Levantamiento
en El Alto: el rugir de la multitud
Pablo
Mamani, sociólogo, especial para Econoticiasbolivia.com
Econoticias,
octubre 25, 2003.- El Alto es parte importante de la historia de la lucha
social y política de los pueblos indígenas en la colonia y la república.
En 1781 Tupaj Katari-Bartulina Sisa habían construido uno de los
"cuarteles indígenas" para cercar la ciudad de La Paz (Del
valle de Siles, 1990). En 1899 los aymaras en El Alto han contribuido en
la conformación de una muralla humana para hacer frente al posible
ingreso de las tropas "constitucionales" de Fernández Alonso en
la guerra federal (Condarco, 1983). En 1952 "se convierte en el
escenario político para confirmar el triunfo de la Revolución
Nacional" (Fernández, 1993). El espacio-territorio de la actual
ciudad de El Alto resume una larga historia de las luchas sociales indígenas.
Y nuevamente hoy se ha convertido parte de nueva historia de las luchas
sociales.
Hay
una memoria de estas luchas sociales en la ciudad de El Alto que se
convierte en una fuerza de acción colectiva. Es una de las ciudades
importantes con características indígenas-populares aymara, esto por su
constitución demográfica, social, cultural, política, lingüística, y
urbanística. Sobre esta base hoy se ha convertido parte de las nuevas
luchas políticas y culturales. Esto desde un levantamiento social indígena-popular
de grandes magnitudes. El mismo ya se observa en los años 2000 y 2001
cuando "existe...en las protestas sociales,...formas de manifestación
aymara en el lenguaje de la vestimenta y significados: la pollera,
sombreros y el lenguaje de los símbolos, yatiri, coca, pututus y wiphalas
que desde una posición de destierro social gestan actos y ritualidades
alternas a los elementos simbólicos al Estado" (Mamani, 2001).
Así
se ha empezado a tejer un nuevo configuramiento sociopolítico desde
sentidos de indentidad indígena urbana, mismo que se acrecienta y se
agiganta por la agresión estatal-municipal del alcalde José Luis Paredes
y gubernamental-estatal de Gonzalo Sánchez de Lozada durante las últimos
semanas. Esto se demuestra en las recientes movilizaciones entre los días
lunes 15 y martes 16 de septiembre de 2003 contra los formularios maya y
paya diseñados por la alcaldía de esta ciudad y anuladas finalmente por
la lucha social. Durante estos dos días se ha podido observar un
desdoblamiento de tejidos sociales y culturales para inmovilizar la
ciudad. Entre la primera y segunda semana de octubre se ha masificado más
este hecho. Barrio en barrio, zona por zona y distrito por distrito ha
recorrido un sentimiento de autoafirmación propia sobre la construcción
urbana indígena de esta ciudad. Esto porque El Alto es una ciudad
construida por sus vecinos en cuanto al aporte de su mano de obra y
capital económico para la construcción de sus calles, avenidas,
mercados, canchas de fútbol, etc. Además, hay una construcción social
propia de la vida cotidiana fundamentadas en amplias relaciones de
parentesco, compadrazgos dispersos en el espacio urbano, amistades
interbarriales de los jóvenes, relaciones más o menos comunes de
procedencia desde los ayllus y comunidades del altiplano, los valles y
regiones subtropicales de los andes. Es decir, hay una construcción
social de la realidad que se manifiesta en acciones colectivas
contundentes. Sobre la base de este conjunto de hechos como cimientos
sociales se pone en práctica un tramado de acciones colectivas. Esto en
el bloqueo de las avenidas, la toma de las calles, y multitudinarias
manifestaciones, discursos politizados de sus dirigentes, mismos que se
convierten en fuerzas alternas al estado que en el último tiempo se las
percibe a éstas como invasores a la autoconstrucción urbana de la ciudad
indígena de la ciudad de El Alto. Por eso el día lunes 13, después de
sufrir el domingo 12 de octubre una violenta masacre de parte de las
fuerzas del gobierno-estado de Gonzalo Sánchez de Lozada con más de 25
muertos, se moviliza de manera gigantesca hacia la cuidad de La Paz para
exigir la renuncia del presidente de la república, sin dejar de descuidar
los barrios porque una parte importante de sus habitantes se han quedado
en la ciudad de El Alto.
El
propósito del artículo entonces es mostrar el levantamiento indígena-popular
de la ciudad de El Alto desde los sentidos de autoconstrucción urbana indígena
de la ciudad y el desdoblamiento de éstos en tejidos sociales y
culturales que se manifiestan en los bloqueos, movilizaciones y
enfrentamientos con las fuerzas del estado. Para ver esto vamos a tomar
como referente empírico los hechos ocurridos desde el día miércoles 8
hasta viernes 17 de octubre de 2003 cuando los alteños protagonizan un
gigantesco levantamiento indígena-popular que se inicia a partir de un
paro cívico indefinido, primero, en contra de la no venta del gas, el no
ingreso de Bolivia al ALCA, y segundo, la renuncia del presidente Gonzalo
Sánchez de Lozada. Haremos una descripción del mismo y un análisis
sociológico de su constitución.
Tramado
cultural y levantamiento de la ciudad de El Alto
La
ciudad de El Alto es uno de los centros urbanos más poblados del país.
Tiene una población de 649.958 habitantes que corresponde al 28% (INE,
2002) del total de la población del departamento de La Paz. En el censo
de población y vivienda de 2001, el 81,29% (INE, 2002) de esta población
se ha autoidentificado como indígenas. Estos datos nos permiten afirmar
de que ciudad de El Alto es una ciudad indígena-popular y
fundamentalmente aymara. Y esta población es la que sufre una pobreza
estructural. La pobreza urbana en el departamento de La Paz, de acuerdo al
mismo censo de población y vivienda, es de 50.9%. La ciudad de El Alto es
parte de esta pobreza. Es decir, más de la mitad de esta población es
pobre porque no tiene satisfecho las necesidades más básicas como el
agua, salud, educación, vivienda. Estos datos muestran las condiciones
estructurales en la que vive la ciudad de El Alto y parte de las laderas
de la ciudad de La Paz. El levantamiento social es un reflejo de estas
condiciones. Para entender el levantamiento indígena-popular de esta
ciudad es importante preguntarse, ¿cómo se construye el levantamiento
indígena-popular? ¿Qué tipo de estrategias se tejen y cómo se
construyen las barricadas humanas, las barricadas de adoquines, vidrios,
piedras con quema de llantas viejas y alambres púas? ¿Qué significa
enfrentarse a las fuerzas del estado?. ¿Qué es un levantamiento indígena-popular?.
En
principio un levantamiento social es una acción colectiva que tiene la
finalidad de incidir o en su caso cambiar las políticas públicas y de
dominación étnica con estrategias de lucha más o menos planificados y
direccionados. Son acciones diversas con una orientación colectiva para
decidir o incidir en el cambio o reforma de las políticas hidrocarburíferas
y de recursos naturales en manos de las transnacionales como es la no
venta de gas por puertos chilenos. Es un levantamiento social que termina
exigiendo la renuncia del presidente Sánchez de Lozada. Es una construcción
colectiva de las acciones que apunta a tomar el espacio social y
territorial para desde ese lugar y condición incidir o cambiar el curso
de las actuales condiciones de crisis del sistema político y la dominación
étnica en confrontación con el gobierno, el estado y los agentes
encargados de esta dominación.
Los
acontecimientos. El antecedente inmediato para entender el actual
levantamiento de la ciudad de El Alto, es el paro cívico realizado el día
jueves 2 de octubre en contra del masacre de Warisata. Aquel día se
produce un paro casi total en esta ciudad. Después de esta experiencia o
repertorio de acción se determina nuevamente un nuevo paro cívico desde
el día miércoles 8 de octubre. Este paro tiene una relación inmediata
con las recientes experiencias de lucha social contra los formularios maya
y paya en la tercera semana de septiembre de 2003.
El
inicio del paro cívico indefinido
El
día miércoles 8 de octubre desde las primeras horas de la mañana se
observa una importante movilización desde los barrios alejadas y cercanas
a la ceja de El Alto para tomar las avenidas, sus plazas, barrios y así
inmovilizar la ciudad. Durante este día no hay actividades en el
comercio, la banca, el transporte, etc. Se tejen durante el día
comentarios en los distintos espacios de la vida social cotidiana urbana
sobre lo que significa el nuevo paro cívico. Se exige y se comenta en las
calles y en los lugares donde se realizan gigantescos bloqueos sobre la no
venta del gas. Además, se comenta de que el gobierno de Sánchez de
Lozada "es un gobierno hambreador" que debe dejar el palacio. Así
poco a poco se amplía y se refuerza el tejido social basado en agrios
comentarios contra el gobierno y bromas y risas para hacer más sociable
el levantamiento, por otro, mismo que se manifiesta como una acción firme
de paralizar la ciudad por el tiempo indefinido. El primer día trágico
de este levantamiento social es el día jueves 9 de octubre. Este día a
las 10:30 de la mañana aproximadamente, en Ventilla, las comunidades de
Amachuma, Tuni, Chañocahua, Parcopata, Icapa y Ayma sufren una violenta
agresión de parte de policías y militares. Hay dos heridos de gravedad:
Cristina Mamani y Norberto Condori (de mayor gravedad). Senkata y Ventilla
se convierten de pronto en verdaderos campos de batallas de piedras y
gases y fusiles. Es uno de los primeros escenario de la masacre
gubernamental. Durante este día los vecinos en esta zona y en otras
gritan a viva voz: "No queremos ver al gringo vendepatria" (El
Alteño, 09/10/03). Las zonas o lugares más aguerridos durante este día
fueron: Villa Adela, 1º de mayo, Villa Avaroa, Cruce Viacha, Senkata,
Ventilla, 16 de Julio, ex tranca de Rio Seco, etc. Así dentro de estas
relaciones se gesta la toma directa de los barrios para preparar
trincheras y fogatas. En algunas zonas se pone en escena la wiphala
multicuadriculada como señal de un posicionamiento político e
identitario indígena. Hay una construcción de los símbolos del poder
que se visibiliza como protesta. Asimismo se intercambian informaciones
sobre lo que pasa entre una zona y otra a través de la gente que camina a
pie o en bicicleta de un lugar a otro. Y se teje un complejo tramado de
acciones colectivas en cada espacio de la ciudad de El Alto. En esa relación
muchos de los que protagonizan los bloqueos y manifestaciones no se
conocen, auque sean de barrios vecinos, pero al calor y circunstancia de
la realización de fogatas, se construyen amistades, solidaridades y
hermandades significativas para crear un mayor peso en las acciones
colectivas de protesta. Las mujeres de polleras participan cargados de sus
hijos/as a través del habla en aymara o castellano y se sienten parte de
una misma realidad. Se comentan de que "no hay trabajo, cuando hay,
no tiene un pago" de acuerdo a las condiciones económicas actuales.
Las "obras con empleo" no se sienten para muchas familias. Así
se amplía un tramado de sentidos de pertenencia urbana de una ciudad indígena
postergado desde mucho tiempo atrás.
El
día que ha mostrado tener mayor agresividad desde la posición de los
vecinos alteños, fue el día viernes 10 de octubre. Esto porque el día
anterior, el jueves 9 de octubre, en Ventilla nuevamente hay una violenta
represión de las fuerzas del estado. Muere un minero: José Luis
Atahuichi y un vecino de esta ciudad, Ramiro Vargas. En el día anterior
habían arribado hasta Ventilla los mineros procedentes desde Huanuni. Los
mineros vuelven a anunciar su lucha como en el antaño. En ese momento se
juntan dos fuerzas, una la de los mineros y la otra de los indígenas
urbanas y rurales del lugar. Es impresionante observar durante este día,
que ante la noticia de la muerte de mineros y el vecino de la ciudad de El
Alto, se produce un enfurecimiento y una movilización gigantesca de las
zonas del sector sur de la ciudad de El Alto. El camino a Oruro es prácticamente
tomado por los vecinos. La avenida 6 de marzo se ha convertido en otro
escenario de guerra. Los militares y policías, ante este hecho, tienen
que abrirse el paso a balazos y gases lacrimógenos. Por ejemplo en el
cruce de la Avenida Bolivia se produce una avalancha humana de la zona
Santiago II (barrio minero) y otros barrios aledaños para controlar la
avenida 6 de marzo o camino a Oruro. Para el día siguiente, el viernes 10
de octubre, la ciudad de El Alto es una cuidad totalmente tomada por los
alteños, pese a la militarización y un estadio de sitio de facto que
vive esta ciudad. Durante este día y el día anterior se recolecta agua
de las casas de la zona o distrito dos para ser enviados hacia Ventilla
donde se encuentran los mineros. Al mismo tiempo se recolecta alimentos,
particularmente en Santiago II como parte de una efectiva forma de ampliar
sentidos de solidaridad. En Kenko y barrios del lugar también hay una
preocupación para enviar agua y alimentos hacia Ventilla.
Así
hay una toma directa de las calles y avenidas de la ciudad del El Alto,
esto desde los mismos barrios. Hay trincheras construidas con adobes,
piedras, latas y vidrios. Se observa en el paisaje de la ciudad salir
humos negros de los distintos lugares y calles como si se hubiera
producido un bombardeo. Se queman llantas viejas y desperdicios o basura
de las calles. En todo estos espacio, antes del día domingo 12, no hay
policía ni ningún otro poder del estado. Aunque ésta es una realidad de
todos los días. Hay una autoorganización total con acciones colectivas
autónomas. Es interesante observar además de cómo las mujeres, los niños
y hombres adultos mantienen un control incluso de las pequeñas calles por
donde no hay la circulación de las movilidades. Con esto se quiere
demostrar la toma directa del territorio urbano al que pertenecen los alteños/as.
Asimismo en las noches hay muchos preparativos como para hacer frente a un
eventual ingreso de las fuerzas represivas dentro de estos territorios.
Hasta altas horas de la noche y la madrugada del día viernes 10 se
mantiene este control. En ese sentido hay una indignación generalizada
que se manifiesta en acciones de toma directa de las calles, avenidas y
plazas. Nuevamente se observa durante este día flamear las wiphalas y la
bandera de Bolivia como señal de rechazo de lo que la gente ha empezado a
llamar: "la instauración de un gobierno chileno en La Paz".
Durante
este día no hay ninguna actividad comercial, bancaria, de servicio de
transporte. Incluso se han cerrado las tiendas más pequeñas de los
barrios alejados de la ceja de El Alto. La gente se ha sumado
decididamente a la movilización y toma de sus barrios para tejer y
mantener un control y autoorganización propia. Es una movilización densa
que articula estrategias, sentidos y dignidades colectivas, mismo que se
manifiestan en acciones coordinadas y por turnos al interior de las
familias, zonas y distritos e incluso entre organizaciones diversas que
existe en el territorio urbano de la ciudad de El Alto.
Otro
de los días aún más trágicos, es el día sábado 11 de octubre porque
en la noche en todo el sector de Senkata y avenida Bolivia hay, primero,
duros enfrentamientos entre vecinos y policías- militares y, segundo o
pasado este primer momento, hay una violenta represión de parte de estos
a los vecinos del Santiago II, Rosas Pampa en donde muere, Felix
Mollirecona, un niño de cinco años. Hay una cantidad de heridos que no
son atendidos de forma inmediata. Las ambulancias no llegan a estos
lugares. Este hecho empezó aproximadamente a las cuatro de la tarde. En
esas condiciones las carretillas y bicicletas se han convertidos en
ambulancias improvisadas. Incluso se había cortado la luz en la toda la
avenida 6 de marzo. Como reacción ante la agresión policial-militar, los
vecinos del lugar han cavado profundas zanjas sobre la misma Avenida 6 de
marzo. La capa asfáltica fue levantado y se ha procedido a cavar
profundas zanjas de una profundidad de 80 cm. en ambas vías del camino.
Hay una construcción de una trinchera de guerra, que la gente empieza a
llamar la "guerra civil". Al norte de la ciudad de El Alto, en
Ballivián, se producen en este día, nuevas y violentas represiones por
parte de los militares ante las protestas y bloqueo persistentes de las
calles y avenidas del lugar. En toda esta aérea también se ha construido
zanjas y barricadas y hay una movilización general. En este lugar muere
otro alteño, Walter Huanca. Es decir, el sábado 11 es la antesala del
masacre del día domingo 12 de octubre.
El
día domingo 12 de octubre es uno de los días más trágicos hasta este
momento. Hay una masacre incalificable porque han muerto en el día 25
civiles y 1 soldado. En el sector de Senkata*, el gobierno para trasladar
combustible hacia la ciudad de La Paz que ya sentía carencia de este
elemento, hace un primer acto de la masacre de este día donde mueren tres
personas a causa de balas de guerra, Carmelo Mamani, Vidal Pinto, Efraín
Mita. El hospital Corazón de Jesús de esta zona se llena de muchos
heridos. Muchos de ellos son trasladados en camas, carretillas porque
nuevamente no existe las ambulancias.
La
zona o región norte de la ciudad de El Alto durante este día es la que más
ha sufrido porque hay una mayor cantidad de bajas indígenas. Los
fallecidos en la zona Ballivián son, José Miguel Torres, Efrain Mamani.
En la zona los Andes, Marcelino Carvajal, Constantino Quispe, Marcelo
Machicado. En Rió Seco, Jhonny Mamani, Máximo Vallejos, Luis Villalba,
Carmelo Mamani, Vicente Pinto. En hospital de Clínicas, Augusto Lari, NN
(recogido de la Av. Bolivia). Villa Ingenio, Daniel Luna, Adolfo Huanca,
Richar Charcas, Felix Calle, NN. (sexo masculino), NN. (sexo masculino),
NN. (sexo masculino). Zona Puerto Mejillones, NN. NN. (sin datos sobre el
sexo), y el soldado Cigmar García (La Razón, 13/10/03). Este es uno de
los días más sangrientos en la historia de los últimos veinte años de
democracia. La decisión presidencial de oficializar la militarización de
la ciudad de El Alto "generó ayer la jornada más sangrienta en la
historia de la joven ciudad y una de las cruentas del periodo democrático"
(La Razón, 13/10/03). Ante tal magnitud de los acontecimientos se escucha
y observa en las radios emisoras y en algunos canales de televisión de la
existencia de una cantidad heridos y pedidos de auxilio que no reciben una
atención inmediata. Se ha disparado indiscriminadamente contra la
humanidad de los manifestantes. Las calles y avenidas de esta ciudad se tiñen
de sangre humana indígena-popular. Incluso han caído niños que no eran
parte de las movilizaciones. Hubo una arremetida militar indescriptible
incluso en las propias casas. Se ha actuado como contra un ejército
regular cuando se trataba de una población desarmada. Se escucha al día
siguiente comentarios sobre que el ejército ha actuado como en los
mejores tiempos o peor que en las dictaduras militares sin respetar a la
población indefensa y fundamentalmente a los niños, ancianos o enfermos.
Es una verdadera carnicería humana la que se ha producido ese día. Las
calles, avenidas y plaza se llenan de cadáveres y de un dolor humano
colectivo que no es fácil de expresar. Se generaliza una indignación
total que se irradia rápidamente hacia otras ciudades como es la cuidad
de La Paz, vecinas de El Alto.
En
resumen hay un bullicio o rugir de la multitud con la que se construye y
reconstruye sentidos de rebelión como un hecho inédito en la historia
urbana de la ciudad de El Alto. Se intensifica las construcciones de
barricadas de fuego y adoquines en distintos lugares. Se han cavados en
muchos lugares o calles nuevas zanjas para evitar todo movimiento de los
motorizados militares- policiales. Esto es importante porque es la única
manera de frenar el ingreso de las tropas militares. Se construyen como
campos "minados" para inmovilizar la represión y el ingreso de
delincuentes que de uno u otro modo se aprovechan de la situación. Las
juntas vecinales de cada zona se han convertido en microgobiernos
territoriales porque toda acción se coordina a través de estas
instancias. A este conjunto de hechos lo llamamos el levantamiento de la
ciudad de El Alto porque es una acción colectiva que se enfrenta al poder
establecido y tiene la finalidad de hacer renunciar al presidente de la
república y la no exportación del gas por puertos chilenos. Son acciones
que tiene algunas similitudes con los levantamientos indígenas aymaras de
Achakachi y Patamanta del año 2000, 2001 y 2003. Esto porque hay una
variada construcción de barricadas, y se pone en escena la wiphala
multicuadriculada, se tejen y refuerzan sentidos de pertenencia
territorial e identitaria indígena y se producen liderazgos locales,
gobiernos comunales o barriales o gobiernos barriales.
Así
se juntan dos hechos importantes: a) la exigencia de la renuncia del
presidente Sánchez de Lozada y el cambio del actual modelo económico
adversa a los intereses sociales, y b) se tejen sentidos de pertenencia
colectiva indígena urbana con acciones de confrontación violenta con las
fuerzas del estado. Es en este contexto que los alteños construyen su
ciudad de acuerdo a sus capacidades culturales y sociales. Se amplían
redes sociales y solidaridades interbarriales y organizacionales. Es un
hecho, por ello, sin precedentes en la ciudad de El Alto que de algún
modo refleja su eslogan: "El Alto de pie, nunca de rodillas".
Esta
construcción urbana de las identidades indígenas-populares se manifiesta
también en la ciudad de La Paz en la jornada del día lunes 13 de
octubre. Este día es nuevamente parte de una sangrienta jornada y
levantamiento social porque según el periódico El Diario (El Diario,
14/10/03) existe otros 25 muertos en distintas partes de las ciudades de
El Alto y La Paz. Una multitudinaria marcha baja de la ciudad de El Alto
hacia la hoyada o la ciudad de La Paz para exigir la renuncia del
presidente Sánchez de Lozada. La zona sur o los barrios marginales de
este sector de la ciudad de La Paz y el centro de la ciudad se convierten
en nuevos escenario de violencia junto a la zona norte de la ciudad de El
Alto. Chasquipampa, Ovejuyo, Cota Cota, Obrajes, Mallasa, Garita de Lima,
plaza Eguino, San Francisco, Av. 16 de Julio y los alrededores del palacio
de gobierno se producen nuevos enfrentamientos y una nueva masacre indígena
de parte del estado. Los fallecidos durante la jornada de 13 de octubre en
la ciudad de La Paz, son: Arturo Mamani (Apaña), Jacinto Benavente (Ovejuyo),
Raún Huanca (Ovejuyo), Marcelo Cusi (Ovejuyo), Germán Carvajal (Uni),
Domingo Mamani (Apaña), Feliciano Condori (Apaña), NN (zona sur),
Roberto Parrin (de la zona los Andes, El Alto), Roxana Apaza (zona Los
Andes, El Alto), NN (calle sagarnaga). En la ciudad de El Alto, Fidel
Ticona (zona Alto Lima), Luis Chillca (zona Tupaj Katari), Victor Ticona
(sin especificar), NN (Alto Mariscal Sucre), NN. y NN (explosión de
gasolinera en Rio Seco), Lucio Gandarilla, Renato Poma, Edgar Lechona
(lugares no especificados), tres niños en el hospital del niño, y los
heridos del domingo 12 de octubre, Raúl Huanca (El Alto), Felix Quispe
(El Alto), (El Diario, 14/10/03). En San Julián del departamento de Santa
Cruz, también fallece Juan Barrientos. Se denuncia al día siguiente de
que los muertos serían mucho más de lo que se ha registrado y habría
incluso desaparecidos producto de la violencia y masacre del gobierno. En
esta relación desde septiembre cuando se inicia las movilizaciones
sociales desde las áreas rurales existe aproximadamente entre 62 a 76
fallecidos y 400 heridos. Los datos recopilado hasta aquí de los medios
de comunicación son preliminares.
En
la masacre de este día se ha desnudado una vez más las relaciones de
dominación étnicas en Bolivia. Las zonas residenciales se han hecho
visibles socialmente como los archipiélagos físicos del poder
dominantes. Fueron fuertemente custodiados por efectivos militares y
policiales. En uno de los medios de comunicación se hace conocer los
preparativos de los habitantes de ésta parte de la ciudad de La Paz ante
un posible ingreso de los manifestantes a estas zonas. Dña. Susana de la
zona La Florida al que entrevista el periodista de La Prensa, afirma:
"La zona no está acostumbrada a estas situaciones, nos están
apuntando (los conflictos) y no podemos permitir que las marchas lleguen a
nuestra zona, preferimos pagar a ver el caos en este lugar, incluso La
Florida y todo Obrajes hemos entregado dinero al Distrito Policial para
que se resguarde eficientemente este sector. Sabemos que los campesinos de
Río Abajo quieren ingresar por aquí (La Florida) a Calacoto y a la zona
central, y los de la zona central también quieren eso" (La Prensa,
12/10/03). De la entrevista se desprende una especie de psicosis social de
los blanco-mestizos porque se percibe de que todo indígena y
manifestantes es destructor de la propiedad privada. Hay una un imaginario
que separa entre el mundo indígena-popular y el mundo social de las élites
blanca-mestizas. Se redescubre, así, ese día de que las zonas
residenciales son también territorios ajenos para los indios. Recrudece
las fronteras étnicas y territoriales al interior de una misma ciudad.
En
este contexto, este día Sánchez de Lozada se dirige a la nación con un
discurso televisado en la que manifiesta: "yo no voy renunciar"
(En defensa de la democracia, mensaje del presidente de la república, 13
de octubre de 2003). Se nota en el discurso del presidente de que hay una
abierta confrontación contra la multitud de la población que exige su
renuncia. Al discurso de Sánchez de Lozada de este día se suman los
sectores empresariales y las fuerzas armadas. Y nuevamente se visibiliza,
pero esta vez socialmente las fronteras que separan entre los gobernantes
y los gobernados, entre el estado y la sociedad indígena-popular. Porque
el discurso presidencial más que alivianar el conflicto político,
enardece aún más. La gente en las calles grita: "ya es intolerable
ver y escuchar a Sánchez de Lozada y debe renunciar". El discurso
del presidente parecía, además, como una declaración de guerra abierta
y autorización pública de la masacre indígena-popular. No tiene el
discurso presidencial un contenido para solucionar los problemas sociales
estructurales que sufre las poblaciones indígenas y populares en Bolivia.
El gobierno en esas condiciones ha empezados a perder el control político
y social y solamente tiene control del monopolio de la violencia física.
Esto porque se suman a las violentas movilizaciones de El Alto y La Paz,
otras ciudades como Oruro, Cochabamba, Sucre, Potosí y Santa Cruz. Además,
el vicepresidente de la república Carlos Mesa, expresa nuevamente su no
acuerdo con las acciones de Sánchez de Lozada, que es uno de los duros
golpes para el poder político del presidente. Renuncia en el día el
ministro de Economía, Jorge Torres. El gobierno poco a poco se quiebra.
Ante
estos últimos acontecimientos en el gobierno y la masacre perpetrada, se
habla en la ciudad de El Alto de que todos los fallecidos deben ser
declarados como los "héroes de la guerra del gas y dignidad indígena-popular".
En esas condiciones se ha refortalecido los sentidos de identidad indígena
urbana aymara tanto en la ciudad de El Alto y las laderas de la ciudad de
La Paz. No hay mucha diferencia cultural y económica entre los alteños y
los habitantes que viven en las laderas de la ciudad de La Paz. Tienen una
procedencia común de las áreas rurales. Así se tejen profundamente
sentidos de hermandad étnica. Esto porque muchos de los soldados que han
sido traslados de otras regiones (Tarija, Beni y Santa Cruz y otras) han
insultado a los manifestantes diciéndoles "indios de mierda".
Se escucha en las radios testimonios de que los soldados han actuado con
una brutalidad impresionante. Con esto se ha sembrado nuevamente un
antecedente social bastante peligroso porque se percibe de parte de la
población andina de que los soldados "cambas" han venido a
masacrar a la ciudad de El Alto y La Paz.
Dentro
de este contexto el día martes 14, la ciudad de El Alto vive una tensa
calma y se entierran los héroes indígenas-populares caídos en distintas
zonas de la cuidad de El Alto y la zona sur de la ciudad de La Paz. Así
hay un dolor colectivo que enraíza profundamente en la vida social urbana
y rural de las regiones indígenas de Bolivia. La ciudad de El Alto y las
casas particulares se encuentran embanderado junto con la wiphala indígena
a media asta con crespón negro en señal de luto e indignación. Muchos
niños/niñas y mujeres han quedado sin padres y esposos. Hay una expresión
de dolor porque muchos de ellos han quedado huérfanos y no habrá quien
sostenga económicamente la familia y la vida familiar. Hay más 400
heridos. Son momentos de rabia e impotencia colectiva. Y así la ciudad de
El Alto es un verdadero campo de redefinición y refortalecimiento
sociopolítico indígena-popular. Hay llamamientos en las radios emisoras
en el sentido de que los aymaras de todas partes deben estar unidos para
luchar juntos.
Dentro
de este difícil escenario, el día martes 14 se tumba tres o cuatro de
las gigantes pasarelas que se encuentran construidas sobre la avenida Juan
Pablo II y Río Seco. Los militares y policías se habían apostado en
estos lugares para desde estos controlar estratégicamente a los
manifestantes. Hay una reconstrucción de estos lugares como una especie
de panóptico para hacer un control y castigo de los cuerpos que se
movilizan en contra del poder establecido. Incluso se denuncia, de que se
han hechos disparos a los manifestantes desde los puentes, por lo que la
los vecinos movilizados han procedido a tumbarlos como parte de una
efectiva acción preventiva de la muerte. Los mismos, además, se han
convertido para el fortalecimiento de las barricadas construido sobre todo
el territorio urbano de la ciudad de El Alto. Es decir, la ciudad de El
Alto es un territorio "minado" o de guerra porque hasta el día
miércoles 15 de octubre se han extendido el cavado de zanjas, barricadas
y vigilia organizados por turnos, zona por zona, cuadra en cuadra. Hay
vigilias durante las noches enteras y todos los días. Se ha movilizado
las mismas estructuras sociales de la vida social. Muchos aportan un poco
de dinero para comprar petardos, otros aportan maderas y viejas llantas y
palas y picos, etc.
El
día miércoles 15, después de la tensa calma del día martes, nuevamente
se reinician preparativos y movilizaciones o manifestaciones sociales en
la ciudad de El Alto. En este día llegan los caminantes o marchistas
cocaleros de los yungas hacia Villa Fátima y de allí hacia el centro de
la ciudad de La Paz. Los cocaleros vienen bloqueando los caminos de los
yungas desde hace más de dos semanas. Asimismo se anuncia la llegada de
miles de marchistas indígenas o "campesinas" desde la aguerrida
región de Omasuyus, que desde hace un mes mantienen un bloqueo indefinido
en toda la región del altiplano y valles norte de La Paz. Por su parte
hay otra columna de mineros cooperativistas que viene desde Oruro que
fueron violentamente reprimidas por las fuerzas militares acantonados en
Patacamaya. En esta intervención militar murieron otros tres mineros o
vecinos de la localidad de Patacamaya: Zenón Arias, Eloy Pillco, Filomena
Leon (El Diario, 16/10/03). También se anuncia la llega de 14 mil indígenas
del altiplano central, particularmente de Aroma. La ciudad de La Paz y
particularmente las zonas residenciales a las que apunta las
movilizaciones, se encuentran cercados. Es un cerco con alimentos, con
murallas humanas y piedras. Las memorias y miedos del cerco de La Paz por
Tupaj Katari-Bartulina Sisa en 1781 se vuelven a repetir.
En
esta relación, al interior de la ciudad de El Alto hay nuevos
preparativos para una nueva movilización hacia la ciudad de La Paz y
exigir la renuncia inmediata de Sánchez de Lozada y su gobierno. Incluso
en algunos de los sectores se pide la cabeza del presidente. En esta
relación hay una decisión tomada socialmente. Sánchez de Lozada
"debe renunciar". Ante tal decisión, los dirigentes de la COR-El
Alto, Roberto de la Cruz y presidente de la FEJUVE-El Alto, Mauricio Cori
y el representante de los Gremialistas, Braulio Rocha no están
autorizados para dialogar con el gobierno. Este un pedido generalizado.
Entonces hay varias fuerzas que acechan al gobierno y a las zonas
residenciales de La Paz. Los mineros, los gremialistas, los indígenas o
"campesinos", los maestros, intelectuales y fundamentalmente los
alteños.
El
gobierno-coalición en este día emite un manifiesto basado en cuatro
puntos: Referéndum Consultivo por departamento para la exportación de
gas, revisión de la ley de Hidrocarburos, Asamblea Constituyente, y
Preservación de la Democracia (Manifiesto al pueblo de Bolivia, gobierno
de responsabilidad nacional y cambio, 15 de octubre de 2003). El
manifiesto no es bien recibido por los distintos sectores sociales, entre
ellos la central obrera boliviana, la COR de El Alto, las organizaciones
campesinas- indígenas y ciudadanos alteños. Todos coinciden en afirmar
de que "es muy tarde" la propuesta del gobierno. Y una vez más
el gobierno se equivoca. Al parecer no conoce la forma y sentido de rebelión
que tiene las poblaciones indígenas aymara o qhiswa de la gran región
andina. Cuando se toma una decisión de forma colectiva, no se retrocede.
Es lo que han hecho los manifestantes.
En
el interior del país, en Cochabamba y Chapare se incrementan los bloqueos
de los caminos. La ciudad de Cochabamba nuevamente amenaza convertirse en
campos de batalla al igual que en la guerra del agua del año 2000. En
Oruro y Potosí hay una creciente inquietud y movilizaciones. Se informa
de una creciente escasez de productos alimenticios en estas ciudades y se
acrecienta los pedidos de renuncia del presidente de la república.
El
día jueves 16 de octubre, después de nueve días de paro cívico
indefinido de El Alto y cuatro de la ciudad de La Paz, se produce una
nueva y multitudinaria movilización que baja desde la El Alto hacia la
oyada. Desde tempranas horas de la mañana y desde distintos barrios y
distritos se observa una agitada movilización con preparativos de
pancartas donde se expresan: "Goni asesino", "el gas no se
vende", "renuncia de Goni", "Goni carnicero",
etc. Las columnas de marchistas salen desde dos grandes regiones urbanas,
la zona norte y sur. Desde cruce Villa Adela, unos, y otros, desde la
altura del cruce el Kenko se van acercando columnas de marchistas muchos
de ellos agarrados palos y wiphalas y bandera de Bolivia. Desde la región
norte, Río Seco, Villa Ingenio y otros, de igual forma se aproxima muchas
columnas, unos, para bajar por Ballivián, otros por la Ceja de El Alto y
los demás por Faro Murillo y Pasanqueri. Cada grupo que baja hacia la
hoyada hace permanentes llamados a los vecinos que no se han sumado todavía
a la marcha. Dos helicópteros sobrevuelan permanentemente sobre los
marchistas. Estos han sido denunciados como los portadores de franco
tiradores.
Al
bajar por las laderas oeste de La Paz hemos podido observar un
recibimiento jubiloso de los vecinos. Unos echaban agua desde las ventanas
de sus casas para refrescarse en señal de solidaridad y apoyo a la
multitudinaria marcha. Otros ofrecían refrescos en bolsitas de nailon y
vasos y uno que otros botaban galletas, u otro tipo de comidas. El
bullicio de la multitud es impresionante. Se observa columnas
multitudinarias que poco a poco se acercan hacia la hoyada. Ya estando en
el centro de la ciudad de La Paz en la plaza San Francisco, la Av. 16 de
Julio, El Prado, Av. Camacho se inicia, desde las cuatro esquinas, el
cerco de la Plaza Murillo donde se encuentra el palacio de gobierno. Los
policías en la primera línea de las murallas de seguridad del palacio y
los militares en la segunda y tercera línea, ven con mucho nerviosismo de
cómo la multitud gritaba, "Goni asesino", "Goni ya no te
queremos". Las manifestaciones durante este día fueron pacíficas. Y
de esa manera se desmiente la versión del gobierno en el sentido de que
los manifestantes provocan acciones violentas con destrucción de
propiedades privadas. La plaza de San Francisco ante la multitud
politizada ha quedado muy pequeño porque no hay espacio para el resto de
la multitud que marcha en los alrededores o sus adyacentes. Algunos medios
de comunicación han calculado que habrían unos 50 mil manifestantes,
pero fue más de 150 mil manifestantes porque hay muchas otras columnas
que marchaban fuera de la plaza de San Francisco, unos bajando hacia abajo
y otros subiendo hacia la plaza y otros recién se acercaban a la plaza
San Francisco como los de Huayna Potosí ladera oeste de La Paz. Es
ensordecedor el bullicio de la multitud que no se había visto desde hace
veinte años atrás. Este bullicio de la multitud se muestra, además,
capaz de tumbar o traspasar murallas infranqueables del poder. El gobierno
al parecer no había imaginado tal magnitud de las acciones de protesta
social. Y finalmente se ve obligado el gobierno a dimitir ante el poder de
la multitud y su bullicio ensordecedor que ha traspasado las fronteras
internacionales e internas.
Recrudece
la falta de alimentos. Los mercados, tiendan, abarrotes se encuentran
cerrados desde hace cuatro días. Mucha gente de la ciudad de La Paz se
siente desesperado porque no hay una lógica de almacenamiento preventivo
de los alimentos secos como aún se practica en la ciudad de El Alto. En
los ayllus y comunidades se almacena en las pirwas: ch'uñu, quinua, cañahua,
maíz para tiempos de sequía. Y mucha gente de la ciudad de El Alto aún
practica este sistema preventivo de alimentación. Ante la falta de
alimentos y gas licuado, la gente multiplica sus pedidos de inmediata
renuncia del presidente. Incluso se han sumado a las movilizaciones
sociales los sectores tradicionalmente favorecidos o administradores del
estado, la zona sur de poblaciones no indígenas o lo que los aymaras
llaman, los q'aras.
En
este día nuevamente el vicepresidente Carlos Mesa se pronuncia en contra
de la administración de Sánchez de Lozada en el sentido de que no es
"partidario de matar a la gente". Posición que es recibida en
el gobierno como parte de una actitud no democrática. Se resquebraja más
el gobierno, y no tiene la solidez política y social. Y no es creíble
los mensajes que envía a la población. Así poco a poco y parte por
parte, como ha sido construida, va cayendo el gobierno. Los soportes políticos
e intelectuales, morales no funcionan. En el día se multiplican los
pedidos de renuncia de Sánchez de Lozada desde acciones como la huelga de
hambre que inicia (el día anterior) la ex defensora del pueblo, Ana Maria
de Campero. Las iglesias católicas poco a poco se llenan de huelguitas de
hambre que exigen el inmediato alejamiento del gobierno de Sánchez de
Lozada. La situación ya es insostenible para el gobierno y su
perdurabilidad se hace cada vez más incierta. Incluso según los
manifestantes el gobierno "tiene las horas contadas", hecho que
ocurre finalmente el viernes 17 de octubre a las 9:40 de la noche.
En
esta relación, las multitudinarias manifestaciones indígenas- populares
expresan su apoyo a la democracia. El gobierno había denunciado días
anteriores de que las movilizaciones sociales eran parte de un complot
contra la democracia. Las multitudinarias movilizaciones sociales se
encargan de desmentir porque en las calles se expresa un total apoyo a la
democracia. De esta forma se rechaza la denuncia de Sánchez de Lozada a
la prensa internacional de que en Bolivia hay un movimiento narco
sedicioso que tiene la finalidad de atentar contra la institucionalidad
democrática. Por el contrario se hace muy notorio de que es el gobierno
el que ha atentado contra la democracia porque hay más 76 muertos en
nueve días. Además, esta denuncia presidencial es recibida por los
manifestantes como un insulto inaceptable. Mucha gente en las calles de El
Alto expresa su malestar porque las movilizaciones sociales no tiene que
ver con narcos o algún otro poder no legítimo.
Un
anuncio esperado
El
día viernes 17 de octubre a medio día se anuncia de una posible renuncia
de Sánchez de Lozada a la presidencia. La noticia se esparce como reguero
de pólvora sobre el campo o sobre los territorios movilizados de los
centros urbanos y rurales de Bolivia. Hay iniciales expresiones de júbilo,
particularmente de la ciudad aymara de El Alto. Esto porque en la mañana
Manfred Reyes Villa de NFR (Nueva Fuerza Republicana) anuncia su
alejamiento del gobierno. Los tres ministros de este partido renuncian
inmediatamente. En la tarde Jaime Paz Zamora hace lo propio. El gobierno
del MNR (Movimiento Nacionalista Revolucionario) ante esta nueva realidad
política no tiene otra alternativa y se precipita en pedazos. No tiene
legitimidad como en el inicio de su gobierno. Esto contrariamente al
manifiesto del MNR. MIR, NFR. del día miércoles 15 de octubre en el
sentido de que la coalición estaba unida y firme. Las horas no pasan rápido
y la espera se hace tensa, esto particularmente en la ciudad de El Alto
que se convierte parte de un espacio de emociones incontenibles. Es una
espera de una final dramática de la caída del gobierno de Sánchez de
Lozada al que los alteños han empezado llamarlo el "carnicero"
por la masacre perpetrado el 12 de octubre.
Durante
este día una parte importante de la multitud todavía se moviliza en la
Plaza San Francisco y expresan en las radios emisoras su alegría ante la
inminente caída del gobierno. Hay que destacar que el día viernes 17 hay
otra multitudinaria movilización en la ciudad de La Paz porque muchos de
ellos han llegado desde las provincias de La Paz. Unos desde Aroma, otros
desde Omasuyus-Achakachi, Muñecas, Los Andes, incluso han llegado desde
Oruro, la organización de los ayllus, Jach'a Karangas. En la tarde de
este día llegan también los cooperativistas mineros de Huanuni hacia El
Alto. Se concentra una gran cantidad de manifestantes en El Alto y La Paz.
De persistir mantenerse en el gobierno, Sánchez de Lozada, hubiera
provocado una acción mucho más radical de todos estos sectores como el
ingreso a la zona sur no indígena y al propio palacio de gobierno pero a
un costo humano muy alto. La clase política de algún modo ha buscado una
salida política menos dramático para los sectores dominantes.
A
las 9:40 de la noche aproximadamente se lee en el parlamento oficialmente
la carta de renuncia del presidente. En la carta de renuncia, Sánchez de
Lozada vuelve acusar a las organizaciones sociales de ser parte de
"la desintegración nacional, (de) el autoritarismo corporativista y
sindical y (de) la violencia fratricida" (Mensaje al H. Congreso
Nacional, 17 de octubre de 2003). Sánchez de Lozada se muestra como un
hombre soberbio hasta el final. En la votación los parlamentarios aceptan
la renuncia de Sánchez de Lozada por un margen de 97 votos a favor de la
renuncia contra 30 votos en contra. Ante la oficialización de la renuncia
del presidente, la ciudad de El Alto y parte de la hoyada estalla en júbilo.
Se escucha y se observa el reventón de petardos y dinamitas hasta la
media noche de este día. Mucha gente se ha concentrado en los alrededores
de las plazas, calles y avenidas para gritar: "¡Goni cayó!".
Esto se muestra como parte de una lucha social conjunta entre distintos
sectores, pero fundamentalmente de parte de los indígenas urbanos y
rurales y sectores populares. En este sentido la renuncia de Sánchez de
Lozada es un logro de las acciones colectivas de los alteños y
comunidades indígenas. Mucha gente expresa su alegría porque se sostiene
de que la decidida acción colectiva tomada con movilizaciones sociales
"han valido la pena". En este sentido no hay gobierno que valga
si no respeta a las poblaciones indígenas- populares en Bolivia. Entre
distintos sectores, por ello, el día domingo 19 se abrazan y se despiden
en la ceja de El Alto. Y anuncian de que volverán a La Paz cuando sus
demandas sean burladas. Entre ellos están los mineros y los indígenas de
las áreas rurales e indígenas urbanos o alteños. Hay una
autoidentificación de cada uno de ellos como parte de una misma realidad.
Después
de media hora aproximadamente de iniciado las sesiones del congreso se
posesiona al vicepresidente Carlos de Mesa Gisbert como presidente
constitucional de la república. El nuevo presidente hace conocer,
primero, de que se va hacer un referéndum vinculante para la exportación
o no de gas, una atención primordial de las mayorías marginadas, una
asamblea constituyente, revisión de la ley de hidrocarburos. A la misma
hora se informa desde Santa Cruz de que Sánchez de Lozada sale en un
vuelo de Lloyd Aéreo Boliviano rumbo a Miami, Estados Unidos, acompañado
por Carlos Sánchez Berzaín (ex ministro de Defensa), Yerko Kukoc (ex
ministro de la presidencia) y Javier Goitia (ex ministro de salud).
El
discurso emitido en el congreso nacional por Carlos Mesa, sin embargo, no
deja claro en cuanto a la vigencia del modelo de libre mercado y del
decreto 21060 que han profundizado la pobreza urbana y rural en Bolivia.
Del discurso presidencial se desprende de que el modelo de libre mercado
podría ser reformado, pero no cambiado. Asimismo es importante hacer
notar de que la clase política denominada corrupta no cayó junto a Sánchez
de Lozada, sino sobrevivió al levantamiento indígena-popular. También
es importante hacer notar que ante la no claridad de la nueva situación
política sobre qué pasará con las leyes de seguridad ciudadana, ley de
hidrocarburos, el 21060, la ley de capitalización, la tenencia de la
tierra, y una profunda reforma política y social de la constitución política
del estado, las fuerzas sociales indígenas-populares, manifiestan su
atenta mirada al nuevo gobierno. Esta claro a estas alturas de que si no
se implementa medidas estructurales y coyunturales a favor de las
poblaciones indígenas y populares, podrían en el tiempo nuevamente poner
en acción el conjunto tramado de estrategias de acción social y sentidos
de pertenencia identitaria indígena-popular urbana y rural como fuerzas
alternas a las sociedades dominantes en Bolivia.
A
manera de conclusión
La
ciudad de El Alto es una ciudad indígena-popular aymara que ha sufrido
una de las masacres nunca vista en la historia de la joven ciudad. Se ha
hecho un uso indiscriminado de la fuerza militar para tratar de acallar e
inmovilizar el levantamiento social de la ciudad. Hecho explicable de algún
modo por la construcción estatal y social de un racismo histórico contra
esta población. Desde los espacios del poder se imagina y se construye a
la ciudad de El Alto como una Otra Ciudad, la ciudad de los indios. Hay
relaciones de discriminación étnica muy fuertes que se perciben incluso
desde las mismas poblaciones dominadas como legitimas. Esto se nota en la
vida social cotidiana cuando se escucha decir en las radios emisoras de
que: "El Alto es una ciudad sucia y desordenada". También se
observa esto en los minibuses que transitan entre La Paz y El Alto. Cuando
las señoras o caballeros "distinguidos" toman estas movilidades
suelen usar en casos extremos perfumes desodorantes tratando de hacer
desaparecer el olor y posiblemente el color del resto de los pasajeros que
ocupan el minibús. Asimismo en algunos casos se observan gestos nada
amables cuando uno lleva un pequeño bulto y peor sí ésta está sucio.
Hay una construcción social y cultural de fronteras étnicas históricas
que se manifiestan como hábitus. Es lo que Bourdieu llama la distinción
(Bourdieu, 1991). En una oportunidad una mujer aymara que trabajaba como
empleada doméstica en la zona sur me había comentado que "los
caballeros y los evangelistas después de dar la mano para despedirse a
media cuadra saben lavarse con el alcohol". Es decir, hay una
construcción racial de las relaciones sociales entre los indios y algunos
sectores blanco-mestizos que de tiempo en tiempo se manifiestan en
violencia simbólica y física. La masacre estatal-gubernamental de la
ciudad de el Alto, el 12 de octubre de 2003 a 511 años de la llegada de
los Pizarros y Almagros, es un acto político y militar de estas
construcciones racistas del poder en Bolivia. Sánchez de Lozada con una
educación norteamericana se observa que tiene una construcción racial de
las relaciones de poder político y social. Y sobre esa base actúa sin
medir consecuencias para las poblaciones y pueblos indígenas parecido a
los darwinistas del siglo pasado, entre ellos Nicomedes Antelo, que exigían
a los gobernantes, el exterminio de la raza indígena. La masacre del 12
de octubre de algún modo es parte de estos mecanismos de violenta estatal
antiindígena o india y parte directo de los deseos de exterminio de los
indígenas. Sin embargo, los indios han sido capaces de construir una
nueva ciudad y desde ese espacio reconstruyen sentidos de identidad indígena-popular
con control de sus espacios territoriales o barriales. Así en estas
relaciones chocan dos lógicas contrapuestas: la una dominante y la otra
dominada. Se han tejidos, desde las sociedades indígenas-populares,
formas sociales y culturales de autoafirmación propia sobre sí mismo en
relación con los grupos de poder blanco-mestizo, como mecanismos de
autodefensa colectiva ante los permanentes actos de agresión
estatal-gubernamental y estatal-municipal.
Se
puede entonces concluir haciendo énfasis ha dos hechos importantes. Por
una parte hay una construcción identitaria indígena de la ciudad y por
otro hay un desdoblamiento de esa identidad en tejidos sociales y en
manifestaciones de las acciones colectivas de protesta y el levantamiento
social. Estos dos hechos tienen una importancia sociológica y antropológica
porque constituyen una manera de establecer la vida social urbana con
características propias de las sociedades indígenas del mundo andino.
Esto porque la ciudad de El Alto es un espacio-territorio en la que se
realizan una gran cantidad de actos rituales indígenas. Esto en lugares
como Waruq Achachila o Apacheta, Alto Lima, Corazón de Jesús y en las
casas particulares como parte de los tejidos religiosos andinos que
estructuran sentidos de la vida social y sagrada. Éstas se complementan
con las relaciones de parentesco bastante fuertes tejidas de barrio a
barrio y distrito en distrito. Las familias establecen la vida social
cotidiana a través de estas relaciones de parentesco que de un modo u
otro dan una cierta seguridad en espacios muchas veces inseguras como son
los barrios marginales de esta ciudad. Además, los alteños hablan en sus
casas la lengua aymara combinadas con castellano. Asimismo hay
asociaciones barriales y equipos de fútbol con las que se amplían y
consolidan las relaciones sociales y comerciales. En resumen hay un
complejo tramado de sentidos de pertenencia urbana indígena que esta
relacionado con la memoria de las comunidades y ayllus de donde proceden
la gran mayoría de los alteños. Por otra parte hay una especie de
organización imaginaria dual del espacio urbano entre los del norte y los
del sur de la ciudad, que de algún modo hace referencia al manejo de los
espacios-territoriales del mundo andino entre alasaya (arriba) y masaya
(abajo). En estas relaciones se configuran sentidos de competencia entre
los del norte y sur, esto especialmente cuando hay manifestaciones
sociales de protesta para confluir todos hacia la Ceja de El Alto.
Cada
uno de estos mecanismos de construcción social de la vida urbana, se
constituyen como referentes de la capacidad de movilización y de las
acciones colectivas contundentes como hemos podido observar y participar
durante una semana y dos días. Son fuerzas que se basan en este conjunto
de hechos y elementos constitutivo de identidad territorial urbana. Cuando
hay una agresión violenta de parte del estado o algún grupo de poder
como ha ocurrido durante las ultimas semanas se recurre inmediatamente a
este conjunto de tramados sociales y culturales. Por eso es un
espacio-territorio urbano complejo e interesante. El levantamiento social
de la ciudad de El Alto se ha basado en este conjunto de tejidos
culturales, por eso ha tendido la fuerza de paralizar una ciudad e incidir
en el resto del país. Por otra desde estos mecanismos de acción
colectiva, pues, se ha expresado un malestar generalizado ante el conjunto
de los hechos en los espacios del poder públicos como los descarados
cuoteos en el congreso para el nombramiento del Defensor del Pueblo, las
masacres o genocidios estatales permanentes y una corrupción sistemática
en el sistema político.
Las
movilizaciones sociales de la ciudad de El Alto de esta manera se ha
convertido en uno de los baluartes para la defensa e industrialización y
la no venta del gas como materia prima a Estados Unidos y México. Esto es
parte de una activa defensa de la soberanía indígena-popular pese a que
sufre grados de dominación étnica histórica. Además, se ha mostrado
que tiene la capacidad incluso de tumbar un gobierno. En resumen tiene
fuerzas internas estratégicas con capacidad de movilización social. Es
un espacio urbano indígena que tiene una constitución propia, pese a que
tiene archipiélagos urbanos no indígenas-populares como es la ciudad Satélite
y parte de Villa Adela. Es parte de un espacio- territorio compleja, dinámica.
Los
nevados de Illimani, Mururata y Huayna Potosí son los apus mayores o
sagrados de la región a la que los habitantes alteños piden su clemencia
y su fuerza para vivir una vida digna, colectiva y humana. Esto se
demuestra de algún modo cuando los alteños reciben la visita, el día sábado
18 de octubre en la avenida 6 de marzo, al nuevo presidente de la república
Carlos Mesa sin hacer referencia a la diferencia étnica y social. Pero de
mantenerse las abismales diferencias económicas entre el mundo indígena-popular
y blanca-mestiza, podría nuevamente producirse una violenta ruptura entre
el estado y la sociedad indígena y hablar de procesos revolucionarios de
mayor alcance político y social.
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Pablo Mamani es de formación sociólogo y postulante a magíster por la
Facultad Latinoamericana de Ciencias Sociales, FLACSO sede Ecuador.
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