La
diplomacia regional busca otra salida para la encrucijada
Hay
objeciones a las posturas de EE.UU. y también
al papel de mediador del presidente Arias
Por
Ana Barón
Corresponsal en EEUU
Clarín, 02/08/09
Washington.–
En una nueva muestra de las tensiones que ha creado en
Washington el golpe encabezado por Roberto Micheletti en
Honduras, el líder de la minoría republicana del Comité
de Relaciones Exteriores del Senado, el poderoso Richard
Lugar, envió una carta a Hillary Clinton pidiéndole
explicaciones sobre la política que está instrumentando.
Lugar advierte en su carta que "estas explicaciones
podrían mejorar las perspectivas de que las nominaciones
del Subsecretario para Asuntos Hemisféricos, Arturo
Valenzuela, y las de los embajadores de EE.UU. para Brasil y
para México, Tom Shannon y Carlos Pascual sean aprobadas
antes de que el Congreso entre en receso", el 7 de
agosto.
Estas
nominaciones fueron bloqueadas por el senador John DeMint,
quien junto a otros republicanos, considera que la expulsión
del presidente Manuel Zelaya fue constitucional y que la
diplomacia estadounidense no puede estar apoyando a un
aliado de Hugo Chávez y de Daniel Ortega, ambos
"enemigos de EE.UU.". El hecho de que el canciller
venezolano Nicolás Maduro aparezca continuamente junto a
Zelaya favorece su argumento.
En el mes
transcurrido desde el golpe, no sólo aparecieron
divergencias en Washington sino también en el grupo de los
golpistas y en las fuerzas de Zelaya. Estas grietas
complican la situación y favorecen la permanencia del
golpista Micheletti en el poder y, consecuentemente, la trágica
represión de los seguidores de Zelaya.
Después de
que sus asesores dijeron a la prensa internacional que
estaba dispuesto a aceptar el retorno de Zelaya el jueves,
Micheletti descartó esta posibilidad el viernes cuando,
ordenando una de las peores represiones contra los
seguidores del presidente depuesto, afirmó que, si regresa,
será sometido a juicio. "Bajo ninguna circunstancia
dejaremos que asuma el gobierno", dijo. En ese
contexto, la reunión extraordinaria del Consejo ejecutivo
de la OEA, que tenía que tener lugar justamente el viernes
por la tarde, fue postergada para mañana. "Concluimos
en que no había nada que decir ya que las negociaciones
sobre la propuesta del presidente Oscar Arias continúan",
dijo a Clarín un diplomático latinoamericano.
"Para
mi la mediación de Arias ya ha fracasado, pero aún nadie
se atreve a darle el certificado de defunción", dijo
otro diplomático, más pesimista que el primero. "Hace
ya un mes que se produzco el golpe y todavía no veo la luz
al final del túnel. Todo lo contrario", aseguró. ¿Qué
hacer entonces de ahora en más? La cancillería argentina
considera que la OEA debería adoptar una resolución que
diga claramente que cualquier gobierno elegido en elecciones
organizadas por el gobierno golpista de Roberto Micheletti
no será reconocido. Los países del Mercosur estarían de
acuerdo. Pero, si van a votación, ¿tendrán los votos
necesarios para que esta resolución sea aprobada?
El gobierno
de Obama se unió a América Latina al condenar el golpe y
votar a favor de la expulsión de Honduras de la OEA, pero
frente a la oposición republicana, la situación interna se
la ha complicado.
La decisión
estadounidense de nombrar a Oscar Arias como mediador fue
unilateral. Si bien los países de la OEA la apoyaron, ahora
algunos diplomáticos piensan que hubiera sido mejor dejar
todo en manos de la región. Recuerdan que la crisis
provocada por el ingreso de fuerzas colombianas a Ecuador
fue resuelta en una reunión del grupo Río en la que el
presidente Alvaro Uribe pidió disculpas. También evocan el
modo en que se evito una guerra civil en Bolivia cuando
frente a las fuerzas separatistas Unasur le dio su apoyo
incondicional a Evo Morales.
Mas aún,
para algunos observadores la mediación de Arias fue una
mala idea ya que dio al gobierno de Micheletti cierto
reconocimiento. Hasta ese momento, muchos países,
incluyendo Argentina, venían oponiéndose a cualquier tipo
de negociación con los golpistas. Y actualmente Brasil
sigue insistiendo con que no se le pueden imponer al regreso
de Zelaya tantas condiciones. De todos modos la situación
es tan fluida que no habría que descartar ningún tipo de
desenlace. El peor de todos, sin duda, es que el conflicto
se agrave y Honduras ingrese en un especie de guerra civil.
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