El
proyecto, administrar el estado burgués
El
FMLN y las elecciones
Por
Esteban Fernández Quirós
Para Socialismo o Barbarie, 23/01/09
Recientemente
se llevaron a cabo las elecciones legislativas y municipales
en El Salvador. Para todos los editorialistas, políticos
areneros [1] y efemelenistas [2], y en general para el
conjunto de la población, estas elecciones eran vistas como
el termómetro de las presidenciales de marzo.
En estas
elecciones, como era de esperar, el FMLN (Frente Farabundo
Martí de Liberación Nacional) superó el número de
diputados obtenidos, sin alcanzar la mayoría plena de 43
diputados (sobre 84 elegibles). El segundo lugar lo mantuvo
ARENA, y algunos partidos menores burgueses y pequeñoburgueses
los restantes puestos. Con 75% de los votos escrutados, el
FMLN obtenía una ventaja de 9% frente a ARENA, para las
legislativas.
Lo más
significativo, en todo caso, no es el número de diputados,
sino que los resultados dados no son los que había
anunciado la dirección del FMLN. Mucho se había hablado
del “arrollador triunfo del FMLN” en todas las
votaciones... Con encuestas que incluso señalaban
diferencias de dos dígitos en los porcentajes legislativos,
así como un importante triunfo en las municipales.
Nada de lo
anterior sucedió. El FMLN perdió su histórico fortín:
San Salvador, la capital. Y no arrolló a ARENA en ningún
lugar.
Lejana
parece la política del candidato Funes, del FMLN, lanzada
hace unos meses a los partidarios de ARENA referida a la
movilización arenera: “ARENA celebró su funeral... si
les obligan a ir para no perder sus empleos ¡vayan! Si les
dan 25 dólares o pollo campero, ¡agárrenlos!... el pueblo
salvadoreño ya expresó su veredicto. ¡El pueblo quiere
ver a Mauricio Funes y a Salvador Sánchez en Casa
Presidencial!” Obviamente la frase de Funes, más que política,
es su expresión de deseos... que por lo demás no fueron
cumplidos como él quería. Lo anterior a pesar de que el
FMLN efectivamente sacó la votación más alta en su
historia.
La
política del FMLN frente a la elección: el “asunto”
del fraude
Como hemos
señalado en la Revista SoB 22, en el artículo sobre el
tema, a las masas que han apoyado al FMLN históricamente,
se han sumado otros sectores, con la clara esperanza de
cambio al respecto de la receta neoliberal de ARENA.
Sin
embargo, más rápido que lento, la dirección del FMLN ha
dejado claro qué interpreta por “cambio”. Veamos un
ejemplo. Según Jorge Jiménez, diputado a la Asamblea
Legislativa por el FMLN: “Tenemos pruebas de que existió
movilización de votantes de un municipio a otro, en el caso
de San Salvador, estamos seguros que no han sido los
capitalinos los que eligieron a Norman Quijano, nosotros
anduvimos persiguiendo junto con la policía vehículos con
gente procedente de Nicaragua y otros países. Estamos
seguros de que utilizaron ese mecanismo fraudulento”.
Jiménez
abiertamente acusa a ARENA de cometer fraude y de esa manera
lograr la ventaja necesaria en San Salvador.
El Tribunal
Supremo Electora, simplemente señaló, en voz de Julio
Moreno Niños: “más ciudadanos de los que están en el
padrón no pueden haber”.
Violeta
Menjívar, alcaldesa derrotada dijo: “Somos una fuerza política
responsable y estamos aceptando los resultados del Tribunal
Supremo Electoral, pero llamamos de urgencia a que en el
municipio no suceda lo que el día (domingo) sucedió, es
decir la ilegitima movilización de votantes que no son de
la capital”.
Genial
posición la de los dirigentes del FMLN: Hubo fraude,
perdimos el fortín histórico, pero como somos partido
“responsable” respetamos los resultados. Para el FMLN
ser irresponsable sería defender los votos reales
obtenidos, mientras que ser responsable equivale a no romper
el régimen burgués a través de la defensa irrestricta
contra el fraude arenero.
La
política general del FMLN: ser partido del régimen
El ejemplo
de las votaciones en San Salvador son el botón de la política
general del FMLN, que es convertirse en un partido burgués
respetado por la propia burguesia salvadoreña.
Desde el
inicio de la campaña Funes ha intentado por todos los
medios posibles amigarse a sectores empresariales salvadoreños,
que por otro lado tienden a verlo con desprecio y como poco
confiable.
Funes
pretende lograr esa confianza tan evasiva a través de
“democratizar” las relaciones entre los “distintos
empresarios” y el Estado.
Funes ha señalado:
“Se dice por ejemplo, que el FMLN no cree en los
empresarios. El que no cree en los empresarios es el que ha
utilizado durante 19 años el aparato público para
favorecer a un grupo de empresarios en detrimento de otro.
El que no cree en los empresarios es el que no ha creado
condiciones para el fortalecimiento institucional que
permita la competencia en el país”.
Con esto,
Funes quiere decir que cuando llegue al poder, será el
gobierno que garantice la “competencia” entre
empresarios. “ No más ni menos Estado, sino más bien un
mejor Estado” dice el programa del FMLN. Funes incluso ha
hecho campaña en los últimos meses señalando que él podría
trabajar con Washington.
De esta
manera, sin defender votos auténticos, “defendiendo la
competencia” y trabajando con Washington, es que el FMLN
pretende lograr el “cambio” que pretenden las masas que
lo apoyan; o sea, teniendo un proyecto liberalburgués el
FMLN pretende lograr el cambio...
Esta política
liberalburguesa requiere que el FMLN y Funes a la cabeza,
sea reconocido como miembro responsable de la política
salvadoreña por la propia burguesía, cosa nada segura por
lo demás.
ARENA
y las elecciones. La prensa burguesa apunta a Ávila
Ya hemos
visto el fraude que ha denunciado el FMLN. Se han anunciado
también actos de violencia por parte de ARENA a la hora de
contar votos en otras Municipalidades. Eso es sólo una
manifestación de que sectores de ARENA consideran, viendo
las votaciones finales, que aún tienen posibilidades
presidenciales respetables.
El
Editorial del 22 de enero de la Prensa Gráfica es claro:
“El sueño de las aplanadoras se desvanece. Y, por otra
parte, las señales políticas son también bastante claras:
el triunfo en las presidenciales no será fácil para nadie;
la población —como lo muestra la capital— quiere
propuestas concretas y realizables, no ofrecimientos genéricos
o puramente técnicos; la gente se inclina por los hechos,
no por los discursos; y se busca el cambio, pero en
proyectos verificables, no en simples posturas ideológicas...
Es como si la campaña empezara de nuevo” EL Diario de
Hoy, en sus páginas de opinión señala: “La tendencia
dominante parece ser el realismo, pero no de un orden
fatalista, con pesimismo y resignación, sino con el buen
olfato que sabe ver la esperanza por donde en realidad
apunta, porque, con todas las diferencias comparativas, no
es el Presidente Obama el referente del Frente (aquel no es
ningún extremista guerrillero, sin equipo, con
planteamientos populistas y con aliados peligrosos), sino el
mismísimo candidato arenero, quien representa el cambio
posible, la esperanza del desarrollo estable y sostenido y
ese giro solidario (de la ARENA original), que tanto se está
esperando por todos.” Como vemos, a pesar de la derrota, a
pesar del fraude, la prensa burguesa más bien se ha
envalentonado señalando el triunfo de ARENA en las
presidenciales como una posibilidad factible, señal inequívoca
de que la gran burguesía (que dicho sea de paso, ha
recibido por igual los beneficios del Estado, “algún
sector” que no haya hecho esto es un invento de Funes) no
deposita ni un gramo de confianza en el FMLN. ARENA sigue
siendo el partido orgánico de la burguesía salvadoreña, y
no hay ningún intento por cambiarlo.
Vemos,
entonces, que la política de “ser responsable” del FMLN
lo único que ha logrado es el envalentonamiento de ARENA y
la burguesía; el “cambio sin cambio” de la dirección
del FMLN ha dado con la obstinación centenaria de la
burguesía salvadoreña por tener sus representantes
directos en el Ejecutivo.
La
última palabra la tienen las masas
Eso es lo
único cierto. Si las masas salen el 15 de marzo
determinadas a que ARENA pierda, así será
indiscutiblemente. Eso, desafortunadamente llevaría al
poder al FMLN con su proyecto liberal que no cambiará nada,
excepto el odio de la burguesía por las masas y sus
representantes, cuyas acciones estarían por verse.
En este
marco, y a pesar de estar contra el sentimiento de
importantes sectores de masas en El Salvador, creemos que
votar por el FMLN, lejos de producir una correlación de
fuerzas favorables, más bien tenderá al fortalecimiento de
la burguesía y a la implantación de sus proyectos
hambreadores.
Por eso,
creemos que es necesario no depositar ni un gramo de
confianza en el FMLN, no hay que votar al FMLN, por el
proyecto burgués que engendra. La principal tarea de las
masas salvadoreñas no es sacar a ARENA del poder, sino, más
bien, implementar sus proyectos de manera directa.
No se trata
acá de hacer abstracción del rol dirigente que tiene el
FMLN (o de la existencia del fascistizante ARENA) en las
masas obreras y populares, pero es pertinente señalar con
paciencia e insistencia la diferencia estratégica entre la
dirección del FMLN y las expectativas de “cambio” de
las masas.
Llamar a
abstenerse es, actualmente, la tarea de los revolucionarios
salvadoreños, aún cuando eso signifique, por un corto
periodo, ser un grupo de propaganda. Y decimos corto periodo
con todas las de la ley, puesto que es muy probable que las
masas salvadoreñas salgan a luchar para enfrentar la crisis
contra el gobierno que quede electo.
Notas
de SoB:
1.–
Areneros: miembros de ARENA (Alianza Republicana
Nacionalista), partido conservador neoliberal, que gobierna
El Salvador desde 1989. Fue fundado por el fallecido Roberto
d'Aubuisson, ex mayor del ejército salvadoreño,
organizador de los escuadrones de la muerte que asesinaron a
decenas de miles en los 80, entre ellos a Monseñor Oscar
Arnulfo Romero.
2.–
Efemelenistas: partidarios del Frente Farabundo Martí
para la Liberación Nacional (FMLN) creado originalmente
como un organismo de coordinación de las organizaciones
guerrilleras en la guerra civil entre 1980 y 1992, que dejó
un saldo de 75.000 muertos, la mayoría civiles, 8.000
desaparecidos y 12.000 lisiados. En ese año fueron firmados
acuerdos de paz en el castillo de Chapultepec, México, y el
FMLN se transformó en partido político legal.
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