Honduras

“El 75% de la población se opone al régimen de facto”,
indica un sondeo

Por Arturo Cano
Enviado especial a Honduras
La Jornada, 09/10/09

Tegucigalpa, 8 de octubre. “En defensa de la democracia”, el gobierno de facto de Honduras no escatima gastos. Lo mismo contrata una firma de cabilderos para limpiar su imagen en Washington que entrega recursos públicos a organismos empresariales para que sus ejecutivos viajen a Estados Unidos y Europa (los que aún tienen visas) a defender el golpe de Estado.

El diputado Marvin Ponce todavía no puede dar un buen apretón de manos, luego de que la policía le rompió el brazo en una manifestación. Pero con la izquierda muestra, desde hace unos días, dos oficios firmados por el ministro de la presidencia del gobierno de facto, Rafael Pineda Ponce. En el primero ordena al Banco Central la transferencia de 2.5 millones de lempiras (poco más de 130 mil dólares) a una cuenta privada de la Asociación Nacional de Industriales (ANDI), que encabeza el empresario Adolfo Facussé, un entusiasta promotor del regreso del presidente Manuel Zelaya al poder (sólo por una hora, para ir derechito a enfrentar a la justicia y “casa por cárcel”).

Los recursos, según el texto, “serán destinados al financiamiento de actividades dirigidas al fortalecimiento de la democracia y el diálogo nacional”.

El segundo, ordena la transferencia de poco más de 130 mil dólares, del presupuesto de la Comisión de Fortalecimiento Institucional, a la firma de cabildeo Chlopak, Leonard, Schechter y Asociados, con sede en San Francisco, California. Se trata del primer pago de un contrato por un monto de 292 mil dólares.

Dicho contrato pretende “contar con los servicios de consultoría de una empresa de relaciones públicas especializada en el manejo de situaciones políticas especiales, con el fin de implementar un plan estratégico de comunicación para lograr un mejor posicionamiento del gobierno ante la opinión pública mundial”, según una copia del documento citada por la agencia Afp. El documento fue registrado por la firma estadounidense ante la división de cabildeo de gobiernos extranjeros del Departamento de Justicia el 18 de septiembre, dice la agencia.

Los desvisados

A mediados de septiembre, Facussé fue detenido en el aeropuerto de Miami y enviado de regreso a Honduras. Así se enteró que el gobierno estadounidense le había cancelado la visa. Otros, que sí pueden viajar, han gastado los dólares del gobierno para ir a Estados Unidos y Europa, quizá para retribuir el dinero gastado por los empresarios en la campaña contra Zelaya anterior al golpe de Estado y luego en la organización de las “marchas blancas” en favor del gobierno golpista.

La inversión ha rendido frutos. Según una nota del diario New York Times, el gobierno de Micheletti ya ha gastado unos 400 mil dólares en abogados y cabilderos que han tenido el efecto de obligar “a la administración Obama a enviar señales contradictorias sobre su postura en relación al gobierno de facto, quien las interpreta como una señal de aliento. También han retrasado dos importantes nombramientos del Departamento de Estado para la región”.

En dicha campaña, sigue el diario, “están involucrados bufetes de abogados y agencias de relaciones públicas con estrechos vínculos con la secretaria de Estado Hillary Rodham Clinton y el senador John McCain” (ex candidato republicano y figura importante del comité de en asuntos exteriores del Senado).

Según el diario hondureño Tiempo, Facussé aceptó haber recibido los fondos y dijo que no pueden ser “reparables” (reembolsables) “porque son para promover la democracia, a menos que el gobierno esté en contra de la democracia”.

Marvin Ponce dice que, en todo caso, el gobierno “puede gastar el dinero del pueblo en lo que quiera”, pero en el caso de un contrato internacional está obligado a hacer una licitación “y esta fue una asignación directa”, destinada a “darle una cara bonita al golpe de Estado”.

Las encuestas de Micheletti y las otras

La noche del miércoles, Roberto Micheletti dijo a los cancilleres de la Organización de Estados Americanos que 85 por ciento de los hondureños no quiere el regreso de Manuel Zelaya a la presidencia.

Hoy, el diario Tiempo adelanta una encuesta de la empresa Consultores en Investigación de Mercados y Opinión Pública (COIMER&OP), una de las avaladas por el Tribunal Superior Electoral.

Realizada entre el 23 y el 29 de agosto, la encuesta revela que: 52.7 por ciento de la población está en contra del golpe de Estado y solamente 17.4 en favor (29.9 por ciento de los ciudadanos no responde).

“En términos reales, dice el diario, 75 por ciento de los hondureños rechaza el régimen de facto, y 25 por ciento está a favor, o sea una proporción anti–golpe de 3 a 1”.

“Asimismo, 60.1 por ciento de los hondureños quiere que Micheletti salga del poder… En cambio, 51.6 por ciento desea el retorno del presidente Zelaya Rosales al mando constitucional, y 33 por ciento se opone”.

Según la misma encuesta, 44.7 por ciento de los hondureños tiene una buena opinión de Zelaya, contra sólo 16.2 por ciento de Micheletti.

La OEA no ha podido revertir el golpe: Zelaya

Desde su encierro en la embajada de Brasil, Manuel Zelaya despide a los cancilleres: “la OEA no ha podido revertir el golpe. Han pasado 100 días de represión contra el pueblo y el gobierno de facto se atreve a decir que de la silla presidencial no se va a mover. ¿Qué va a hacer ahora la comunidad internacional?”

Los funcionarios que se quedan piden calma: “Estamos contra el tiempo, es urgente que esto se solucione, mientras antes mejor, menos serán los costos. Hay que tener confianza en el diálogo”, dice John Biehl, asesor de José Miguel Insulza.

Las pláticas siguen. La delegación de Zelaya ratifica el plazo del 15 de octubre. Juan Barahona dice al salir de la sesión vespertina que, al parecer, hay interés de entrarle “seriamente” al diálogo.


El diálogo impulsado por la OEA, empantanado

Por Arturo Cano
Enviado especial a Honduras
La Jornada, 09/10/09

Tegucigalpa, 8 de octubre.– A los golpistas les urgía darle la estocada final al acuerdo de San José, y parecen haberlo conseguido, con la bendición de algunos países de la Organización de Estados Americanos (OEA) que, pese a los desplantes de Roberto Micheletti, siguen elogiando “un acuerdo a la hondureña”.

En términos diplomáticos se trata, como dice la secretaria de Relaciones Exteriores de México, Patricia Espinosa, de que “cualquier solución la tienen que construir los hondureños”. Para el gobierno de facto, de que no hay salida si ésta es contraria a “los principios de la Constitución que rigen al país”, como afirma la vicecanciller Martha Lorena Alvarado. “Hay que cruzar el puente cuando se llegue al río”, pone su aporte Víctor Meza, ministro de Gobernación del presidente Manuel Zelaya. Más claridoso resulta el líder sindical Juan Barahona, también sentado a la mesa del diálogo: “Nomás nos estamos pajeando”.

Una fuente cercana a la negociación dice que ya está en la mesa el tema de la restitución del presidente, aunque oficialmente sólo se ha informado que aún se discuten las modalidades del diálogo y otros atorones que lo entorpecen.

Insiste en que gobierne un “tercero”

“El gobierno de Micheletti ya está manejando su propuesta de la tercería”, asegura la fuente. No se trata sino de la salida que el presidente de facto ha machacado una y otra vez: me voy a cambio de que también Zelaya se despida de la presidencia.

La misión de la OEA se planta frente a dos centenares de periodistas sólo para leer un comunicado. En los rostros de los cancilleres y altos funcionarios no hay rastros de la “sorpresa” que, según un funcionario de la OEA, dicen sentir por la regañiza que el día anterior les puso Micheletti.

El canciller costarricense, Bruno Stagno, es el encargado de dar lectura a un breve documento que describe de manera general las actividades realizadas por la misión entre miércoles y jueves, declara que “abriga la esperanza de un acuerdo” y establece las “condiciones apropiadas” para el diálogo: “1. El restablecimiento y permanencia de todas las garantías constitucionales; 2. La restitución de todos los medios de prensa cuyo funcionamiento hubiera sido interrumpido, y 3. Que se permita el normal acceso y consulta del presidente Zelaya con sus representantes en la mesa de diálogo”. Nada más. Los cancilleres y los otros altos funcionarios se despiden, sin admitir preguntas.

¿El organismo hemisférico flaquea o se tambalea?

Habrá que ver si el gobierno de facto le hace caso a la OEA en “el normal acceso y consulta”, porque los representantes de Zelaya apenas lo pudieron ver por vez primera el miércoles, a las ocho de la mañana.

En los otros dos puntos ni hablar. El miércoles, la policía repartió macanazos y gases lacrimógenos a los zelayistas. El comisario Daniel Molina, vocero de la policía, dijo que los manifestantes estaban “violando el decreto” que suspendió el derecho a la circulación, entre varios más. Y no le faltaba razón.

El lunes, Micheletti le jugó el dedo a la comunidad internacional al derogar, en consejo de ministros, el decreto que él mismo había firmado, suprimiendo la libre expresión, el derecho de manifestación y debido proceso.

Pero hasta ahora la derogación no ha sido publicada en la Gaceta Oficial, por lo que el decreto derogado sigue vigente y la policía puede dispersar cualquier concentración de 20 personas o más. Los periódicos locales informan que el decreto no se ha publicado porque la rotativa nacional está descompuesta, aunque diputados de oposición aseguran que desde el lunes se han publicado dos ediciones de la Gaceta Oficial, sin que aparezca la famosa derogación.

¿Restitución de los medios?

El gobierno de facto mantiene fuera del aire a Radio Globo y al Canal 36, y Micheletti ya ha advertido que no volverán al aire.

Quizá de esos ingredientes viene la expresión que la canciller mexicana, Patricia Espinosa, utiliza para referirse a las posibilidades del diálogo que arranca: “Somos cautos”, dice en entrevista.

“La solución no sólo pasa por la restitución de Zelaya: pasa por ahí, pero también por garantizar que el proceso electoral se lleve a cabo de manera adecuada” y por “entendimientos claros de cómo se va a gobernar de aquí a que pasen las elecciones”, se sigue de largo Espinosa.

–Puntos que están en el acuerdo de San José ya aceptado por Zelaya. Y ahora en la mesa está también el rechazo que les expresó Micheletti el miércoles.

–Fue básicamente el mismo planteamiento que Micheletti nos hizo la vez pasada. Se puede leer como una propuesta para posicionarse en una nueva etapa, aunque hubiéramos preferido, por supuesto, un mensaje más conciliador.

Espinosa valora, en otro tema, la relación “siempre muy fluida” que México ha tenido con Zelaya, con quien se reunió, en compañía de los demás visitantes, la noche del miércoles. “Le reiteramos nuestra solidaridad y deseo de que México va a seguir acompañando este proceso de diálogo”.

Frente a los análisis que ven en Honduras el fin de la OEA, la canciller sostiene que si bien “no ha resuelto el conflicto, sí ha demostrado liderazgo para ocuparse del tema”. Y sostiene que la experiencia hondureña debe servir para “empezar a reflexionar sobre la necesidad de fortalecer la Carta Democrática de la OEA. Hay planteamientos que nos dicen que no nos permitió actuar antes de que ocurrieran estos hechos; bueno, este es un ejercicio que habrá que plantear”.

–Aquí le dieron mucho vuelo a sus declaraciones en el Congreso, en el sentido de que México apoya la democracia en Honduras y no individuos. Se leyeron como una falta de apoyo a Zelaya.

–La postura de México es de principios, de defensa al orden constitucional y democrático. Al hablar de que no apoyamos a individuos, ¿qué es lo que queremos decir? No hemos roto con el Estado hondureño; el tema no son los individuos, sino que tiene que ser institucional, un tema de Estado.

–¿Y ya quitaron la bandera de la embajada?

–México nunca rompió relaciones con Honduras y ahora tuve oportunidad de comentarle al doctor Carlos López Contreras (ministro de Exteriores del gobierno de facto) que no tenemos ningún interés en entrar en una confrontación adicional.

Un aplauso

Los cancilleres no acaban de irse cuando diez policías son sorprendidos por los zelayistas que han llegado hasta el hotel donde se celebra la reunión de dos en dos, para evitar que los detengan. En unos minutos son algunos centenares, con carteles nuevos (del tipo “Soy periodista en Honduras y tengo derecho a mentir”) y muchas ganas de gritar.

Llegan más policías y la emprenden contra los manifestantes para alejarlos de la entrada del hotel. Hasta ahí llegan. Ni modo que echen gas lacrimógeno a los enviados de la OEA.

A la profesora Hedmé Castro la echan a empujones y le arrebatan su credencial de procuradora de Derechos Humanos. Llegan más policías. Roger López se acerca a la valla policiaca con una bandera roja. “Me voy a limpiar el culo con tu bandera y después te vas a morir”, le dice un coronel de apellido Romero.

Con todo y los magros resultados de la misión internacional, desde el carro de sonido piden “un aplauso para los cancilleres de la OEA”. Y se los brindan.