la disputa alrededor del tema jubilatorio ha
decantado tres posiciones:
1) La oposición patronal que defienden a ultranza la ley privatista
1732 de los ’90 (3.400 millones de dólares están en
manos de las aseguradoras privadas y sólo está
“cubierto” el 10% de la población económicamente
activa)
2) El sistema “mixto” que postula el gobierno de Morales (el fondo
pasaría a manos del Estado pero las jubilaciones seguirían
siendo miserables).
3) El proyecto de la COB de retorno a un sistema jubilatorio
solidario, administrado por las organizaciones obreras,
reduciendo en diez años la edad jubilatoria y con una suba
sustancial de los haberes.
“El sistema en vigencia beneficia a muy pocos. Los datos del INE
revelan, en números redondos, que solo el 10% de la
fuerza laboral boliviana cotiza en el sistema de
pensiones y está habilitada para tener algún día su
[miserable] jubilación, otro 10% ha dejado de cotizar y su
situación es incierta, mientras que el restante 80%
está totalmente al margen del sistema de pensiones
y, si todo sigue igual, nunca tendrá una jubilación.
En cifras absolutas, esto quiere decir que en el actual
sistema privado, 3.8 millones de ciudadanos, que hoy
trabajan o buscan trabajo, no tienen derecho a la
jubilación, que otro medio millón de bolivianos tendrán
serios problemas a la hora de obtener una renta para la
vejez y que solo otro medio millón estará en condiciones
de recibir un [miserable] apoyo económico cuando ingrese a
la tercera edad” (Econoticiasbolivia, 25–07–08). Datos
que sirven como para ver el verdadero rostro de explotación
y la injusticia a la medida del capitalismo boliviano!
A esto se le debe agregar que en ultimo período se ha verificado una
mayor actividad en lo que hace a luchas especificas de
sectores obreros. Ése es el caso de MANACO
[multinacional del calzado] en Cochabamba y determinados
sectores de los fabriles y recolectores de la basura de El
Alto [empresa Trebol].
El propio gobierno no tiene vergüenza en reconocer que los sectores
trabajadores asalariados son la “agenda pendiente del
gobierno del MAS”: “La protesta fabril en Cochabamba
adquiere gran trascendencia política en este momento de
transición. El obrero y el asalariado de clase media se han
distanciado del gobierno de Morales porque sus condiciones
de vida no han mejorado, a diferencia de otros
sectores sociales campesinos e indígenas que han sido
beneficiados con bonos y programas de asistencia estatal. En
una reciente reunión nacional, los maestros rurales, una de
las bases sociales más importantes del MAS explosionaron
al constatar que Morales no ha cumplido ninguna de sus
promesas y niega categóricamente cualquier posibilidad
de reajustar los sueldos en función a la inflación. En
la transición política en Bolivia, es un problema sin
resolver, una deuda pendiente del gobierno, como reconoce el
vicepresidente García Linera en referencia al «núcleo
asalariado con salario fijo»” (Bolpress,
07–07–08).
El gobierno lo reconoce de palabra... pero en los hechos no hay una
sola medida mínimamente encaminada a resolver esta
“deuda pendiente”!
El reformismo capitalista de Morales y Linera no puede derrotar a la
oligarquía
Hay además un problema de fondo. En dos años y medios de gestión,
el gobierno masista no ha hecho más que retroceder y
retroceder frente al ascenso creciente de la
reaccionaria oposición patronal que encontró en la bandera
autonomista su elemento de legitimación.
Escudados detrás de la critica al “centralismo de La
Paz”, lo que defiende lo más granado de la patronal del
país –mas allá de contradicciones subordinadas por su
distinta radicación regional– son las condiciones de
explotación y esclavitud que conquistaron en la década
neoliberal del ’90. En esta disputa, están llegando a
poner en riesgo la mismísima unidad nacional.
Ni siquiera las muy tibias medidas de reformismo capitalista del
oficialismo son aceptadas. Desde el proyecto de nueva
Constitución hasta el reparto de las regalías
hidrocarburiferas (IPH), pasando por los bonos Jacinto Pinto
y Dignidad (para lo niños en edad escolar y los viejos), prácticamente
todas las medidas que ha venido tomando el gobierno del MAS
para reabsorber la rebelión popular del 2003 / 2005
son cuestionadas por la burguesía, que tiene su
fracción más agresiva y reaccionaria en los Comités Cívicos
de la Media Luna.
Una y otra vez, frente a una amenaza reaccionaria que ha llegado al
punto de dotarse de gobiernos y normativas propias que ponen
en riesgo cierto la unidad del país, el gobierno no ha
hecho mas que retroceder. Un reciente ejemplo –uno
entre muchísimos– es lo ocurrido en oportunidad del Referéndum
del 4 de mayo en Santa Cruz. Si bien los autonomistas
ganaron el mismo, la abstención y el voto “NO” fueron
enormes. Además, el día anterior se realizaron
movilizaciones de masas de repudio en todas las ciudades del
occidente del país. El gobierno de MAS, en lugar de llamar
a profundizar esta movilización que podría haber aplastado
en seco a la reacción, jugó todas sus fichas al desvió
del referéndum del próximo domingo 10 de agosto. Este
referéndum, a lo sumo, lo único que hará es dejar las
cosas (el “empate catastrófico”) más o menos
como están hoy.
Para colmo, sigue insistiendo en la búsqueda de un “gran acuerdo
nacional” precisamente con esta misma oligarquía, que sólo
quedará satisfecha con una rotunda derrota del
movimiento popular y de masas que se puso en pie en
octubre del 2003.
Es que el gobierno de Morales y Linera (como ha sido el caso de todos
los gobiernos de frente popular que en la historia ha
habido), es orgánicamente incapaz de derrotar las
fuerzas de la reacción burguesa. Su política y sus
medidas tienen dos profundos limites “estructurales”:
Por un lado, tiene terror a llamar a una verdadera
movilización de las masas contra la derecha que lo termine
desbordando. Por el otro, está el límite estricto de su
reformismo, que consiste en mantener en pie y sin
cuestionamiento alguno las bases fundamentales del raquítico
capitalismo boliviano. A este capitalismo boliviano lo
ha rebautizado, en forma rimbombante, como “andino” o
“comunitarismo de estado”. Pero esto cambia poco las
cosas, porque sigue basado en las multinacionales
petroleras y gasíferas, la agroindustria, la
minería grande y mediana, y la banca.
Es que sin tomar medidas de fondo –como la expropiación de
los latifundistas y agroempresarios del Oriente y una nacionalización
efectiva de las multinacionales gasiferas, petroleras y
mineras– es imposible quebrarle el espinazo a la
burguesía y el imperialismo. ¡Estas medidas
–contenidas en la agenda de octubre del 2003– sólo podrán
ser llevadas adelante por un gobierno obrero, originario,
campesino y popular! ¡Jamás por el tibio reformismo de Evo
Morales!
Ni oligarquía ni Evo
Es un hecho que la continuidad del gobierno de Morales no está en
riesgo. Es decir, no hay condiciones hoy para que caiga
en manos de la reaccionaria y oligárquica oposición.
Pero además, está el hecho de enorme importancia, que se ha notado en
los últimos días: alrededor de la pelea por la ley
jubilatoria ha comenzado a catalizarse un cuestionamiento
al oficialismo, pero no ya por la derecha sino por la
izquierda! Esto se está dando de la mano de la COB y de
importantes sectores de la clase obrera del país, como son
los mineros asalariados de Huanuni y los docentes urbanos de
La Paz, entre otros.
El otorgar un voto “SÍ” al gobierno en el referéndum, tiene el
irremediable problema de que significa un apoyo político
completamente equivocado a un gobierno que, en estos
dos años y medio, no ha hecho mas que desmontar la rebelión
popular del 2003 / 2005, al mismo tiempo que dejó que la
oposición patronal fuera ganando más y más fuerzas. Ésta
ha llegado a controlar la mitad del territorio nacional y
ha recuperado el apoyo de franjas mayoritarias de las
clases medias e incluso de sectores de masas.
En estas condiciones, desde Socialismo o Barbarie Bolivia,
creemos que –a nivel del referéndum sobre la
presidencia– se debe privilegiar el emitir un voto en
blanco o nulo, como expresión de la más completa e
intransigente independencia política de clase frente
al gobierno del MAS. Al mismo tiempo, creemos que se debe votar
por el “NO” a los prefectos reaccionarios. Este
planteo no lo hacemos “en el aire”: existen franjas
importantes al interior de la COB, mineros, docentes urbanos
y otros sectores de trabajadores que se están expresando
en el mismo sentido.
Sin embargo, como se ha podido observar alrededor de eventos de
importancia en Latinoamérica, otra vez el Referéndum esta dividiendo
las aguas entre las corrientes de izquierda de la región
con importantes sectores defendiendo un “voto critico” a
Morales y Linera (dentro de Bolivia esta llamando a lo
propio Roberto de La Cruz Flores, del M–17 e integrante de
la Alianza Revolucionaria Antiimperialista).
En esta oportunidad, al menos, no parece haber –como el pasado 6 de
diciembre en Venezuela– sectores de izquierda que llamen a
votar en conjunto con los “escuálidos” bolivianos. Sin
embargo, hay algunas corrientes que, bajo diversos
argumentos, están llamando a un apoyo más o menos “crítico”
al gobierno de Evo Morales. Este es el caso de la “Revista
de América” (ligada al MST argentino y al MES de Brasil),
de la LIT (ligada al PSTU del Brasil), del PO de la
Argentina y otros grupos menores (como la UIT–Izquierda
Socialista, de Argentina).
Nos parece un grave error: si bien el voto es un instrumento táctico,
en las condiciones en que va a ser ratificada la continuidad
del gobierno de Morales, otorgarle graciosamente un
“voto crítico” desarma a la hora de lo que es
absolutamente necesario y que ya se está expresando
en las calles en Bolivia: la imperiosa necesidad de poner
en pie una perspectiva independiente, como el único
camino en que podrá ser derrotada la reacción.
En esta vía, es imperioso –de una vez por todas– tomar la
iniciativa de llamar a la formación de un Instrumento
Político de los Trabajadores, a partir de
organizaciones obreras como los mineros de Huanuni y la COB,
en la perspectiva de la construcción de una Asamblea
Nacional, obrera, popular y originaria. ¡Manos a la obra!
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