Capitalismo
de dientes apretados y represión
Por
Franck Seguy (*)
La
Breche / Correspondencia de Prensa, 12/06/09
Traducción
de Ernesto Herrera
El 5
de mayo último, el Parlamento de Puerto Príncipe estableció
una ley sobre el salario mínimo. El 13 de mayo, la asociación
de burgueses–latifundistas se pronuncia claramente, sin
asombrar nadie: "Haremos todo lo que está en nuestro
poder para impedir que el Presidente de la República
promulgue esta ley".
El
jefe del Estado, fiel a su misión de gerente de los asuntos
de la clase burguesa, tergiversa ante la única
responsabilidad que le incumbe en la circunstancia: hacer
llegar esta ley al Diario Oficial a efectos de su promulgación.
Un
mes después, es el campo popular, con los universitarios
progresistas a la cabeza, que se lanza a las calles para
exigir nada más que la aplicación de la ley. Y este pequeño
ejercicio – que tendría que ser un acto simple en esta
democracia concebida en los pasillos de la ONU, supervisada
por los tanques y las armas del Minustah (fuerza de ocupación
colocada bajo el mando del ejército del gobierno Lula) –
se convierte en un nudo gordiano.
De
esta manera queda definida la división social en dos campos
y delimitada la guerra de las clases.
De
una parte los burgueses–latifundistas,
dominantes–explotadores, su Estado/Gobierno, su arsenal
ideológico y agentes de control (funcionarios de toda
clase, medios de comunicación, sociedad civil en general),
de otra parte, en frente, los obreros y el campo
popular y progresista.
Muchas
observaciones merecerían indicarse. Pero no hay tiempo,
dado que hay jóvenes encerrados en prisión bajo la única
acusación de exigir la aplicación de la ley.
Algunos
profesores son buscados activamente por el Minustah,
acusados ser el cerebro que incita a la rebelión. Todas las
noches, el Minustah y la Policía nacional proceden a
detenciones clandestinas e ilegales. Aún ayer (martes 9 de
junio), un anciano murió bajo el efecto de los gases lacrimógenos
"democráticos" ultratóxicos.
Ayer,
la manifestación de los estudiantes era obstaculizada antes
incluso de haber podido ganar las calles. Las fuerzas del
orden burgués, dientes apretados, buscan
contenerlo todo. Pero mientras tanto, los alumnos de
secundaria ganaron las calles. El Minustah no lo había
previsto. A su manifestación se han incorporado otras
personas hasta convertirla, rápidamente, en una multitud.
El
Minustah y la Policía nacional no consiguieron hacer mejor
cosa que asesinar a un anciano a golpe de gas lacrimógeno
"democrático" en la Calle de la Reunión,
secuestrar algunos jóvenes y, sobre todo, bombardear con su
gas lacrimógeno "democrático" ultratoxique, el
Hospital de la Universidad de Estado de Haití y a sus
enfermos. Eso no asombra nadie: desde un cierto tiempo,
solamente los más pobres frecuentan este hospital, que
antes estaba entre los mejores del Caribe.
Todo
esto pasó ayer. ¿Esta mañana, cual era el gran título de
actualidad? "Por qué atacar la Fokal (la fundación de
la señora del Primer Ministro, financiada por George Soros)?"
Este título, por indecente que sea, no debe sorprender a
nadie, basta con recordar que esta radio (que anunciaba la
noticia) se fundó durante el golpe de Estado de
1991–1994, el más sangriento de nuestra historia. De allí
que se comprende que Gramsci no bromeaba cuando señalaba
que los medios de comunicación forman parte de los
difusores de la ideología dominante. ¿No es así Sr.
Dandin?
¿Lo
ocurrió algo a la Fokal, la fundación financiada por Soros?
Por supuesto. Una de sus ventanas se rompió, no ayer, sino
la semana pasada. Y para cualquier persona que preste atención,
es obviamente imposible que tanto una bala perdida como una
de las piedras lanzadas hacia el Minustah o la Policía,
haya conseguido tal obra maestra. Sería necesario pagarle a
un arquitecto para trazar esta obra de arte contra la
ventana. Pero los medios de comunicación hicieron su
mantequilla en el objetivo de ocupar a la opinión pública
con una cuestión menor sobre un cristal roto, intentando así
relegar al segundo plano los millones de vidas humanas que
dependen de la promulgación de la ley sobre el salario mínimo.
"Una
prima de riesgo para el Fokal" forma parte de las cláusulas
que habían llevado a la directora de la fundación de Soros
a invertir en Primature, el servicio de los grandes
burgueses en sus asuntos privados. Otra ocasión no faltará.
De modo que no hay ninguna duda: dentro de unos días o las
próximas horas, la Fokal, se hará romper aún artísticamente
una silla, un cristal, la puerta. o algo que la imaginación
más fértil pueda sugerir, para achacar la responsabilidad
sobre los alumnos o los estudiantes. o incluso los
profesores.
En
el ejercicio de criminalizar a los pobres, los (verdaderos)
criminales no los vacilarán ante ningún medio. Entre los
medios ya utilizados, conviene mencionar la infiltración de
las manifestaciones de estudiantes por provocadores que se
dicen también estudiantes. Éstos tienen la misión de
romper algunos cristales de coches, con el fin de diluir las
protestas populares y desviar la atención una vez más
hacia algo absolutamente
privado de sentido, pero capaz de criminalizar a los
estudiantes.
Pero
parece que los burgueses–latifundistas tienen enormes
dificultades en esta coyuntura. Hasta ahora, aún no
consiguieron producir contra–manifestaciones. ¡Su posición
contra los 200 gourdes (4,76 dólares) de salario mínimo es
indefendible! Pero consiguen a pesar de todo otra cosa:
movilizar a los negociantes de manifestaciones estudiantiles
que se ilustran en un cierto "Grafneh" (Gran
Frente Nacional de Estudiantes Haitianos) y actualmente en
los "Jóvenes
en democracia". Estas especies inquietantes para el género
humano no tienen el valor de organizar su manifestación
contra los obreros. Ellos mismos surcan preferiblemente los
manifestaciones estudiantes sin manifestar. Esperan la
llegada de sus periodistas para ofrecer entrevistas. Así
pues, esperan colocarse como protagonistas en la crisis.
Es
un punto que merecería francamente profundizarse
seriamente. Lo que no se podrá desgraciadamente hacer aquí.
El capitalismo neocolonial produce una tal desesperación en
Haití que obliga a los jóvenes a trabajar en todas las
direcciones posibles.
Un
gran número, principalmente de jóvenes campesinos, se hace
matar en República Dominicana en las plantaciones de caña
de azúcar. Una parte se ofrece como comida de los tiburones
intentando ganar las costas de Florida sobre frágiles
embarcaciones. Otra parte elige luchar para cambiar las
cosas.
Se
los encuentra cada día en las calles, haciendo frente a
todos los peligros. Se les encarcela y se les pega por parte
de la Policía de los burgueses y el Minustah, de los
capitalistas extranjeros. Pero resisten y están
construyendo las luchas que contribuirán ciertamente a
hacer brillar la esperanza. No esta esperanza noble, utópica
pero al mismo tiempo paralizante e inerte de Ernst Bloch,
como diría a István Mészáros, sino esta esperanza que
estimula el trabajo continuo de la acción emancipadora.
Pero
hay otra categoría muy peligrosa que, en esta situación,
elige el campo de la corrupción. Son ellos los negociantes
de manifestaciones. Estudiantes amarillos. Secuaces de los
burgueses, se hacen ver cada vez que la ocasión se
presenta. Y están listos a todo. Que hacen de
rompe–huelgas. Quiénes se venden al mejor postor. Esta mañana
10 de junio, por ejemplo, los estudiantes de la Facultad de
Etnología han sorprendido a uno de ellos intentando entrar
un arma en el recinto de la facultad. Estaba por ser
reconocido y denunciado, cuando bajo una lluvia de bolas inédita,
el Minustah ha dispersado a la muchedumbre para rescatarlo.
Es
pues una situación crítica que se dibuja en el país. El
Minustah circula con una lista de profesores para
asesinarlos. Los busca principalmente en las facultades de
Etnología y de Ciencias Humanas y también de Medicina y
Farmacia. Estos profesores están en una lista señalada
como "Rebeldia" en posesión de los soldados
brasileños. Se les acusa de ser insumisos. Los burgueses
tienen una incapacidad genética de prever la posibilidad
que un movimiento pueda desplegarse sin que haya una figura
conocida a su cabeza. No es una simple casualidad que toda
la historia burguesa se escriba linealmente y sólo habla de
la epopeya de los grandes hombres. Fieles a Hegel, rechazan
a las masas en la historia. Qué más da su número, son una
cantidad desdeñable.
El
actual Gobierno en función en Puerto Príncipe, es claro
sobre un punto: no llegará a lo que su antecesor en abril
2008. Traducido: no hará ninguna concesión a los
trabajadores. Y hará lo inimaginable para mantenerse al
poder. Se mató a un estudiante ésta tarde. Mientras que
según toda la información, no hacía más que reingresar a
su casa.
Los
medios de comunicación burgueses intentan ocupar los espíritus
con cosas ociosas y evasivas que pasan en Puerto Príncipe.
En esta guerra, los burgueses–latifundistas son los más
astutos. Ya concluyeron que no hay forma de dar marcha atrás
sobre la ley el salario mínimo. Pero nada los hará estar
de acuerdo en ceder una pulgada de terreno. Toda retirada
del capitalista no es más que un repliegue para impulsarse
mejor. Ya comienzan a solicitar otras concesiones a cambio
de los 200 gourdes: franquicia aduanera, exención de
contribución a los fondos de jubilaciones de los
trabajadores durante 3 años, reducciones de los gastos de
electricidad. y muchas otras concesiones cuya suma terminaría
por multiplicar por 15 a 20 sus ganancias actuales.
Para
comprender su razonamiento, bastaría con recordar que
cuando el salario mínimo diario era de 15 gourdes, el
obrero tenía un poder adquisitivo de 3 dólares. Cuando el
salario mínimo se colocó a la altura de los 70 gourdes,
como es el caso, el dólar vale este mes de junio alrededor
de 42 gourdes. Lo que supone que los 70 gourdes fueron,
realmente, una disminución en vez de ser un aumento del
salario. Los 200 gourdes valdrán cerca de 4,75 dólares
este mes de junio. Pero sería necesario y prudente, saber
su valor real, por ejemplo, de aquí a finales del año. De
modo que la verdadera lucha de los trabajadores no podía en
ningún caso ser una lucha por el aumento de salario. Los
trabajadores deben simplemente reclamar la abolición del
trabajo asalariado. Puramente. Y simplemente. He aquí la
agenda revolucionaria ante el capitalismo neocolonial
haitiano de dientes apretados y represión.
(*)
Sociólogo haitiano.
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