San José, Costa Rica.– Tras un viaje en febrero a la
casi mística isla de Cuba, se confirman una serie de
valoraciones políticas sobre qué es y hacia dónde va
Cuba, no ya únicamente por consideraciones teóricas, sino
además por una serie de experiencias y conversaciones que
arrojan descontento y frustración.
Durante un período en que la lógica
incluía solamente dicotomías, era sencillo pensar en
capitalismo o socialismo, Estados Unidos o Cuba, ubicarse
políticamente en uno de los bandos no resultaba difícil.
Esta dicotomía alimentó la idealización de la isla que
había tenido la experiencia de enfrentar al gran enemigo,
era una figura mítica–religiosa (el David contra Goliat).
Sin embargo, conforme han pasado los años, esa idealización,
se cae por sí sola, la realidad pesa más.
Hay una serie de rumores sobre qué es o no Cuba, también
una serie de debates en la izquierda. Las valoraciones varían
dependiendo de dónde vienen, de la gusanería, de la
izquierda castrista o de la izquierda trotskista crítica al
Estado burocrático. Ciertamente, es innegable para la
izquierda revolucionaria el aprecio por un pueblo que luego
de vivir bajo una dictadura rompe sus cadenas y comienza a
hacer historia, independientemente de las diferencias de método
con el guerrillerismo.
Es cualitativamente distinto escuchar rumores sobre cómo
viven las y los trabajadores cubanos a verlo, presenciarlo y
ser parte como turista de esa economía que aunque no es
capitalista, se enrumba hacia una restauración capitalista,
pero que al ser burocrática excluye completamente a la
enorme clase trabajadora.
En primer lugar, el hecho de que hayan dos monedas, el peso
cubano (el peso en que los cubanos ganan sus salarios) y el
peso cubano convertible, CUC (equivalente al dólar
americano), establece una desigualdad abismal entre el
turista que maneja el CUC y el cubano que, aunque gana en
peso cubano, debe abastecerse de una gran cantidad de
alimentos y productos (porque el Estado no garantiza todo lo
necesario para el consumo básico de una familia) que solo
los conseguirá en CUC.
Por ejemplo, el salario ofrecido en un anuncio callejero
para un vigilante de un puerto en la Habana, es de 210 pesos
cubano, como 25 pesos cubanos son equivalentes a un CUC,
este trabajador recibiría un salario mensual equivalente a
8,4 CUC, con lo cual únicamente se puede obtener una pizza
en un restaurante de mediana calidad.
Por esta razón, las y los cubanos están imposibilitados
de disfrutar de lugares a los que solamente tienen acceso
los turistas y muchos recurren a engatusarlos
para poder beber una cerveza (¡lujo inalcanzable
para un cubano!).
Las cubanas son quienes más recurren a estos medios.
Realmente es prostitución disfrazada. En cada lugar turístico
es posible ver una o varias cubanas con un turista,
generalmente italiano, que se vale de esta situación para
pasar el rato y obtener el trabajo sexual de una cubana, a
cambio de comida y 10 CUC por toda la noche.
Esta realidad es innegable para un cubano, a pesar de la
gran cantidad de propaganda que utiliza la burocracia para
apaciguar los ánimos con numerosas vallas aludiendo al
socialismo y a la resistencia al bloqueo, con marañas que
apelan a la resistencia moral, una vil manipulación sin
ningún contenido revolucionario.
De modo que el descontento está presente en los jóvenes y
en los adultos jóvenes, en nuevas generaciones que
cuestionan el partido único, la miseria de salarios, que
cuestionan las limitaciones a sus libertades democráticas,
que consideran que el Comité Central y la burocracia cubana
no son más que “momias en el poder” que los
asedian permanentemente con todos los organismos del Estado,
y se percatan que los turistas son “los verdaderos
hijos de Fidel”.
Es curioso como la burocracia está en todas partes, es
omnipresente y tiene tal nivel de persecución mediante los
Comités de Defensa de la Revolución (CDR) –en la Habana
hay uno en cada cuadra– conformados por delegados de la
burocracia y vecinos. Funcionan como organismos vigilantes
de quiénes viven en cada casa, de qué piensan, qué están
hablando con los turistas, cuánto están trabajando y cuánto
están ganando. Si un cubano descontento con el régimen está
conversando con un turista de sus diferencias, está
temeroso y cuidando no ser escuchado por los CDR o podría
ir preso y en el peor de los casos tachado como disidente y
condenado a no conseguir empleo.
Desde luego, son estos organismos los que garantizan que no
haya delincuencia, pues rápidamente se descubriría al
culpable y sería inmediatamente condenado. Entonces, no hay
razón alguna para concluir que en Cuba no hay delincuencia
porque el Estado garantiza sus necesidades. Al contrario, el
Estado no garantiza sus necesidades porque las masas
trabajadoras no participan de la conducción de la economía.
Lo único que garantiza el Estado es la permanencia de la
burocracia cubana, evitando cualquier eventual rebelión con
mecanismos represivos, negando el derecho a sindicalización,
y con el partido único.
En Cuba las masas trabajadoras están lejos de
autodeterminarse. Allí reina el “Comandante en Jefe,
ordene” en vez de organismos que propician la
autodeterminación, como los soviets en Rusia.
Existen los CDR que mantienen el control burocrático y la
represión.
Con tal desigualdad, miseria, contradicciones y represión,
es posible que se cree confusión y sacar conclusiones que
no son las más adecuadas, desde las reaccionarias, como que
Cuba es la muestra de que el comunismo es un fracaso y el
capitalismo la panacea, que con la caída del muro de Berlín
el capitalismo triunfó. O las que saca un sector del
trotskismo, que Cuba es abiertamente capitalista. O la que
saca un sector pro chavista–castrista, que Cuba es tan
revolucionaria como pudo ser debido a la caída del muro y
al bloqueo de los Estados Unidos.
Todas estas conclusiones políticas omiten que
efectivamente Cuba vivió un proceso revolucionario, que no
fue parecido al ruso porque no tuvo su sujeto social. Su
dirección guerrillerista pequeñoburguesa no involucró
enteramente a las masas oprimidas y se burocratizó
obteniendo privilegios a costa del período difícil que
sufrieron las masas trabajadoras con el bloqueo económico
imperialista. Sin embargo, ese proceso revolucionario trajo
consigo varias conquistas sociales que son innegables y que
se mantienen hasta la actualidad, como lo son el sistema de
educación y el sistema de salud, por mencionar las más
evidentes.
Por ejemplo, el sistema de salud es tan eficaz que si un
cubano enfermo recurre a la “sucursal” más próxima, es
atendido inmediatamente, ese mismo día se le hacen los exámenes
necesarios y a más tardar al día siguiente recibe los
resultados y los medicamentos en caso de ocuparlos. También,
con la revolución cubana se llevó a cabo una campaña
masiva de alfabetización, actualmente la educación es
universal y es integral.
Ningún cubano, por más descontento con el régimen, niega
estas conquistas de la revolución cubana. Los únicos que
se atreven a hacerlo son el imperialismo, los disidentes
(burguesía cubana en Miami) y la Liga Internacional de los
Trabajadores (LIT).
Desde luego el que se mantengan estas conquistas no
convierten al Estado cubano en Estado obrero, y estas
conquistas acarrean muchas contradicciones que no
pretendemos acá invisibilizar. Por ejemplo, un estudiante
de medicina en la Habana prefiere renunciar a estudiar y
dedicarse a llevar turistas en una bicitaxi, porque de esta
forma obtiene más dinero y la posibilidad de satisfacer sus
necesidades que como un médico profesional. Así, el que
efectivamente estudia y alcanza ser profesional, lo hace con
la expectativa de irse de la isla para ser profesional en un
país capitalista donde es explotado a cambio de un mayor
salario.
Las contradicciones no terminan aquí, Hay diferencias
abismales entre las condiciones de vida entre la ciudad y el
campo. Quien vaya a Cuba y sólo conozca la Habana o
Santiago, que son las ciudades más grandes y no visite
lugares rurales como Santa Clara, no se dará cuenta que la
Habana es la cara maquillada para los turistas, mientras que
en Santa Clara, donde no hay tanto turismo, debido a que el
monumento del Che no resulta tan atractivo para gran
cantidad de turistas que visitan Cuba, está muy descuidado.
Las condiciones de vida son peores porque allí los cubanos
no tienen la posibilidad de obtener alguna ganancia con
servicios a los turistas.
Las conquistas sociales indican que en Cuba aún no se ha
restaurado el capitalismo, si no su burguesía por qué
estaría exiliada en Miami. Pero tampoco hay socialismo,
porque las masas siguen siendo oprimidas. Lo que hay es una
burocracia, que es la que usufructúa. En Cuba únicamente
viven bien, además de los burócratas, los italianos.