¿Qué
posición tomar ante el ALBA y PETROCARIBE?
Por
Víctor Artavia
Prensa
Socialista Nº 78,
PST de Costa Rica, septiembre de 2008
En los últimos meses, la recesión económica
estadounidense y la crisis alimentaria y energética
mundial, se han profundizado enormemente y repercutido
directamente sobre las condiciones de vida en los países
centroamericanos.
Esto ha generado que los gobiernos de la región
busquen “soluciones” de toda índole ante la crisis,
motivo por el cual los regalos energéticos que ofrece Chávez
pasaron de ser un peligro ha convertirse en una lucrativa
“solución”.
En este marco, Chávez ha extendido su influencia
política en la zona, la cual hasta hace muy poco se
limitaba al gobierno de Daniel Ortega en Nicaragua, quién
solicitó su ingreso al ALBA en enero del 2007. De esta
manera, en julio anterior el presidente guatemalteco Álvaro
Colom, firmó la adhesión de su país a PETROCARIBE. Más
recientemente lo hizo el gobierno de Costa Rica, a pesar de
que el presidente Arias es un declarado neoliberal, promotor
del CAFTA y que en su momento sostuvo duras polémicas con
Hugo Chávez.
Pero más llamativo aún, es el giro realizado
por el presidente hondureño Mel Zelaya, quien a pesar de
provenir del Partido Liberal y de no presentar con
anterioridad el más mínimo tinte de “izquierdista”,
terminó solicitando la entrada de su país al ALBA y
vociferando contra el imperialismo estadounidense.
Sólo el gobierno salvadoreño del
ultraderechista Tony Saca no ha solicitado el ingreso a
PETROCARIBE o al ALBA.
Esto se puede explicar en función del pasado
reciente del país, lo que conformó un sector de la población
con fuertes anti-cuerpos a todo lo que tenga un ligero
“tufo” izquierdista, y principalmente a que el FMLN ha
gozado de los favores del presidente Chávez por medio de la
empresa ALBA PETROLEOS, permitiendo que los municipios
presididos por este partido tengan combustibles más baratos
y de esta forma aumente su base electoral.
Esta mayor presencia del chavismo en la región
está generando un interesante debate entre las organizaciones sindicales y de izquierda
centroamericanas. En ese sentido, desde el PST quisiéramos
en primera instancia interpretar el por qué los gobiernos
centroamericanos se han sumado a estos acuerdos de cooperación
del chavismo, y luego caracterizar y tomar posición ante
los mismos.
Centroamérica en medio de la crisis
mundial
Por sus particularidades económicas, Centroamérica
es una de las zonas más fuertemente expuestas a los
vaivenes del mercado mundial. Por ello, la recesión en los
Estados Unidos y ante
todo la crisis alimentaria y energética mundial, han tenido un fuerte impacto en la región.
Esto se debe a que Centroamérica en su conjunto
importa la totalidad del petróleo que consume y como fruto
de la aplicación del modelo exportador manufacturero, las
economías locales abandonaron la producción de granos básicos
y se enfocaron en la elaboración de postres, flores y
prendas de vestir. Debido a esto, los países del área se
ven en la necesidad de importar la mayoría de los cereales
que consumen y a la vez son fuertemente golpeados por los
altos precios del petróleo.
Indefectiblemente, esto ha devenido en una
balanza comercial negativa de la región, puesto que un 31%
de sus importaciones en el 2007 fueron por estos rubros. A
su vez, esto ejerce una fuerte presión inflacionaria, lo
que explica las altas tasas de inflación interanual en cada
país: en Costa Rica fue de 15,42%, en Honduras de 9,1%, en
Nicaragua de 23,1%, en El Salvador de 9,9% y en Guatemala de
un 13,69%.
En este contexto, los gobiernos del área buscan
disminuir la profundidad de la crisis y así evitar posibles
estallidos sociales, pero ante todo, persiguen subsanar sus pérdidas económicas por medio
del saqueo de los recursos públicos.
Esto se aprecia claramente en las pugnas
interburguesas que se ha suscitado recientemente en Centroamérica,
donde la constante es la pelea sobre el manejo de los fondos
públicos y por ver cuál sector de la burguesía se apropia
del festín.
Por ejemplo, en Nicaragua la oposición le
reclama al gobierno de Daniel Ortega que
hasta la fecha no ha brindado cuentas sobre el destino de
los recursos generados por el ALBA. En Costa Rica está en
curso una pugna sobre el manejo irregular de los dineros
provenientes de la cooperación China al país, donde los
allegados al gobierno “casualmente” han resultado
favorecidos. En Honduras el presidente Zelaya está en un
enfrentamiento con un ala de su partido y del Partido
Nacional, puesto que se oponen a ingresar al ALBA por
“intereses particulares”, ante lo que sus detractores le
han acusado de sobornar a varios diputados para aprobar
dicha incorporación.
Evidentemente Chávez no ignora esta realidad y
de hecho, se aprovecha de la mi sma p a r a c omp r a r c o
n “petrodólares” a facciones de las burguesías
centroamericanas y garantizarse apoyo político. Esto
explica que abriera las puertas de PETROCARIBE al gobierno
de Oscar Arias, el cual como señalamos con anterioridad,
sostuvo fuertes enfrentamientos públicos con Hugo Chávez.
Fruto de esta concesión, Arias no ha perdido el tiempo en
alabar las bondades del gobierno venezolano en su reciente
gira por la Unión Europea.
Por esto, afirmamos que el ingreso a estos
acuerdos de cooperación impulsado por Chávez, no significa
un cambio en el carácter burgués de los gobiernos del área.
Por el contrario, su ingreso responde en gran medida a las
necesidades de las burguesías centroamericanas para hacerle
frente a la actual crisis, reduciendo su factura petrolera y
muy seguramente adueñándose de una parte de las ganancias
que generen estos acuerdos.
¿Qué posición debemos tomar las y
los socialistas revolucionarios frente a PETROCARIBE y el
ALBA?
Tanto el ALBA como PETROCARIBE son
acuerdos burgueses.
Más allá de la retórica chavista, ninguno de estos
acuerdos de cooperación conducirá al socialismo ni nada
semejante por el estilo, tan sólo vienen a subsanar (o al
menos eso plantean) moderadamente algunas de las falencias
generadas por el modelo neoliberal. Pero también es cierto
que ambos acuerdos difieren notablemente de los TLC
impulsados por el imperialismo estadounidense, puesto que
ofrecen condiciones ventajosas para sus miembros.
Por ejemplo, por medio de PETROCARIBE el gobierno
venezolano otorga petróleo en condiciones extremadamente
favorables: un 40 por ciento que debe pagarse en 90 días y
el otro 60 por ciento es financiado, con un plazo de hasta
25 años para ser cancelado.
En el caso del ALBA, además de los réditos en
cuanto al petróleo, aboga por un comercio justo e
implementa programas para el desarrollo de la agricultura y
empresas locales. A pesar de que presenta un discurso más
politizado, no termina de romper con la lógica del sistema
capitalista y se queda en simples reformas, muy similar a
los antiguos programas “desarrollistas” de mitad del
siglo XX.
Esto nos conduce a la siguiente pregunta: ¿qué
posición debemos adoptar las y los socialistas ante el ALBA
y PETROCARIBE? Desde el PST consideramos que más allá de su carácter burgués, no existe un motivo de
fondo para oponerse a la entrada a estos acuerdos de
cooperación, puesto que en general presentan condiciones
favorables para sus socios.
La discusión verdadera gira en torno a
¿quién
y cómo deben ser administradas las ganancias generadas por
estos acuerdos? Tal
y como apuntamos anteriormente, los gobiernos
centroamericanos pretenden enriquecerse por medio de la
cooperación venezolana, de lo cual Chávez está plenamente
conciente y hace política a partir de ello.
Para muestra un botón: la entrada inicial de
Honduras a PETROCARIBE (enero 2008) no contrajo beneficios
económicos para las y los trabajadores hondureños, puesto
que una buena parte del petróleo venezolano fue acaparado
por empresas de capital estadounidense.
Estas mismas empresas se encargaron de revender más
caro los combustibles a las compañías térmicas, por lo
que se incrementó el costo de la tarifa eléctrica.
Ante situaciones como estas, es imprescindible
que las y los trabajadores centroamericanos se movilicen
para garantizar que las ganancias de PETROCARIBE y el ALBA
lleguen al pueblo trabajador.
Ni los gobiernos de turno ni Chávez están
interesados en que esto ocurra. Los primeros tan sólo
buscan apropiarse una buena parte del botín, mientras que
el segundo sólo desea garantizarse apoyo político por
medio de sus confites energéticos.
¡Que los recursos del ALBA y
PETROCARIBE estén en función del pueblo trabajador!
¡Movilicémonos para exigir que éstos
sean controlados por las y los trabajadores!
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