Tegucigalpa.– El Frente Nacional de Resistencia Popular contra el golpe de
estado (FNRP) realiza un intenso proceso de consulta a sus
miembros en toda Honduras para definir su posición frente a
diálogos promovidos por actores internos e internacionales
en busca de una salida pacífica a la crisis.
La unidad de "la resistencia" es "granítica y firme",
dijo el diputado del izquierdista y opositor partido
Unificación Democrática (UD), Marvin Ponce, pese a la
diversidad de sectores sociales y políticos que se
aglutinaron minutos después de conocida la captura y
expulsión a Costa Rica del presidente Manuel Zelaya, el 28
de junio.
"Estamos en consultas para decidir cómo y con qué posición vamos a
participar frente a las diferentes propuestas de solución
al conflicto", dijo Ponce a IPS este viernes, bajo la
atenta mirada y escucha de un pelotón de policías que poco
antes habían dispersado violentamente a unos 300 miembros
de la resistencia frente a la embajada de Estados Unidos y
en las inmediaciones de la legación de Brasil, donde se
encuentra refugiado Zelaya desde el 21 de septiembre.
Según Ponce, los sectores que conforman la resistencia son UD, el
Movimiento de Liberales contra el Golpe, un sector del
Partido Innovación y Unidad Socialdemócrata (PINU), las
tres centrales obreras, la Federación de Organizaciones
Magisteriales, un grupo de cooperativas, el Bloque Popular
(unión de sindicatos de instituciones estatales autónomas)
y la Coordinadora Nacional de Resistencia Popular.
La convergencia de estas organizaciones, integradas por unos 100 mil
miembros, se produjo alrededor de dos puntos: el retorno al
país y la restitución en el cargo del presidente Zelaya y
la convocatoria de una Asamblea Nacional Constituyente que
elabore una carta magna para refundar sobre nuevas bases la
nación hondureña, subrayó Ponce.
Versiones de la prensa local insistían este viernes que la aceptación de
Zelaya del plan propuesto por el mandatario costarricense Óscar
Arias para resolver la crisis indicaría que desiste de su
proyecto de convocar una constituyente.
La propuesta de Arias, formulada en julio, planteaba que la restitución de
Zelaya como mandatario de Honduras debía acompañarse de su
renuncia a todo intento de reformar la Constitución, entre
otros puntos.
"Esta es una interpretación subjetiva, el mismo presidente de Costa
Rica ha dicho que su propuesta no está escrita en piedra y
que se puede eliminar o agregar puntos para adaptarlos a la
realidad", comentó Ponce.
Para Koritza Díaz, ex presidenta del Colegio (sindicato) de Profesores de
Educación Media, es natural que en un movimiento social tan
grande y de acción tan prolongada como la resistencia haya
ideas encontradas en algunos momentos.
"La resistencia tiene puntos de corto, mediano y largo plazo. La presión
popular con marchas diarias en las calles de Tegucigalpa ha
impedido una consolidación del gobierno usurpador. La
presencia de Zelaya y su restitución en el cargo es el
primer punto de la agenda del país y ha desplazado de la
opinión pública a la campaña electoral", indicó Díaz.
"El gobierno de facto tuvo que decretar un estado de sitio para
intimidarnos y frenar esta vigorosa protesta, nunca antes
vista en el país", agregó la dirigente en medio de un
forcejeo con la policía.
Luego de quitarse un pequeño cartel que tapaba su boca con la leyenda
"No al golpe", la activista explicó que el punto
de corto plazo es el retorno y restitución en el cargo de
Zelaya "que hemos logrado en un 50 por ciento",
cuando el mandatario depuesto y deportado retornó al país
el 21 de septiembre.
"Luego sigue impulsar la Asamblea Constituyente y, en el largo, es esta
lucha de nuevos partidos y gremios por una democracia real
en Honduras, no solo esa democracia de ir a votar cuatro años,
sino la verdadera solución de los problemas del país, en
particular un radical combate a la pobreza y la corrupción",
añadió.
Mientras Díaz hablaba con IPS, llegaron unas 20 activistas del Centro de
Derechos de la Mujer, que se autodenominan "Feministas
en Resistencia", vestidas de negro, con claveles y
otras flores blancas en sus manos, formaron dos filas y
comenzaron a cantar el Himno Nacional.
De inmediato fueron cercadas por un contingente de policías y, mientras
eran empujadas, comenzaron a cantar "nos tienen miedo,
porque no tenemos miedo". Posteriormente, ante la presión
policial, optaron por marcharse.
El régimen habla de diálogo y "mire cómo impiden nuestro derecho a
protestar contra esta situación. Proponen un diálogo
cuando nos apuntan con sus fusiles", dijo Regina
Fonseca, una feminista en resistencia. Luego se volvió al
jefe policial que dirigía el operativo: "Mirá, perro,
mejor defendé la democracia". El oficial respondió
con una sonrisa.
El parlamentario Ponce admitió la fluidez de los acontecimientos tras el
sigiloso retorno de Zelaya, al grado que, en medio de un
ambiente de confrontación y zozobra, surgieron unas cuatro
iniciativas de diálogo, mientras hace un par de semanas
solo estaba sobre la mesa, y estancada, la propuesta de
Arias.
Lluvia
de intentos
La primera iniciativa fue la del obispo auxiliar de Tegucigalpa, Juan José
Pineda, quien dialogó con Zelaya en la sede diplomática
brasileña y posteriormente con el presidente de facto
Roberto Micheletti, en la Casa de Gobierno, y con ello
comenzó a erigirse como mediador.
Pineda comenzó hablando de un "Plan Arias II" el miércoles, pero
24 horas después se refirió a un "Plan de
Tegucigalpa", como solución hondureña a los problemas
propios y mensaje a la comunidad internacional.
Ponce y Díaz coincidieron en que el diálogo propuesto por Pineda puede ser
una trampa de los "golpistas" para provocar un
quiebre en la unidad lograda entre el movimiento popular y
los liberales seguidores de Zelaya, ganar tiempo y
consolidar el gobierno de Micheletti.
La jugada apuntaría a conseguir el reconocimiento internacional de los
comicios programados para el 29 de noviembre y del nuevo
gobierno que surja de ellos, lo que significa la continuidad
de los "grupos fácticos de poder", que confirman
los dos partidos tradicionales ––el centroderechista
Liberal de Zelaya y Micheletti (PL) y el derechista
Nacional–– y las elites empresariales que controlan el
poder desde el restablecimiento de la democracia, en 1982.
También surgió la iniciativa de cuatro de los seis candidatos
presidenciales que inicialmente se reunieron en San José
con Arias y se comprometieron a interponer sus "buenos
oficios" para sentar en una mesa de diálogo a Zelaya y
Micheletti.
El empresario Adolfo Facussé, presidente de la Asociación Nacional de
Industriales y vinculado al golpe, propuso por su parte en
unas reuniones auspiciadas por el embajador de Estados
Unidos en Tegucigalpa, Hugo Llorens, que Zelaya fuera
restituido en el cargo por unos días y luego se lo
recluyera en detención domiciliaria hasta que hubieran
pasado las elecciones.
La filial hondureña de la alemana Fundación Friedrich Naumann, dedicada a
la promoción de la ideología liberal, sugirió un plan de
cinco puntos, que comprende la renuncia a la Presidencia
tanto de Micheletti como de Zelaya, y el nombramiento en el
cargo del siguiente en la línea de sucesión constitucional
para distender la situación y conducir al país hacia las
elecciones.
Ante todas estas iniciativas, un ex funcionario de Zelaya, Francisco Sibrián,
opinó que difícilmente puede haber fisuras en la
resistencia.
"La base social son unos 60 mil maestros del sistema educativo primario
y medio, quienes en su mayoría son liberales, y todos
coinciden en que hubo golpe de Estado y que es urgente
revertirlo con el restablecimiento del presidente Zelaya en
el cargo", comentó.
"Nos intentan dividir, fraccionar, para debilitarnos, pero no lo van a
lograr, porque los liberales somos antigolpistas históricamente",
agregó Sibrián, quien fue titular de la Oficina Normativa
de Contratación y Adquisiciones del Estado.
Según el legislador Ponce, una opción que cobra fuerza dentro de la
resistencia es que, una vez restituido Zelaya en su cargo,
se cree un frente amplio en torno a la candidatura
independiente del sindicalista Carlos Reyes o del candidato
de UD, César Ham.
Ham tiene más peso electoral y Reyes, sindical, opinó. Pero "César
Ham está dispuesto a deponer su candidatura presidencial y
que todos trabajemos intensamente por Reyes", agregó.
El liberal Sibrián declaró que no trabajará por el candidato del PL, Elvín
Santos, porque respaldó el golpe de Estado. "Siento
que el presidente Zelaya y nosotros, sus seguidores, estamos
de acuerdo en apoyar a Carlos Reyes", sostuvo.
El abogado Rasel Tomé, coordinador de la comisión de diálogo de Zelaya,
dijo que se mantiene la voluntad de conversar y cesar la
confrontación, posición tiene el apoyo de Estados Unidos,
la Unión Europea, Brasil y otros países latinoamericanos.
"La resistencia no tiene aislado al presidente Zelaya, eso es falso, el
diálogo pasa por su liderazgo, que es respetado y por eso
el retornó al país, aun a riesgo de su vida", destacó
Tomé, quien desde el 21 de septiembre permanece dentro de
la embajada de Brasil.