La
Corte Electoral desarma la estrategia de presión de Morales
para obligar a la derecha fascista a sentarse a la mesa del
diálogo
Punto
muerto entre Evo y la oligarquía
Econoticiasbolivia,
02/09/08
La
Paz.– La Corte Nacional Electoral desactivó anoche la
presión con la que el gobierno indígena de Bolivia
intentaba obligar a la oligarquía sediciosa a sentarse en
una mesa de negociaciones y lograr un acuerdo nacional.
Acorralada
por las Cortes departamentales, controladas por las fuerzas
de la derecha, la Corte Nacional decidió suspender los
referéndums sobre la nueva Constitución y la elección de
autoridades regionales prevista para el 7 de diciembre y que
habían sido convocados por decreto por el presidente Evo
Morales.
La
decisión de la Corte Nacional Electoral se da por razones
legales/constitucionales (la convocatoria se emitió por
decreto del Gobierno y no por una ley del Congreso) y por
razones políticas/prácticas (la Corte está fragmentada en
dos mitades, una manejada por el oficialismo y otra por la
oposición).
Todos,
excepto los escribas y apologistas de Morales, sabían que
era virtualmente imposible realizar estos referéndums en la
mitad del país, el oriente y los valles, donde la oligarquía
y los 100 clanes, que son dueños de la tierra y de los
grandes negocios, tienen el poder y ejercen una virtual
dictadura, a través de los grupos fascistas y la adhesión/tolerancia
de las clases medias. Allí, ni siquiera el presidente
Morales tiene pisada y es persona “non grata”.
Por
ello, la decisión de la Corte Nacional Electoral no hizo
nada más que adelantarse a esta realidad, poniendo en
evidencia la extrema fragilidad de los mecanismos utilizados
por el Gobierno de Morales para presionar/negociar con los
prefectos (gobernadores) de la oligarquía en pos de un
acuerdo nacional, que una las demandas indígenas incluidas
en la nueva Constitución Política del Estado con las
exigencias de la oligarquía para preservar sus millonarios
intereses y que están plasmados en sus Estatutos autonómicos.
Por
ello, conocida la decisión de la Corte Nacional Electoral,
que hasta ahora estaba alineada al oficialismo, el Gobierno
quedó sin salida, sin capacidad real ni formal para llevar
adelante estos referéndums (no está en condiciones de
nombrar una nueva Corte Electoral, no controla el Senado y,
lo principal, no tiene la decisión política de arrebatarle
el poder a la oligarquía).
En
los hechos, la disputa entre Evo Morales y la oligarquía
están en un punto muerto. El gobierno de Morales no tiene
control sobre el oriente y los valles (la mitad del país),
mientras que la oligarquía no tiene ninguna posibilidad
real para mermar el poderío de Evo en la otra mitad, el
altiplano y el área rural de los valles y parte del
oriente. En rigor, en Bolivia hay dos gobiernos y una
abierta dualidad de poderes, situación que se ha
consolidado con el referéndum del pasado 10 de agosto que
ha ratificado en sus cargos tanto a Morales (67% de apoyo
electoral) como a sus principales opositores.
La
oligarquía, aunque quiere, no puede por ahora derrocar al
“indio presidente” y se orienta a bloquear su reelección
el 2010 y su nueva Constitución, además de mantener el
control, sobre la tierra y las riquezas naturales en el
oriente y los valles. En cambio, Morales, aunque puede, no
quiere avanzar hacia la destrucción del poder de la
oligarquía tal como reclaman los sectores más radicales
del sindicalismo y de las organizaciones populares que
pugnan por expropiar a los latifundistas y las agroempresas,
y nacionalizar efectivamente el gas, el petróleo y las
minas.
“El
Gobierno está atrapado y sin salida”, graficó una
periodista afín al oficialismo, a pocas horas de conocida
la decisión de la Corte que, según este análisis,
significa una “dura derrota política” para Morales, ya
que ahora está en riesgo su reelección en el cargo
(posible sólo si hay cambios en la actual Constitución),
así como la continuidad de sus políticas orientadas a
forjar el “capitalismo andino”.
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