Cuba

Cuba: para los italianos…

Por Haydée Santamaría
Para Socialismo o Barbarie, 24/04/10

San José, Costa Rica.– Tras un viaje en febrero a la casi mística isla de Cuba, se confirman una serie de valoraciones políticas sobre qué es y hacia dónde va Cuba, no ya únicamente por consideraciones teóricas, sino además por una serie de experiencias y conversaciones que arrojan descontento y frustración.

Durante un período en que la lógica incluía solamente dicotomías, era sencillo pensar en capitalismo o socialismo, Estados Unidos o Cuba, ubicarse políticamente en uno de los bandos no resultaba difícil. Esta dicotomía alimentó la idealización de la isla que había tenido la experiencia de enfrentar al gran enemigo, era una figura mítica–religiosa (el David contra Goliat). Sin embargo, conforme han pasado los años, esa idealización, se cae por sí sola, la realidad pesa más.

Hay una serie de rumores sobre qué es o no Cuba, también una serie de debates en la izquierda. Las valoraciones varían dependiendo de dónde vienen, de la gusanería, de la izquierda castrista o de la izquierda trotskista crítica al Estado burocrático. Ciertamente, es innegable para la izquierda revolucionaria el aprecio por un pueblo que luego de vivir bajo una dictadura rompe sus cadenas y comienza a hacer historia, independientemente de las diferencias de método con el guerrillerismo.

Es cualitativamente distinto escuchar rumores sobre cómo viven las y los trabajadores cubanos a verlo, presenciarlo y ser parte como turista de esa economía que aunque no es capitalista, se enrumba hacia una restauración capitalista, pero que al ser burocrática excluye completamente a la enorme clase trabajadora.

En primer lugar, el hecho de que hayan dos monedas, el peso cubano (el peso en que los cubanos ganan sus salarios) y el peso cubano convertible, CUC (equivalente al dólar americano), establece una desigualdad abismal entre el turista que maneja el CUC y el cubano que, aunque gana en peso cubano, debe abastecerse de una gran cantidad de alimentos y productos (porque el Estado no garantiza todo lo necesario para el consumo básico de una familia) que solo los conseguirá en CUC.

Por ejemplo, el salario ofrecido en un anuncio callejero para un vigilante de un puerto en la Habana, es de 210 pesos cubano, como 25 pesos cubanos son equivalentes a un CUC, este trabajador recibiría un salario mensual equivalente a 8,4 CUC, con lo cual únicamente se puede obtener una pizza en un restaurante de mediana calidad.

Por esta razón, las y los cubanos están imposibilitados de disfrutar de lugares a los que solamente tienen acceso los turistas y muchos recurren a engatusarlos  para poder beber una cerveza (¡lujo inalcanzable para un cubano!).

Las cubanas son quienes más recurren a estos medios. Realmente es prostitución disfrazada. En cada lugar turístico es posible ver una o varias cubanas con un turista, generalmente italiano, que se vale de esta situación para pasar el rato y obtener el trabajo sexual de una cubana, a cambio de comida y 10 CUC por toda la noche.

Esta realidad es innegable para un cubano, a pesar de la gran cantidad de propaganda que utiliza la burocracia para apaciguar los ánimos con numerosas vallas aludiendo al socialismo y a la resistencia al bloqueo, con marañas que apelan a la resistencia moral, una vil manipulación sin ningún contenido revolucionario.

De modo que el descontento está presente en los jóvenes y en los adultos jóvenes, en nuevas generaciones que cuestionan el partido único, la miseria de salarios, que cuestionan las limitaciones a sus libertades democráticas, que consideran que el Comité Central y la burocracia cubana no son más que “momias en el poder” que los asedian permanentemente con todos los organismos del Estado, y se percatan que los turistas son “los verdaderos hijos de Fidel”.

Es curioso como la burocracia está en todas partes, es omnipresente y tiene tal nivel de persecución mediante los Comités de Defensa de la Revolución (CDR) –en la Habana hay uno en cada cuadra– conformados por delegados de la burocracia y vecinos. Funcionan como organismos vigilantes de quiénes viven en cada casa, de qué piensan, qué están hablando con los turistas, cuánto están trabajando y cuánto están ganando. Si un cubano descontento con el régimen está conversando con un turista de sus diferencias, está temeroso y cuidando no ser escuchado por los CDR o podría ir preso y en el peor de los casos tachado como disidente y condenado a no conseguir empleo.

Desde luego, son estos organismos los que garantizan que no haya delincuencia, pues rápidamente se descubriría al culpable y sería inmediatamente condenado. Entonces, no hay razón alguna para concluir que en Cuba no hay delincuencia porque el Estado garantiza sus necesidades. Al contrario, el Estado no garantiza sus necesidades porque las masas trabajadoras no participan de la conducción de la economía. Lo único que garantiza el Estado es la permanencia de la burocracia cubana, evitando cualquier eventual rebelión con mecanismos represivos, negando el derecho a sindicalización, y con el partido único.

En Cuba las masas trabajadoras están lejos de autodeterminarse. Allí reina el “Comandante en Jefe, ordene” en vez de organismos que propician la autodeterminación, como los soviets en Rusia. Existen los CDR que mantienen el control burocrático y la represión.

Con tal desigualdad, miseria, contradicciones y represión, es posible que se cree confusión y sacar conclusiones que no son las más adecuadas, desde las reaccionarias, como que Cuba es la muestra de que el comunismo es un fracaso y el capitalismo la panacea, que con la caída del muro de Berlín el capitalismo triunfó. O las que saca un sector del trotskismo, que Cuba es abiertamente capitalista. O la que saca un sector pro chavista–castrista, que Cuba es tan revolucionaria como pudo ser debido a la caída del muro y al bloqueo de los Estados Unidos.

Todas estas conclusiones políticas omiten que efectivamente Cuba vivió un proceso revolucionario, que no fue parecido al ruso porque no tuvo su sujeto social. Su dirección guerrillerista pequeñoburguesa no involucró enteramente a las masas oprimidas y se burocratizó obteniendo privilegios a costa del período difícil que sufrieron las masas trabajadoras con el bloqueo económico imperialista. Sin embargo, ese proceso revolucionario trajo consigo varias conquistas sociales que son innegables y que se mantienen hasta la actualidad, como lo son el sistema de educación y el sistema de salud, por mencionar las más evidentes.

Por ejemplo, el sistema de salud es tan eficaz que si un cubano enfermo recurre a la “sucursal” más próxima, es atendido inmediatamente, ese mismo día se le hacen los exámenes necesarios y a más tardar al día siguiente recibe los resultados y los medicamentos en caso de ocuparlos. También, con la revolución cubana se llevó a cabo una campaña masiva de alfabetización, actualmente la educación es universal y es integral.

Ningún cubano, por más descontento con el régimen, niega estas conquistas de la revolución cubana. Los únicos que se atreven a hacerlo son el imperialismo, los disidentes (burguesía cubana en Miami) y la Liga Internacional de los Trabajadores (LIT).

Desde luego el que se mantengan estas conquistas no convierten al Estado cubano en Estado obrero, y estas conquistas acarrean muchas contradicciones que no pretendemos acá invisibilizar. Por ejemplo, un estudiante de medicina en la Habana prefiere renunciar a estudiar y dedicarse a llevar turistas en una bicitaxi, porque de esta forma obtiene más dinero y la posibilidad de satisfacer sus necesidades que como un médico profesional. Así, el que efectivamente estudia y alcanza ser profesional, lo hace con la expectativa de irse de la isla para ser profesional en un país capitalista donde es explotado a cambio de un mayor salario.

Las contradicciones no terminan aquí, Hay diferencias abismales entre las condiciones de vida entre la ciudad y el campo. Quien vaya a Cuba y sólo conozca la Habana o Santiago, que son las ciudades más grandes y no visite lugares rurales como Santa Clara, no se dará cuenta que la Habana es la cara maquillada para los turistas, mientras que en Santa Clara, donde no hay tanto turismo, debido a que el monumento del Che no resulta tan atractivo para gran cantidad de turistas que visitan Cuba, está muy descuidado. Las condiciones de vida son peores porque allí los cubanos no tienen la posibilidad de obtener alguna ganancia con servicios a los turistas.

Las conquistas sociales indican que en Cuba aún no se ha restaurado el capitalismo, si no su burguesía por qué estaría exiliada en Miami. Pero tampoco hay socialismo, porque las masas siguen siendo oprimidas. Lo que hay es una burocracia, que es la que usufructúa. En Cuba únicamente viven bien, además de los burócratas, los italianos.