Raúl
Castro concluye la formación de una especie de
estado mayor
económico
Por
Gerardo Arreola
Corresponsal
en Cuba
La
Jornada, 05/03/09
La
Habana, 4 de marzo. Con el cambio ejecutado esta semana el
presidente Raúl Castro terminó de formar una especie de
estado mayor económico del gobierno y empezó a reducir el
tamaño del aparato administrativo, en un nuevo esfuerzo por
buscar eficiencia en la gestión.
Castro
renovó casi todo el escalón de mando directo del gabinete,
las vicepresidencias del Consejo de Ministros, con las
designaciones de Ricardo Cabrisas (octubre de 2008), Ramiro
Valdés, Ulises Rosales del Toro y Jorge Luis Sierra (el mes
pasado) y Marino Alberto Murillo (el lunes pasado).
De
los anteriores funcionarios de ese rango sólo permanece el
líder histórico José Ramón Fernández, con 31 años en
el cargo.
Aunque
no hubo un anuncio explícito, la difusión de las fotos de
los seis actuales vicepresidentes confirmó la salida del
cargo de Pedro Miret y Osmany Cienfuegos, también veteranos
de la generación impulsora de la revolución de 1959. El
primero se había apartado de la actividad oficial por
enfermedad y el segundo lo hizo poco después de salir del
Ministerio de Turismo, en 1999.
El
nuevo grupo dirigente tiene autoridad sobre un amplio sector
del equipo económico, también renovado en parte esta
semana. Fernández, que tradicionalmente se ha ocupado de
asuntos educativos, recibió el año pasado facultades
completas para ese sector, incluyendo los sistemas de enseñanza
especializada, como los de cultura y deportes y los tecnológicos
industriales.
La
conversión de cuatro ministerios en dos (Industria
Alimentaria y Comercio Exterior e Inversión Extranjera)
avanza en el objetivo de compactar el aparato.
Al
desaparecer una vicepresidencia exclusivamente encargada de
un programa de obras e inversiones (Batalla de Ideas, que
queda a cargo de Valdés) y al trasladar a un ministerio la
autoridad sobre el Polo Científico (el complejo de
investigaciones de la capital, que antes era dirigido por un
funcionario del Consejo de Estado), Raúl Castro indica su
interés por una definición clara y congruente de la
estructura.
Ahora
el gabinete de gobierno tiene 25 ministerios, además de
otras instancias con el mismo rango: la Fiscalía General,
el Banco Central y los institutos de Deportes, Educación Física
y Recreación; de Aeronáutica Civil y de Radio y Televisión.
La
anterior reestructuración de proporciones había ocurrido en
abril de 1994, cuando desapareció el esquema de gobierno de
corte soviético, de numerosos ministerios y comités
colegiados.
Aunque
sorprendió la cantidad de movimientos de una sola vez, el
cambio de funcionarios y de organigrama ya era esperado. Raúl
Castro lo anunció al tomar posesión del cargo en febrero
de 2008 y dijo que lo ejecutaría a finales de ese año. En
diciembre se excusó de incumplirlo, al recordar que hubo
tareas urgentes tras el paso devastador de tres huracanes.
En
su nota oficial del lunes, el Consejo de Estado advirtió
que habrá nuevos movimientos en la misma dirección.
Un
nuevo canciller
Para
el exterior el cambio más notable es el del nuevo ministro
de Relaciones Exteriores, Bruno Eduardo Rodríguez Parrilla,
de 51 años, cuya designación tiene el mensaje de que la
cancillería vuelve a estar encabezada por un profesional de
carrera, después de dos periodos en los que el titular había
sido un político ajeno a la diplomacia: Roberto Robaina
(1993–1999) y Felipe Pérez Roque (1999–2009).
Rodríguez
nació en la ciudad de México en 1958. En Cuba fue líder
estudiantil en el bachillerato y en la universidad. Se graduó
de abogado, fue jefe de relaciones internacionales de la
juventud comunista y del diario de la organización,
Juventud Rebelde, bajo la dirigencia de Robaina.
A
principios de los 90, Rodríguez fue promovido al Comité
Central y más tarde a la jefatura del Departamento de
Cultura del Partido Comunista. Entre 1993 y 2004 fue,
sucesivamente, embajador alterno y embajador ante la
Organización de Naciones Unidas y desde hace cinco años es
viceministro primero de la cancillería.
En
2006 Rodríguez ejecutó una delicada tarea diplomática, al
viajar como comisario político de la brigada médica que
acudió a Pakistán a socorrer a las víctimas de un
terremoto. La misión marcó un punto de viraje en la política
hostil hacia Cuba, que entonces había asumido el gobierno
de Pervez Musharraf, aliado de Estados Unidos.
De
trato afable y discreto, Rodríguez se sienta ahora en el
sillón que ocuparon también Raúl Roa, el patriarca de la
diplomacia posrevolucionaria cubana; Isidoro Malmierca,
padre del actual ministro de Comercio Exterior, Rodrigo
Malmierca, y Ricardo Alarcón, un experto en la política
estadounidense.
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