Es
obvio que durante la última década hemos asistido a
importantes manifestaciones políticas opuestas a la
implementación de una forma jurídica que dieran rienda
suelta a la práctica pura
y dura del capitalismo neoliberal en Costa Rica. Las amplias
masas pequeño burguesas y/o sectores trabajadores
acomodados de nuestro país han entrado en acción para
defender tanto su nivel de vida como la independencia política
del país.
En
números anteriores de Prensa Socialista [periódico del
PST] se ha discutido sobre el TLC y las características
propias de esa movilización, y en nuestro último número
se hizo un artículo sobre el Combo del ICE que a grandes
rasgos señala las virtudes y debilidades de ambas luchas.
Pero
no sólo esas luchas hemos visto en Costa Rica. Ha habido
otra lucha, más pequeña pero acaso significativa del
futuro, que se
ha desatado en este país: la de los sectores más
deteriorados de la clase obrera o de la pequeña burguesía,
que en su paso al lumpen proletariado, o a una suerte de
“lumpen pequeña burguesía” han entrado en acción para
defender su sustento.
Es
que a la vez que el capitalismo costarricense golpeaba cada
vez más duramente (y lo sigue haciendo) a las capas medias,
también golpeaba a los sectores más deteriorados, lanzándolos
cada vez más violentamente a la miseria y a la inanición.
Esto no es una exageración retórica.
Esta
lucha de los sectores más deteriorados del país ha
adquirido verdadero carácter de lucha de clases. Estos
sectores se han organizado y han enfrentado la represión
policial de la burguesía, y en algunos casos han ganado.
Esa organización, a su vez, es producto de la propia
capacidad (que no conciencia de clase) de identificar
los intereses de clase.
Concretamente
hay dos manifestaciones de lo que decimos: los porteadores y
los vendedores ambulantes del centro de San José. Los
vendedores ambulantes, por ahora, han salido victoriosos de
su lucha contra la policía capitalina y es debido a eso han
ganado su derecho a vender en la calle.
El
otro ejemplo ha sido más dramático por las consecuencias
que tiene sobre el conjunto de la actividad capitalista de
San José, desde el traslado de las clases asalariadas al
trabajo hasta el propio traslado de mercancía. Bloqueos que
básicamente paralizan San José en horas pico ha sido la
respuesta de una clase social que sólo tiene su carro para
generar sustento y que está en peligro de quedar
ilegalizada por la propuesta de algunos de los partidos
burgueses y por la presión que ejercen los taxistas
formales. En este caso también se repite la dinámica de
una organización que se asienta sobre una cierta comprensión
de los intereses de clase. Comprensión que, por lo demás,
no es ni pura
ni totalizante, o sea, no da cuenta de la totalidad de las
relaciones sociales y sus posibilidades, sino que es
esencialmente fragmentada, sin más posibilidades que esa
fragmentación.
La
determinación fundamental: la no-identidad política
Estas
organizaciones de porteadores y vendedores, a diferencia de
la lucha contra el TLC, ha partido de un lugar histórico
común a las clases desposeídas: el no contar de manera simple
con los instrumentos necesarios para hacer política de
manera independiente, o sea, a diferencia de los cuadros políticos
de la burguesía que se forman en universidades locales o
extranjeras, las clases desposeídas no tienen a su
disposición el acceso a elementos que permitan la formación
de una subjetividad política propia, por lo que no hemos
visto auténticos cuadros políticos de las clases lúmpenes
dando el paso de ser dirigentes nacionales de peso.
Es
que a diferencia de la clase obrera o de las capas
asalariadas, que como dijimos arriba pueden dar cuenta de
una comprensión de la totalidad, estas clases lúmpenes
están imposibilitadas de ello, debido al rol relativamente
secundario que juegan dentro de la vida moderna capitalista.
A pesar entonces de que la clase obrera y las capas lúmpenes
comparten el no tener instrumentos políticos desarrollados
de manera simple, sí sucede que el desarrollo de la
consciencia universal sólo es posibilidad de la clase
obrera.
Frente
a esta debilidad estructural de la subjetividad de las
clases lúmpenes, éstas han tomado prestado el ideario político
de la facción burguesa que es opositora por la derecha a
Liberación Nacional, el Movimiento Libertario. Reconociendo
correctamente en Liberación al enemigo, se han puesto del
lado de la oposición más radical (oposición que dicho sea
de paso el PAC no puede llegar a jugar). Pero como Fausto,
para ganar una identidad propia para la acción, le han
vendido el alma al diablo.
Es
que las clases lúmpenes que más deterioradas están por el
capitalismo neoliberal debido a su atraso político,
terminan del lado de la facción más neoliberal… Una
contradicción muy propia de la Costa Rica democrática-reaccionaria,
católica e hipócrita en la que nos desenvolvemos.
Así,
las capas más deterioradas del país son instrumento político
de la aplicación del capitalismo puro y duro en CR. Basta
ver el mapa electoral del país para dar cuenta de esta
contradicción: Liberación y el Libertario se apoyan y
obtienen su peso político de saberse representantes de los
sectores más deteriorados.
La
Situación Política de las Clase Sociales en Costa Rica
Y
es que en este mar de contradicciones históricas que es
Costa Rica, termina siendo que el principal sustento político
de la burguesía son las clases más deteriorados; su
principal enemigo han sido las capas pequeño burguesas y de
trabajadores del estado
y algunas facciones burguesas. Y en este juego político el
gran ausente es el gran determinante: la clase obrera
industrial y las capas asalariadas.
La
clase obrera y las capas asalariadas (sobre todo ligadas a
la venta de servicios, como call centers u hoteles) no
juegan ningún rol independiente o determinante, en la vida
política del país. La
clase obrera vive su vida entre el nihilismo anti-patronal y
una abulia (a veces progresiva a veces reaccionaria) a la
dinámica de la vida en CR. Así, la clase obrera se debate
entre posiciones oficialistas tipo Sí al TLC, o votar por
Liberación y posiciones abstencionistas.
Esta
dinámica política y cultural de la clase obrera y de los
sectores asalariados tiene que ver con dos elementos. En
primer lugar con ser la derrotada histórica de la Guerra
del 48, donde se construye un país político y cultural
anti-obrero, y en segundo lugar, la nueva clase obrera y las
capas asalariadas, disfrutan de una real estabilidad económica
que hasta hace relativamente poco tiempo empezó a
quebrarse.
Es
así que, después de derrotada la pequeña burguesía en el
TLC, junto con la abulia de la clase obrera, la pelea entre
las capas lúmpenes lideradas por el Libertario y la burguesía,
organizada por la la coyuntura en Liberación y el grupo
Nación, es en realidad de lucha de ver quién puede ser más
neoliberal y reaccionario.
Y
sin embargo, en la medida en que la crisis económica
mundial se profundice es cada vez más probable ver algunos
estallidos populares y obreros en Costa Rica, que por la dinámica
reaccionaria que históricamente arrastra el país, empezarán
haciendo la experiencia con las facciones más derechosas,
pero con posibilidades de un viraje real hacia posiciones más
clasistas e independientes. Esto por supuesto está por
verse.
En
ese marco, llamamos a la clase obrera y a las capas
asalariadas a sacar sus propias conclusiones de la lucha de
porteadores. Si esas clases logran con su organización
detener a Liberación ¿Qué podrá lograr la clase obrera
si se organiza?¿Una Huelga para mejorar salarios?¿Paralizar
el país con una huelga desde las Zonas Francas y a todas
las fronteras y puertos?¿Luchar por el poder? Desde el PST
confiamos en que la clase obrera puede dar ese paso, y a esa
posibilidad apostamos nuestras fichas y esfuerzos.
[1].-
Como
cualquier elemento de conciencia de clase, que nunca es
pura.
[2].-
Y
esta característica, distinta a la primera, es así
para todas las clases sociales excepto para una: el
proletariado, que por sus características particulares
da cuenta en su práctica del conjunto de las relaciones
sociales, y consecuentemente el desarrollo de su
conciencia de clase se da sobre la base de la comprensión
de la totalidad.
[3].-
De paso vale reconocer que en este país los asalariados
del Estado, en términos generales, están en un lugar
social por encima de la clase obrera industrial, y que
además culturalmente están muy ligados a la pequeña
burguesía e incluso a sectores burgueses. El mejor
ejemplo es ver la facilidad con que se asumió la lucha
contra el TLC como la defensa de esa mierda que es la
“patria”.