Miles
marchan por la ley de Evo
Econoticiasbolivia,
13/10/08
Se
inicia una caminata de 200 kilómetros para obligar al
Congreso a convocar a un referéndum sobre la nueva
Constitución Política del Estado y para posibilitar la
reelección presidencial de Morales. Una vez aprobada la
ley, la gran duda es si Evo tendrá el coraje de convertirla
en realidad en el oriente y los valles, donde gobierna el
fascismo y campea impune el racismo
La
Paz.– Las fuerzas campesinas, sociales y sindicales que
respaldan al presidente Evo Morales iniciaron este lunes una
caminata de casi 200 kilómetros rumbo a la ciudad de La Paz
para obligar al Congreso nacional a convocar a un referéndum
sobre una nueva Constitución Política del Estado que
viabilice la reelección presidencial por los siguientes 10
años.
La
principal demanda de los marchistas es la aprobación
congresal de la Ley de Convocatoria al Referendo Dirimidor
sobre la magnitud de los latifundios y el Aprobatorio del
proyecto de nueva Constitución Política del Estado, que
está siendo frenado por los senadores de la derecha y la
oligarquía.
Para
ser ley de la República, la convocatoria al referéndum
precisa del apoyo de los dos tercios de los parlamentarios.
El gobernante Movimiento al Socialismo (MAS) de Morales
tiene la mayoría congresal, pero no los dos tercios, por lo
que la presión de los marchistas se orienta a obligar a los
parlamentarios derechistas a dar vía libre a este referéndum.
"La
marcha será histórica", dijo el presidente Morales,
que inauguró la masiva caminata de sus seguidores y que es
vista con aprehensión por las fuerzas de la derecha y la
oligarquía.
La
movilización que se inicia en Caracollo busca "la
refundación de Bolivia con la aprobación de una nueva
Constitución (…) Esperamos que el Congreso escuche el
pedido clamoroso del pueblo boliviano que es la aprobación
de la nueva Constitución Política del Estado",
sostuvo.
Presión
sobre el Congreso
Fidel
Surco, presidente de la oficialista Coordinadora Nacional
por el Cambio (Conalcam), que congrega a organizaciones indígenas,
campesinas y sindicales, indicó que la marcha de los
sectores sociales concluirá el lunes 20 en La Paz. Aunque
al principio se preveía un cerco al Congreso Nacional, esa
intención fue descartada.
El
secretario ejecutivo de la Confederación Sindical Única de
Trabajadores Campesinos de Bolivia (CSUTCB), Isaac Ávalos,
señaló que este sector de forma masiva participará en la
marcha por una nueva Constitución Política del Estado.
Informó
que las nueve federaciones departamentales y al menos 20
regionales campesinas aseguraron su presencia.
Ávalos
aseguró que la misma situación se repite en las
organizaciones con representación a nivel nacional como la
Confederación de Pueblos Indígenas del Oriente Boliviano
(Cidob), Mujeres Campesinas Bartolina Sisa, colonizadores,
gremialistas, entre otros, que también confirmaron su
participación.
En
tanto que el ente máximo de los trabajadores de Bolivia, la
Central Obrera Boliviana (COB) que agrupa a 67 sectores
sociales, aseguró que encabezará la marcha desde la
población de Caracollo rumbo a La Paz.
"Instruimos
a todos los trabajadores del país a concentrarse este lunes
13 de octubre a las 09.00 en Caracollo para emprender esta
gran marcha a la cabeza de la COB para reivindicar nuestros
derechos", manifestó el secretario ejecutivo de la
central sindical, el oficialista Pedro Montes.
Expectativas
oficialistas
Con
esta presión, el gobierno del presidente Morales confía en
vencer la resistencia de los senadores opositores y lograr
la aprobación de la ley que convoque a este referéndum
sobre la nueva Constituyente.
La
caminata rumbo a La Paz se inicia tras que la oligarquía,
los prefectos (gobernadores) fascistas y los 100 clanes, dueños
de la tierra, los grandes negocios y la vida, rechazaran el
intento que hizo Morales, en la mesa de negociaciones, para
viabilizar el referéndum en la sregiones que están bajo
control de los derechistas.
La
decisión de los prefectos de Santa Cruz, Beni, Tarija y
Chuquisaca, de no firmar ningún acuerdo ni aceptar el referéndum
en sus regiones, había dejado en la estacada a Morales que
ahora intenta llevar adelante su referéndum por sí sólo,
una tarea que parece bastante sencilla en la región del
altiplano y parte de los valles (donde tiene un abrumador
apoyo popular), pero casi imposible en las tierras bajas del
oriente y parte de los valles, donde la oligarquía ejerce
su poder con brutalidad y terror.
La
ley y la fuerza
Con
esta presión es casi seguro que el Congreso apruebe la ley
que convoque al referéndum sobre la nueva Constitución Política
del Estado, que es rechazada por la oligarquía y los 100
clanes porque viabiliza la reelección de Evo por los
siguientes 10 años, porque no incluye las autonomías
regionales separatistas que impulsan los derechistas y
porque reduce su control sobre la tierra y los recursos
naturales.
Pero,
aunque Evo logre la aprobación de la ley, es muy poco
probable que esta ley pueda hacerla realidad a nivel
nacional e implementarla en las regiones del oriente y los
valles, donde la oligarquía, los 100 clanes y los prefectos
fascistas tienen el control absoluto del territorio y de
casi todas las organizaciones urbanas cívicas,
empresariales, municipales, vecinales e incluso populares.
En
Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca, las Cortes
Electorales Departamentales, las únicas encargadas para
llevar adelante las elecciones, están incluso bajo el
control de los derechistas, al igual que el poder judicial,
los jueces y fiscales, los grandes medios de comunicación,
todos los colegios de profesionales, organizaciones
universitarias, gran parte de los sindicatos y juntas
vecinales.
En
estas regiones impera el fascismo y, en los hechos, el
gobierno nacional de Morales ha optado por replegarse hacia
el Altiplano, dejando inermes a los sindicatos campesinos e
indígenas que ahora están librados a su suerte.
Allí,
por tanto, no parece viable realizar un referéndum sobre la
nueva Constitución sin doblegar ni vencer antes a la
oligarquía y al fascismo, sin destruir sus organizaciones
paramilitares, sin acabar con su poder político y económico.
Nuevo
golpe de los fascistas contra Evo
Econoticiasbolivia,
06/10/08
Los
prefectos fascistas, que tienen el control de la mitad del
país, rechazan el pacto con el gobierno indígena –
campesino y se atrincheran en sus regiones. Evo ahora mira
al Congreso y sigue apostando a la ley y al voto para
doblegar a la violenta oligarquía racista
La
Paz.– La oligarquía, los prefectos (gobernadores)
fascistas y los 100 clanes, dueños de la tierra, los
grandes negocios y la vida, asestaron anoche un nuevo revés
al gobierno indígena – campesino de Bolivia al negarse a
viabilizar un nuevo referéndum con el que el presidente Evo
Morales pensaba lograr la aprobación de su Constitución
Política, su reelección por los siguientes 10 años y la
retoma paulatina del control de la mitad del país que desde
hace un año está en manos de sus enemigos.
La
decisión de los prefectos de Santa Cruz, Beni, Tarija y
Chuquisaca, de no firmar ningún acuerdo ni aceptar el referéndum
en sus regiones, dejó en la estacada a Morales que, en el
extremo del democratismo y parlamentarismo, confiaba en
vencer la resistencia de sus opositores en la mesa de
negociaciones, con ayuda de su gran votación del referéndum
del pasado 10 de agosto (67% de apoyo), el respaldo de la
comunidad internacional, la presión de la movilización
popular y la amenaza de reprimir a los fascistas.
Ahora,
desairado y burlado por la oligarquía, los prefectos
fascistas y los 100 clanes, Morales, que dialogó y negoció
por tres semanas, intentará llevar adelante su referéndum
por sí sólo, una tarea que parece bastante sencilla en la
región del altiplano y parte de los valles (donde tiene un
abrumador apoyo popular), pero casi imposible en las tierras
bajas del oriente y parte de los valles, donde la oligarquía
ejerce su poder con brutalidad y terror.
“Lamentamos
que los prefectos de oposición no se hayan adherido a un
acuerdo nacional de gran expectativa de la población que básicamente
significaba consolidar los consensos como constitucionalizar
las autonomías y viabilizar los referendos”, afirmó
anoche a nombre del Gobierno, el ministro Carlos Romero de
Desarrollo Rural.
Cerco
campesino y referéndum
Para
viabilizar el referéndum nacional sobre la nueva Constitución,
el gobierno de Morales y las organizaciones sociales y
campesinas que lo respaldan, preparan un “cerco” sobre
el Parlamento Nacional para vencer la resistencia de los
senadores que siguen las directrices de la oligarquía. Para
ello están organizando una gran marcha de campesinos e indígenas
que partirá desde las pampas del altiplano rumbo a la
ciudad de La Paz.
Con
esta presión es casi seguro que el Congreso apruebe la ley
que convoque al referéndum sobre la nueva Constitución Política
del Estado, que es rechazada por la oligarquía y los 100
clanes porque viabiliza la reelección de Evo por los
siguientes 10 años, porque no incluye las autonomías
regionales separatistas que impulsan los derechistas y
porque reduce su control sobre la tierra y los recursos
naturales.
Pero,
aunque Evo logre la aprobación de la ley, es muy poco
probable que esta ley pueda hacerla realidad a nivel
nacional e implementarla en las regiones del oriente y los
valles, donde la oligarquía, los 100 clanes y los prefectos
fascistas tienen el control absoluto del territorio y de
casi todas las organizaciones urbanas cívicas,
empresariales, municipales, vecinales e incluso populares.
El
poder del fascismo
En
Santa Cruz, Beni, Tarija y Chuquisaca, las Cortes
Electorales Departamentales, las únicas encargadas para
llevar adelante las elecciones, están incluso bajo el
control de los derechistas, al igual que el poder judicial,
los jueces y fiscales, los grandes medios de comunicación,
todos los colegios de profesionales, organizaciones
universitarias, gran parte de los sindicatos y juntas
vecinales.
Allí,
incluso el presidente Morales no tiene ingreso ni pisada y
las instituciones estatales funcionan a media máquina bajo
la presión de las bandas fascistas y sólo por la
tolerancia de los prefectos derechistas, que son amos y señores.
Allí, los aparatos de represión del Estado, como la policía
nacional tienen que operar al amparo de las sombras y
realizar verdaderas “operaciones comando”, con
encapuchados incluidos, para detener a los fascistas
acusados de terrorismo por dinamitar gasoductos.
En
estas regiones impera el fascismo y, en los hechos, el
gobierno nacional de Morales ha optado por replegarse hacia
el Altiplano, dejando inermes a los sindicatos campesinos e
indígenas que ahora están librados a su suerte. Allí, las
protestas campesinas antifascistas, como las realizadas en
Pando, son arrasadas con metralla y fuego. En esas ciudades,
se vice todos los días una verdadera orgía racista, los
indígenas y campesinos no pueden ya ni siquiera ingresar al
centro urbano, pues son hostigados, maltratados y pisoteados
por las “damas de sociedad” y las bandas fascistas, que
deciden quién tiene derecho o no a entrar a la plaza y a
pasear por las calles.
Allí,
por tanto, no parece viable realizar un referéndum sobre la
nueva Constitución sin doblegar ni vencer antes a la
oligarquía y al fascismo, sin destruir sus organizaciones
paramilitares, sin acabar con su poder político y económico.
Democratismo
a ultranza
Ello,
sin embargo, no calza en los cálculos del gobierno indígena
– campesino de Bolivia que, en el extremo del autismo político,
cree que el voto ciudadano y la democracia formal bastan y
sobran para derrotar la barbarie fascista y la extrema
explotación del capitalismo agrofinanciero exportador que,
en los hechos y operando con el apoyo de la Embajada de
Estados Unidos, ya ha partido en dos a Bolivia.
En
la batalla contra Evo, los opositores, que gobiernan cuatro
de las nueve regiones del país (Santa Cruz, Beni, Tarija y
parte de Chuquisaca, donde se concentran las mejores tierras
y las mayores reservas de gas, petróleo, hierro y
biodiversidad), quieren el reconocimiento pleno de sus
autonomías que tienen un inocultable carácter separatista,
ya que de aplicarse les permitiría dictar sus propias leyes
por encima de las nacionales, tener su propia fuerza pública
y manejar a su libre albedrío las tierras, los impuestos,
los grandes negocios y la explotación de los recursos
naturales.
La
derecha, consciente de que hostigando al líder indígena ha
logrado recuperar el poder en la mitad del país, ya no
quiere ningún pacto con Evo, menos su nueva Constitución y
su posible reelección, y apuesta a desgastarlo y a impedir
que se mantenga en el gobierno más allá del 2010, cuando
concluye oficialmente su mandato de cinco años. Su
estrategia en los dos siguientes es mantener su dominio
sobre la mitad de Bolivia, donde ni siquiera Morales puede
ingresar sin enfrentar la presión y ataque de las bandas
fascistas.
Salida
revolucionaria
No
es casual, por ello, que en los pequeños bolsones de
resistencia al fascismo en el oriente y en muchos sindicatos
urbanos y rurales del altiplano y los valles, vaya ganando
cuerpo la idea de los grupos más radicales de la proletaria
Federación Sindical de Trabajadores Mineros de Bolivia y de
la Central Obrera Boliviana para fortalecer la lucha contra
el fascismo y declarar la guerra a la oligarquía y los 100
clanes.
En
estos sectores se plantea organizar la lucha popular por la
profundización de la agenda de octubre: gas, petróleo y
minas para el Estado, nueva reforma agraria expropiando a
los latifundistas y a los 100 clanes, entregando las tierras
a los campesinos pobres, y más salario, mejor empleo y
jubilación digna para los trabajadores de las ciudades.
Estos
sectores están cada vez más convencidos que no es posible
conciliar con los fascistas, que se los debe combatir y
vencer. Ellos creen que ni los votos, ni el diálogo, ni las
leyes son suficientes para acabar con el terror de los
fascistas y la salvaje explotación de la oligarquía y el
capitalismo.
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