La
OEA se fue de Honduras sin resultados
Por
María Laura Carpineta
Página
12, 27/08/09
Micheletti
rechazó el Acuerdo de San José. De nada sirvió la presión
que ejerció a último momento Washington. Esta mañana el
Departamento de Estado informó que suspendía todas las
emisiones de visa a hondureños a partir del día de hoy.
Otra
vez la desilusión se apoderó de los hondureños. A pesar
de la creciente presión internacional y los llamados al diálogo
de varios sectores golpistas, la misión de los cancilleres
de la OEA anunció ayer que dejaba el país con las manos
vacías; el presidente de facto Roberto Micheletti rechazó
el Acuerdo de San José, redactado por el presidente
costarricense Oscar Arias. De nada parece haber servido la
presión que ejerció a último momento Washington. Esta mañana
el Departamento de Estado informó que suspendía todas las
emisiones de visa a hondureños a partir del día de hoy.
“Vamos a revisar nuestra política de visas en apoyo de la
misión de la OEA y como consecuencia de la renuencia del régimen
de facto de Honduras a firmar el Acuerdo de San José”,
explicó, temprano, el vocero Ian Kelly. Otra vez, los
golpistas hondureños demostraron que no les tienen miedo a
las sanciones de Estados Unidos.
Micheletti
marcó el humor de la jornada. No bien recibió a los
cancilleres latinoamericanos en el Palacio de Gobierno, dejó
en claro que no iba a tolerar ultimátum. “Este es un país
soberano, aquí nadie puede venir a imponernos absolutamente
nada”, les dijo el dictador a sus invitados. Los
cancilleres estaban allí para preguntar, por última vez,
si el gobierno de facto aceptaba o no el plan ideado por el
Premio Nobel de la Paz Oscar Arias. Micheletti no dio una
respuesta directa frente a las cámaras, pero no dejó mucho
lugar a la duda. “No tenemos miedo al embargo de nadie.
Podemos salir adelante sin el apoyo de ustedes”, aseguró.
La nueva sanción de Estados Unidos no había surtido
efecto.
A
primera hora el Departamento de Estado había anunciado que
ponía bajo revisión todo su servicio de visas en el país
centroamericano. “Vamos a suspender los servicios de visa
no urgentes, para los no inmigrantes a partir del 26 de
agosto”, explicó el vocero Ian Kelly. La medida no
alcanza a los funcionarios o ciudadanos que ya tienen una
visa, pero sí a los más de 30 mil hondureños que todos
los años hacen el trámite para viajar al país del Norte.
Además
del descontento de los zelayistas, organizaciones sociales y
defensores de derechos humanos, la dictadura hondureña
deberá ahora enfrentar el malestar de las miles de personas
que no podrán visitar a sus familiares en Estados Unidos. Más
de un millón de hondureños viven allí.
La
posibilidad de una mayor resistencia no pareció movilizar a
Micheletti, quien tampoco respondió a la mayor prudencia y
moderación de la OEA. Después de la fallida primera misión,
el secretario general José Miguel Insulza había cambiado
su estrategia. Desaceleró los tiempos para dar espacio a
las negociaciones y aceptó sentarse a hablar con todos,
zelayistas y golpistas.
Según
confió a este diario una fuente diplomática del gobierno
legítimo de Manuel Zelaya, durante las últimas dos semanas
sectores golpistas negociaron en secreto en la embajada
estadounidense en Tegucigalpa. “Había algunos grupos que
habían empezado a aflojar y aceptaban la vuelta de Zelaya,
si la comunidad internacional garantizaba que tendría límites”,
explicó la fuente, que no está autorizada para hablar
oficialmente. “No sé qué cambió en las últimas
horas”, reconoció.
Al
final de la tarde, el vocero de la misión de la OEA y
canciller de Costa Rica, Bruno Stagno, también advirtió
que existen distintas posiciones dentro del régimen de
facto. “La mayoría de los actores expresó su conformidad
con los fundamentos del acuerdo”, explicó el funcionario
de Arias. Según el análisis de la OEA, esos grupos quieren
más garantías de la comunidad internacional, especialmente
en cuanto a la amnistía general y al regreso de Zelaya. El
fin de semana el mandatario derrocado había hablado en
Radio Globo, uno de los pocos medios hondureños contrarios
al golpe, y había prometido juzgar y condenar a todos los
que participaron o apoyaron la dictadura de Micheletti.
A
pesar de esas palabras, uno de los referentes del
empresariado hondureño pro–golpe dejó atrás su
intransigencia. “La empresa privada ha sido muy clara en
decir que nosotros apoyamos al Acuerdo de San José. Si el
acuerdo llama a que, bajo ciertas condiciones, el presidente
regrese, la empresa privada va a estar totalmente de
acuerdo”, aseguró a Radio Globo Jesús Canahuati,
presidente de la Asociación de Maquiladores de Honduras,
una de las entidades empresariales que financió el lobby
golpista en Washington. La misma radio informó ayer que la
Iglesia Católica y la Protestante también habrían
adherido al Acuerdo de San José. De ser así, la dictadura
estaría empezando a perder apoyos clave.
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