Brusca
desaceleración de
la producción industrial
Por
John Lyons
Wall Street Journal, 01/11/11
São Paulo.-
La producción industrial del país se contrajo más de lo
esperado en septiembre, a partir de una brusca caída en la
fabricación de automóviles a media que las fábricas se
atrofian bajo el peso del alza del real, el deterioro de la
infraestructura y la creciente burocracia.
El sector
industrial ya acumula contracciones en dos trimestres
consecutivos, informó el martes la consultora londinense
Capital Economics.
Los declives
marcan un fuerte contraste con el resto de la economía del
país, donde abundan los recursos naturales, que se está
beneficiando del aumento en los precios de los commodities y
el frenesí de los inversionistas globales por activos de
mercados emergentes.
Los
economistas preveían un descenso, pero no de tal magnitud.
"Lo más preocupante es que la encuesta no apunta a
ninguna mejoría", para el resto del año afirmó David
Rees, economista de mercados emergentes para Capital
Economics, en una nota de investigación.
La producción
industrial cayó un 2% desestacionalizado en septiembre
frente a agosto, arrastrado por un descenso de 9% en la
industria automotriz, artículos electrónicos y otros
bienes durables, y una caída de 5,5% en maquinaria fabril y
otros bienes de capital, según la agencia nacional de estadísticas.
La rápida
apreciación del real explica gran parte de la tendencia. La
moneda es una de las que más ha subido frente al dólar
estadounidense desde principios de 2009. Eso ha vuelto a las
fábricas locales vulnerables a los bienes importados,
incluso teniendo en cuenta los altos aranceles brasileños.
Casi una
cuarta parte de los automóviles vendidos en Brasil este años
provendrán del extranjero, en comparación con apenas 5% en
2005. Algunos fabricantes dieron a sus trabajadores
vacaciones forzadas en agosto, en tanto que los inventarios
se acumulaban.
Entretanto,
una nueva clase de consumidor comenzó a llevar su fuerte
moneda al exterior para comprar en centros comerciales en
EE.UU., donde encuentra ropa, computadoras y otros elementos
a menos de la mitad de precio que en Brasil.
El declive
manufacturero plantea, a su vez, algunas preguntas sobre la
sostenibilidad a largo plazo del crecimiento brasileño. Las
autoridades prevén tasas de crecimiento superiores a 5%
este año. Sin embargo, con la fabricación en declive, los
expertos ahora proyectan una cifra más cercana a 3%.
Aunque los
bancos brasileños y las exportaciones de soja aún
prosperan, los expertos dicen que un país todavía pobre
como Brasil podría tener problemas para entrar al club de
las naciones desarrolladas sin un sector industrial
saludable para proporcionar empleo a una fuerza laboral con
poca educación.
La presidenta
de Brasil, Dilma Rousseff, ha tratado de revertir la
tendencia al anunciar un paquete de estímulo para los
principales fabricantes, al igual que una serie de medidas
destinadas a debilitar la moneda. Hasta el momento, los
esfuerzos han dado pocos resultados.
La mayor
apuesta del gobierno de Rousseff es la decisión reciente de
comenzar a bajar las tasas de interés de los préstamos
interbancarios a un día. Se espera que la medida tenga la
doble ventaja de debilitar la moneda y facilitar el acceso
al crédito para los fabricantes.
El riesgo de
la medida es que podría dar lugar a una aceleración de la
inflación. Los economistas señalan que el declive de la
producción industrial de septiembre hace menos probable que
la inflación se salga de control. Una mayor disminución de
la producción, sin embargo, podría llevar a que el
gobierno introduzca más medidas proteccionistas, tales como
impuestos de importación.
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