Los
medios burgueses y las constructoras ya empiezan a pedir que
se anulen leyes sociales "regresivas" y las
"trabas" de la legislación ecológica.
Como todo el mundo ya sabe, por primera vez los Juegos Olímpicos van a
realizarse en América del Sur, siendo ésta la segunda
Olimpíada en Latinoamérica. El espectáculo deportivo,
simbólico, de proyección de poder y de avance de la economía
financiera y del ocio se va a dar en Río de Janeiro en
2016. Brasil ha ganado la competencia contra dos monarquías
(España y Japón) y el Imperio yankee (EEUU). No, no fue
una guerra de liberación ni nada por estilo. La 11ª economía
del mundo aprobó por delante de potencias mundiales. La
victoria fue en una arena de eventos deportivos, el Comité
Olímpico Internacional y su durísimo cuaderno de encargos.
En Río de Janeiro, la ciudad con 6.186.710 habitantes,
entre los cuales, cerca de 2 millones viven en áreas de
favelas y con niveles de violencia, economía del narcotráfico
y represión altísimos.
El viernes día 2 de octubre, el país de los extremos vivió otro de sus días
clásicos. Delante de un mundo atónito, la capital de
Dinamarca, Copenhague, fue escenario del reinado brasileño
en la diplomacia de tipo corazones y mentes globalizadas. Y,
no si trataba del mundo mágico de ciudad de Cristiania, el
lugar alternativo construido allí en homenaje al escritor
Hans Christian Andersen (1804–1875). La cosa era de
verdad. La ex–capital de la otrora colonia de Portugal
derrotadó en la disputa para ciudad–sede de las Olimpíadas
de 2016 a España, con la capital castellana de Madrid, al
Japón y su imperial Tokyo y hasta la ciudad de Chicago,
hogar adoptivo del presidente del Imperio. Aun así, el Río
de Janeiro de las más de 620 favelas viviendo bajo la
disputa del Estado, del Estado paralelo bajo el
paramilitarismo policial y del semi–Estado de las redes de
narco–pandillas que los medios corruptos de siempre
insisten en llamar de “crimen organizado”. Ella es la
antigua capital del Reino Unido de Brasil, Portugal y Algarv,
quién va a acoger la fiesta de los dioses del Olimpo vuelta
a crear en el mundo industrial del siglo XIX.
Todo eso teniendo por delante el espectáculo del peor Brasil. La colección
de imágenes de derrotero ideológico fueron muchísimas,
pero el auge fue cuando Lula, un ex–sindicalista que según
el mismo “nunca fue de izquierda”, elogió mundialmente
al hombre de confianza de la Adidas, el Sr. João Havelange
(jugador de polo acuático, ex presidente de la FIFA) que se
hizo dirigente del fútbol mundial. A partir de esa escena
absurda, me sentí en la obligación de constatar
situaciones poco o nada reveladas. Vamos a alguna de ellas.
Los
medios y periodistas corruptos editorializan para las
grandes constructoras
En las horas posteriores a la victoria en el Comité Olímpico Internacional
(COI), los mismos medios de siempre comenzaron, a través de
sus periódicos televisivos, a repetir la idea de la
flexibilización de leyes y protecciones del medio ambiente.
¿Y que tiene que ver el deporte con la especulación
inmobiliaria y el ataque a derechos duramente conquistados?
Explico y es algo obvio. La realización de los Juegos en
una ciudad, así como la Copa del Mundo de 2014 (también en
Brasil, a ser realizada en 12 ciudades–sede) implica una
aceleración de los tiempos del capital y de traspaso de
plata desde el Estado. La intención oculta, en mi opinión,
es repetir la elevación de gastos que hubo en 2007, cuando
los Juegos Panamericanos empezaron a ser organizados con la
previsión de gastar R$ 404 millones de reales (USd 200
millones de dólares) y terminó gastando a R$ 3,7 mil
millones (USd 2 mil millones de dólares), representando un
aumento de 793% sobre el presupuesto estimado. Después de
la barbarie presupuestaria de lesa humanidad en la misma
ciudad, estamos delante de una situación donde todo puede
venir a ocurrir. ¿Si el presupuesto del Pan ya fue algo de
absurdo, por qué en las Olimpíadas sería distinto? ¿Por
alguna forma de pensamiento mágico el robo por parte de las
mafias contratistas va a cesar? No, lo que parece que va a
ocurrir es más de lo mismo de siempre, con la diferencia en
su dimensión.
La ofensiva ideológica contra las legislación que frena el avance
descontrolado ya comenzó. Los medios corruptos de acá y
los voceros de capitales operantes en Brasil, llaman la
atención del “costo Brasil” y de las trabas de la
legislación ecológica. O sea, el primer reflejo de la
realización de las Olimpíadas es la defensa de la
ilegalidad por parte de los agentes económicos y las
autoridades estatales. Así, a través del absurdo de
proponer públicamente algo ilegal yendo a favor de la no
planificación económica y urbanística, recibimos el
primer mensaje de los agentes económico–mediáticos. Esta
pelea va a ser dura.
¿Y el “orden urbano” de Río, como será garantizado?
Las Olimpíadas vendrán a ser realizadas en el continente Sur americano por
primera vez. La única posibilidad anterior de realizar los
Juegos en Latinoamérica fue en la Ciudad de México en
1968. En este mismo año, una protesta nocturna con cerca de
5000 estudiantes y trabajadores, muchos acompañados de sus
familias, inauguró una nueva fase de represión política
coordinada con democracia formal, en la tierra de Ricardo
Flores Magón. Los Juegos se dieron justo en el año de la
Masacre de Tlatelolco, cuando la dictadura constitucional
del PRI asesinó a más de 300 manifestantes, dejando también
cerca de 1000 heridos y otras docenas de desaparecidos políticos.
En los Juegos Panamericanos de 2007 (Pan), considerado el
balón de ensayo de las Olimpíadas de 2016, el Estado
brasileño en su nivel de gobierno estadual de Río, a
promovido la guerra contra el pueblo.
En el esfuerzo del Pan de 2007, el gobernador de Río de Janeiro Sérgio
Cabral (ex partidario de Fernando Henrique Cardoso que se
hizo gubernista por conveniencia) aumentó la escalada de la
represión policial en nombre de la “higiene social” de
la ciudad. En la ocasión, entre febrero y junio de 2007 (un
mes antes del Pan) las fuerzas del “orden” promovieron
la muerte de 1238 personas y 788 heridos. En la mayoría de
los casos, no hubo siquiera interrogatorio y menos aún
cobertura periodística. El enunciado era simple: “la
policía mató no sé cuántos traficantes ayer en la favela
tal...”. Con estas palabras “mágicas” ya estaban
resueltos los problemas de la legalidad burguesa. En nombre
del Pan, lo poco que quedaba de seguridad pública promovida
por el Estado se fue por la cloaca y ya estaba solucionado
el problema de investigar los crímenes estatales. No se
investiga y listo. Queda una reflexión. ¿Si tamaño grado
de violencia ocurrió en una competencia de menor
importancia como el Pan, que es que lo que vendrá por
delante?
Lo
peor de Brasil transmitido para el mundo
Cien mil personas entraron en júbilo en la playa de Copacabana en Río de
Janeiro, cuando la ciudad fue elegida para 2016. Nadie se
dio cuenta de que este mismo gobierno de Lula ha cortado en
85,69% el presupuesto del Ministerio del Deporte (ME) para
2009. Lo que el mundo se dio cuenta fue que el presidente se
hizo acompañar por un verdadero séquito de atletas,
ex–atletas, dirigentes deportivos, personalidades,
ministros y políticos en el ejercicio del mandato. Como ya
dije arriba, era el peor Brasil reunido. Políticos de
dudosa trayectoria disputaban las fotos al lado del
ex–metalúrgico quien encarna el sueño americano.
La euforia se generalizó bajo el comando de Lula y del presidente del Comité
Olímpico Brasileño Carlos Arthur Nuzman, seguido de Pelé
vestido como Édson Arantes (como ciudadano, Pelé es
acusado de haber desaparecido con recursos de la UNESCO); en
la legión de presentes estaba también el “obispo” y
senador neopentecostal Marcelo Crivella (PRB de Rio de
Janeiro, representante formal de la Iglesia Universal del
Reino del Dios, los dueños de la segunda mayor red de
televisión del país); el presidente de la Cámara de los
Diputados Federales, diputado federal Michel Temer (PMDB de
São Paulo) ex–hombre de confianza de Orestes Quércia (el
ex gobernador de São Paulo que tumbó el segundo mayor
banco estatal brasileño); el alcalde de Río Eduardo Paes
(un hombre que ha cambiado de partido más de cuatro veces y
ahora se hizo Lulista por conveniencia); más allá de otros
personajes de triste presencia.
Para reforzar la posición de operador financiero global, la delegación
llevó también al poderoso Mr. Meirelles (Henrique
Meirelles, presidente del Banco Central, ex presidente
mundial del Bank of Boston, empleado de confianza del Bank
of America), el encargado del sistema financiero para
predicar el orden y chantajear al Estado a partir del
gobierno de facto ejercido a través del Consejo de Política
Monetaria (Copom) ¡Es esta la instancia que fija la tasa de
ganancias básicas más grandes del mundo! Este hombre de
confianza de los corsarios de Wall Street fue tomado como
fuente fidedigna de la proyección del país, corroborando
los estimados del Banco Mundial (sí, este mismo) previendo
que el Brasil sería la 5ª economía del mundo en 10 años.
Con este tipo de equipo, el país pasó vergüenza al
mostrar lo peor de lo peor: politiqueros de carrera dudosa,
corsarios del mercado financiero, dirigentes deportivos y ex
atletas sospechosos de desvío de fondos y payasos de la
cultura de masas de tipo basura como el horroroso Paulo
Coelho. Como esta gente se reconoce como igual, conmemoraron
juntos. La gloria alcanzó a todas y todos. Autoridades
lloraron copiosamente y cantaron con desenvoltura. La emoción
de muchos es la acumulación de poder y recursos de algunos.
Un país
olímpico sin deporte de base
Como si ya no bastara, la farsa aumenta cuando vamos a los números fríos
del presupuesto estatal brasileño manipulado por agentes
financieros. La tijera presupuestaria cortó hondo alegando
pérdidas como fruto de la “supuesta crisis económica en
la forma de mega estafa”. Los medios corporativos y
corruptos, de sus propios intereses no dijeron todo, como
siempre. La estafa de los farsantes estaría casi
“perfecta”, si no faltara el principal elemento. En la
fiesta olímpica brasileña, faltó el derecho al deporte.
Luego, después del anuncio acompañé a todos los medios
posibles, con especial atención a los críticos de la
realización de los Juegos. No fueron pocos y todos
aportando alguna fundamentación bien razonable. La
preocupación mayoritaria, muy justa, era la de sobre
precios en los contratos de las obras en el Río, a juzgar
por la corrupción generalizada que pasó en los
Panamericanos de 2007.
Pero, los críticos se mantuvieron en los problemas de corrupción en la
realización de los Juegos Olímpicos y también, quejándose
en forma bien ubicada, de que el evento fue
instrumentalizado por un gobierno de Lula que se va en 2010.
Infelizmente, ninguna palabra fue dicha acerca del
Ministerio del Deporte (ME), su presupuesto ínfimo y de la
ausencia del deporte olímpico como base de la educación física
brasileña. Se trata de un problema de fondo estructural y
no veo autoridad en este gobierno de turno o en los
anteriores, con disposición para intervenir. Para empeorar,
la ausencia de ejercicio del acto de gobierno no me espanta.
El Estado brasileño hace todo al contrario. La educación para el deporte
no debería ser una actividad vinculada solamente a la
Secretaría Nacional de Deporte Educacional (SNEED), órgano
de la pasta comandada por el hombre de la cuota del Partido
Comunista do Brasil (PC do B) en el 1º escalón del
gobierno nacional, Orlando Silva Jr. Esto porque el deporte
de base, tendría que ser parte del presupuesto del
Ministerio de Educación (MEC). Subordinadas al ME, las prácticas
deportivas quedan restringidas a acciones de tipo tercer
sector –aumentando la orrupción con ONGs– y repartiendo
las migajas de un presupuesto que, según el Departamento
Intersindical de Asesoría Parlamentaria (DIAP,
www.diap.org.br), en marzo de este año fue reducido de casi
nada a nada, pasando de R$ 1,37 mil millones de reales
(cerca de USd 800 millones de dólares) a míseros R$ 196,8
millones (menos de USd 100 millones de dólares). Dentro de
este parco recurso está la SNEED con los programas Según
Tiempo (con extensión para el Recreo en las Vacaciones) y
Programas Deportivos Sociales (PES proyectos especiales para
niño y adolescente). Ambos tienen como base asociarse a
entidades privadas, siendo que el PES es esencialmente
financiado por la exención fiscal. O sea, si no hay
privatización, no hay política pública. El ministro
Orlando grita por su rol y política de Estado: ¡Y viva el
tercer sector y la tercerización forzada por parte de las
autoridades constituidas en el régimen liberal–democrático!
El absurdo es que estas actividades no deberían pasar por el vía crucis de
proyectos y concurrencias públicas y la eterna sospecha de
que las entidades proponentes estén ayudando a los
donadores (mediante el no pago de tributos fiscales) a hacer
lavado de dinero. Las prácticas deportivas de niños y
adolescentes tendrían que ser como disciplinas de contra
turno de la red pública de enseñanza fundamental y media.
Si la práctica de modalidades olímpicas es un derecho, la
juventud brasileña no podría jamás ser vista como un
“mercado” de proyectitos de ONGs. O la nación asegura
ese derecho a través de la motivación por el
emprendimiento olímpico, o no resolveremos este problema
jamás. Es a partir de ahora o nunca.
Apuntando
las conclusiones iniciales
El país no tiene deporte de base ni acceso como política pública al
deporte educacional. Es obvio que si el Comité Olímpico
Internacional fuera serio como movimiento olímpico debería
exigir medidas de universalización del deporte en la
infancia y en la juventud. Además de este problema
estructural, la realización de las Olimpíadas en Río va a
implicar una tentativa de reordenamiento urbano (para las áreas
más carentes en ruta de colisión con los Juegos) y a la
vez una embestida ya iniciada de desordenar todo lo posible
para atender la especulación inmobiliaria y aumentar la
ganancia a través del desvío con la coordinación fina de
los contratistas.
Ya como proyección política, se ve el lobby de las constructoras y de los
especuladores poniendo todo el peso, teniendo como
interlocutor a casi la totalidad de los medios corporativos
de circulación nacional. De ahí vendrán “futuras sobras
de campaña”, la plata que queda de las elecciones y sirve
como “caja de ahorro” para políticos profesionales. No
podemos olvidarnos que 2016 es año electoral, implicando en
la sucesión de la sucesora u opositor de Lula. Capaz que
Luiz Inácio vuelva en este año. Nada es por azar. Que me
disculpen los artistas de circo por la comparación injusta,
pero el picadero está montado bajo una carpa podrida llena
de agujeros.
¡Y que vengan las Olimpíadas en una de las ciudades más lindas e injustas
de Latinoamérica!
(*)
Bruno Lima Rocha es politólogo y docente universitario
brasileño.