El 15 de agosto los pueblos de las tierras bajas del
Oriente boliviano comenzaron la marcha por defensa del
TIPNIS;
hoy hace más de 30 días que están marchando. Hay más de
2000 personas entre indígenas y pobladores de otras
regiones del país, marchando durante ya 40 días.
Todo radica en la imposición que tiene el gobierno a
construir una carretera que atraviesa esta región que fue
declarada como territorio indígena, Territorio Comunitario
de Origen (TCO) y Parque Nacional.
Es uno de los temas más complicados que viene enfrentando
el gobierno de Evo Morales este año. Porque acá es donde
mueren las palabras: ya no es el gobierno que apoya a los
pueblos indígenas y tiene palabras para defender la Madre
Tierra. Esta es una de las cuestiones que pregonó
siempre. Pero hoy día los mismos indígenas le están
haciendo ver que su estrategia de país es meramente
capitalista y extractivista.
Si durante un tiempo el gobierno -con su fraseología- engañó
a alguien con el discurso del “socialismo”, eso duró
muy poco. Pero hoy se termina de sacar la máscara: tampoco
es realmente indigenista. Con la carretera se termina de
romper el pacto que realizaron los indígenas con el
gobierno. Pero veamos cómo el gobierno ingresa por sí solo en su
propio laberinto sin salida, que lo deslegitima.
El conflicto indígena es el peor escenario para el masismo
Los mismos pueblos indígenas del Oriente que empezaron las
marchas allá por el año 90 para que se cambie la
Constitución, hoy marchan para que la misma se respete. El
gobierno se empecina en llevar a cabo la carretera que une
Cochabamba con el Beni con el objetivo de traer el
“progreso” a las comunidades y unir estos dos
departamentos. Para ponerle más énfasis, el Presidente
dice que esta carretera tiene "pedido de más de 400 años".
Hace varios días que los 36 pueblos de tierras bajas y 14
de tierras
altas, encabezados por la CIDOB,
han iniciado la marcha desde Trinidad hasta la ciudad de La
Paz. En esta marcha ya son más de dos mil los que transitan
en las rutas hacia la ciudad de gobierno con un saldo hasta
ahora de tres muertos (dos niños y un joven).
Muchas organizaciones ya dieron el apoyo a la CIDOB, como
la CONAMAQ,
la Federación de Mineros o la Central Obrera Departamental de Oruro. Y la población
también ayuda en la recolección de alimentos y vestimentas
en las grandes ciudades. Las universidades de todo el país
están también en la lucha por la defensa del TIPNIS. Se
realizan marchas y actos de protesta. El único que está en
contra es el propio gobierno que envía grupos de choque
para amedrentar, amenazar y tratar de persuadir que los indígenas
no pueden marchar contra un gobierno que se dice "indígena"...
Pero el gobierno tiene su arma favorita, que es decir que
cualquiera es "agente del imperialismo", cosa que
ya nadie se lo cree, o que "los marchistas llaman a la
embajada de Estados Unidos" o "fomentan el
capitalismo".
En
otras palabras del propio presidente del Estado
Plurinacional: “A
mí me acusan que por hacer el camino entre Villa Tunari y
San Ignacio de Moxos no respeto los derechos de la Madre
Tierra, y no reconocen que al plantear el Fondo Verde se
someten a los ofrecimientos del capitalismo”.
Esto tiene un trasfondo concreto: el gobierno
ya negoció el
reparto de las tierras a los cocaleros,
que son el brazo más
leal que hoy tiene y tiene que cumplir con ellos. De ahí la
intransigencia de no realizar la carretera por otro lugar
(como debería ser: el progreso implica más carreteras, pero
no es necesario para ello avasallar los derechos indígenas).
En esto el gobierno sale primero a denunciar
a los movimientos sociales antes de querer solucionar el
conflicto. Primero trata de deslegitimar y criminalizar a
los luchadores que se pronuncian en contra él.
Pero justamente esto es lo que le falló: lo
único que provocó el gobierno fue más apoyo de otros
sectores descontentos. El propio Morales llegó a decir
“que los marchistas estaban haciendo turismo”; eso
provocó más rechazo aún de la población.
Entonces, cuando se le acabaron los insultos
y los intentos de degradación, el gobierno tuvo que salir a
dialogar, hasta 10 ministros se dieron a la cita para
conciliar una salida pactada al conflicto.
Un gobierno que decía defender el medio ambiente (por
supuesto siempre de la boca para afuera) hoy no le quedó
otra que dar explicaciones a los medios internacionales y
decir que la “VIII Marcha
Indígena no es para defender a la Madre Tierra, sino al
capitalismo…”,
como lo dijo Evo Morales el domingo 21 de agosto en un
programa televisivo oficialista.
Para frenar la marcha, al gobierno le quedó mandar grupos
afines a bloquear la localidad de Yucumo, Pobladores de
la región financiados por el propio gobierno bloquean la
carretera hace semanas con la intención de impedir el paso
de la marcha hacia La Paz.
Más allá de esto,
Evo mandó a la policía a
hacer su trabajo de frenar la marcha, con la excusa de
"preservar la integridad" (¿de quién?). La
policía también cumplirá la orden de no dejar pasar a los
marchistas.
Esto no
ocurrió ni en tiempos de Banzer,
cuando una marcha indígena de aquella época, después de
40 días, llegó a La Paz. El gobierno de ese entonces tuvo
que firmar decretos para determinar los TCO (Tierras
Comunitarias de Origen).
El gobierno no respeta ni su Constitución…
Veamos qué dice la Constitución Política
del Estado Plurinacional que tanto pregonó el gobierno para
que hoy termine mirando para otro lado. En el capítulo
cuarto, de los derechos de las naciones y pueblos indígenas
originario-campesinos, en el artículo 30, incisos 4,7,10,
15, 16 y 17, define la "libre determinación de estos
pueblos" y si el Estado tiene que realizar trabajos en
la zona, es bajo "consulta previa".
El
Gobierno se vale de estos artículos para argumentar que los
indígenas no quieren dialogar. Pero de fondo vemos que lo
que quiere establecer es la "consulta previa",
sabiendo que el sector mayoritario de la región está hoy
conformado por los colonizadores que desde varios años
atrás, han ido avasallando el territorio. De este modo hace
oídos sordos ante el clamor del pueblo que, al unísono le
dice No a la carretera que atraviesa el Parque
Nacional.
Es más, en el art. 31
de la Constitución se determina que estos
pueblos tienen que ser "protegidos", pero no con
la destrucción de una parte de su medio ambiente: el
gobierno los debería proteger de avasalladores, narcos o madereros. En las actuales condiciones, lo que debería ser
un progreso, una carretera, se transforma en su contrario:
sólo
fomentará la desnaturalización de los pueblos que viven en
esta región y la devastación de la flora y fauna del
lugar.
La apuesta a una nueva burguesía "masista"
El conflicto se desencadenó por la carretera, pero hoy
conlleva muchas cosas más. El gobierno se juega mucho a la
hora de salir de este conflicto. Es el proyecto de país que tiene el MAS: crear
una nueva burguesía afín a los intereses de los que hoy
están en el gobierno. Y para esto la relación con
Brasil es importantísima. El crédito que pagará la
carretera viene del país vecino. Más allá de que es un
proyecto mucho más amplio, la
Iniciativa para la Integración de la Infraestructura
Regional Sudamericana (IIRSA) que fue aprobado por varios países
de la región en el año 2000. Digamos cuando la región era
parte del proyecto neoliberal.
Se trata de la mejora y construcción de los
denominados “corredores transoceánicos”
(entre el Atlántico y el Pacífico) dentro de los que, por
su esencial ubicación geográfica, al centro de Sudamérica,
Bolivia juega un especial papel: acá es donde entra la
problemática del TIPNIS.
Para este proyecto están las entidades como el
Banco Interamericano de Desarrollo (BID), el gobierno de
Brasil y cuenta con el apoyo de la Corporación Andina de
Fomento (CAF), el Fonplata y el Banco Mundial.
Es por esto que el gobierno
de Evo Morales ya negoció con
todas las entidades financieras, pero jamás consultó
de
antemano a los pueblos que viven en esta región.
Pero veamos un poco quiénes y qué características tienen
los pobladores y quiénes se disputan estas tierras: los cocaleros serían los primeros
beneficiados.
Para explicar mejor,
citaremos a un investigador del
CEDLA que nos refleja estas particularidades.
Enrique Ormachea escribe: “Una buena parte de los
cocaleros son ya campesinos ricos o acomodados porque
obtienen ganancias gracias a la apropiación de trabajo
ajeno, pues producen normalmente con el concurso de peones
asalariados. Por el contrario, los indígenas yuaracarés,
moxeños y chimanes que habitan en el Territorio Indígena y
Parque Nacional Isiboro Sécure (TIPNIS) –y la mayor parte
de los indígenas de las tierras bajas– además de
realizar actividades agrícolas en chacos que usufructúan
individualmente y que combinan con otro tipo de actividades
económicas vinculadas con el mercado (como la extracción
de recursos forestales y la elaboración de artesanías),
normalmente se ven obligados a vender temporalmente su
fuerza de trabajo a ganaderos, madereros y a los propios
cocaleros para asegurar sus medios de subsistencia. En este
sentido, mientras los primeros son pequeños y hasta pequeñísimos
capitalistas, los segundos son mayoritariamente
semiproletarios.
Es por esto que el gobierno favorece a unos y perjudica a la
gran mayoría de los pobladores indígenas del lugar.
No hay necesidad concreta de realizar esta carretera que
vale más de 400 millones de dólares. Las localidades que
une, como Villa Tunari y San Ignacio de Moxos, no son
productoras o fuentes de gran tráfico de personas. Pero el gobierno
debe cumplir las
promesas hechas a sus bases cocaleras.
Que los reclamos no confluyan
La cuestión que el gobierno está reflejando es la
preocupación de que en poco tiempo estarán presentes las
elecciones judiciales. Lo que no quiere es que los
conflictos se terminen interponiendo con unas elecciones que
vienen con pronóstico reservado para el MAS.
Este es el problema del gobierno si la marcha continúa y
se interpone con las elecciones judiciales. Quedaría muy
desprestigiado si la población le termina dando la espalda
y el voto nulo termina ganando. Por esto las frases del
propio Presidente diciendo que la campaña por el NO es
"delincuencial".
Es
por eso que hoy el TIPNIS demuestra mucho más que la
defensa de un territorio: demuestra la estrategia que quiere
seguir el gobierno.
Es por esta razón que hoy el TIPNIS expresa
mucho más que la defensa de un territorio: demuestra la
estrategia que quiere seguir el Gobierno. Pone en evidencia
las intenciones de un gobierno que se aleja cada vez más
de sus bases populares y
se acerca a sectores de la burguesía.
Territorio
indígena Parque Nacional Isiboro Sécure.
Confederación de Pueblos
Indígenas del Oriente Boliviano.
Consejo Nacional de Ayllus
y Markas del Qullasuyu.
3
de septiembre 2011. Marcha indígena del TIPNIS: ¿tensión
creativa o contradicción de clase? Enrique Ormachea.