Lula
traspasa a manos privadas
gran parte del Amazonas
Por
Eleonora Gossman
Corresponsal
en Brasil
Clarín,
26/06/09
Son
67,4 millones de hectáreas. Se trata de tierras fiscales
que ahora pasan a propietarios individuales. Podrán tener
hasta 1.500 hectáreas cada uno y en tres años se les
permitirá venderlas. Las tierras se usarán para soja y cría
de ganado.
El
gobierno brasileño decidió legalizar la privatización de
la selva del Amazonas. Ayer, el presidente Lula da Silva
promulgó una ley que prevé "regularizar" la
tenencia de tierras en la floresta por individuos que, en el
pasado, se apoderaron de ellas en forma ilícita para
cultivar soja y actividades pecuarias. Esto significa
entregar 67,4 millones de hectáreas a manos de personas físicas
que podrán disponer de extensiones de hasta 1.500 hectáreas.
El área en juego equivale a la suma de las superficies de 5
grandes provincias argentinas: Buenos Aires, La Pampa, Córdoba,
Santa Fe y Entre Ríos. La polémica ley es una derrota de
los ambientalistas y un triunfo de los ruralistas.
La
Amazonia brasileña ocupó primitivamente 5 millones de kilómetros
cuadrados. No se sabe cuánto ocupa hoy. Pero hay algunas
pistas: de ese total, solo 100.000 km2 están preservados
por ser reservas indígenas y otros 200.000 se destinaron a
la explotación sustentable; el grueso es selva pública que
cubre 1,9 millones de km2 y debería ser un santuario. En
principio, la medida legislativa cuyo texto fue mandado al
Parlamento por el Ejecutivo y aprobado con modificaciones,
algunas sustanciales, tenía un justificativo: transparentar
la posesión de latifundios por parte de empresas o personas
y evitar, al menos en teoría, que en esas grandes haciendas
se derribe floresta en exceso. De acuerdo con el código
forestal brasileño, un estanciero -físico o jurídico¿solo
puede derribar 20% de la selva para fines productivos.
La
nueva ley, que Lula aprobó a última hora de la noche con
vetos, contiene elementos muy controvertibles. Según los
ambientalistas, el objetivo de los ruralistas no es solo
conseguir la ley porque legaliza la propiedad de tierras que
pertenecían al Estado. Según las Organizaciones No
Gubernamentales, entre ellas Greenpeace y World Wide Fund
for Nature (WWF), el segundo paso de los grandes
propietarios es derribar el Código Forestal. "Ya está
en discusión en el Congreso y es el paso que falta para
legitimar la devastación de la floresta" reveló Igor
Santos, director de prensa del Movimiento de los Sin Tierra
(en el pasado íntimo aliado de Lula).
En
las ONG sostienen que una parte de las tierras que serán
entregadas a sus actuales poseedores ya perdió la floresta.
Pero otra parte permanece virgen. Y es esa porción la que
será víctima a corto plazo de las sierras y los incendios.
Para los expertos, bastaba utilizar las tierras que ya
perdieron la floresta y que sin embargo todavía permanecen
improductivas para producir suficientes alimentos, no sólo
para Brasil sino también para el resto del mundo. De
acuerdo con los medios brasileños esta ley pasará a ser
conocida como el "decreto del grillaje". Se lo
llama así porque los títulos de propiedad de grandes
extensiones amazónicas fueron fraguados por sus presuntos
dueños como si se tratara de documentos antiguos por el
simple método de dejar los papeles durante un tiempo en
cajas con grillos. El insecto horada el papel y su defecación
lo amarillea.
Entre
los puntos más controvertidos de la medida es que permite
vender las tierras a sus flamantes propietarios en apenas 3
años. Esto crea un inesperado negocio inmobiliario agrícola.
En el Senado, fue justamente el bloque del agro el que peleó
por la ley de regularización de la tenencia. "Esto les
da seguridad jurídica y permite que la explotación se
realice sin tener que pagar multas o ser desplazados de esas
tierras", indicaron a Clarín.
En
el auge de la batalla, ahora perdida, el ministro de Medio
Ambiente, Carlos Minc, llamó a los productores rurales de
"embusteros". Sin embargo, Lula tomó distancia de
su funcionario. Y según sus declaraciones está
"orgulloso" que estancieros que tenían apenas 50
hectáreas en Río Grande del Sur "hoy tengan 2.000
hectáreas (en la selva amazónica), posean casa y auto. Están
bien con la vida porque produjeron, trabajaron". Lo
dijo esta semana en el municipio de Alta Floresta, en el
norte de Mato Grosso. Ese estado, que forma parte del
Amazonia, figura entre los más devastados por la acción
predatoria humana.
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