Escenario
de enfrentamiento
Ningún
proceso revolucionario verdadero y el cubano lo es, puede
ser liquidado desde afuera, hay que metérsele a fondo para
lograrlo. Las fuerzas llamadas a consumar esa tarea deben
entonces brotar desde adentro .A la URSS, en lo fundamental,
no la venció el imperialismo, más bien, hizo implosión.
En
el período 1986–1994, la política norteamericana, cambia
de foco e insiste con particular agudeza en que se generen
ciertas condiciones negativas al interior de Cuba. George
Bush no lo hacía de manera inteligente, cuando imponía
restricciones que provocaban el rechazo no solo del gobierno
cubano, sino también de la mayoría de su población y
ayudaba a unir más al pueblo de Cuba con su gobierno.
Bush
cometió varios errores en su política hacia la Isla, no sólo
por su discurso demasiado agresivo y estridente, sino
especialmente porque puso en práctica medidas que afectaban
directa y visiblemente al ciudadano cubano, enajenándose así,
a potenciales aliados dentro de la sociedad civil de la Isla
y liquidando la posibilidad de crear una plataforma común
de intereses de las familias cubanas de ambos lados del
Estrecho de La Florida.
Obama
trata de invertir la ecuación, utilizando el bloqueo como
un puñal de doble filo, dividiéndolo en dos partes y
moviendo cada una de ellas simultáneamente, en sentidos
completamente opuestos; una parte en dirección a su
eliminación y otra, a su agudización. La tesis de que
Obama había “partido en dos” el bloqueo, esgrimida por
mí, desde principios del año 2009, se confirma cada vez más
y puede decirse, por lo tanto, que cada parte del bloqueo se
mueve actualmente en sentidos opuestos. Es decir, que continúa,
como sus predecesores, utilizando el bloqueo como
instrumento de presión, pero diferencia a sus receptores y
esgrime sus herramientas, según a quienes vayan dirigidas
las acciones
La
parte del bloqueo, que afecta directamente al ciudadano común
y la que éstos perciben más fácil y rápidamente , Obama
la ha suavizado, levantando las restricciones a las remesas
y los viajes, aumentando los vuelos entre ambos países,
ampliando los puertos de salida y entrada, incrementando el
contenido y el valor de los paquetes que pueden ser enviados
a Cuba desde Estados Unidos, rompiendo con la restricción
en la denominación de “familia” que había impuesto
Bush, aumentando el gasto autorizado a los cubanos
americanos que viajan a Cuba y además, facilitándole a los
cubanos residentes en la Isla, el pago de los servicios de
Internet y telefonía celular por los familiares residentes
en Estados Unidos.
La
otra parte del bloqueo, que es menos visible al ciudadano
común, porque su afectación es indirecta, a través de múltiples
mediaciones y con la que tiene que cargar el gobierno
cubano,sus medidas se mantienen y recrudecen; continúan las
presiones sobre las empresas que comercian con Cuba, las
multas a los bancos, la persecución a los que viajan sin
licencias a Cuba, las condiciones de compras al contado con
pago en efectivo y antes de que las mercancías lleguen a
Cuba, prohibición de créditos, las restricciones de viaje
a los ciudadanos norteamericanos, así como también la
llamada lista negra, en la que se incluye a los barcos que
han tocado puertos cubanos, a no tocar puertos
norteamericanos pasados 180 días, más otras medidas que
harían excesivo este listado. Mientras, Obama continúa
manteniendo los condicionamientos políticos para una mejora
de las relaciones entre ambos países.
Sin
embargo, Obama también mantiene las conversaciones en la
Base Naval de Guantánamo, negocia con Cuba la posible
colaboración médica en Haití, conversa sobre migración,
negocia el correo, y “juega al zorro”, dejando sobre la
mesa otros posibles temas de conversación. Como dijo en la
campaña, está conversando con Cuba, aunque hasta ahora, sólo
sobre asuntos puntuales, mientras hace silencio frente a múltiples
proposiciones cubanas, que pudieran ser sometidos a
negociación.
Esas
diferencias entre el trato dispensado al ciudadano común y
el trato al gobierno, no busca sino, entre otras cosas,
enfrentarlos a ambos .Es decir, tratar de que cuando el
gobierno, más conciente y vigilante de algunos peligros, se
oponga a alguna de las medidas, se genere descontento en la
población. Esta nueva táctica no es fácil de
contrarrestar, porque Obama utiliza “el garrote y la
zanahoria” de manera inteligente, como nadie lo había
hecho hasta ahora.
Obama
esta jugando con la realidad de que la conciencia
revolucionaria, o simplemente patriótico–ciudadana, no es
la misma para todos los cubanos. Unos, los más conscientes,
saben que el bloqueo va en contra de nuestra soberanía,
nuestra dignidad, identidad e independencia; pero también
existen otros, a los que eso no les importa mucho o casi
nada. Por tanto, las medidas mercantilistas, no debemos
simplemente descalificarlas como inútiles en la partición
en dos del bloqueo que está haciendo Obama, porque ésta
tiene un potencial impacto moral negativo en parte de
nuestra población , entre la que cuenta con adeptos,
especialmente entre aquellos que no hacen la menor valoración
política y que a veces, aun siendo revolucionarios,
simplemente, son ingenuos respecto a lo que esas medidas
significan para el país.
Nuestro
pueblo, incluso, nuestra masa revolucionaria, es hoy mas
heterogénea que nunca y Obama sabe que la verdadera
contrarrevolución hay que construirla a partir de un pueblo
ansioso, cansado, inconforme, cercado por necesidades a las
que no haya solución inmediata. Por eso su mano flexible.
El
escenario en que Cuba debe enfrentar ahora la política
norteamericana esta cambiando, sin que podamos precisar con
exactitud a que velocidad lo está haciendo, aunque sabemos,
que Obama es persistente y trata de mantener las simpatías
con que se recibió por gran parte del pueblo cubano, su
elección, mediante la adopción de medidas que embellecen
su imagen y argumentando, cínicamente, que es el gobierno
cubano el que no quiere el acercamiento con Estados Unidos.
La
Secretaria de Estado Hilary Clinton, por su parte, ha
llegado a decir, recientemente, que los “hermanos
Castro” no quieren que Estados Unidos levante el bloqueo,
porque pierden su plataforma política de control interno.
Entonces,
la política de Obama, podemos decir, que ahora se despliega
en cuatro frentes fundamentales:
–
Se apoya fuertemente, como instrumento fundamental, en
tratar de subvertir la situación interna. Basándose en una
toma objetiva de las dificultades reales que Cuba tiene hoy.
–
Sigue instando a sus aliados al acompañamiento de la política
norteamericana en las presiones internacionales sobre Cuba.
–
Continúa manteniendo a Cuba en todas las listas:
terrorismo, derechos humanos, país no democrático, narcotráfico,
maltrato y prostitución infantil, etc.
–
Trata de promover interlocutores viables, que le permitan
liderar desde las sombras un potencial dialogo con
Cuba.Asunto este último al que pienso es necesario prestar
una atención especial en los últimos tiempos.
Cuba
tiene hoy incomparablemente muchos más amigos a nivel
internacional, que hace veinte años atrás. Además, cuenta
ahora con una situación favorable en su entorno
internacional, político, económico e ideológico
inmediato, como no la había tenido en los últimos
cincuenta años. Pero como sabemos, las fuerzas de cualquier
país para enfrentar los retos, no surgen a partir de tener
muchos defensores en el exterior, sino a partir de sus
fortalezas internas. El entorno internacional puede
contribuir mucho a potenciar las capacidades del país pero,
en última instancia, aun esas mismas capacidades, vistas de
conjunto, dependen de la dinámica de la situación interna.
Los
enemigos siempre han estado atentos a la búsqueda o
aprovechamiento de un contexto, en el que Cuba esté
ofreciendo oportunidades para desestabilizarla internamente.
Es que nuestros adversarios, ahora más inteligentes, no
operan con simples mentiras, ni tampoco con tontas
sobredimensiones de nuestra realidades negativas, sino con
nuestras dificultades internas reales y con los espacios que
a veces los revolucionarios cubanos dejamos en blanco, en
temas de nuestra realidad, a los cuales no siempre les
prestamos la atención que merecen.
Pero,
precisamente ahora también, la dinámica interna del país,
especialmente económica y financiera, no nos ayuda, para
potenciar esa situación favorable que se nos presenta en el
orden externo, y a terminar de dar el salto hacia la
sostenibilidad, que ya no es sólo económica ni militar,
sino también política. Nuestra situación no parece ser
nada cómoda, mas bien, es bastante difícil, sobre todo la
financiera.
La
situación política que Cuba atraviesa hoy, tiene su origen
en problemas internos y no se debe ni a la disidencia
contrarrevolucionaria, ni a los ataque mediáticos externos,
cuyos impactos negativos no son suficientes para
desestabilizarnos. Sino a nuestras propias dificultades y
deficiencias, ligadas fundamentalmente, al deterioro de la
economía, al descontrol, a las ilegalidades, al mercado
negro y a la corrupción, sin que aun hayamos logrado
concretar las soluciones en gran escala que necesitamos para
revertir la situación.
Todo
ello, ha tornado la dinámica social actual como más difícil
que la vivida durante el llamado periodo especial, en que la
crisis, aunque profunda, estaba circunscrita al marco económico.
Ahora sin embargo, se observa un deterioro de la situación
social y política como nunca antes se había visto.
Evidencia de esto es que, en mi opinión, el último Primero
de Mayo ha sido el peor de toda la historia revolucionaria,
ya que la asistencia al desfile fue muy inferior a la
acostumbrada, muchas personas retornaban de la Plaza de la
Revolución, antes de que comenzara el desfile y se
observaron grandes claros en la marcha, así como bloques
poco compactos y algo inédito, como carteles que
manifestaban consignas, que aunque no eran
contrarrevolucionarias, no habían sido orientadas por
nuestra CTC.
Pienso
que la clave de todos nuestros problemas está en que
nuestra economía manifiesta una incongruencia muy seria,
entre la actividad laboral, el nivel de los salarios que se
reciben y los precios de los productos, a veces
inaccesibles, lo que provoca un insuficiente nivel de
satisfacción de las necesidades apremiantes de la vida
cotidiana, para una gran masa de la población y que se
refleja en todo el resto de las relaciones sociales y la
convivencia diaria.
Sería
ingenuo siquiera imaginar que esas realidades negativas las
observamos sólo los cubanos de adentro. Nuestros enemigos
de adentro y de afuera también las observan y más que
observarlas, las registran continuamente, tratando siempre
de tergiversarlas y magnificarlas.
Sólo
que ahora esa observación la hacen de modo más
inteligente, con elementos de modernización y tecnología,
gran sentido de urgencia oportunista y una administración
norteamericana que incrementa su apoyo descarado a la
llamada disidencia, la abastece financieramente y tratan de
crearles un ambiente político interno favorable a sus
intenciones.
Cuba
ha mostrado, más de una vez, su capacidad para elevarse
sobre cualquier situación, por difícil que ésta haya sido
y para desacreditar cualquier campaña que se haga contra
ella. Pero la razón no basta, tampoco la buena voluntad, ni
los discursos, hay que hacerse acompañar de la fuerza y esa
fuerza sólo está en que el pueblo sienta, como sólida
realidad de todos los días, que mientras combate contra la
ideología enemiga y contra nuestras propias insuficiencias,
los problemas que le aquejan, en su vida cotidiana, también
se van resolviendo. De lo contrario, ese pueblo no estaría
en las mejores condiciones para ningún tipo de
enfrentamiento político.
Es
necesario tomar en consideración, que nuestro pueblo no es
ya una fuerza revolucionaria compacta y homogénea, como la
de los primeros años de la Revolución. Lo cual se expresa,
sobre todo, en disímiles grados de consolidación de la
relación entre conciencia social y conciencia individual,
entre lo colectivo y lo personal. Asunto este sobre el cual
volveremos mas adelante.
Es
hora ya, de que nuestro Gobierno acabe de poner en práctica
las medidas que se están analizando y que la población
comience a sentir que la relativa quietud, que ha
caracterizado nuestra situación, en los últimos mas de
tres años, va dando paso al movimiento. Que comenzamos a
salir de la inercia, que en definitiva, es más dañina políticamente
que la “premura”. Porque el pueblo ha admitido siempre
mejor la rectificación de errores que la carencia de
acciones para cambiar una situación.
Es
que a pesar de lo complejo de la situación y de lo
peligroso que puede ser apresurarse, la población no
entiende por qué, en medio de una situación tan crítica,
ya no hayan sido tomadas las medidas necesarias para
revertirla. Tan confusa situación ha dado lugar a
especulaciones de la población, especialmente a aquellas
que atribuyen la falta de medidas al hecho de que dentro de
la máxima dirección del país existen contradicciones
sobre qué hacer. Ello y no la prudencia es la explicación
que la gente encuentra de que ya no se este actuando como se
espera.
Raúl
ha llamado en varias ocasiones a no apresurarse, llegando a
decir que la impaciencia es producto del desconocimiento
sobre lo compleja que es la situación. Esta es una afirmación
que considero políticamente desafortunada, porque tiende a
dar la impresión de que no hay conciencia en el gobierno de
las privaciones que sufre la población y porque el propio
Cro. Raúl, por ejemplo, en el discurso del VIII Congreso de
la UJC, habló de la inmensa gravedad de problemas, que
amenazan con tragarse a la Revolución. Fue en este
discurso, que hizo referencia al dramático asunto del millón
de trabajadores sobrantes.
Ese
es el contexto en el que la corrupción agrava las cosas, al
agregar, sobre las dificultades ya existentes, una imagen de
que a partir de las posiciones que ostentan algunos por sus
cargos, en la estructura estatal y de gobierno, se roba,
malversa y se vive por encima de las posibilidades. En cada
barrio se sabe quienes son los corruptos, quienes tienen
privilegios inadmisibles, quienes viven por encima de sus
sueldos, quienes no padecen lo que de común esta padeciendo
la gente del pueblo.
Corrupción
y contrarrevolución
La
corrupción mina la confianza del pueblo en los dirigentes,
en las instituciones y crea el ambiente moral que permite a
la contrarrevolución avanzar. Constituye el mayor peligro
interno que tenemos actualmente porque provoca un deterioro
moral y político– ideológico, que produce o va
generando, dentro de la población, la desconfianza en los
dirigentes, facilita el terreno, el ambiente moral y político,
para que la contrarrevolución avance.
El
beneficio monetario, el amiguismo, la corruptela, el
favoritismo, el nepotismo, la vida fácil, son factores que
conducen a las concesiones políticas inconvenientes, es
decir, contrarrevolucionarias. Por medio del funcionario
corrupto, el enemigo puede penetrar al gobierno y al estado
e incluso, al Partido.
La
corrupción, forja un ambiente, que en nuestro caso, ya en
parte existe, aunque no sin retroceso (algunos la consideran
generalizada, yo no) dentro del cual, el individuo pierde
valores, poniéndolo en condiciones de aceptar aquellas
variantes de comportamiento que sustentan de manera
prioritaria, la comodidad, el privilegio no ganado, y el
beneficio personal. Otro es el daño que hace que muchos
revolucionarios se sientan incapaces de cambiar la situación
y entonces, bajan la guardia. Adoptando la posición de
“no buscarse problemas, no coger lucha “.
La
corrupción es una enfermedad social, altamente contagiosa,
que nadie ha resuelto hasta ahora, por lo que debemos evitar
que esta se propague, como irremediablemente ha ocurrido en
otros lugares. Es necesario reconocer que la lucha contra la
corrupción es parte de la lucha de clases dentro de la
revolución, (porque son en ultima instancia los corruptos
los que se benefician y los obreros y trabajadores los que
se perjudican, aunque ellos también participen) el asunto
no se va a resolver.
Pero
los verdaderos corruptos no son los que venden leche en
polvo, ni siquiera los que venden bienes duraderos a las
mismas puertas de los supermercados, sino los que desde sus
cargos en el gobierno y en el estado, controlan y abren los
almacenes.
Son
esos, los que debemos remover de los cargos estatales, pues
son los que de verdad manejan los recursos del estado y las
posiciones cómodas, que a veces les facilitan a sus amigos.
¿O de donde salen los colchones, televisores, aires
acondicionados y otros productos duraderos, que se vocean y
venden a las mismas puertas de las “shoppings”?, ¿de
donde salen esos productos, duraderos? Se trata del propio
funcionario estatal corrompiendo hacia abajo. Porque nadie
importa esos productos, ni compra la leche en polvo en el
exterior, ni disfruta del poder como ellos, de abrirles los
almacenes a los delincuentes.
Está
demostrado que la disidencia no tiene arraigo en el pueblo,
que es en general revolucionario y antiimperialista o
antiyanki al menos. Pero ese mismo pueblo, que la disidencia
no logra mover ahora, si se ve afectado por un ambiente de
corrupción, desconfianza en la dirección del país e
inmoralidades en el manejo de sus recursos (porque los
recursos son del pueblo, y eso no es solo discurso) en medio
de un ambiente de crisis económica, no superado, se
desmoraliza y aflojan su resistencia en el combate político
a la disidencia, la cual se aprovecharía muy bien de ello
dentro de ese tipo de ambiente social. Por eso, como
fundamento en mi artículo, digo que, sin considerar no
importante a la disidencia, es ahora la corrupción la
verdadera contrarrevolución.
Son
los revolucionarios los primeros preocupados con esto. Luego
entonces, ¿Quien favorece de manera más directa e
inmediata a la contrarrevolución? La disidencia o la
corrupción?Fidel dijo, que nosotros mismo podíamos
destruir a la revolución. ¿Por que lo dijo, por qué hizo
una declaración tan dramática que no se había hecho
nunca? ¿Estaría pensando en la corrupción también? ¿Cuales
son esas fuerzas que están dentro de nosotros mismos y que
pudieran acabar con la Revolución? Creo que debemos haber
pensado en eso. Fidel habló de revolucionarios destruyendo
a la Revolución, es decir, que dentro de la propia Revolución
podía estar la fuerza que la destruiría. ¿Se puede vivir
tranquilo con esa premonición, de quien nos conoce mejor
que nosotros mismos?
Mi
artículo, La corrupción ¿ La verdadera contrarrevolución?
no pretendía desviar la atención de la cuestión de la
disidencia, ni de la campaña mediática contra Cuba, sino
que simplemente no le otorgaba a esos asuntos la primera
prioridad, y centraba su interés en lo que considero lo
fundamental ahora: la corrupción y la política de Obama
hacia Cuba, que se dan la mano en algún punto, que aun no
identificamos plenamente, pero que nos inclinamos a pensar
que esta en alimentar la corrupción y seguirle creando un
ambiente de silencio para que avance. ¿No nos parece sintomático,
que la corrupción no ocupe un lugar destacado entre las críticas
de Estados Unidos contra Cuba? No se le menciona.
Algunos
consideran que de la corrupción no se debe hablar, que hay
que ocultarla, porque nos afea la cara y porque el enemigo
puede utilizarla como argumento contra la revolución y
entonces apoyan que no se brinde información necesaria a
los que sufren el problema. Escogen el erróneo trillo
de" taparle la bola a la gente". Eso es pura
paranoia, el enemigo más inteligente, y ahora lo son, no se
apoya en simples mentiras, sino en la sobredimensión de
nuestros problemas reales y en las páginas que nosotros
dejamos en blanco. En los temas de nuestra realidad que
regalamos, para que después nos vengan de rebote. Los temas
no se regalan, dejándolos que se conviertan en instrumentos
de una diplomacia agresiva contra nosotros, o permitiendo
que otros hagan su historia, dándoles la posibilidad de que
te digan como o es el presente y te diseñen el futuro.
Siempre
será mejor, reconocer nuestros males y deficiencias
nosotros mismos, porque es el silencio sobre ellas lo que más
daño nos puede hacer. Aunque los enemigos puedan tomar
nuestras palabras para tergiversarlas y sacar provecho de
ellas, eso no es lo más importante. Dejarle nuestros temas
al enemigo, es quedar como tontos y de eso el enemigo si se
aprovecha muy bien y toma ventaja.
Raúl
dijo: “No vamos a dejar de escuchar la opinión honesta de
cada cual, que tan útil y necesaria resulta, por la algarabía
que se arma, a veces bastante ridícula, cada vez que un
ciudadano de nuestro país dice algo a lo que esos mismos
promotores del espectáculo no harían el menor caso, si lo
escucharan en otro lugar del planeta “(Raúl Castro Ruz, Y
a trabajar duro… citado por Carlos Alzugaray, Revista
Temas, No. 60, p. 44).
¿Cómo
combatir a la corrupción?
Me
atrevería modestamente a sugerir, que hay que declararle la
guerra campal a la corrupción, con todas las fuerzas
revolucionarias organizadas, discutiendo y actuando. Crear
una situación en que los corruptos sepan que no van a tener
cuartel, que cualquiera los puede denunciar y que los
tribunales van a funcionar rápido y que le darán cuenta al
pueblo de su actuación diaria. Que las denuncias pueden ser
anónimas, aunque ello se pueda prestar para dirimir
cuestiones personales .No importa, más adelante eso se
arregla.
No
debemos temerle a que se afecte la unidad, ¿que unidad? Si
en definitiva, la corrupción es un parteaguas clasista, los
que queden de su lado, son enemigos del socialismo y de los
trabajadores. La unidad con ese tipo de gente, aunque
algunos simulen y se digan revolucionarios, no es posible.
Por muy cerca que estén al lado de la revolución, por
mucho que se esfuercen en parecer revolucionarios, los
corruptos están del lado enemigo, no pertenecen a nuestras
filas .No se puede en eso, perder el espíritu de clase.
Porque cuando se pierde el espíritu de clase se pierde
todo.
En
realidad, por otro lado, no tiene mucho sentido hablar de
corrupción si aunque sea no mencionamos al burocratismo.
Ese mal que es su hermano gemelo y que tiende a darle
cobertura. Según dice el Cro. Jorge G. Barata y yo lo
comparto, siempre que se le pregunte a la burocracia ¿como
combatir la corrupción? Dirá que con más controles,
papeles, modelos e inspecciones. Esos no son más que
simples instrumentos de trabajo, pero no la esencia del
problema que se afronta con la corrupción.
La
corrupción no es un problema administrativo, ni solo de
modelos o controles, la corrupción es, en primer lugar, un
problema político y como tal, en principio, se le debe
atacar. No es el aparato burocrático, por muy eficiente que
pueda parecer, el que primero nos va a defender de la
corrupción, sino la acción directa del Partido. No es el
aparato burocrático, porque en ningún lugar ha logrado
acabar con la corrupción. Nosotros tenemos algo mas
poderoso, el Partido.
Pero
todo el Partido; si se les exige a las organizaciones de
base del Partido circunscribirse solo a su radio de acción,
los niveles superiores reciben una información, que sumada,
es total, pero los núcleos no, lo que les impide
proyectarse con un sentido global del problema. Además,
impide que las organizaciones de base del Partido se
proyecten críticamente hacia arriba, lo cual es también
muy importante en términos del control de la actividad de
los órganos superiores por los de la base.
Lo
más importante del Partido, es su militancia, no los órganos
de dirección a ningún nivel. Esa deformación costó muy
caro en la URSS. Al final, no pocos directores de
conglomerados industriales, aparecieron como propietarios
privados de lo mismo que dirigían y no pocos dirigentes del
Partido pasaron a formar parte de los nuevos ricos. La
militancia, encerrada como un “rebaño” dentro de sus núcleos,
no pudieron hacer nada para impedirlo. ¿Acaso pensamos que
a nosotros en Cuba no podría ocurrirnos lo mismo?
Por
eso pienso que el Partido tiene que hacer un pronunciamiento
sobre la corrupción, abierto, fuerte, agresivo, amplio,
transparente, que ponga a temblar a los corruptos donde
quiera que estén, que les eche el pueblo encima y declare
cosas, tales como: “no habrá intocables”, “no habrá
perdón con los que atenten contra los bienes del pueblo”,
“el castigo será fuerte y ejemplar”. En China los
fusilan de manera casi inmediata, ¿porque no? En Cuba,
después de fusilar a un Héroe de la República, lo cual
fue un verdadero trauma político y lo continúa siendo, ¿A
quién no es posible fusilar, o ponerlo en la cárcel de por
vida?
Que
tal pronunciamiento pueda dar señales al enemigo de lo
grave que es el problema de la corrupción, no debe
detenernos; porque no es el enemigo el que va a venir a
resolverla, somos los revolucionarios cubanos.
Cuando
lo del narcotráfico no se tuvo esa consideración, el que
la divulgación de ese proceso podría darle armas al
enemigo y se discutió todo; los juicios fueron públicos.
El enemigo, todo lo contrario, quisiera que los verdaderos
revolucionarios no se percatasen de lo grave que es ese
problema y cualquier problema. En realidad, el enemigo debe
saber que en Cuba conocemos a fondo la gravedad del asunto y
que estamos actuando con todas las fuerzas en su contra.
Como hicimos cuando lo del narcotráfico, repito. Lo cual
quedo exhaustivamente reflejado en materiales escritos.
Y
para eso, además de tener el Partido y las organizaciones,
contamos también con un ejército de intelectuales
revolucionarios y preparados, a los que debemos siempre
mantener lo más informados posible, para que estén en
condiciones de reaccionar a tiempo y de manera eficiente.
Pero
si ante un artículo, como “Corrupción: ¿la verdadera
contrarrevolución?, lo que se hace es someter al autor a un
proceso de sanción y separarlo de las filas del Partido,
sin tener en cuenta su historial de sostenida e
incondicional fidelidad a la Revolución por más de 50 años,
buscando con ello, al parecer, dar un escarmiento, se hace
daño al Partido y al país. Porque se trasmite un mensaje a
la intelectualidad revolucionaria, a la masa partidaria y a
la izquierda en general, de que el Partido va a ser
implacable con quien considere que se equivocó, aunque haya
sido de buena fe y que es preferible quedarse callado,
practicando el oportunismo y haciéndole el juego a lo mal
hecho. Lo cual, en mi modesta opinión, no tiene nada que
ver con lo que debe ser el espíritu crítico, que debe
primar en un Partido como el nuestro, ni lo que la situación
interna actual requiere.
Es
que de manera lamentable, entre nosotros, parece predominar
la idea de que el único objetivo de un debate es convencer
a los ciudadanos, sea cual sea su posición, de que el curso
de acción trazado por las instancias superiores, en un
determinado momento, es el único verdaderamente
revolucionario, por lo que toda critica o disidencia surge
de la confusión ideológica, la ingenuidad, o peor, de
actitudes antirrevolucionarias.
Pensamos,
que lo que hay es que acabar de enrumbar el camino de los
cambios necesarios; terminar de quitarnos de encima los
lastres burocráticos y los esquematismos que nos frenan,
darle, como hemos dicho, la guerra sin cuartel a la corrupción,
terminar de poner a la economía en el carril del
crecimiento y veremos entonces, que ni dos Obama al mismo
tiempo y toda la derecha contrarrevolucionaria, van a poder
con la Cuba que hizo esta Revolución.
Escrito
original, publicado en el sitio web de la UNEAC el 9 de
abril de 2010 y que provocó el día 15 de junio de 2010, la
decisión de separar del PCC al Dr. Esteban Morales.
Cuando
observamos detenidamente la situación interna de Cuba hoy,
no podemos tener duda de que la contrarrevolución, poco a
poco, va tomando posiciones en ciertos niveles del Estado y
del Gobierno
Sin
duda, se va haciendo evidente, de que hay gentes en
posiciones de gobierno y estatal, que se están apalancando
financieramente, para cuando la Revolución se caiga, y
otros, que pueden tener casi todo preparado para producir el
traspaso de los bienes estatales a manos privadas, como tuvo
lugar en la antigua URSS.
Fidel
dijo, que nosotros mismos podíamos acabar con la Revolución,
y yo me inclino a pensar, que entre otras preocupaciones, el
Comandante en Jefe, se estaba refiriendo a las cuestiones
relativas a la corrupción. Porque estando ya presente, este
fenómeno, ha continuado apareciendo con fuerza. Si no,
veamos lo ocurrido con la distribución de tierras en
usufructo en algunos municipios del país: fraudes,
ilegalidades, favoritismos, lentitud burocrática etc.
En
realidad, la corrupción es mucho más peligrosa que la
llamada disidencia interna. Esta última aun se encuentra
aislada: carece de programa alternativo, no tiene líderes
reales, no tiene masa. Pero la corrupción resulta ser la
verdadera contrarrevolución, la que mas daño puede hacer,
porque resulta estar dentro del gobierno y del aparato
estatal, que son los que realmente manejan los recursos del
país. Sino veamos algo muy simple: ¿Cuando hay leche en
polvo en el mercado negro, que ha ido subiendo de precios
hasta llegar a 70 pesos el kilogramo? Cuando la leche en
polvo llega a los almacenes estatales. No hay mejor ejemplo
que ese. Y así es con todos los productos que se adquieren
en el mercado negro por parte de la mayoría de la población
.Es decir, a cuenta de los recursos estatales, existe un
mercado ilegal, del cual todos se benefician, menos el
Estado. Y que me dicen, de los vendedores en los alrededores
de las grandes tiendas en divisas, proponiendo de todo. Se
trata de una corrupción de las que casi todos participan,
generada por la corrupción de funcionarios estatales.
Porque, que sepamos, en Cuba hay un solo importador: el
Estado. No creo que lo que viene en los paquetes de Miami
sirva para generar un mercado tan grande, mucho menos, de
productos duraderos.
Obsérvese
también el transito de la carne de puerco de los estatales
a los privados, los precios de la venta de refrescos y aguas
según las diferentes cadenas del turismo. Las sospechosas
diferencias de precios con que nos tropezamos
frecuentemente.
Es
decir, de manera evidente, existe un flujo ilegal de
productos entre el comercio mayorista estatal y el comercio
en la calle. Toda una economía sumergida que el
Estado
no logra controlar y que será imposible de ordenar mientras
existan los grandes desequilibrios entre oferta y demanda
que caracterizan aun hoy a nuestra economía.
Se
trata entonces, esta última, de una forma de
contrarrevolución que sí cuenta con líderes ocultos,
ofrece alternativas a las del Estado y cuenta con una masa
que la practica
Pero
esa situación esbozada más arriba, no es la parte más
peligrosa del asunto que ahora tratamos. Ese es solo su
entorno popular.
Lo
que recientemente se descubrió, respecto a las debilidades
de un grupo de funcionarios de muy alto nivel, que estaba
relacionado con favoritismos, amiguismos, ciertos actos de
corrupción y de descuido en el manejo de información
sensible, así como también, algunas actitudes de lucha por
el poder presentes en esos funcionarios, eran informaciones,
que lamentablemente, ya estaban pasando a manos de los
Servicios de Inteligencia españoles, aunque estos se hayan
cuidado mucho de no aceptar su participación. Esos si son
asuntos extremadamente serios.
Es
decir, asuntos tan sensibles como pretensiones y
aspiraciones de poder, favoritismos, corrupción y
expresiones indebidas sobre la más alta dirección del país,
que ya eran de conocimiento de los servicios especiales
extranjeros. Una verdadera “mercancía política”, de
altísimo valor agregado en manos de los enemigos de la
Revolución.
Cuando
el Gobierno Cubano le entregó al FBI toda la información
de que disponía sobre las actividades de la contrarrevolución
en Estados Unidos, cuya actividad implicaba hasta la
posibilidad de atentados contra la presidencia
norteamericana; ¿que hizo el FBI entonces? En lugar de
tomar medidas con la contrarrevolución, en lugar de actuar
contra la mafia cubano–americana, lo que hicieron fue
buscar, como verdaderos perros sabuesos, de donde salía la
información que Cuba les había entregado, cuales eran sus
fuentes y ahí están nuestros cinco héroes compatriotas
abnegados, que ya llevan más de 11 años de injusta prisión
en cárceles norteamericanas.
Después
de las declaraciones hechas por Fidel, sobre que nosotros
mismos podemos destruir a la Revolución, que existen
motivos para pensar que nuestra revolución sea reversible,
lo que deben estar haciendo los servicios especiales
norteamericanos, es buscar la información que corrobore
esas preocupaciones de Fidel.
Van
buscando la confirmación de las palabras del Comandante en
Jefe, siguiendo a pie juntillas lo que va ocurriendo cada día
en Cuba, hurgando en todo aquello que les permita constatar
donde esta la verdadera fuerza contrarrevolucionaria en
Cuba, que puede dar al traste con la Revolución; fuerza que
parece no esta abajo, sino arriba, en los propios niveles
del gobierno y del aparato estatal. Formada por los
corruptos, ya no de poca monta, que se van descubriendo, en
altísimos cargos y con fuertes conexiones personales,
internas y externas, generadas por decenas de años ocupando
las mismas posiciones de poder. Obsérvese, ninguno de los
“defenestrados” hasta ahora (desde las Causas 1 y 2, al
menos) era un simple empleado.
Mas
recientemente, el General Acevedo, Director del IACC
(Instituto de Aeronáutica Civil de Cuba), fue destituido y
lo que circula en los medios informativos no oficiales,
acerca de cuales fueron los motivos de esa destitución, son
como para quitar el sueño.
Algo
de verdad debe haber en esas informaciones, porque este es
un país muy pequeño y familiar; aun el asunto no ha tenido
una explicación publica exhaustiva, como la gente espera;
porque de ser como se esta diciendo, es el dinero y los
recursos del pueblo, los que se han dilapidado, en medio de
una situación económica bastante crítica, para el país.
Entonces, ya sea para reivindicar a Acevedo o condenarlo,
hay que explicárselo al pueblo. Ese pueblo que la Revolución
ha creado, formado técnica y científicamente y dentro del
cual hay personas preparadas y con capacidad suficiente.
En
realidad, debo decir, a nivel de hipótesis, que lo que ha
ocurrido con el IACC, no es único, ya se ha descubierto en
otros lugares y puede aun haber empresas en las que este
ocurriendo lo mismo. Es decir, donde los jefes pueden estar
recibiendo comisiones y abriéndose cuentas bancarias en
otros países. Lo cual es una hipótesis de trabajo válida
para abrir otras investigaciones y que tales asuntos no
puedan agarrarnos por sorpresa. En economía existe la
“Auditoria Sorpresiva “, que no es para ofender a nadie
y con la que nadie puede molestarse. Auditar no es ofender,
es un mecanismo de previsión que ayuda a la honradez.
Un
elemento, que no podemos dejar de tomar en consideración,
es que hace mucho tiempo (1986– 1994) el foco de la política
de Estados Unidos hacia Cuba cambió. Ahora se presta una
atención fundamental a la realidad interna cubana. No se
trata de una orientación absoluta, pero sí fundamental y
prioritaria. Todo lo que está ocurriendo internamente en
Cuba, está siendo observado, monitoreado por los políticos
norteamericanos y en particular por los servicios especiales
de Estados Unidos.
Por
razones obvias, que no son necesarias de explicar, los
norteamericanos deben saber mejor que nosotros quienes y
cuantos cubanos tienen cuentas en el exterior .Quienes
reciben comisiones, y qué negocios hacen. Porque todas esas
empresas, con las que Cuba hace negocios, tienen aparatos de
inteligencia y casi todas están coordinadas con los
servicios norteamericanos, y si no lo están, hay
funcionarios, que en cuanto tienen en la mano una información
sensible sobre Cuba, procuran el vínculo con los servicios
norteamericanos, que dicho sea de paso, pagan muy bien esas
informaciones.
Lo
mas lamentable, es que los servicios norteamericanos están
mejor informados que nosotros sobre todos los posibles
movimientos de nuestros empresarios. Y esa es una información
que dejada correr, es decir, acumularse, es una vía
excelente para el soborno, el chantaje y el reclutamiento de
cualquier funcionario cubano. No quiere decir que ello
siempre funcione, puede que haya quien se corrompa, pero no
se deja reclutar, porque se trata de una cuestión muy
sutil. Pero quien apela a la corrupción para enriquecerse,
es muy difícil que después conserve aun otros valores.
Funcionario
cubano, que en sus relaciones con cualquier empresa
extranjera se corrompa, debe saber que esa información
puede caer en manos de los servicios especiales de cualquier
país y de ahí a las manos de los servicios norteamericanos
no va nada. Inmediatamente se abre un expediente, que se
continúa llenando, hasta que se considere necesario o
pertinente, realizar contra ese funcionario una actividad de
soborno, chantaje o reclutamiento. Ello no encierra nada de
paranoico; es de tontos no saber, que cualquier información
sensible sobre Cuba, sus actividades en el exterior o
respecto a algún funcionario cubano, que se considere útil,
es muy bien pagada por los servicios especiales de Estados
Unidos. Y si a estas alturas no sabemos eso, estamos
liquidados.
Tratándose
entonces de un área oculta del trabajo de subversión
contra Cuba, que sobre todo a mediano y largo plazo, produce
muy buenos dividendos políticos. Se trata de un área de la
contrarrevolución, que no tiene nada que ver con la llamada
disidencia, los grupúsculos o las mal llamadas “damas de
blanco “.
Observen,
como las debilidades de algunos funcionarios cubanos, ya
estaban siendo trasladadas a los servicios de inteligencia
españoles. Cubanos de las FAR y del MININT, involucrados en
el narcotráfico. Descubiertos por Cuba en 1989, pero que ya
era información privilegiada en manos de la DEA, el FBI y
del resto de los servicios especiales norteamericanos.
Acciones
de ese tipo afectan seriamente la capacidad del país para
seguir adelante y se cumple, como un algoritmo matemático,
que la capacidad de cualquier nación para enfrentar la
confrontación internacional, se mide, en primer lugar, por
su fortaleza interna.
Si
al menos Cuba pudiera descubrir a sus corruptos antes, el daño
podría ser menor.