Brasil

La izquierda revolucionaria y los desafíos frente
al gobierno de Lula

Por Marcio Barbio, de Praxis
Socialismo o Barbarie, periódico, 19/06/08

Hasta ahora Lula viene aprovechando la onda favorable de crecimiento económico de los últimos años para mantener al movimiento de masas en general, y a los trabajadores en particular, en estado de parálisis. Sin duda, desde 2007 ha habido una importante excepcion:el movimiento universitario que, con todos sus límites y contradicciones, ha salido a luchar por sus demandas específicas. Este proceso podrá tener nuevos desarrollos en el período próximo.

Las bases del crecimiento Lula

Este estado de parálisis tiene como base el crecimiento económico brasileño, anclado en los precios altos de los commodities, sector que, junto con el financiero, ha tenido ganancias fabulosas durante el gobierno Lula. No es por otra razón que esas fracciones de la burguesía son las más entusiastas defensoras de Lula.

Incluso con un dólar sobrevaluado, las exportaciones permitieron al gobierno construir una base material que, a su vez, permitió el aumento de salarios y las políticas compensatorias, a la vez que se seguía aplicando la receta neoliberal.

Sólo los programas sociales de carácter compensatorio, como “bolsa familia”, atañen hoy a cerca de 38 millones de personas, sobre todo en el Nordeste del pais, conseguiendo así una base social de masas.

A su vez, el BNDS (Banco Nacional de Desarrollo Social) pasó de 19.000 millonesde reales en 1998 a la descomunal cifra de 65.000 millons de reales en 2007, beneficiando principalmente a las montadoras de autos, que compensan la baja de las exportaciones  –por la sobrevaluación del dólar– con un crecimiento del mercado interno pocas veces visto en nuestro país.

El PAC, por su parte, implicó una señal del governo de que está aumentando la presencia estatal en la economia. Es por eso que ha sido fortalecida Petrobras. La otra cara de ese proyecto fue el enfrentamiento entre Lula y su ex ministra Marina Silva respecto de las hidroeléctricas en la Amazonia y de las plantaciones de soja.

Lula, navegando en un cielo de crecimiento económico mundial en los últimos años, logró constituir um bloco histórico burgués pocas veces visto en nuestro país. Los pedidos de cambios a la política económica, de baja de tasas e impuestos, por ahora parecen archivados. Lula ha garantizado religiosamente el pago de las deudas externa e interna, con ganancias fabulosas para los banqueros nacionales y extranjeros.

Contradicciones económicas en el horizonte

Sin duda,  lo más probable es que esta situación que caracterizó hasta ahora al gobierno Lula esté llegando a su fin. La crisis mundial de la economía, con el problema de las hipotecas norteamericanas, que tiene como epicentro a la principal potencia mundial, hasta el momento no llegó de forma completa a Brasil. El aumento de precios vivido en los últimos meses opera como refracción de la crisis económica mundial, pero la inflación brasileña es cualitativamente más baja que la de otros países de América Latina, como Argentina o Venezuela.

La crisis económica mundial ya cambió la balanza comercial brasileña, lo que a mediano plazo puede dificultar el pago de las deudas, ya que el superávit primario estará amenazado.

No estamos en condiciones de afirmar categóricamente qué dinámica va a asumir la crisis; lo que podemos afirmar es que si la crisis sigue avanzando o se mantiene a mediano y largo plazo, le traerá problemas al gobierno. Como intentamos demostrar arriba, el crecimiento económico del último período está fuertemente anclado en elementos externos, y es este crecimiento el que le ha permitido al gobierno conformar un bloque de fracciones burguesas que tienen una serie de intereses en conflicto, y al mismo tiempo distribuir las migajas a la clase trabajadora, sea a través de salarios o vía las bolsas familia.

El Banco Central ha intentado impedir el aumento de la inflación, con medidas de carácter recesivo, es decir, enfriando el crecimiento económico, lo que permitió al gobierno sumar fracciones burguesas y a la clase trabajadora.

Utilizando reservas acumuladas en el período anterior, el gobierno busca, con medidas puntuales, mantener de su lado esos sectores. Al sector industrial le garantizó exenciones fiscales en varias áreas, y al sector agroexportador le renegoció deudas y le ofreció un subsidio de cerca de 80.000 millones de reales. Estas medidas dejan claro de qué lado está Lula: para industrias y agroexportadores, ventajas; para los trabajadores, hasta el momento, nada. Como siempre, la cuenta la pagará la clase trabajadora.

La reorganización de la izquierda: límites y perspectivas

En este marco, la clase trabajadora brasileña se encuentra en una situación de parálisis, lo que no significa que no haya movilizaciones de importancia en otro plano. Entretanto, lo que ocurre hoy son luchas defensivas y aisladas. Conlutas no logró organizar la resistencia a los ataques del gobierno y la patronal, y se demostró incapaz de coordinar las luchas que sí se dan, como lo demuestra la ola de ocupaciones de rectorías el año pasado, y ahora la lucha de General Motors de São José dos Campos.

Las corrientes de izquierda que se mantuvieron independientes del gobierno Lula se encuentran en una situación bastante difícil. El aislamiento es el signo de la etapa. Tanto el PSOL como Conlutas están sometidos a este aislamiento, lo que por otra parte no puede significar justificar sus orientaciones equivocadas.

El PSOL, que surgió como alternativa política a izquierda e independiente del gobierno Lula y los patrones ha perdido rápidamente ese carácter, transformándose de refugio para la izquierda en refugio para todo tipo de oportunistas electoralistas. A partir de la política consciente de las corrientes mayoritarias (MES, APS, Poder Popular), el partido buscó el apoyo de sectores de clase media que podrían estar insatisfechos con la política neoliberal de Lula. Heloisa Helena logro constituirse en portavoz de ese sector, alcanzando expresión de masas, que aparece con el 20% de la intención de voto para presidente. Si es cierto que HH es una figura de masas, no pasa lo mismo con el PSOL. Ya en las elecciones  pasadas el peso de HH y del partido estuvieron desequilibrados, por cuanto HH logró una votación del 7% y el partido no llegó al 1%. Este año en las elecciones municipales la situación será aún más dramática. Además, el PSOL profundiza su carácter de partido inorgánico, con una base despolitizada y una dirección totalmente adaptada a la lógica electoral.

Como hemos discutido en otras oportunidades, inclusive en nuestro periódico, el programa electoral aprobado en la II Conferencia Electoral está mucho más diluido que el programa que sirvió de base a la candidatura de HH. En lo que hace a la política de alianzas, el PSOL se fue mucho más a la derecha, perdiendo su principal virtud: la independencia de clase frente a los partidos burgueses y el Estado capitalista. Así, el partido estará, por política del MES, aliado al PV [un partido burgués] en  Porto Alegre, y en el interior y la región metropolitana de San Pablo, por política de APS, estará junto con varios partidos de alquiler [sellos legales que se venden al mejor postor] como el PSL, o con el PSB, un partido que es parte de la base de sustentación de Lula.

Conlutas debe coordinar las luchas

En el marco de Conlutas la situación también es bastante difícil; la apatía y parálisis que vive la clase trabajadora opera de manera dura y obstaculiza la construcción de Conlutas, que es lo más progresivo y avanzado en nuestro país, reuniendo a lo que queda de vanguardi combativa e independinte.

Pero no se puede tapar el sol con la mano. Conlutas, a pesar de de reunir lo más avanzado, tiene varios problemas que deben ser enfrentados. En primer lugar, no reúne sectores de masas; mueve sólo a una vanguardia que se reduce a la mayoría de lo ya organizado en diversas corrientes. Además de no ser de masas, es profundamente superestructural, como lo es en realidad todo el movimiento sindical brasileño. Refleja más a sectores de la vieja vanguardia nacida del ascenso de los años 80, no a la emergencia de una nueva generación obrera y de trabajadores.  Para empeorar esto, el panorama de elección de delegados deja bien claro la escasa inserción de Conlutas en los sectores industriales, que siguen dirigidos hegemónicamente por la CUT o Fuerza Sindical.

Por eso, el próximo congreso de Conlutas tiene como desafio central debatir duramente cómo enfrentar este problema. Es decir, cómo hacer para que Conlutas se transforme de una organización que, aunque discuta de lo humano y lo divino, no tiene fuerza real en las acciones reales de los trabajadores, como es el caso ahora de GM de São José dos Campos, en una verdadera coordinadora nacional de las luchas.

Es esto también lo que está planteado en el caso de Conlute, en la medida en que el movimiento estudantil universitario continúe ocupando la escena de las luchas populares, razón por la cual debe ser centro de intervención de todas las organizaciones independientes y correntes de la izquierda no gobernista.

Hace falta un Nuevo Partido Socialista Revolucionario con libertad de tendencias

Práxis acaba de realizar un importante plenario, en el que votamos una serie de orientaciones. Desde el inicio de la fundación del PSOL estuvimos comprometidos con su construcción, dando una batalla por su carácter clasista e independiente. Desgraciadamente, esta batalla está cerrada y perdida. El PSOL se transformó en un mero instrumento electoral al servicio de todo tipo de arribistas y oportunistas. No les queda otra actitud a los revolucionarios que romper con ese partido.

Está planteada la cuestión de cómo se organizarán los revolucionarios en el próximo período. De nuestra parte, creemos que ninguna de las corrientes de izquierda hoy existentes son alternativa, y ninguna tiene autoridad moral para plantearse como “la” corriente revolucionaria. Esto incluye también al PSTU, una organización que tiene fuerte peso de vanguardia nacionalmente, pero que tiene marcadas tendencias aparatistas, sectarias y oportunistas en sus relaciones con la clase trabajadora y la juventud, sus organizaciones y sus luchas.

En ese sentido, creemos que la mejor salida es construir juntos un nuevo partido  revolucionario realmente democrático, donde haya derecho de tendencias, que pueda aglutinar al conjunto de los grupos y núcleos revolucionarios, que aglutine al PSTU, a la izquierda del PSOL y a los demás grupos y núcleos en esta perspectiva. Tienen la palabra el PSTU, la CST y otros grupos de izquierda del PSOL y demás colectivos.