¿Va
hacia la dictadura el régimen de Daniel Ortega?
Por
Alberto Ramírez
El
Trabajador Nº 72 (PST de Costa Rica), enero / febrero de 2008
La
oposición burguesa integrada por el Partido Liberal
Constitucionalista (PLC), la Alianza Liberal Nicaragüense
(ALN), el Partido Conservador (PC) y el Movimiento Renovador
Sandinista (MRS), se unificaron en el llamado bloque contra
la dictadura, supuestamente, para evitar que en Nicaragua se
instale ese tipo de régimen político. Muchos políticos
burgueses, analistas políticos y diversos sectores sociales
creen que el FSLN pretende instalar un régimen parecido a
la antigua dictadura somocista, que gobernó Nicaragua desde
el año 1936 hasta 1979. Algunos políticos burgueses
manipulan la cuestión de la dictadura, para ganarse a las
masas a sus posiciones.
El
analista político y jurista, Carlos Tunnermann, sostiene
que: "Estamos llegando a una situación en el país
donde si no hacemos un esfuerzo ahora, no va a haber Estado
de Derecho. Si en la Asamblea Nacional no se aprueba la
iniciativa que presentó el bloque parlamentario contra la
dictadura sobre la interpretación auténtica de la Ley de
Amparo, para impedir que en el futuro se pueda recurrir de
amparo contra el proceso de formación de la Ley, no
necesitamos entonces tener Asamblea Nacional porque se le
está quitando la capacidad de legislar.
Entonces
el Ejecutivo gobernaría por decreto y eso es
dictadura" (1). Existen diferentes criterios sobre la
forma en que el FSLN se enrumba a la dictadura, la posición
anterior es la de un sector intelectual burgués.
En
Nicaragua no existen las condiciones políticas ni económicas
para que Ortega y el FSLN puedan instalar un régimen
fuerte, mucho menos una dictadura militar. En cuanto al
factor político tenemos varios elementos que contrarrestan
cualquier tendencia hacia la dictadura.
En
primer lugar, la oposición burguesa se ha unificado y tiene
mayoría parlamentaria, que le resta capacidad a Ortega de
gobernar por decreto y de facto. El FSLN está aislado, su
aliado en los pactos, el PLC, se le ha retirado, lo cual no
quiere decir que facciones de este partido no negocien. El
diputado liberal Francisco Aguirre, presidente de la Comisión
Económica de la Asamblea Nacional, negoció con Ortega la
aprobación del presupuesto de la República a cambio de
pasar a Arnoldo Alemán de la casa por cárcel a país por cárcel
y permitirle a éste la movilidad por el territorio
nacional.
En
segundo lugar, la mayoría de las masas nicaragüenses
tienen una "conciencia democrática" en un proceso
de arraigo muy fuerte, debido a las trágicas experiencias
políticas tanto con la dictadura dinástica de la familia
Somoza como del régimen bonapartista sui-generis del FSLN
(1979-1989), imagen espectacular del carácter militar y
totalitario de esa organización ex-guerrillera, surgido de
la revolución popular nicaragüense. Los jóvenes que no
vivieron la experiencia con esos regímenes también han
interiorizado a la democracia burguesa.
Por
tanto, cualquier intento no sólo del FSLN sino de otro
partido político, de avanzar hacia una dictadura en
Nicaragua, encontraría una resistencia feroz por parte de
las masas nicaragüenses que harían difícil que tal régimen
político se instalara en el país.
En
tercer lugar, el FSLN, no contaría con el apoyo del ejército
para sostener semejante aventura.
Aunque
las actuales fuerzas armadas, en su cadena de mando, son
hijas o descendientes de la ex-guerrilla del FSLN, no
obedece a los dictados de este partido, sino que es un ejército
que responde a la defensa del orden y la constitución del
sistema capitalista y su actual régimen presidencialista
con rasgos democráticos.
En
cuarto lugar, un régimen dictatorial no tendría el apoyo
del imperialismo yanqui ya que iría a contracorriente para
hacer ganancias y negocios no sólo en Nicaragua y Centroamérica.
Una dictadura desestabilizaría las condiciones para
explotar y expoliar a este país y el área centroamericana.
En
cuanto a las condiciones económicas del país, estas no
facilitan la instalación de una dictadura militar. La
inversión extranjera continúa llegando, tanto por la
implementación del TLC entre Estados Unidos y Centroamérica
como por el eventual Acuerdo de Asociación entre la Unión
Europea y Centroamérica. Estos acuerdos y la masiva
penetración del capital extranjero en Nicaragua y la región
centroamericana, la ubican como enclave productivo y de
servicios del imperialismo yanqui y europeo, lo cual
determina que las economías de estos países estén
controladas por las transnacionales estadounidenses y
europeas.
Por
otra parte, Nicaragua es uno de los países más
dependientes del mundo de la ayuda económica extranjera. De
tal modo que el movimiento del FSLN hacia una dictadura, lo
pondría en riesgo automático de perder su fuente de
financiamiento. La gran dependencia económica externa de
los gobiernos de Nicaragua, los convierte en siervos
domesticados, a pesar de cualquier pose de verborrea
antiimperialista coyuntural, de los organismos financieros
internacionales y del imperialismo mundial. La dependencia
llega a límites de violación de la soberanía nacional. El
Fondo Monetario Internacional (FMI) sanciona el presupuesto
de la República, determina los porcentajes de aumentos de
salarios que son lícitos otorgar a los trabajadores y en
fin, dicta y determina las políticas económicas del
gobierno de Daniel Ortega.
Entonces,
¿hacia qué tipo de régimen político va Nicaragua? Si la
ley marco o ley 610 entra en vigencia a partir del 20 de
enero, el régimen avanzaría al semi-parlamentarismo (2).
Dicha ley establece las reformas parciales a la Constitución,
las cuales "...contemplan cambios en los artículos
138, 143 y 150, entre los que se destaca el compartimiento
entre el poder Ejecutivo y Legislativo para nombrar a los
ministros, viceministros, al Procurador y subprocurador
General de la República, jefes de misiones diplomáticas, y
a los presidentes o directores de entes autónomos. Estos
nombramientos propuestos por el Presidente serán firmes
hasta que la Asamblea Nacional los ratifique mediante una
mayoría del sesenta por cientos de los votos...Además, las
reformas le conceden a la Asamblea Nacional la capacidad de
pedir informes a los funcionarios públicos y mediante un
proceso estipulado, de no cumplir la petición los
legisladores podrían destiturlo"(3). Esta ley marco,
engendro de Daniel Ortega y Arnoldo Alemán, aprobada en
enero del año 2005 para controlar al entonces Presidente
Enrique Bolaños, se le volvió un boomerang en su gobierno
a Daniel Ortega.
Aunque
Ortega no va hacia una dictadura militar, tampoco quiere el
semi-parlamentarismo o parlamentarismo mientras el esté
gobernando. El régimen ideal y hecho a su medida es el
presidencialista con rasgos democráticos.
El
régimen semi-parlamentario o parlamentaria Ortega solo le
sirve cuando se encuentre en la oposición para controlar al
gobierno de turno. Al parecer el juego político de demócrata,
al estar aislado por sus antiguos aliados, se le está
acabando a Ortega y, tarde o temprano, tendrá que beber del
veneno que produjo.
Notas:
1)
Revista Semanal La Prensa. 06. I. 08
2)Régimen
semi-parlamentario es aquel en el cual el poder ejecutivo
comparte con el poder legislativo una serie de funciones,
tales como el nombramiento de funcionarios públicos, así
como su destitución y otras que antes eran solo competencia
del Presidente de la República.
3)
Idem.
|