Arde Bolivia 

 

Bolivia: hablan tres protagonistas

 

El Alto insurrecto

 

Estos son tres testimonios, entre los muchos que recogimos en el país hermano. Nos cuentan las experiencias vivas de tres jóvenes de El Alto —Maritza, Hugo Choque y Marcos Quispe que fueron protagonistas en la rebelión de octubre.

 

En estos materiales se puede ver la importancia de las formas de organización territoriales y de las demandas planteadas por identidades diversas (indígenas, vecinales, etc) entre los explotados y oprimidos de Bolivia. Estos aspectos cumplieron un importante papel durante los enfrentamientos de octubre. Sin embargo para resolver las reivindicaciones planteadas por el levantamiento va a ser necesaria una articulación global de estas identidades particulares, que recoja sus justas demandas y las integre a una perspectiva de unidad de todos los sectores explotados y oprimidos. Para lograr esto creemos que va ser decisivo destacar su condición común de trabajadores. A partir de comprender esto, pensamos que se daría un paso adelante para plantearse correctamente los problemas atinentes a la toma del poder y la construcción de una nueva sociedad por parte de los trabajadores, campesinos y pueblos originarios.

Por último, el gobierno de Mesa, pasados más de dos meses, se ha confirmado como un gobierno continuista de Sánchez de Lozada. No ha dado ningún paso atrás en los proyectos entreguistas de la mega-coalición ni ha hecho nada respecto a los asesinatos de compañeros movilizados en octubre por parte del ejército. Esto demuestra que ha sido negativa la tregua dada por parte de las direcciones de las organizaciones de masas. Para colmo, al otorgársela, no le exigieron nada. Mesa, un gobernante con poco poder político propio, recibió de regalo lo que más necesitaba: tiempo para tratar de engañar al pueblo a cambio de difusas promesas.

 

1.- Presentamos primero una entrevista a Maritza, vecina del barrio Río Seco de El Alto. Esta barriada fue epicentro de los enfrentamientos más duros durante los días de octubre y dos extractos de charlas que mantuvimos al aire con compañeros del programa El poder del silencio emitido en la radio alteña Wayna Tambo. Maritza nos aporta un testimonio de primera mano de la experiencia del levantamiento.

 

"Voy a conversar como una vecina más..."

 

- ¿Desde qué perspectiva nos vas a contar lo que sucedió en El Alto, y en tu barrio concretamente?

- Yo voy a conversar como una vecina más, porque yo soy vecina desde hace 12 años de la ciudad del El Alto, específicamente de la zona de Río Seco, en la región norte de la ciudad de El Alto, en el distrito 4. Y además esta es una zona muy “multitodo” porque existe gente del campo, muchos migrantes. Existen también migrantes de la ciudad, como le decimos los de El Alto a La Paz. Yo soy parte de ese grupo de personas que ha migrado de la ciudad porque la situación allá es insostenible en lo que es la cuestión habitacional, y somos empujados a la ciudad de El Alto. Yo, por ejemplo vivo con mis papás en una casa propia, antes vivíamos alquilando, que es un atentado total a nuestra pobre economía porque más destinábamos a pagar el alquiler del lugar donde vivíamos, en cambio aquí ya vivimos con un poco más de amplitud. Esa es la situación.

 

- ¿Cómo es la gente que vive en El Alto?

- También hay muchos migrantes en la zona de Río Seco de las minas. Hay mucha gente que vino relocalizada de las minas y que también se ha asentado en el sector de Río Seco, igual que en otras zonas de la ciudad de El Alto.

 

- ¿Qué importancia tuvo para las movilizaciones que haya muchos ex mineros en esa zona?

- Todos sabemos que la sangre minera es muy revolucionaria y muy combativa. Mi mamá es hija de mineros, mis abuelos son mineros de Colquiri, es una localidad que está al sur del Departamento de La Paz, y siempre se han caracterizado porque existe una sangre muy combativa y siempre son líderes. Han sido expulsados los mineros cuando ha sido la relocalización de las minas en 1985, durante el gobierno de Víctor Paz, del MNR, y han sido expulsados los mineros a todas partes. Uno de los focos ha sido El Alto, y parte de eso somos producto nosotros, las nuevas generaciones. Y llevamos esa fuerza, creo, en la dirigencia, en el liderazgo, porque así ha sido, muchos de los líderes que han surgido, líderes anónimos en las distintas zonas de El Alto durante las luchas de octubre, han sido mineros.

 

- ¿Y qué fue lo que viste y viviste en esos días?

- Como les decía y quiero subrayar, yo voy a hablar como una vecina más. Bueno, primero quiero decir la ubicación de la zona de Río Seco. Hay una avenida principal que es la Juan Pablo II y recorre casi todo a lo largo de El Alto comenzando desde aquí hasta la carretera hacia el Perú. En esa intersección está lo que se llama la ex Tranca. La ex Tranca fue el epicentro de los acontecimientos, hacia arriba fue la zona de Villa Ingenio. Yo vivo de la ex Tranca hacia adentro como unas 20 cuadras, mi zona específica se llama 16 de Febrero, que es una zona de viviendas.

Como vi yo desde ahí lo que ocurría en la ex Tranca, donde se desarrolló uno de los más duros enfrentamientos el domingo 12. Ese día a la mañana fuimos a una misa. Habíamos escuchado ya por la radio que en la zona de Ballivián estaban habiendo ya intervenciones, se estaban quejando ya los vecinos por los medios de comunicación que estaba circundando un helicóptero y también había disparos. Disparos a quemarropa y a todas partes.

Con ese pensamiento nos fuimos a la misa, orando por los compañeros que ya estaban cayendo allá en la zona de Alto Lima. Como a eso de las 11, por la ex Tranca comenzó a circundar un helicóptero y ya teníamos esa referencia de que el helicóptero es símbolo de muerte, donde iba el helicóptero se producían muertes. A eso de las 11 vino el helicóptero por nuestra zona y a esa hora todos ya estábamos tensos, muy tensos. Nos fuimos a nuestras casas. Con una gran incertidumbre, muy callados, la gente ya no salía mucho.

Sin embargo, como todos los días, seguía habiendo bloqueos y marchas. En la avenida que nos toca a nosotros, la carretera a Laja que va al Perú había bloqueo. Todos los días las Juntas de Vecinos, por sectores, nos reuníamos, nos convocaban e íbamos a la carretera, todos los días. Y era por turnos. Unos iban en las mañanas, otros por las tardes, había otro turno en las noches. Cuando nos correspondía íbamos a bloquear. Con piedras, abríamos zanjas. Y como todos los días habíamos estado realizando esta tarea también el domingo.

 

- ¿Cómo empezó todo en tu zona?

- A eso de las 2 de la tarde vemos avionetas que sobrevolaban la zona de ex Tranca. Desde mi zona se ve de lejos pero mi hermana comentó que vio caer algo de las avionetas. Parecían proyectiles, parecían gases que desde el cielo estaban lanzando las avionetas. Más tarde nos dimos cuenta que sí eran gases porque hasta mi zona llegó el olor. Escuchamos muchos disparos. Muchos disparos que parecían petardos.

Petardos, el fuego y silbatos, son tres elementos que son símbolos. Yo pienso que para nosotros son símbolos de esos días de bloqueos, de marchas y de esas noches de vigilia. Por las noches, todos los vecinos de cada manzana nos organizábamos para vigilar durante la noche. Petardos para hacer sentir que estábamos ahí, que tal zona estaba ahí. Fogata en la noche para que sepan que estábamos en vigilia, que estábamos despiertos, que no estábamos durmiendo. Y soplidos de silbatos para comunicarnos zona a zona, un soplido significaba que todo estaba tranquilo. Dos soplidos era señal de alerta. Y con tres sonidos de silbatos todos los vecinos salían y quemaban llantas, hacían sonar latas, se detonaban dinamitas y petardos, se hacía mucho ruido para demostrar que allí estábamos, listos. De esa manera se organizaban las vigilias, espontáneamente en el barrio, y todos los vecinos aportaban lo que tenían, llantas, maderas, comida. Y así hemos pasado todas las noches durante los enfrentamientos.

Y yo creo que esas noches nunca nadie las va a olvidar, por el hecho de estar parados toda la noche delante del fuego, que piensas que es el único símbolo de que por lo menos hay una luz ahí, y de que no te va a pasar nada porque estás en compañía de otros vecinos con palos nada más. Y nos mirábamos y decíamos “qué vamos a hacer con palos”, pero el hecho de estar ahí, unidos, para mí era algo como decir “por lo menos esta noche también la voy a pasar, en compañía de todos ellos”.

Después comenzamos a oír ruidos de disparos, disparos de balas nos imaginamos, porque nosotros no conocíamos tampoco esos ruidos, y fue fuerte la refriega de los ruidos y de cómo circundaban las avionetas.

A las radios llamaban los vecinos y a través de ellos nos enteramos que estaban entrando tanques, que había militares armados.. De esa manera pudimos articular, porque nosotros escuchábamos, veíamos de lejos pero no sabíamos exactamente qué era lo que estaba pasando. Y así transcurrieron las horas hasta más o menos las 5 de la tarde, como les digo, había una tensa calma.

Así vimos de lejos lo que ocurrió el domingo en la tarde. En los medios había un bombardeo de información, todos los vecinos llamaban a las radios. decían que había muchos muertos pero nadie sabía cuántos, dónde, cómo, qué estaba pasando. Estábamos incomunicados porque, además, como estábamos tan pertrechados, los bloqueos eran tan fuertes, tampoco podían subir los medios de comunicación a verificar lo que estaba pasando, a menos que fueran de El Alto.

Así pasó el domingo en la tarde, con mucha incertidumbre, con mucho miedo también. El lunes en la mañana se convocó a una gran marcha a La Paz. Toda la gente fue a la ciudad.

 

- ¿Quiénes convocaron a la marcha?

- Los mismos vecinos. Porque tenemos nuestros representantes y, como les adelantaba, ahí han surgido muchos líderes anónimos. Por ejemplo, les hablo del caso de mi plan, el plan 75, que es un conjunto de viviendas. En el plan 75 surgieron unos dos o tres líderes que salieron, se pusieron a la cabeza y dijeron: “Tenemos que ir a la marcha porque esto ya está muy grave, ayer han matado a tantos compañeros en la zona de ex Tranca, no podemos quedarnos al margen”. Y de esa manera nos organizaron al plan 75 con más fuerza. Y salimos.

 

- ¿Cómo se hacía la convocatoria?

- Iban casa por casa diciendo “hay una reunión, tenemos que ir, acá está pasando algo muy grave”. Así, casa por casa para ir a la reunión y discutir la necesidad de ir a la marcha. Entonces, como todos estábamos atentos a que surgieran esos líderes, fuimos todos a reunirnos. Nos reuníamos y ahí se planteaba la problemática: “estamos así, han habido muchos hermanos muertos ayer, entonces tenemos que todos juntarnos y participar de la marcha que va a haber hoy día, y tenemos que organizarnos porque esta noche va a haber vigilia”.

 

- ¿Cuánta gente iba a esas reuniones?

- Y, estaban los 75 representantes de cada vivienda más unas dos o tres personas más de sus familias, es decir estábamos... todos. Todos se han pronunciado. Íbamos también a las casas de los vecinos que no habían salido y les decíamos “salgan, vecinos, salgan, salgan” y todos salían. Tal vez también por saber que si uno está solo no va a poder defenderse, pero si estamos todos juntos nos vamos a poder defender juntos. Y por eso y por lo que estaba pasando, por los muertos, creo que nos hemos reunido de esa manera tan unánime y consciente ¿no?

 

- ¿Qué decidieron en esa reunión?

- En esa reunión se decidió apoyar ya de forma unánime y masiva a los bloqueos que estaban sucediendo en la carretera y participar masivamente de las marchas que se dirigían a la ciudad de La Paz. Y sobre todo organizar las vigilias de las noches, porque había rumores de que estaban entrando los militares casa por casa sacando a los dirigentes.

 

- ¿Eso se confirmó luego?

Yo hablé con varios vecinos de otras zonas y me dijeron que sí, que hubo requisas y entraron casa por casa en algunos barrios. Pero las vigilias y los bloqueos eran fuertes. Así pasaban los días, estando atentos a todo lo que pasaba, cualquier ruido de lejos lo percibíamos. Nos acompañó a nosotros un medio de comunicación, una radio pirata que es de la zona. Allí llamaban vecinos de otras zonas y daban su parte de lo que estaba pasando por otros lugares. Y así todos los días y todas las noches, escuchando las radios. Y también les decía que con tal trauma nos hemos quedado en la ciudad del El Alto, que cada vez que circunde una avioneta o un helicóptero, los niños, las mujeres, todos van a estar atentos a lo que pueda pasar.

 

- ¿Cómo se organizaron para la marcha a La Paz?

- Ya se había anunciado que iba a hacer una marcha a La Paz. Ahí fue unánime la decisión. Todos teníamos que ir. Y todos fuimos pues. Todos los vecinos, no hubo nadie que haya dicho que no. Quiero recalcar también que como era tan fuerte el bloqueo, ya para esa fecha se habían hecho caer las pasarelas de la avenida Juan Pablo II en los caminos para bloquear con más fuerza, entonces todo era a pie, más intenso. Yo creo también que eso ha repercutido en que no había alimentos. Los de El Alto somos gente humilde, y si en una semana común la gente tiene solamente apenas para comer, imagínense en los días en que hubo bloqueo total, que no vas a trabajar, que no puedes ir a buscar trabajo, estábamos en una situación fatal. No había gas pero no nos hemos quejado, eso yo lo recojo mucho, en la ciudad de La Paz se han quejado de la falta de gas y de alimentos pero en la ciudad de El Alto hemos recurrido al fogón, que es la forma tradicional de cocinar en el Altiplano. Como les decía antes, muchos habitantes de El Alto son migrantes del campo, entonces la gente del campo tiene estrategias de subsistencia que ha trasladado al Alto, el q´eri, o sea el fogón, es una de ellas. Y también creo que otra de las estrategias que se ha trasladado del campo a la ciudad de El Alto es la forma de organización. Producto de la organización del campo son las juntas vecinales porque en el campo hay una organización interna muy estricta, solidaria y comunal. Por ejemplo en una comunidad, que tienen autoridades originarias, se llama a una reunión y están todos presentes, sí o sí, y son muy disciplinados. Esa gente que es muy disciplinada en sus comunidades se ha trasladado a la ciudad de El Alto. Cuando las juntas vecinales convocan a una reunión, ellos están presentes, más que la gente de la ciudad. Y son los que nos han enseñado que todos tenemos que actuar de forma comunitaria.

Quiero rescatar esa situación de cómo se organizan en el campo, y cómo ha llegado eso a la ciudad de El Alto, también es parte del logro del derrocamiento de Goni. Porque si usted se pone a pensar ha sido unánime en El Alto, no han sido una zona o dos o tres, ha sido todo El Alto día y noche. Eso solamente se puede lograr con mucha unidad y esa unidad es parte de lo que vino del campo, señoras que tal vez no saben leer ni escribir pero que sin embargo dicen, “yo tengo que estar ahí”. Es conciencia, obediencia, disciplina, es un poco de todo eso.

 

- ¿Cuánta gente fue a la marcha a La Paz?

- Bueno, todo el mundo fue a la marcha. Con mucho temor también. Pero ha ido casi todo el mundo, yo personalmente no he ido pero mi familia, mis amigos, han ido todos. Además los bloqueos en las avenidas se continuaban garantizando, nunca se descuidaron los bloqueos. Yo no puedo calcular una cantidad pero puedo decirle que mucha, casi todo el Alto. Puedo decir que... todo El Alto pues. Con decirle que en mi zona todos los vecinos fueron así militantemente, nadie les ha obligado nada a nadie, han ido y han llegado a la ciudad de La Paz.

 

- ¿Qué contaban al volver?

- Han vuelto muy satisfechos, una satisfacción de decir “hemos ido y hemos llegado”, muy cansados, lógicamente, pero con esa satisfacción que te nace esos días de decir también “soy de El Alto, nos hemos hecho sentir”. Nos hemos hecho sentir en la ciudad de La Paz, con eso han regresado los que marcharon a la ciudad. Como esta vez El Alto se ha hecho sentir, hay una conciencia fuerte de eso, de decir “soy de El Alto”, no como antes, que nadie decía “yo soy de El Alto”, se decía “yo vivo en El Alto”.

 

- ¿Fueron con la idea también de tirar al Goni o eso vino después?

- Para mi pienso, ha sido un hito el día domingo después de las muertes, hubo más de treinta ese día. Antes de las muertes las consignas eran: “el gas para Bolivia”, “no a las transnacionales”. Después del domingo fue “que se vaya el Goni”. Mientras pasaban los días, lunes, martes, miércoles, las consignas eran más fatales: “que muera el Goni”, “lo vamos a colgar”. El viernes renunció. Y a medida que él decía que no se iba a ir, que todo era manejado por los narcosindicalistas, era peor.

 

- ¿Cómo es la situación ahora? ¿Qué piensan del nuevo presidente Mesa?

- Nos ha apaciguado el hecho de que haya renunciado Goni, que se ponga un nuevo presidente y como que ahí terminó. Pero esto es como una espera. Yo creo que la situación es una tregua pero ojo. Es una espera. Y recojo una opinión de un vecino mío, una persona común, que me decía: ”Tendríamos que haber continuado con las huelgas, movilizaciones y los bloqueos aunque haya asumido Mesa. Debíamos haberlo obligado a que de una vez por todas se revoque la Ley de Hidrocarburos, no se venda el gas por Chile, no a las transnacionales y más desarrollo para el campo, debíamos haberlo obligado aún después de que asuma”. Y creo que tenía razón, porque estábamos en nuestro punto más fuerte. El Alto estaba hirviendo. Y yo pienso que Mesa es una opción. Una opción para apaciguar, para calmar todo por el momento.

 

- ¿Hay algo que quieras agregar?

- Sí, a los argentinos: que vengan. Y que estemos atentos todos los países porque esto es como una oleada y puede pasar en cualquier país. Y también es un ultimátum para aquellos que detrás de la democracia se perfilan como dictadores, y para todos los están en el poder. Y también queremos que se sumen todos los países y queremos aprender de otras experiencias como la Argentina.

 

 

2.- Habla Hugo Choque, activista juvenil de El Alto (Radio Wayna Tambo, programa El poder del silencio)

“Si continuábamos, esto ya era nuestro”  

 

Cuando sucedieron los hechos de octubre, el gobierno de Bolivia y los poderes del mundo se asustaron. Se decía que la embajada de EEUU enviaría gente para analizar la situación aquí, y que se dejaría el camino abierto para invadir Bolivia. Y nosotros nos preguntábamos ¿hubiera sido fácil invadir Bolivia como se ha invadido Palestina o como se está llevando a cabo la ocupación a Irak? No sé si hubiera sido tan fácil.

Me parece igualmente que necesitamos más preparación, necesitamos todavía... Para lanzarlo así, de frente, ¿no?, se puede decir: armarse.

Claro que ha habido tal vez algunos avances como las máscaras antigás que se han inventado y que se han hecho aquí en El Alto. Son máscaras antigás caseras, no son importadas de transnacionales, son caseras, se han fabricado en El Alto y algunos otros materiales como morteritos y lanza dinamitas que se han fabricado. Creo que ya la gente de El Alto no tiene miedo, la gente de otras laderas ya no tiene miedo, porque es más la rabia, se cabe decir de alguna manera que mientras más muertos hay más la gente se levanta.

Y la estrategia que ha utilizado el gobierno luego de los mayores y sangrientos enfrentamientos fue la de tratar de frenar eso, ese movimiento que se estaba dando, frenarlo, calmar, ver qué pasa, enfriar.

Y esa fue una de las influencias que más ha corrido. Y esta estrategia por parte del gobierno de tratar de enfriar también ha sido avalada de alguna manera por el MAS de Evo Morales, la COB y el MIP. Eso es lo que ha pasado. Ellos han influido mucho en lo que es detenerse hasta ahí no más. Porque si continuábamos esto ya era nuestro.

 

3.- Habla Marcos Quispe, conductor de programa El poder del silencio, radio Wayna Tambo del El Alto

 

El papel de los vecinos

 

El movimiento de octubre no es un movimiento obrero absoluto. Los campesinos y los vecinos están insertos en este movimiento social, y de alguna manera han reconfigurado el escenario territorial, el copamiento del territorio como instrumento de lucha y resistencia ante el Estado.

Es decir, el territorio que es chiquito en la Junta vecinal, más la jurisdicción de El Alto, más el hecho de cercar el territorio de El Alto con la consigna de copar el territorio, ha llevado a que aparezcan otros actores sociales.

Los vecinos no estaban en el movimiento social. Pero a partir de febrero, aunque de manera más desorganizada, y ya en octubre se ve con más fuerza, los movimientos vecinales enmarcados en lo territorial han empezado a jugar un rol importante.

Ahora, el tema de lo territorial en El Alto tampoco es casual: este movimiento territorial se constituye a partir de una memoria histórica. El Alto básicamente está constituido por memoria histórica indígena aymara, que plantea el cerco, el sitio, como delimitación y reivindicación social, como instrumento, como estrategia de lucha, a la luz de Túpac Katari en la época de la colonia.

Pero también ligado a la memoria histórica de la lucha de los mineros y fabriles relocalizados. En 1985 en Bolivia se implementa el modelo neoliberal 21060. Miles de trabajadores son echados de las fábricas, son expulsados de las minas. Y esos compañeros y compañeras despojados de sus puestos de trabajo son acogidos en la ciudad de El Alto. Ellos son en realidad los que constituyen El Alto.

Entonces, este movimiento vecinal de alguna manera está cargado de estos aprendizajes, una memoria histórica sindical de la lucha de los mineros y también una memoria indígena, campesina aymara.