El gobierno había pronosticado
inicialmente un crecimiento en el PIB del 6 por ciento,
aunque en vista de la crisis económica redujo las
previsiones hasta el 1,7 por ciento. Se prevén dificultades
para el año entrante.
Cuba
registró un moderado crecimiento económico de 1,4 por
ciento en 2009 pese a la caída en algunas fuentes de
ingresos principales como la exportación de níquel y el
turismo, a causa de la crisis económica mundial. La isla
enfrenta una crisis de liquidez que augura una situación
difícil en 2010, según el balance del gobierno en la sesión
del Parlamento que encabezó el presidente Raúl Castro.
El
menor de los Castro trazó con los diputados en la segunda
sesión anual parlamentaria una estrategia bajo la meta de
un crecimiento del 1,9 por ciento del Producto Interno Bruto
(PIB) para 2010, considerado “discreto” por el titular
de Economía, Marino Murillo. Al rendir su informe, el
ministro reconoció “una marcada desaceleración en el
flujo de ingresos de divisas en 2009, lo que llevó a
incumplir pagos de deudas a proveedores y a dificultades
para acceder a fuentes de financiamiento”.
En
2009, las inversiones disminuyeron un 16 por ciento, las
exportaciones de bienes y servicios decrecieron un 22,9 por
ciento y las importaciones en 37,4 por ciento, en tanto
crecieron la agricultura un 4,5 por ciento, el transporte
4,6 por ciento, los servicios 4 por ciento y la industria 2
por ciento, precisó. Según el ministro, la bajada del
precio internacional del níquel, principal producto de
exportación, tuvo un impacto negativo para la economía,
pues se esperaba venderlo este año a 12.000 dólares la
tonelada pero el precio fue de 10.000 dólares, en tanto que
hubo una importante reducción –que no precisó– en
ingresos por turismo (2300 millones en 2008).
“Los
compromisos financieros existentes determinan que la situación
será muy tensa, por lo que se han iniciado negociaciones
para la reprogramación de la deuda con algunos países y
proveedores a los efectos de garantizar los pagos en
condiciones más favorables”, dijo Murillo.
Al
destacar que “el problema más inmediato” que enfrenta
el país es la falta de divisas, anunció que se dará
prioridad de financiamiento a sectores que generan ingresos
externos como la exportaciones de níquel, ron y tabaco, el
turismo, las biotecnologías y las telecomunicaciones.
“El
factor incertidumbre continúa presente, en especial la
obtención de financiamiento externo, que de no lograrse
habrá que revisar la meta de crecimiento para 2010”,
advirtió.
El
ministro señaló como indispensable “no incurrir en
gastos de divisas por un monto superior al de los
ingresos”, limitar las nuevas inversiones a las que
generan ingresos en divisas en el corto plazo y sustituyan
importaciones”. “Dar prioridad a la producción que
genere ingresos por exportaciones y reducir los gastos en
esfera social, pues la economía no soporta sus cuantiosos
costos”, añadió el funcionario.
Ante
la crisis, el gobierno cubano también dispuso en 2009
recortes en el presupuesto, reducciones drásticas del
consumo de energía y merma de los alimentos subsidiados
(libreta de abastecimiento) para la población, de 11,2
millones de habitantes.
La
productividad del trabajo decreció un 1,1 por ciento,
aunque el gobierno aplicó medidas para impulsar el
rendimiento laboral, pero persiste un desestímulo porque el
salario medio –que creció 2,2 por ciento– es de 18 dólares
al mes, unido al arrastre del paternalismo estatal.
El
gobierno había pronosticado inicialmente un crecimiento en
el PIB del 6 por ciento, aunque en vista de la crisis económica
redujo las previsiones en dos ocasiones, hasta el 1,7 por
ciento, tres décimas por encima del resultado obtenido. El
de 2009 –el más bajo en los últimos siete años– se
debió al impacto de la crisis internacional, los daños de
los huracanes que dejaron pérdidas por 10.000 millones de dólares
y al embargo de Estados Unidos, según argumentó Murillo.
“Es necesario trabajar con intensidad y disciplina para
lograr potenciar al máximo reservas de eficiencia por
cuanto se prevé que las condiciones externas seguirán
siendo muy difíciles”, concluyó el ministro.
Como
en años anteriores, en la mesa presidencial se mantuvo vacío
el sillón del líder comunista Fidel Castro, de 83 años,
quien delegó el mando a su hermano al enfermar en julio de
2006, aunque sigue siendo primer secretario del gobernante
Partido Comunista, el cargo más importante en un sistema
comunista.