El
trascendental giro en su modelo con el que Cuba
le dijo adiós
al igualitarismo salarial
Por
Milagros López
Corresponsal
en La Habana
El
Tiempo, Bogotá, 15/06/08
Para
lograr una mayor productividad en la isla, Raúl Castro
enterró el famoso 'techo' en materia de remuneraciones y
autorizó a pagarle más a los trabajadores que produzcan más
y mejor.
"No
hay cosa más injusta –y desigual a la vez– que el
igualitarismo", aseguraba recientemente Salvador Valdés
Mesa, secretario general de la Central de Trabajadores de
Cuba, (CTC), el sindicato único de la isla caribeña.
Acabar
con esa situación que desmotiva a los trabajadores cubanos
es una de las prioridades del gobierno de Raúl Castro, que
en varias ocasiones ha llamado a la disciplina, a
"producir más para tener más" y a "trabajar
duro".
Y
la resolución número 9 del Ministerio de Trabajo y
Seguridad Social –emitida el 2 de febrero pasado, pero
dada a conocer al mundo esta semana– busca llevar a la práctica
esas ideas.
Según
Valdés, su importancia radica en las "implicaciones
ideológicas". Y explica: "El salario, en defecto
o en demasía, tiene un efecto en la conciencia de las
personas. O las motiva o las desmoviliza".
La
'revolucionaria' norma fija el 31 de agosto próximo como
plazo máximo para que todas las empresas del país adopten
un nuevo sistema para pagar a cada persona según su desempeño
laboral.
"Los
trabajadores que están abarcados por los sistemas de pago
vinculados a los resultados directos de la producción de
bienes y servicios no tienen límite en el salario que
pueden devengar por su cumplimiento de los indicadores
previstos en el sistema de pago, evaluándose siempre que no
se deterioren otros indicadores de eficiencia planificados,
incorporados al sistema de pago", recordó esta semana
al diario Granma el ingeniero Carlos Mateu Pereira,
viceministro de Trabajo.
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Las
reformas de estos
cinco meses en la isla
Desde
que llegó al poder formalmente en febrero de este año, Raúl
Castro ha puesto en marcha una serie de reformas
aperturistas en Cuba que algunos califican de 'cosméticas'
y más 'sicológicas' que de fondo, pero que ven como las
primeras señales de una voluntad de cambio. Estas son
algunas de ellas.
Mejoramiento
de los precios pagados a los productores agrícolas.
Entrega
de tierras ociosas a cooperativas de campesinos para su
explotación a titulo privado.
Descentralización
de las principales decisiones agrícolas.
Estímulo
a la agricultura urbana con permisos para poder vender lo
producido y quedarse con las utilidades.
Telefonía
celular para todos. Antes solo unos pocos cubanos tenían
acceso a teléfonos móviles.
Posibilidad
de comprar DVDs y computadores, entre otros electrodomésticos.
Acceso
a los hoteles donde antes solo podían ir los extranjeros.
Acceso
al alquiler de carros, antes solo podían los extranjeros.
El
diario Granma abrió un espacio para quejas por burocracia y
otras fallas en la isla.
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En
palabras más sencillas, no hay tope salarial para el
trabajo bien hecho. El problema radica en poner en marcha la
resolución porque cada empresa, cada actividad debe
establecer su propio sistema de pago.
Un
experto en recursos humanos de una empresa mixta de
servicios, dijo a EL TIEMPO: "Tenemos dedicados a
planificar los diferentes sistemas salariales a un grupo de
personas que saben de eso. Hay que tener criterios claros
para evaluar bien un servicio y que el empleado reciba una
remuneración en consonancia al resultado final".
Un
mar de dudas
Por
su parte, un corresponsal extranjero le comentó a este periódico
que intentaba descifrar la norma que todavía no tienen
clara ni los propios economistas. "Es clara cuando se
trata de trabajadores vinculados directamente al proceso de
producción: el que haga 3.000 tornillos acordes a los
niveles de calidad debe ganar tres veces más que quien hace
solo 1.000".
Según
él, "la cosa se complica cuando se trata de
trabajadores de oficina, de directivos o de empleados de
empresas de servicios no cuantificables. ¿Cuánto debe
cobrar un médico? ¿Debe evaluarse igual que un
plomero?", se preguntó.
Aydé
Mora es peluquera vinculada a una empresa estatal con un
salario base de 255 pesos cubanos no convertibles mensuales,
es decir, 10,20 dólares estadounidenses.
Cobra
5,10 dólares cada quincena con la obligación de hacer como
mínimo 32 servicios mensuales. "Hoy, si me sobrepaso,
por cada persona de más me pagan un porcentaje de 0,032
pesos cubanos. Pero lo que nadie sabe es cuanto podré ganar
con la nueva ley", dice.
Con
el nuevo reglamento, sus jefes directos podrán aprobar un
aumento de su estipendio básico hasta un 5 por ciento en
función de la calidad de su trabajo y otras escalas que se
están estableciendo.
La
resolución también establece que quienes no están
relacionados directamente con la producción, como
"directivos, técnicos o especialistas de áreas
comerciales, recursos humanos y economía tienen un límite
de hasta el 30 por ciento", precisó Mateu.
Un
cambio de muy de fondo
Parecen
cifras no muy impresionantes, pero la importancia de la
resolución radica en que abre una puerta hacia una nueva
concepción que busca romper un círculo vicioso: los
salarios bajos no incentivan la producción y sin producción
no hay ingresos. Y busca hacerlo premiando la productividad,
aunque para ello haya que 'cargarse' el que hasta esta
semana era uno de los principios más sagrados de la
revolución cubana: el igualitarismo salarial, piedra
angular de la búsqueda de la igualdad entre los cubanos.
Luis
Manuel Castanedo Smith, miembro del secretariado de la CTC,
reconoce que "no siempre los trabajadores que más
aportan son los mejor remunerados", lo que considera
uno de los elementos que frenan el desarrollo de la economía
cubana, abocada a sustituir la dependencia de las
importaciones.
"Me
parece muy bien que cobre más quien más y mejor trabaje,
pero hace falta que los jefes tengan organizado mejor el
sistema de distribución de materias primas porque si nos
faltan o no llegan a tiempo, difícilmente podremos cumplir
el trabajo", dijo Antonio M., empleado de una carpintería
estatal.
Castanedo
secunda esa idea: "No es que la gente no quiera
trabajar, es que a veces tampoco tiene los medios
suficientes ni los más adecuados para emplearse a
fondo".
Cifras
oficiales y realidades
Desde
mediados de los años 90, el Estado ha garantizado los
sueldos a los trabajadores. También el pleno empleo. En
esta isla de 11 millones de habitantes, de los que según
datos oficiales 4,9 millones constituían la población económicamente
activa, la tasa de desocupación se cifra en el 1,8 por
ciento.
Pero
la realidad es que muchas personas prefieren no trabajar
porque reciben divisas de familiares en el exterior que
superan con creces los 17 dolares de salario promedio que
ganan los cubanos o ganan más en las múltiples modalidades
del mercado negro que fluye dinámicamente en la isla. Según
el Centro de Estudios de la Economía Cubana más del 60 por
ciento de la población tiene acceso a divisas.
De
todas maneras, todavía posible ir a una oficina estatal,
como la Aduana del puerto de La Habana, y ser testigo de una
escena como la que presenció esta corresponsal el pasado miércoles:
en el lugar había cuatro mujeres. Una profundamente dormida
sobre su escritorio. Dos que conversaban un rato sobre
nimiedades hasta que una de ellas se acomodó sobre su mesa
para echar una siesta. Y solo una de ellas, la cuarta,
trabajando frente al computador.
El
ahora presidente Raúl Castro ha expresado desde hace meses
su apoyo a la idea de que quienes produjeran más tuvieran más,
siempre y cuando beneficiaran al resto de los conciudadanos.
Lo reiteró en el discurso del 26 de julio del año pasado y
en cuanta oportunidad ha tenido.
Si
lo consigue, dejará de escucharse la frase tan extendida en
el mundillo diplomático y empresarial extranjero:
"Cuba es el único país del mundo donde se puede vivir
sin trabajar".
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