Victoria en el movimiento
obrero metalúrgico
Scania
fue a la huelga y ganó lo que pedía
Por Martín Camacho,
desde São Paulo,
Socialismo o barbarie, semanario, 26/09/2013
Asamblea
de la huelga de Scania de este año.
Desde
hace meses vienen aconteciendo movilizaciones de diferentes
sectores. En junio salieron la juventud y amplios sectores
populares contra la suba de pasajes y otros reclamos. Después
vino una sucesión de tomas de cámaras municipales. Ahora
los metalúrgicos de la región de San Pablo están
movilizados, haciendo asambleas o directamente paralizando
actividades. Los primeros en salir a la huelga fueron los de
Scania, fábrica de São
Bernardo do Campo, localidad del ABC paulista, donde se
encuentran buena parte de los metalúrgicos de Brasil. Y
ya repercutió en las demás fábricas que están en lo que
aquí se llama “campañas salariales”.
La
histórica huelga de 1978, punto de partida de un ascenso
obrero que
abrió la crisis de la dictadura militar.
Scania
no es cualquier fábrica. Tiene una de las más ricas
tradiciones del movimiento obrero brasileño. En mayo de
1978, en plena dictadura militar, los trabajadores empezaron
una huelga por el 20% de aumento salarial. Esto llevó a una
sucesión de huelgas que iniciaron la desestabilización del
régimen militar. Ahora también Scania fue la primera fábrica
en parar.
Se abre un precedente
Que
haya salido Scania, localizada en pleno ABC, es un hecho
importante para todo el movimiento. Esta montadora cuenta
con más de 4 mil trabajadores y desde el lunes 16 salió a
luchar por aumento salarial y mejores condiciones de
trabajo.
Lo
que se pedía era un 2% de aumento real.
Es decir, un 2% más por
encima de la inflación del 2013. Este
aumento por encima de la inflación comenzaría a cobrarse
el 2014. Asimismo, la empresa habría cedido en este punto
y, además, en el pago de los días de huelga.
Esto
es inédito en dos décadas en que la norma son aumentos por
debajo de la inflación y, sobre todo, en que las huelgas
casi invariablemente se pierden.
Asimismo,
los obreros pedían la reducción de las horas de trabajo de
44 horas semanales a 40 horas y la ampliación de derechos
colectivos. Después de lograr el aumento salarial, esto
quedó en segundo plano y fue convenientemente
“olvidado” por las direcciones burocráticas de no
continuar la lucha.
Otro
punto de reivindicación fue que la empresa quería
modificar el cálculo del PLR (Participación en las Ganancias y Resultados). La
empresa quería rediscutir el monto.
Por
supuesto, que esta fábrica está dirigida por la burocracia
traidora de la CUT
(Central Única de Trabajadores conducida por el PT) que venía
desde hace mucho tiempo negociando a espaldas de los
trabajadores.
En
este caso se quería acordar con la patronal no entrar en
huelga. Pero las propuestas de la empresa no alcanzaron para
que la burocracia lograse parar el descontento. Los
trabajadores presionaron para ir a la huelga y con esto
sacarle un porcentaje mayor de aumento salarial a la
patronal.
La huelga frena el intento de represión patronal
La
patronal tenía intención de despedir trabajadores para
sembrar miedo en el conjunto y lograr que no entren en
huelga. Pero las amenazas en ese sentido esta vez no
repercutieron. Fueron respondidas con una huelga que nadie
esperaba.
El
miedo a perder el trabajo siempre es usado por la patronal
como mecanismo de disuasión de medidas de fuerza. Pero esta
vez el miedo no pasó. Hoy esto se convierte en experiencia
y ejemplo para otras fábricas de que se pueden arrancar a
la patronal más beneficios que nunca daría sin una medida
de lucha. Junto con esto, los trabajadores empiezan hacer su
experiencia con la burocracia traidora de la CUT.
Lo
importante es que en Scania se paró la producción por
cuatro días, y así se logró más de lo que la empresa
quería dar. El precedente que determina esta acción podría
verse en las próximas luchas y más específicamente en
metalúrgicos. Ya en estos días hubo paros en varias fábricas
del ABC.
Esto
está relacionado con el hecho de que hay una nueva camada
de jóvenes trabajadores que hacen más difícil el trabajo
de la burocracia de negociar a espaldas de las bases e
impedir toda lucha.
Pero
el “clima” general ha venido cambiando en
Brasil. La pelea como siempre sigue siendo dura. Pero
con una victoria como ésta –inédita en tantos años
donde siempre las huelgas se perdían– se modifica la
conciencia. La posibilidad visible y concreta de lograr algo
yendo contra la patronal y la burocracia, es una experiencia
que hace tiempo no se veía.
Y,
en particular, lo de Scania es un precedente importante,
tanto en la región como en el movimiento obrero en general,
por la tradición histórica de luchas de esa fábrica, por
la cantidad de trabajadores involucrados y porque sigue
siendo una de las más importantes del país.
Un engranaje pesado
Con
la huelga se dejaron de producir 520 camiones y 50 ómnibus.
Es una de las empresas más grandes de material pesado,
fundamental para el trasporte de mercancías y de personas.
Pero no está sola. Hay más de 50 empresas metalúrgicas en
la región, que aglutinan 360 mil obreros representados por
14 sindicatos.
Desde
hace por los menos dos décadas, las patronales están a la
ofensiva, atropellando a los trabajadores con una política
que a veces llega el extremo de deslocalizar las fábricas.
Es decir, mudar la empresa a algún lugar remoto de Brasil,
despidiendo a todos los trabajadores de la planta.
No
son casos aislados ni casuales. Es algo planificado, apoyado
por el PT y tolerado por la burocracia de la CUT. Pero
la cosa puede cambiar si la lucha termina potenciándose.
La consigna sigue siendo unificar las luchas
Como
vimos, las amenazas de despidos son moneda corriente y más
aún cuando los trabajadores piden algún derecho. Ahora la
situación se empieza a revertir con este triunfo. Pero,
para que esto sea duradero, más que nunca es fundamental e
imprescindible la unidad de los trabajadores. No hay otra
forma de arrancarle derechos a las patronales y hacer frente
a sus amenazas.
Un
ejemplo es la Mercedes Benz.
Los trabajadores están siendo amenazados de despidos en
masa y de que la empresa quiere irse a otro estado. Es
esencial la unidad del sector para combatir estos atropellos
y maniobras de la patronal íntimamente ligada con las
entidades sindicales burocráticas.
Hoy
más que nunca la unidad de la clase obrera es esencial,
tanto para combatir a la patronal como para sacar a la
burocracia de los sindicatos.
Por
supuesto, son perspectivas y tareas que recién comienzan en
el marco de una nueva
situación del país después de los estallidos de junio. Y
esto también exige a todos los movimientos sociales la más
amplia y activa solidaridad con esta pelea de los
trabajadores.
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