Especulando que es gerundio
El
pasado septiembre, la Organización de las Naciones Unidas
para la Agricultura y la Alimentación (FAO, por sus siglas
en inglés), anunciaba en un comunicado de prensa que 925
millones de personas en el mundo sufrían hambre. Aunque se
ha logrado descender de los 1023 millones contabilizados en
2009, la actual cifra sigue siendo “inaceptablemente
alta”, según la propia organización. Entre los factores
que influyeron para este significante descenso, la FAO
destaca el crecimiento económico en algunos países y la
reducción en los precios de los alimentos.1
Aún
así y a pesar de las buenas noticias, nada está siendo
como antes de la crisis alimentaria de 2008. La propia FAO
advertía en diciembre de 2009 que los alimentos mantenían
precios elevados. Según una escala que confecciona esta
institución, en noviembre de 2009 el índice de precios de
los alimentos mantuvo una media de 168 puntos. Este nivel
fue un 20% inferior al máximo histórico de junio de 2008,
cuando la crisis mundial en los precios estaba en pleno
apogeo. Sin embargo, antes de 2007, este valor nunca superó
los 120 puntos y durante la mayor parte del tiempo se mantenía
por debajo de los 100. Estas cifras indican claramente que,
en los últimos años, los alimentos han experimentado
incrementos espectaculares en sus precios que amenazan la
seguridad alimentaria de millones de personas.
La
FAO, fiel a los intereses de quienes controlan los recursos
agrícolas para enriquecerse, enumeró los factores que a su
juicio ocasionaron la subida. Por ejemplo, dicha organización
justificó que el aumento en 2007 y 2008 fue inducido por
las malas cosechas, la reducción de las reservas mundiales
de cereales, el alza en los precios del petróleo y el desvío
de cultivos para alimentar depósitos de coche en detrimento
de los estómagos humanos (agrocombustibles). También por
las restricciones a la exportación impuesta por algunos países
cuando estalló la crisis de los precios, la debilidad del dólar
y la especulación en los mercados financieros.2
A
finales de 2009, por el contrario, las reservas de cereales
se habían recuperado, las exportaciones eran más adecuadas
y el precio del petróleo había descendido, entonces ¿Por
qué seguían los precios elevados?
Como
muchas organizaciones y muchos expertos han indicado, dos de
las causas señaladas por la FAO serían el detonante que ha
empujado a la humanidad a una etapa de alimentos caros: los
agrocombustibles y la inversión en los recursos agrícolas.
La
organización GRAIN cita que el dinero especulativo en
alimentos, creció de los 5.000 millones de dólares en 2000
a los 175.000 en 2007. Numerosas fuentes bibliográficas
informan que, inversores y empresas han especulado en la
compra de tierras y cosechas ya que dicha actividad genera
espectaculares dividendos.3
La
FAO es consciente de este fenómeno. En junio reconocía la
influencia de la especulación en alimentos en la crisis de
2008, pero a la vez indicaba que “…limitar o
prohibir los mercados especulativos puede traer más
inconvenientes que ventajas".4
En
los meses de agosto y septiembre de 2010, en la bolsa de
futuros de Chicago (el principal nido de especuladores) el
trigo sufría un incremento del precio de un 60–80%
respecto al mes de julio. Al parecer, algunos brokers
vieron una oportunidad de oro en la prohibición de las
exportaciones de trigo en Rusia y la escasez en otros países
como Ucrania y Canadá. Las multinacionales alimentarias
también reaccionaron ante el temor de la escasez. Por eso
realizaron contratos de futuros y acapararon toneladas de
trigo.
Los
precios, lógicamente subieron y los países de África
exigieron a la FAO soluciones en la volatilidad de los
mismos. El aumento del 30% en el precio del pan, originó en
Mozambique disturbios que han dejado a varios muertos.5 Todavía no son más noticia que los
exabruptos de Mourinho y las cantinelas de Belén Esteban,
pero todo es cuestión de tiempo. El maíz también se ha
incrementado un 40%, el arroz un 7% y esta tendencia
alcista, de seguir, podría arrastrar a otros alimentos básicos
y materias primas como los piensos. Esta volatilidad obligará
a los 77 países más pobres del mundo a gastarse un 8% más
de dinero en comprar alimentos. Más pulgas para los perros
flacos.6
Por
otro lado, el café tampoco se ha escapado de esta vorágine
especuladora. A finales de septiembre, la ONG española
ESPANICA7
–que importa café de comercio justo desde Nicaragua–
informaba a sus socios que los precios internacionales del
café estaban creciendo debido a que los grandes operadores
se estaban aprovisionando de cantidades importantes de
grano. Es posible que este acopio de café sea para
introducirlo posteriormente al mercado, reduciendo los
precios a niveles de hambre y ahogando a millones de
agricultores y pequeños competidores.
A
pesar de todo, diversos expertos de países miembros de la
FAO, reunidos también a finales de septiembre, reconocieron
que "las malas cosechas inesperadas en algunos de
los principales países exportadores, seguidas de medidas
políticas a nivel nacional y las maniobras especulativas,
han sido los principales factores detrás de la escalada
reciente de los precios mundiales y de la elevada
volatilidad presente, más que las leyes del mercado
global.” Los expertos se comprometieron a “explorar
enfoques alternativos para mitigar la volatilidad”,
miraron de reojo al todopoderoso “Dios Mercado”, pero ni
le tosieron y es más, lo excusaron.8
En
octubre de 2010, la situación de los precios provocó un
ligero cambio de planteamientos. El Comité de Seguridad
Alimentaria de la FAO demandó “…actuar de forma
urgente en cuestiones clave relacionadas con la seguridad
alimentaria y la nutrición como la tenencia de la tierra y
las inversiones internacionales en agricultura, la
volatilidad de los precios de los alimentos…” y
pidió examinar “las causas y consecuencias de la
volatilidad de los precios alimentarios, incluyendo las prácticas
que distorsionan el mercado y los vínculos con los mercados
financieros…”9
Desde
la FAO y otros estamentos como la Comisión Europea, alegan
que una crisis como la de 2008 queda lejos. Afirman que hay
disponibilidad, que hay reservas suficientes e incluso la
FAO señala que la previsión en la producción mundial de
cereales para 2010 podría ser la tercera mayor registrada
hasta hoy.10 Pero aún así y a pesar del
optimismo, los precios de los alimentos están ascendiendo
por más valeriana que inyecten desde Bruselas y Roma.
A
principios de noviembre de 2010, en el estado español,
alguna marca de pasta ya comunicó aumentos del 15% para
inicios de 2011, como consecuencia de la subida del precio
del trigo. Los supermercados y distribuidores, dueños y señores
de la cadena alimentaria, también han vaticinado
incrementos en los precios de ciertos productos.11
Por
eso en épocas de crisis, tocará rascarse más si cabe el
maltrecho bolsillo o comer directamente piedras del río,
mientras esperamos las “exploraciones de enfoques
alternativos para mitigar la volatilidad”, que están
realizando algunos afortunados burócratas de la FAO, que
seguramente devengarán salarios astronómicos que evitarán
cualquier sufrimiento a la hora de llenar sus frigoríficos.
Las
colmadas reservas y las soberbias cosechas, ya no sirven
para aplacar la voracidad y la avaricia de unos pocos a los
que no les importa que la gente muera de inanición. Los
estamentos públicos en todas sus dimensiones y galaxias,
tampoco están dispuestos a frenar las prácticas criminales
del “Dios Mercado” y mucho menos a separar la
agricultura y la alimentación de toda depravación
mercantilista. Multinacionales, inversores, bancos y brokers
seguirán siendo los amos del cotarro, caiga quién
caiga, adelgace quién adelgace.
Es
por eso que seguirán teniendo la culpa las malas cosechas aún
cuando no hay malas cosechas. También los países que
limitan sus exportaciones en momentos de riesgo, aunque eso
es lo que harían todos si pudieran. Porque resulta más práctico
mirar a otro lado y echar balones fuera, que incentivar una
soberanía alimentaria que garantice alimentos de calidad y
reactive el tejido rural en cada ciudad, nación, estado o
continente.
El control de los recursos agrícolas
El
suculento negocio de los agrocombustibles fue señalado como
otra de las causas principales del alza de precios en la
comida en el año 2008. Jean Ziegler, el ex relator especial
de la ONU para el derecho a la alimentación, llegó a
afirmar que “Es un crimen de lesa humanidad quemar
alimentos para generar agrocombustibles.”12
La
cuestión principal es que millones de hectáreas en el
mundo –especialmente en los países del sur– ya no
satisfacen las necesidades alimentarias de sus pueblos, sino
que se han transformado en factorías para cultivar
productos destinados a los países económicamente ricos.
Los agrocombustibles porque han supuesto la más reciente
vuelta de tuerca, pero no hay que olvidar que existen otros
productos como la soja que acaba de forraje para el ganado,
el algodón, el café, el azúcar, flores y decenas más de
productos agrícolas que se producen en países pobres, bien
porque sólo pueden brotar en ciertos climas o bien porque
es más rentable producirlos en dichos lugares.
El
tinglado hoy en día se mantiene. Con la crisis de los
precios millones de personas soportaron hambre, mientras
unas pocas transnacionales de granos, productos agroquímicos,
semillas, agroexportadoras, así como grandes cadenas de
supermercados y especuladores, lograron en 2007 y siguen
generando ahora, extraordinarios beneficios gracias a que
conforman oligopolios y controlan toda la cadena productiva.13
Para
visualizar de una forma más gráfica cómo estas grandes
compañías siguen logrando bienes mientras la gente sufre
inanición, expondré un sencillo ejemplo de una de las
compañías más controvertidas que existen: Monsanto.
Para
ello nos remontaremos al año 2008, en el que se produjo
también una importante subida en los precios de los insumos
químicos destinados a la agricultura. Como es lógico
deducir, este hecho originó que muchos agricultores
prescindieran de ellos, lo que en algunos lugares acarreó
un descenso en su producción. Lógicamente, una menor
oferta sumada a un incremento en los costes de producción,
redundó en el aumento del precio de los cultivos. En esos días,
se atribuyó esta subida de los agroquímicos al incremento
del valor del petróleo, la movilidad del dólar, la crisis
en USA, etc.
Sin
embargo la realidad pudo ser otra. En febrero de 2008,
Monsanto ya pronosticaba para dicho año la ampliación en
el beneficio bruto por la venta de Roundup (su
herbicida estrella) que oscilaría los 1300 y 1400 millones
de dólares, “…respaldado por el aumento de los volúmenes
y los precios a nivel mundial.”.
De
2007 a 2008, el galón14
de Roundup pasó de 13 dólares a 20 y se duplicó
el beneficio bruto total por la venta de este producto.15
Paralelamente, a mediados de 2008 el precio del petróleo
descendía, pero en el mismo informe, la previsión que hacía
la transnacional para 2009 era seguir aumentando el precio
del galón del herbicida. Tal era ese ascenso, que la
perspectiva era obtener más dividendos que en 2008 aún
vendiendo menos volumen de Roundup, con lo cual,
mientras muchos pasaban hambre otros llenaban sus cuentas
bancarias. No fueron los únicos.
Según
un informe de GRAIN fechado en abril de 2009, “…las
ganancias de Nestlé de 2008 subieron un impresionante 59
por ciento, y el incremento de Unilever se acercó al 38 por
ciento (…). Los beneficios del cuarto trimestre de 2008
para el gigante minorista más grande del mundo, Wal–Mart,
disminuyeron ligeramente, lo cual no sorprende dada la
profunda recesión que afecta a los EE.UU. Aún así
rastrilló 3 800 millones de dólares durante ese período.”
Beneficios
para algunas de las compañías de
semillas/pesticidas más grandes del mundo
Fuente: GRAIN16
|
Compañía
|
Beneficios
2008 (en millones US$)
|
Aumento
con respecto a 2007
(%)
|
Monsanto
|
2.926
|
120
|
Syngenta
|
1.692
|
19
|
Bayer
|
1.374
|
40
|
Dow
|
761
|
63
|
BASF
|
894
|
37
|
Estos
beneficios se explican en parte por el control casi monopólico
que ejercen. Según el grupo ETC en su informe “¿De quién
es la naturaleza?” (Publicado en noviembre de 2008), el
67% del comercio mundial de semillas era manejado en 2007
por 10 grandes multinacionales (DuPont, Syngenta,
Limagrain Bayer, etc.). Sólo Monsanto detentaba casi
el 25%.
De
acuerdo con la misma fuente, 10 empresas controlan el 89%
del comercio de agroquímicos (Bayer, Syngenta, Dow,
Monsanto, etc.). De ellas, las seis más poderosas
también participan del negocio de las semillas. Además el
26% del mercado mundial de comestibles empaquetados también
es colmado por 10 transnacionales (Nestle, Pepsico,
Kraft, Coca–cola, Unilever, Danone, etc.).17
Hace
30 años que Frances Moore Lappé y Joseph Collins
escribieron el magistral libro “Comer es primero. Más allá
del mito de la escasez.18
Con suma destreza y desatando una impresionante tormenta de
datos y bibliografía, los autores van desmontando las
premisas oficiales que durante esos años intentaban
explicar la creciente hambruna en muchos países del mundo.
Haciendo
gala al propio título, el libro combate con tesón la idea
de que la escasez de alimentos es el motivo del hambre y el
subdesarrollo. De esa forma, Moore Lappé y Collins van
argumentando poco a poco, que la causa del desasosiego en
muchos estados del sur es el control por parte de unos pocos
de los recursos agrícolas, entendidos éstos como la
tierra, los insumos, las semillas, el comercio, la
distribución y en general cada uno de los eslabones de la
cadena alimentaria.
La
conclusión más amarga tras leer esta investigación, es
que hoy nada ha cambiado y se profundiza en los mismos
esquemas que antaño, como bien se puede visualizar con los
balances económicos que se desgranaban más arriba y que
acaecieron justo en un periodo de crisis alimentaria de
proporciones mundiales que dejó a millones de personas
hambrientas.
La agricultura tradicional y el intermediario feroz
Se
han ofrecido datos de la influencia de la especulación en
los precios de los alimentos. También sobre el control que
ejercen algunas transnacionales en algunos recursos agrícolas
y los beneficios que acarrea dicho oligopolio. Se ha visto
como algunas empresas alimentarias también ganaron sumas
ingentes en periodos de hambre. Y en este punto nos
centraremos un poco más en este aspecto del comercio de los
alimentos.
Aquellos
campesinos y agricultores que no cultivan para subsistir o
no venden en mercados locales, tienen que luchar por su
porción de pastel dentro del supermercado global. Eso
conlleva acatar las condiciones de aquellos que especularán
con sus cultivos y/o que comprarán sus productos
(intermediarios, transnacionales agroexportadoras, ciertos
minoristas, centros comerciales, supermercados, etc.).
El
principal problema que enfrenta el campesino es que estos
intermediarios, transnacionales, etc. ejercen un control
sobre el comercio de los alimentos y son los que imponen los
precios y las características de los cultivos. Estamos pues
ante otro eslabón de la cadena alimentaria, dominado una
vez más por un oligopolio que establece los parámetros sin
medir las consecuencias.
Estos
productos que son literalmente “robados” al agricultor,
luego multiplican su valor en las estanterías de comercios
y supermercados. En España, la Coordinadora de
Organizaciones de Agricultores y Ganaderos (COAG) y las
organizaciones de consumidores, UCE y CEACCU, elaboran periódicamente
el Índice de Precios en Origen y Destino de los Alimentos.
En el último estudio correspondiente al año 2009, se
denunciaba que los alimentos multiplicaban por cinco su
valor, desde el agricultor al consumidor. Se descubrieron
casos extremos como el de la zanahoria, que era pagada
al campesino a 0,08 euros y se vendía luego a 0,98.19
Se
ha llegado a este extremo porque la distribución ha quedado
en manos de un puñado de intereses que imponen sus
condiciones. En España, en el año 2005, el 90% de la venta
de alimentos estaba controlada por la distribución moderna
y es más, el 75% del total lo manejaban cinco supermercados
y dos centrales de compra. Esta concentración de la oferta
creció en la medida que cerraban sus puertas más de 70.000
tiendas tradicionales en la última década.20 Cifras similares se repiten en otros
países. En Suecia en el año 2000, tres distribuidores
modernos acaparaban el 95,1% de la venta de alimentos. En
Dinamarca eran seis los que controlaban el 63,8%. En
Argentina tres conseguían una cuota del 45,3% y en Chile
tres más obtenían un 39,6% del total.21
Este
fenómeno del intermediario es bien conocido a nivel
mundial. En julio de 2004 pude asistir al IV Foro
Mesoamericano por la Diversidad Biológica y Cultural,
celebrado en el municipio salvadoreño de Carolina. Durante
varios días pude entrevistar a agricultores y expertos de
Panamá, Costa Rica, Nicaragua, México, Honduras, El
Salvador, etc. Todos ellos reconocieron el problema del
intermediario, (conocido también como “el coyote”) y la
inexistencia de financiación para sus cultivos, junto a una
tercera causa: la entrada de los excedentes de los países
del norte, que al estar subsidiados compiten y desplazan la
producción local (dumping).
Luis
Sabini22
plasma perfectamente los devastadores efectos de este tipo
de medidas, en su artículo “La crisis mundial de las
producciones locales”.23 Según datos de Hernán Pérez Zapata24 (cit. p. Luis Sabini), Colombia antes
podía auto abastecerse de su propio trigo hasta que el
estadounidense fue invadiendo sus mercados. En 1966 el país
sudamericano producía 160.000 toneladas e importaba 120.000
toneladas. En 1990 cultivaba 20.000 e importaba 1.200.000.
En el 2004, la importación superó 1.800.000 toneladas.
En
México, la Confederación Nacional Campesina, denunció que
varios años después de la entrada en vigor del Tratado de
Libre Comercio de América del Norte “…sólo quedan
5 mil 200 productores de arroz en todo el país, cuando hace
una década eran casi 30 mil, y si antes se sembraban unas
250 mil hectáreas, la superficie actual apenas llega a 70
mil.” y “…el campo mexicano presenta daños más
graves que los producidos por huracanes, ya que en el caso
del arroz se han importado 7 mil millones de toneladas y un
80 por ciento del grano que se consume en el mercado
nacional. El cultivo del cereal estuvo a punto de
desaparecer y ahora, en similar riesgo están los
productores de maíz, frijol y caña de azúcar, ante la
apertura total en 2008…”.25
Este
fenómeno de las importaciones excedentarias subsidiadas
favorecidas por la rebaja en los aranceles, es catastrófico
porque extermina a millones de agricultores que no pueden
competir, aunque sería injusto circunscribirlo en una sola
dirección norte – sur.
Más
que nada porque muchos terratenientes, distribuidores e
inversionistas han acaparado tierras en los países del sur,
y han deslocalizado ciertos cultivos ya que pueden
obtenerlos más baratos. Hacendados y aristócratas de
naciones pobres también han entrado en esta dinámica y
venden grandes cantidades de cultivos a intermediarios del
norte. De esta forma, estos alimentos cultivados en el sur
por grandes intereses, viajan hacia las estanterías de las
naciones del norte y como son más competitivos desplazan a
sus agricultores hasta llevarlos a la ruina. Campesino del
norte, jaque mate.
Los
pequeños agricultores de los países del sur antes
generaban sus alimentos pero fueron abatidos por las
importaciones subsidiadas entre otros motivos. Ahora las
tierras de estos países cultivan para exportar productos exóticos
sobre todo. Estas naciones, una vez aniquilados sus
agricultores, dependen de las importaciones de alimentos,
que pueden estar peligrosamente encarecidas si los brokers
deciden jugar un poco. Quienes no puedan aceptar las
condiciones del intermediario ni competir con las
importaciones subsidiadas, deberán abandonar la tierra y
buscar otra manera de subsistir. Campesino del sur, jaque
mate.
Por
eso millones de agricultores abandonan la tierra cada año y
ésta acaba concentrándose cada vez en menos manos. España,
con cifras del último censo agrario disponible (año 1999),
había perdido en una década más del 21% de las
explotaciones agrarias, mientras la superficie utilizada y
labrada ascendían.26 En la Unión Europea desaparecieron
cerca de 500.000 explotaciones agrarias entre 2005 y 2007.27 En Reino Unido, desde 1965 hasta 1995
se desvanecieron más de 200.000.28
Argentina, en 1988 albergaba 421.221 explotaciones y pasó a
333.533 en 2002, según los Censos Nacionales Agropecuarios
elaborados por el Instituto Nacional de Estadística y
Censos de la República.29
Según el Servicio de Estadística Agrícola Nacional, entre
los años 1964 y 2007, Estados Unidos dilapidó
aproximadamente el 40% de sus explotaciones, incrementándose
a la vez el tamaño medio de éstas.30
Entre
1994–1996, la agricultura acogía al 47% de la población
económicamente activa a nivel mundial, cifra que en 2006
descendió a un 42% según la FAO. En el mismo intervalo de
tiempo, la población rural disminuyó del 55% del total al
51%. Según datos de la misma organización y también en
dicho periodo, el comercio internacional agrícola se
incrementó considerablemente en todo el planeta. Las
importaciones pasaron de 449.000 millones de dólares a
746.000 y las exportaciones de 432.000 a 721.000.31
Estos números indican claramente que, comercio
internacional y desarrollo no van precisamente cogidos de la
mano, porque se repite y se profundiza en el modelo que
Moore Lappé y Collins denunciaron hace tres décadas.
(*) Escritor, autor del libro “El parque de las hamacas”.
Notas:
1 FAO: “925 millones de personas sufren hambre crónica
en el mundo”, Roma, 14 de septiembre de 2010.
FAO: “1020 millones de personas pasan hambre”, Roma, 19
de junio de 2009.
2
FAO: “Los precios de los alimentos vuelven a subir”
Roma, 9 de diciembre de 2009.
3
GRAIN: “El negocio de matar de hambre”, abril de 2008.
4 FAO: “Los mercados de futuros necesitan algún tipo de
regulación” Roma, 23 de junio de 2010.
5
ZARAGOZA, J.L: “Cereales por las nubes”, en Levante
suplemento EMV, Valencia, 12 de septiembre de 2010, pag
1 y 2.
6 FAO: “La volatilidad de los precios amenaza a la
seguridad alimentaria”, Roma, 24 de septiembre de 2010.
7
http://www.nodo50.org/espanica/
8
FAO: “La volatilidad de los precios amenaza a la seguridad
alimentaria”, Roma, 24 de septiembre de 2010.
9
FAO: “El CSA pide actuar contra el hambre y el
alza de precios de los alimentos” Roma, 19 de
octubre de 2010.
10
FAO: “La volatilidad de los precios amenaza a la seguridad
alimentaria”, Roma, 24 de septiembre de 2010.
11
BERENGUERAS, J.M.: “La escalada de las materias primas
obligará a los súper a subir precios”, en Diario
Mediterráneo, Castellón, 2 de noviembre de 2010.
12
UITA, 19 de marzo de 2008, en http://www.rel-uita.org/agricultura/con_jean_ziegler.htm
13 GRAIN, op
cit.
14
1 galón = 3,785 litros.
15
http://monsanto.mediaroom.com/index.php?s=43&item=572
y http://www.monsanto.com/pdf/investors/
2009/04_02_09.pdf
16
GRAIN: “Las corporaciones siguen especulando con el
hambre”, abril de 2009.
17
ETC: “¿De quién es la naturaleza?”, noviembre de 2008.
18
MOORE LAPPÉ, F. y COLLINS, J.: Comer es primero. Más
allá del mito de la escasez, Siglo XXI Editores, México,
1982.
19
COAG: “A pesar de unos precios más bajos al consumidor,
la diferencia origen-destino aumenta un 9% en el último año
y roza el 500%”, 14 de enero de 2010.
20
Observatorio de la Alimentación (MARN), Cit. por F. García
y G. Rivera: Supermercados no gracias, Icaria
Editorial, Barcelona, noviembre de 2007.
21 Planells, J.M., Mir J., 2000.
Cit.
por F. García y G. Rivera: Supermercados no gracias,
Icaria Editorial, Barcelona, noviembre de 2007.
22
Periodista, editor de la revista Futuros, coordinador del
seminario de Ecología y DD.HH. de la cátedra de DD.HH. de
la Facultad de Filosofía y Letras de la Universidad de
Buenos Aires.
23
SABINI, L.: “La crisis mundial de las producciones
locales”, 23 de mayo de 2005, en http://www.biodiversidadla.org/content/view/full/16287
24
PEREZ, H.: “La seguridad alimentaria frente al
ALCA-TLC”, presentación en el Seminario de Seguridad
Alimentaria, realizado en Armenia, Colombia, 2003.
25
INFODEMEX: “A
10 años del Tratado de Libre Comercio perdió la
autosuficiencia arrocera”, en Argenpress, 1
de agostote 2005, en http://www.argenpress.info/nota.asp?num=022837
26
http://www.ine.es/jaxi/menu.do?type=pcaxis&path=%2Ft01%2Fp042&file=inebase&L=
27
http://epp.eurostat.ec.europa.eu/cache/ITY_OFFPUB/KS-ED-09-001/EN/KS-ED-09-001-EN.PDF
28 GALA, R.: “Agriculture without
farmers”, Institute of Science in Society, 6 de julio de
2005, en http://www.i-sis.org.uk/AWF.pHp
29 http://www.indec.mecon.ar/principal.asp?id_tema=494
30
http://www.agcensus.usda.gov/Publications/2007/Full_Report/Volume_1,_Chapter_1_US/st99_1_001_001.pdf
y http://www.agcensus.usda.gov/Publications/1997/Vol_1_Chapter_1_U._S._National_Level_Data/us-51/us1_01.pdf
31
http://www.fao.org/economic/ess/publications-studies/statistical-yearbook/fao-statistical-yearbook-2007-2008
/a-resources/en/