El 16 de
octubre próximo se llevaran a cabo las elecciones judiciales. El gobierno lo
planteo en la nueva CPEP [Constitución Política del Estado Plurinacional] y
ahora quiere que la población termine "democratizando" el poder
judicial. Pero como todo lo que plantea este gobierno, tiene su trampa: la
cuestión democrática se termina diluyendo entre la burocracia del Estado.
Una trampa más
Esto es un
engaño más. El gobierno quiere que la opinión pública diga: ahora la cosa
en la justicia será más "justa" porque lo elegimos nosotros. Esta
es la trampa del gobierno: no hay nada que elegir realmente. Es que los
candidatos ya fueron elegidos por el Congreso: ahí es donde se cocinó todo.
No existe tal "elección independiente" que pueda elegir la población;
la selección que realizo el Congreso determino quienes serian los candidatos:
no se pueden postular libremente para que la población decida. Si gana tal o
cual, el gobierno los tendrá de su parte y hará a su antojo la justicia en
este país.
La derecha
reaccionaria, como es común, se puso en contra de las elecciones, por ser el
judicial un poder que siempre estuvo a cargo de la elite de la burguesía. Por
esto es que rechazan, por derecha, unas elecciones que en principio pudieron
ser democráticas, rompiendo con la casta judicial.
A esto se le
suma que el gobierno viene realizando juicios a todo opositor. Y es acá donde
las cosas podrían cambiar y terminar de descabezar lo que fueron los
oligarcas de siempre. Siempre este poder fue parte del reparto de poderes y en
el cual la población no tenia ni arte ni parte: por eso el judicial es un
poder del estilo "casta": porque es cerrado, y la población no
puede decidir nada sobre él, siquiera mediante el mecanismo del voto secreto
(como quiere ahora instrumentar el MAS, pero bastardeando realmente el
mecanismo porque sólo se podrá elegir a quienes el propio gobierno autorizó).
Obviamente, no
apoyamos esta posición de la derecha; nos diferenciamos de la derecha
reaccionaria. Las elecciones tendrían que haber sido realmente libres, donde
el pueblo pueda presentarse sin ninguna cláusula y sin pasar por organismos
de control. Sólo el pueblo trabajador es capaz de determinar quien impartiría
justicia.
¿Entonces,
que se elige en octubre? Lo que se termina eligiendo será entre 116
candidatos. En el cual se elegirán nueve magistrados para el Tribunal Supremo
de Justicia, siete al Tribunal Constitucional Plurinacional, siete del
Tribunal Agroindustrial y cinco para el Consejo de la Magistratura.
Esto es
separado en secciones entre hombres y mujeres en una papeleta donde llevaran
los nombres de cada uno y un número. Se dice en las calles que con el número
es donde harán campaña, y la designación será por el número x o z. Todo
esto será un caos a la hora de elegir. Para la población, encima, la
información es muy escasa. Terminará el gobierno llevando unas elecciones
que nadie entiende que función tiene cada organismo.
Por
una justicia al servicio de los explotados y oprimidos
La justicia sólo
puede ser democrática si es tomada por la clase obrera en sus manos, elegida
democráticamente en Asambleas Populares. Sólo así podrán los trabajadores
estar tranquilos que la justicia no vendrá contra ellos: mediante la
conformación de verdaderos Tribunales Populares. Esta experiencia se recorrió
en la Comuna de Paris en el año 1871, así como luego de la Revolución Rusa
y otros casos de revoluciones en el siglo XX.
Pero lo que
planificó el MAS no es otra cosa que tratar de vaciar el reclamo de justicia
popular desde abajo (todo el mundo sabe que en Bolivia hay amplias practicas
de justicia originaria directa e independiente del Estado formal), tratando
–mediante el mecanismo del voto secreto– de entregar en manos de la
justicia del estado patronal todos los pleitos y litigios, institucionalizando
los mismos.
En definitiva,
este será un caso de pura demagogia oficialista; sólo será un poder
judicial afín a los intereses del gobierno. Por esto decimos que en las
elecciones de octubre VOTE NULO. Que el gobierno sepa que este tipo de
acciones electorales tienen que ser realmente democráticas y no llevadas
desde los intereses particulares del MAS.