El
Partido de los Trabajadores prepara para hoy un
"congreso grandioso" que proclamará a la ministra
Dilma Rousseff como la candidata presidencial de la agrupación.
Se aguardan más de 3.000 personas entre delegados,
invitados de partidos de izquierda de todo el mundo,
sindicalistas internacionales y líderes de las
organizaciones sociales. La organización pretende
oficializar a "Dilminha", como rebautizaron a la
ministra, con una cita que demuestre su fuerza y vitalidad.
No van a mezquinar ni un centavo: abren una exposición
sobre los 30 años de vida del PT y hasta contemplan shows
musicales.
Los
congresos del PT se hicieron más frecuentes desde la
primera victoria de Lula en octubre de 2002. Ese año, en
junio, la cumbre partidaria daba un giro inesperado para una
organización de raíz socialista: prometía cumplir con los
preceptos del ex Consenso de Washington. Es decir, la biblia
"neoliberal" del economista John Williamson
formulada en 1989 y enterrada por su propio autor 18 años
después. Fue en aquella reunión que Lula envió su Carta
al Pueblo Brasileño donde se comprometió a no tocar las
reglas de juego del capital.
Hubo
un tercer congreso del PT en 2007, pero en este caso estaba
en juego la reestructuración organizacional que se imponía
tras la debacle de la dirección por haber ocultado el monto
y el empleo de las recaudaciones financieras en las campañas.
Hoy
todo parece diferente: Lula tiene un prestigio record (de más
de 80% de popularidad); la economía salió bien de la
crisis mundial que estalló a fines de 2008 e impactó
seriamente los inicios de 2009. Hubo recesión, pero el
proceso se revirtió a mediados del año pasado y ahora
florece el consumo, las inversiones y la producción. Y por
si fuera poco, Brasil se ha convertido en la "niña
bonita" de los "mercados financieros". No
podría ser de otro modo. Como suele decir el presidente
Lula "nunca en la historia de este país" los
grandes grupos económicos, industriales y financieros,
ganaron tanto dinero como bajo su gobierno.
Dilma
Rousseff, que desde este cuarto congreso será la candidata
oficial, no cambiará el rumbo. Algunos presumen que ella
hará "un giro a la izquierda". Se basan en un
libro, donde se recogen algunas ideas de la funcionaria, que
propone fortalecer el papel del Estado, inclusive como
institución empresarial. Pero en el menú del PT no existe
la palabra "nacionalizar". Sencillamente, Brasil
ha conservado la naturaleza pública de las empresas que
nadie quiso privatizar. Pero Lula hizo una diferencia: usó
las compañías públicas para revitalizar inversiones
nacionales privadas.
Hay
un caso típico y es el de Petrobras. La empresa encomendó
la construcción de barcos y plataformas marítimas a
astilleros brasileños, cuando antes eran encomendadas al
exterior. Ahora viene un nuevo capítulo para la ministra,
pero también para el presidente Lula da Silva. Tendrán que
acordar con el principal socio político, el Movimiento
Democrático de Brasil, qué vice irá a acompañar la fórmula.