Apuntes
desde la resistencia hondureña (I)
La resistencia en una encrucijada política
Por
Santiago
Desde una Honduras en lucha, 26/07/09
“Este movimiento no se detendrá
y el que se le oponga se le aplastará”
(Canto
garífuna)
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Video Zelaya
pide negociar con los militares |
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Zelaya
cruza un instante la frontera para negociar:
"Yo quiero hablar con el Estado Mayor para ver si se puede
arreglar esto... Las Fuerzas Armadas son una institución...
los políticos ponen a los militares a dar los
golpes..."
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La lucha del
pueblo hondureño contra el golpe militar cumple con todos
los requisitos para ser calificada de heroica. Al momento de
escribir estas líneas se contabilizan 29 días de
movilizaciones continuas contra los golpistas, y a pesar de
los cientos de detenidos, decenas de heridos y varios
muertos que ha provocado la represión militar, el pueblo
hondureño no desiste en su pelea contra el régimen de
facto y por la restitución de Mel Zelaya.
Pero
más allá del espíritu combativo de la resistencia hondureña,
la lucha de clases tiene una ley inexpugnable: lo
que no avanza, retrocede. Y esto parece estarle
ocurriendo a la resistencia hondureña. Cada día que
transcurre, los golpistas se consolidan en el poder y esto
comienza a generar una creciente incertidumbre entre los
manifestantes anti-golpistas, quienes observan que las
marchas y bloqueos no terminan por derribar al gobierno de
Michelletti. Con esto no queremos decir que hay derrotismo o
escepticismo, pero si comienza a propagarse una creciente
duda sobre hacia dónde va la resistencia.
Esto
se debe principalmente a la nefasta política que han
impulsado Zelaya y sus principales voceros dentro de la
resistencia (que son mayoría en el Frente de
Resistencia), que en esencia consiste en presionar desde
adentro al gobierno golpista para obligarlo a
negociar en los foros internacionales. (1)
Lo
anterior se traduce en la inexistencia
de una política que apunte a la derrota total del régimen
golpista, que no puede ser otra que la realización de
una huelga general. Por el contrario, la verdadera
política (no la que se agita, sino la que se lleva a
cabo) de las direcciones melistas consiste en “aguantar”
en las calles hasta que Mel retorne a Honduras a
“rescatar” a su pueblo.(2)
Esta
nueva variante de “caudillismo mesiánico” es un
verdadero callejón sin salida para la resistencia.
En primer lugar porque resulta claro que Zelaya no tiene la
menor intención de ingresar realmente a territorio hondureño y ponerse al frente de una
insurrección contra el régimen de facto. Se lo impide
su naturaleza burguesa, que instintivamente le lleva a
rehuirle a las movilizaciones populares como a la fiebre
porcina. Sus intentos de ingresar a Honduras no son más que
simples shows mediáticos para presionar a los golpistas a
negociar (¡utilizando a las masas como carne de cañón!).
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Video |
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Junto
con esto, la sola entrada de Zelaya para nada significaría
la rendición de los golpistas, especialmente si se
considera que todos sus llamados han consistido en apelar
a la resistencia pacífica, algo que de seguro les
resulta muy conveniente a todos los “gorilettis” que no
han dudado en usar las armas cuando lo consideran necesario.
Finalmente
la reducción personalista de la resistencia tiende a despolitizar
la lucha, poniendo las movilizaciones en función del
retorno de Zelaya, sin contemplar reivindicaciones de carácter
estratégico, tales como la convocatoria a la
Asamblea Constituyente y el castigo a tod@s l@s golpistas.
La
más reciente muestra de lo errática que resulta esta
dirección melista fue la realización de una marcha
totalmente improvisada para recibir a Zelaya en el puesto
fronterizo de Las Manos (a más de 100 Km de Tegucigalpa). A
pesar de que la orientación del Frente de Resistencia era
que el jueves 23 y viernes 24 de julio se llevarían a cabo jornadas
de lucha en preparación a la huelga general, el viernes
en la mañana las direcciones pro-zelayistas dejaron de lado
los bloqueos y se fueron en caravana a recibir a Mel.
A sabiendas de que
esto iba a ocurrir, el gobierno golpista instaló retenes
militares en las zonas aledañas al puesto fronterizo, pero
dejó pasar a los manifestantes por varios de ellos. Luego
reinstaló los retenes, empezó una feroz represión contra
los marchantes y decretó un prolongado toque de queda que
ya lleva más de dos días, tiempo durante el cual los
manifestantes han quedado atrapados (sin alimentos y a la
intemperie) y muchos han tenido que huir a las montañas
para escapar de la represión.
De
acuerdo a la información que hemos podido obtener, hay
decenas de detenidos y heridos, un manifestante apareció
muerto con 47 puñaladas pocas horas después de ser
detenido por la policía y
la gran mayoría de la dirección del Frente de Resistencia
se encuentra atrapada en una ratonera gigante.
Esta
pésima orientación política de la dirección
melista está poniendo en jaque la continuidad de la
lucha contra el golpe. Y es que además de la
posibilidad de que buena parte de la dirigencia sea
encarcelada o golpeada (3), también se trajo abajo la reunión
nacional del Frente en la que se iba a discutir la posible
realización de la Huelga General contra el golpe. Además,
la gravedad de la situación obliga a que todos los
esfuerzos inmediatos del Frente de Resistencia se enfoquen
en la presión política al gobierno golpista para que
permita la salida de los manifestantes de la zonas
militarizadas, lo que indudablemente producirá un retroceso
en las movilizaciones.
El
sometimiento del movimiento anti-golpista a la dirección
política de Zelaya está conduciendo al desgaste y a la
desmoralización a la resistencia. La única forma de
retomar el rumbo es con la total independencia del Frente
de Resistencia de cualquier dirección burguesa o reformista,
y con la realización de una verdadera huelga general. Pero esta reorientación política debe producirse cuanto
antes, debido a que en situaciones tan intensas de la lucha
de clases cada segundo puede resultar determinante.
Notas:
1.- Por este motivo las direcciones melistas dentro del
Frente sostuvieron una política ambigua frente a la mediación
de Arias, donde condenaron la propuesta de los siete puntos
pero no la aceptación inicial de la misma por parte de la
delegación de Mel Zelaya.
2.- Consignas como “Urge Mel” o “Mel amigo, el
pueblo está contigo”, además de las camisetas impresas
con el rostro de Zelaya en un formato claroscuro al estilo
“Che Guevara”, dan cuenta de cómo las direcciones
liberales y melistas en la resistencia se han encargado de
personalizar (y despolitizar) la lucha contra el golpe
militar y presentar a Zelaya como un caudillo libertador.
3.-
Nuestra percepción inicial es que este operativo militar no
tiene como fin masacrar a la resistencia y a su dirección,
sino reprimir para desmoralizar (aunque esto pueda provocar
algunas muertes). De hecho han comenzado a liberar a algunos
de los detenidos, pero en este tipo de acontecimientos nada
es descartable.
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