Hambruna:
todavía no hay plan para atender crisis
Solo
hay un sistema de "alimentos por trabajo"
canalizado a través del Programa Mundial de Alimentos
El
Heraldo, 18/04/08
Tegucigalpa.
– El gobierno no está asistiendo a ningún grupo
poblacional que en estos momentos está sufriendo hambre y
mucho menos tiene un plan específico para auxiliar a este
sector históricamente abandonado. De no generarse ninguna
iniciativa orientada en ese sentido, se corre el riesgo de
que este núcleo poblacional agudice su situación económica
y sus condiciones de extrema pobreza cuando la crisis
alimentaria, originada por factores externos, pegue con
mayor fuerza en Honduras.
Según
entendidos, instituciones como la Comisión Permanente de
Contigencias (Copeco) y los ministerios de Salud, Educación
y Agricultura y Ganadería deberían desde ahora estar
coordinando con el Programa Mundial de Alimentos (PMA) o en
todo caso de manera unilateral, un programa específico para
dotar de alimentos a la población que padece hambre. Según
fuentes consultadas, el PMA está asistiendo mediante el
sistema “Alimentos por Trabajo” a un grupo poblacional
que vive en los municipios más pobres de Francisco Morazán,
Valle, Choluteca y El Paraíso, entre otros. Pero esto no es
suficiente.
Este
programa consiste en dotar de una provisión de granos a los
hombres y mujeres que ponen su fuerza de trabajo para
arreglar caminos y carreteras en mal estado. El PMA es un
soporte valioso para el gobierno, que si bien es cierto
trabaja con algunos recursos del Estado, éstos no son
suficientes para atender a la población que vive bajo
condiciones de indigencia.
Quizás en
lo que más participa el gobierno es en el destino de unos
20 millones de dólares, canalizados a través del PMA, para
atender a 1.3 millones de niños de los niveles preprimario
y primario que se benefician de la merienda escolar. El
titular de la Dirección de Ciencia y Tecnología
Agropecuaria (Dicta), de la Secretaría de Agricultura y
Ganadería (Sag), Arturo Galo, defendió el papel que juega
esta institución respecto al problema de escasez de
alimentos.
“Nosotros
somos una institución que promovemos la producción en el
agro y promovemos también el desarrollo rural. La vía
nuestra para prever los problemas de abastecimiento es la
producción y la productividad. El bono tecnológico
productivo está orientado a eso, al combate de la pobreza y
a la seguridad alimentaria”, dijo. Según estudios, en
poder de la Estrategia de Reducción de la Pobreza (ERP), la
extrema pobreza en Honduras afecta al 37 por ciento de los
hogares urbanos y al 61 por ciento de los rurales.
Son
aproximadamente tres millones de hondureños, casi la mitad
de la población, los que padecen hambre. Según las
investigaciones del PMA, el 30 por ciento de la población más
pobre (un millón, aproximadamente) recibe solamente el 4.5
por ciento del Producto Interno Bruto del país. Mientras,
el salario mínimo apenas ajusta para cubrir un 57 por
ciento de la canasta básica alimenticia. El alto costo de
la canasta básica, los bajos salarios el bajo nivel de
escolaridad, el desempleo abierto y el subempleo visible e
invisible “conducen a que el 57 por ciento de los hogares
urbanos y el 75 por ciento de los rurales estén por debajo
de la línea de pobreza”.
Todavía
no se ha comprado fertilizantes: SAG
Por ahora
no hay un sustento legal que permita la compra de más de
300 mil quintales de fertilizantes para distribuirlos entre
los productores, según la Secretaría de Agricultura y
Ganadería, Sag. No ha habido tal compra, solamente se está
indagando el mercado extranjero para proceder, conforme a
licitación, a la compra de este producto, dijo el
secretario general de este ministerio, Rafael Antonio
Canales.
El
funcionario dijo que envió una nota a la Fiscalía en la
que informa la situación legal de los fertilizantes que ha
generado una polémica. “No ha habido ningún contrato, ni
bases relativas a la compra de fertilizantes en virtud de
que el proceso no ha iniciado”. Lo que hay es una Comisión
que está explorando el mercado, dijo.
La
canasta básica sigue en aumento; los obreros reclaman un
ajuste salarial
Escalada
de precios
Por
Iván Vásquez
El Heraldo, 18/04/08
Tegucigalpa.–
El poder adquisitivo del trabajador hondureño se volvió a
reducir esta semana, con el alza a los precios de los
productos de consumo básico. Este día se aplica un
incremento de 1.10 lempiras al precio de la libra de carne
de pollo, que en los mercados locales se cotizaba la semana
anterior a entre 18 y 19 lempiras. El presidente de la Feria
del Agricultor, Jimmy Ponce, indicó que el incremento les
fue confirmado por las compañías productoras de este
alimento y que lo harán efectivo a partir de este viernes.
Las amas de
casa compraban en la Feria la libra de carne de pollo a
16.50 y ahora la cotizarán a 17.60, de acuerdo con el nuevo
incremento. Representantes de los productores avícolas
justifican estas variaciones debido al encarecimiento al
precio de los concentrados y otros insumos que se importan
del exterior.
El
presidente de la Federación Nacional de Agricultores y
Ganaderos de Honduras (Fenagh), Santiago Ruiz, expresó que
se incrementó en 30 lempiras el precio del quintal de
concentrado para vacas y que esa variación les consumió el
ajuste logrado de manera reciente, de 80 centavos de lempira
al litro de leche. “El mismo comportamiento afecta a la
producción de carne de pollo, de cerdo y de huevos. El
costo de los insumos se incrementa casi todas las
semanas”, dijo.
Otros
ajustes
Según
Ponce, el precio del arroz mantiene una tendencia al alza en
el mercado internacional, que se ha reflejado en aumentos
semanales en el ámbito local. La semana anterior, dijo, el
quintal de arroz precocido se incrementó en casi 40
lempiras y el blanco en 34. Los consumidores compran la
libra del grano precocido hasta en 9.50 lempiras y la de
arroz blanco a entre 8.80 y 9.00 lempiras.
Por otra
parte, las cinco libras de frijol rojo se cotizan a 60
lempiras y la de frijol tinto a 54. El secretario general
del Consejo Coordinador de Organizaciones Campesinas de
Honduras (Cococh), Rigoberto Pérez, proyectó un
encarecimiento al precio de los granos básicos debido a un
alza en el costo de los fertilizantes y falta de incentivos
a los productores.
El
dirigente sostuvo que es insostenible la escalada de precios
que afecta a la población rural del país, la cual subsiste
con un ingreso inferior a dos dólares diarios. “Creemos
que necesitamos un ajuste al salario mínimo, ante el
incremento a los precios de la canasta básica de
alimentos”, dijo.
Revisión
de cifras
El director
general de Salarios, Gerson Maldonado, informó que mediante
la asistencia de técnicos de Chile evaluarán el
comportamiento de los precios de la canasta básica de
alimentos versus el poder adquisitivo del salario mínimo
vigente. Datos de la Secretaría del Trabajo indican que el
26 de enero de 2006 el precio de una canasta básica
integrada por 30 productos, para ser consumida por un grupo
familiar de cinco persona, era de 4,060.50 lempiras.
Unos 27
meses después de ese acontecimiento, el costo total para la
misma cantidad de alimentos es de 5,358.90 lempiras, para
una diferencia de 1,298. En cambio, el salario mínimo
promedio se mantiene en 3,428 lempiras. Esta cantidad no
cubre las necesidades básicas alimenticias de una familia
de cinco miembros, porque además se tiene que atender las
necesidades de vivienda, educación y transporte, entre
otros gastos.
Maldonado
indicó que la Secretaría del Trabajo citó para el 9 de
mayo a los representantes de las tres centrales obreras del
país y a la dirigencia del Consejo Hondureño de la Empresa
Privada (Cohep) para que, en el marco de una comisión de
alto nivel, inicien un proceso de revisión de las cifras.
“Creemos que este análisis nos servirá para facilitar la
negociación del salario mínimo”, indicó el funcionario.
El director regional de la Asociación de Maquiladores
(AHM), Guillermo Matamoros, expresó que la ley establece cuándo
revisar el salario mínimo.
29%
de los niños con desnutrición crónica
La
crisis mundial en Honduras
En
Honduras, –con tres millones de personas sobreviviendo en
la extrema pobreza y por lo tanto con altísimos niveles de
desnutrición–, la crisis mundial, principalmente la
relacionada con los altos precios de los alimentos, tendrá
un impacto devastador, si, unido a una labor más efectiva
de los organismos internacionales, el gobierno, los
productores y la sociedad en general no enrumban el camino
hacia la búsqueda de soluciones concretas a fin de
garantizar los alimentos básicos a la población a precios
accesibles, incluyendo a los más pobres que requerirán de
subsidios.
Ya antes de
la llegada de la crisis al país, un alto porcentaje de la
población está lejos de satisfacer sus necesidades
alimentarias básicas e incluso buena parte es víctima del
hambre como lo confirma el más reciente informe de Unicef,
según el cual Honduras tiene la segunda tasa de desnutrición
crónica más alta de Latinoamérica con un 29% de sus niños
afectados. No queda más que suponer que el creciente
incremento en el precio de los combustibles, y los efectos
negativos que podría ocasionar a la economía nacional la
profundización de la recesión en Estados Unidos, y los
altos costos de los alimentos alejarán cada vez a grandes
masas poblacionales de la posibilidad de alimentarse y los más
pobres sufrirán hambruna si los gobiernos y la comunidad
internacionales no les entrega alimentos en forma directa y
oportuna.
Como ya lo
han señalado varios expertos, el problema no es la falta de
alimentos; de hecho, se asegura que los países
latinoamericanos tienen en la actualidad lo necesario para
satisfacer las necesidades de su población; aunque en el
caso de Honduras somos deficitarios hasta en los granos de
mayor consumo como el maíz, el frijol y el arroz. Pero el
principal problema es que sus precios están cada vez más
inalcanzables para un mayor número de personas y eso
empeorará si la crisis económica nacida en Estados Unidos
empieza a irradiarse hacia el tercer mundo y se traduce en
una ralentización de la economía, en desempleo y en la
disminución de las remesas familiares.
Si se
permite que esta crisis de los alimentos impacte con toda su
fuerza en Honduras, en vez de reducirse la pobreza se
profundizará, al igual que se deteriorarán todavía más
los índices de salud, de educación y de desarrollo humano
en general. Este no es un problema que puede enfrentar solo
el gobierno, es toda la sociedad que debe involucrarse en
forma decisiva y con la ayuda internacional. Lo peor sería
incluir esta difícil situación en la lucha político
sectaria, porque esa es la mejor forma para alejar cualquier
posibilidad de encontrar una inmediata y efectiva forma de
enfrentarla.
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