Calamidades
del capitalismo

Otra “Conferencia sobre Cambio Climático” amenaza fracasar

Pesimismo ensombrece Cancún

Por Kanya D'Almeida
Inter Press Service (IPS), 26/11/10

La 16 Conferencia de las Partes de la Convención Marco de las Naciones Unidas sobre el Cambio Climático (COP 16) comenzará la semana próxima en el sudoriental balneario mexicano de Cancún en un ambiente de pesimismo.

El encuentro internacional se desarrollará a partir del próximo lunes, casi un año después de la última conferencia en Copenhague, considerada un fracaso diplomático.

Mientras crece la preocupación mundial por la incapacidad de los gobiernos para encontrar una adecuada alternativa al Protocolo de Kyoto, único instrumento contra el cambio climático y que expirará en 2012, el escepticismo ronda Cancún, sobre todo después de lo ocurrido el año pasado en Dinamarca.

Nigel Purvis, del Fondo German Marshall de Estados Unidos, fustigó el llamado Acuerdo de Copenhague, que no tiene poder para obligar a los países a que cumplan sus eternas promesas de apoyar un Fondo Verde y de hacer donaciones a las naciones menos adelantadas.

"Las conversaciones mundiales sobre cambio climático se están pareciendo a una mala telenovela", afirmó Purvis en un ensayo titulado "Cancún y el fin de la diplomacia climática".

"Parecen de nunca acabar, rara vez producen cambios y a veces tienen poco que ver con la realidad. Es por esto que la diplomacia climática como la conocemos ha perdido relevancia", sostuvo.

A comienzos de este mes, el Grupo Asesor de la Secretaría General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) sobre Financiamiento contra el Cambio Climático presentó su informe anual, señalando en forma inequívoca que un mínimo de 100.000 millones de dólares debían ser movilizados al Sur en desarrollo para acciones contra el recalentamiento planetario.

El primer ministro de Noruega, Jens Stoltenberg, uno de los co-autores del informe, subrayó que "no se trata de (simplemente) dar fondos, sino de compartir la carga", y reiteró que sin acuerdos sólidos entre las partes, las acciones contra el cambio climático se estancarán.

Por su parte, en nombre de las naciones africanas, el primer ministro de Etiopía, Meles Zenawi, reprendió a los países ricos por eludir acuerdos vinculantes, y añadió que África no podía sostener ni tolerar la carga del cambio climático, al que poco ha contribuido.

"Este informe puede ser usado para lograr un ambicioso acuerdo o para uno mezquino", dijo Zenawi a periodistas en Nueva York. "Incluso puede quedar abandonado en el escritorio de un burócrata. Pero nosotros, los africanos, nos negamos a renunciar", agregó.

Mientras, el 11 de este mes, la misión permanente de las Islas Marshall en la ONU realizó una discusión informal sobre la particular amenaza a los Pequeños Estados Insulares en Desarrollo (SIDS, por sus siglas en inglés).

El canciller de Islas Marshall, John Silk, afirmó que la condición particular de los SIDS debía ser estudiada no sólo por aquellos directamente amenazados, sino por todo el mundo, debido a que su posible desaparición por el aumento del nivel del mar tendría también consecuencias en otros países.

En la discusión estuvo presente el director del Centro para el Derecho sobre Cambio Climático, Michael Gerrard.

A instancias de la misión de Islas Marshall en la ONU, Gerrard y sus colegas de la Escuela de Derecho de Columbia organizan una conferencia para 2011 sobre los graves consecuencias legales que tendría el desplazamiento de habitantes de los estados insulares por al aumento de los niveles del mar.

"Los acuerdos internacionales existentes claramente no son adecuados para mitigar el cambio climático al grado necesario", dijo Gerrard a IPS, "ni para afrontar los desastres que causará". "Si se hubiera alcanzado un completo acuerdo en Copenhague, el mundo habría logrado progresos sustanciales en la dirección necesaria", añadió.

Gerrard también subrayó los peligros de la fusión entre los imperativos políticos y los intereses corporativos.

"Estados Unidos, por ejemplo, una vez abrió sus fronteras a aquellos que huían de la persecución religiosa y política", dijo a IPS.

"En los últimos años, sin embargo, ha sido mucho menos receptivo a la inmigración. Un acuerdo internacional para reubicar a los desplazados por el cambio climático, en el cual cada país emisor aceptara hacer su parte, podría mejorar la situación, pero aun así no hay garantía de éxito", añadió.

"Las leyes en Estados Unidos se están volviendo cada vez más dóciles a las campañas corporativas", indicó.

Mientras la Escuela de Derecho de Columbia debe esforzarse por conseguir apenas 50.000 dólares para realizar la conferencia, millones se gastan en campañas financiadas por grandes firmas para negar el cambio climático.

Según un informe divulgado a comienzos de este año por Greenpeace Internacional, la poco conocida empresa Koch Industries ha impulsado una gran propaganda para negar la base científica del recalentamiento planetario. Según el trabajo, nada menos que 30 millones de dólares han sido invertidos en esta campaña cada año.

En una conferencia de prensa sobre el COP 16 a comienzos de esta semana, Robert Orr, asistente de la Secretaría General de la ONU para Planificación de Políticas en Cancún, criticó ese tipo de campañas.

"La idea de que el cambio climático no está ocurriendo o que no es causado por comportamiento humano no tiene base en la ciencia", dijo Orr. "Y el secretario general a tomado una postura firme en ese sentido desde el comienzo".