Duro
ajuste en Brasil
El
gobierno federal recorta gastos
por US$32 mil millones
Por
Eleonora Gosman
Corresponsal en São Paulo
i-Eco, 16/02/2012
Es porque el
país crecerá menos de lo que se esperaba y el Estado tendrá
menos ingresos. Brasil no usa la inflación como herramienta
recaudadora. Los principales sectores afectados por la poda
serán defensa, jubilados, educación y salud.
El gobierno
brasileño esperó la víspera de Carnaval para informar de
un corte radical en el gasto previsto en 2012. Dará de baja
32.000 millones de dólares, lo que representa reducir en un
3,4 por ciento el presupuesto para este año que el Congreso
votó en diciembre último. El ministro Guido Mántega
intentó explicar que “ éste no es un ajuste clásico ,
conservador, como los que se hacían en Brasil en el
pasado”. Para el funcionario, que está al frente del
Ministerio de Hacienda desde inicios de 2006, se trata de un
tijeretazo “osado, una novedad” que conjura el peligro
de la recesión.
El secreto de
este “ajuste” es bien ortodoxo: reside ni más ni menos
que en garantizar el superávit primario indispensable para
afrontar un endeudamiento federal que no deja de crecer . Lo
dijo el propio Mántega: “Esto va a garantizar que
obtengamos el resultado primario aprobado en las líneas
directrices del presupuesto”.
Aun así, el
gobierno de Dilma Rousseff subraya que el apriete dista de
ser “clásico” porque no se van a tocar los programas de
ayuda social, básicamente aquel que pretende sacar a los
brasileños de la extrema miseria, ni tampoco irá a
interferir con las obras públicas contempladas en el Plan
de Aceleración del Crecimiento (PAC), las que deben ser
hechas para el Mundial de 2014 y las que refieren al
programa de habitación popular “Mi casa, mi vida”.
Sin embargo,
serán prolijamente reducidas las partidas para sectores
sensibles como salud y educación, que representan poco y
nada dentro del presupuesto general. Basta ver que el pago
de la deuda pública y sus intereses consumen nada menos que
el 47,19% del presupuesto de este año, mientras que para
salud se destina 3,98% y para educación 3,18%.
Las rebajas
que se anunciaron ayer disminuyen aún más las partidas
destinadas a esos dos rubros esenciales. Y afectan también
de manera significativa gastos en los ministerios de
Ciudades, Defensa, Justicia e Integración Nacional. Otro
sector que sufrirá un gran apriete es el de previsión
social , o sea, los jubilados.
Para completar
el plan, el gobierno central prevé recortar sus propios
gastos de funcionamiento, enfocado en pasajes, gastos de
movilidad, reformas de inmuebles, alquileres y compra de vehículos,
máquinas y equipos. Trascendió que el equipo económico de
Rousseff había pensado extraer una porción todavía mayor
del presupuesto, pero desistió de la idea porque temió que
un “ahorro” excesivo pueda provocar un estancamiento o
incluso retroceso del PBI.
De todos
modos, Brasil no apela a la herramienta inflacionaria como
un mecanismo de recaudación. La inflación prevista para el
año es de 4,7 por ciento. El año anterior, esa tasa había
llegado al 6,5 por ciento.
El ministro de
Hacienda Mantega sostuvo que habrá “un aumento
expresivo” de inversiones en el sector de obras públicas,
como también en el plan de construcción de viviendas para
las clases medias y medias bajas, en el desarrollo de las
actividades petroleras submarinas y, como es más que obvio,
en la Copa del Mundo.
El propósito
del ministro es, según dijo, llevar el nivel de inversiones
a 20 por ciento del PBI (ahora está en menos de 18 por
ciento), lo que constituye una tasa muy moderada. “Cuando
hablamos de ese nivel de inversión, no referimos tanto del
sector público como del privado” .
El plan
oficial es alcanzar en 2012 un crecimiento de 4,5 por
ciento.
Esa tasa, sin
embargo, ya es objeto de serias dudas. Desde el ámbito
oficial hay organismos que consideran más apropiada un índice
de 4%. A principios de 2011 se llegó a hablar de un
crecimiento de hasta 5 por ciento y terminó el año con un
más que moderado aumento del Producto Bruto Interno del 3,8
por ciento. No puede esperarse nada mejor para 2012, cuando
todo hace pensar que la crisis económica internacional,
lejos de amainar, puede ser peor todavía que el año pasado
.
No es un dato
menor que la proyección del ingreso anual del Estado
experimente ya una reducción. El monto de los menores
ingresos sería de 17.000 millones de dólares. La baja de
la recaudación se basa en estimaciones de una caída de los
ingresos por diversos impuestos, incluidos los combustibles
y los que gravan la actividad productiva.
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