El
aislamiento del país conduce la economía hacia el abismo
El
PIB ya ha retrocedido un 6% desde
el golpe del 28 de junio
Por
Verónica Calderón
El
País, 13/08/09
El
golpe de Estado que en junio pasado depuso al presidente
Manuel Zelaya y estableció el Gobierno de hecho de Roberto
Micheletti ha dejado a Honduras como un paria en la escena
internacional. Ningún país ha reconocido su Gobierno. La
crisis política ha supuesto un duro revés para la de por sí
débil economía hondureña. Por lo pronto, ya ha costado a
los hondureños un 6% de producto interior bruto (PIB). Y si
las huelgas y los bloqueos que han promovido los
simpatizantes de Zelaya continúan, la pérdida será, por
lo menos, de un 8%.
Honduras
es el segundo país más pobre de Centroamérica y el
tercero de América Latina. El salario mínimo mensual es de
unos 170 euros. Cinco de cada 10 de sus habitantes viven en
la pobreza y de ellos, cuatro en la indigencia. El 20% de
sus ingresos provienen de la ayuda exterior. El Banco
Mundial (BM) y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID)
anunciaron en julio la suspensión de ayudas de 470 millones
de dólares (unos 330,4 millones de euros). La Unión
Europea ha congelado una partida de ayuda presupuestaria
directa al Gobierno de Tegucigalpa y anunció en julio que
dejaría “en el mínimo posible” su representación
diplomática en Tegucigalpa.
Además,
el presidente venezolano Hugo Chávez ha suspendido el
suministro de petróleo, equivalente a unos 1.500 millones
de dólares (unos 1.054 millones de euros) anuales y los créditos
de hasta 130 millones de dólares (unos 91 millones de
euros) que había prometido enviar a Honduras desde su
afiliación en octubre pasado a la Alternativa Bolivariana
para las Américas (ALBA). Aun con estas ayudas, Zelaya dejó
a su país con una deuda interna de un 25% de su PIB.
Las
suspensiones pintan un panorama sombrío para un país que
subsiste gracias a sus exportaciones, de café y plátano
principalmente; al turismo, que ha caído un 70% desde el
golpe de Estado, y al envío de remesas, un sector ya
golpeado por la recesión de EE UU, el principal destino de
los inmigrantes hondureños.
Honduras
había mantenido un crecimiento de hasta un 6% entre 2004 y
2007. La crisis ya le había costado un retroceso: sólo
creció un 4,2% en 2008. En este año, el mejor de los pronósticos
apunta a un retroceso de un 2%. Las secuelas del golpe
causarán que la recuperación lleve hasta “cuatro o cinco
años”, según apunta la depuesta ministra de Finanzas
hondureña, Rebeca Patricia Santos. Por lo pronto, la meta
económica del Gobierno de hecho es resistir seis meses sin
ayudas exteriores, hasta las elecciones presidenciales
programadas para noviembre, un reto que a decir de la
ministra de Finanzas de Micheletti, Gabriela Núñez, se
antoja “enorme”.
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