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Congreso
del PST de Honduras
La
refundación de un proyecto político
revolucionario y sobre
la clase obrera
El
17 y 18 de julio se llevó a cabo el congreso del PST de
Honduras, grupo miembro de la Corriente Internacional
Socialismo o Barbarie. Al igual que en nuestro caso, las y
los compañeros del PST–H acordaron reorientar su
construcción hacia sectores claves de la clase obrera y del
estudiantado universitario de ese país.
Aunque
las situaciones políticas en Honduras distan mucho de las
que tenemos que afrontar en Costa Rica, lo cierto del caso
es que la izquierda catracha presenta la misma dolencia que
la tica: la ausencia de la clase obrera organizada sindical
y políticamente. (1) Esto quedó al desnudo durante el
intenso y masivo proceso de resistencia en contra del golpe
militar, donde los cientos de miles de trabajadoras y
trabajadores del sector textil –epicentro de la industria
en Honduras–, permanecieron esencialmente pasivos ante las
movilizaciones de la resistencia.
Por
ello, esta reconceptualización estratégica sobre el tipo
de izquierda y partido por construir en Honduras, representa
un gigantesco paso adelante para nuestras y nuestros compañeros
del PST–H –y para la corriente SoB en general–, en la
medida de que afronta con la seriedad del caso las grandes
tareas históricas de la izquierda en ese país. Y es que
actualmente la izquierda catracha se caracteriza por una
fuerte desestructuración social, asentada esencialmente en
sectores populares y del campesinado, caracterizados por lo
demás por un fuerte conservadurismo político y social.
Inclusive,
esta debilidad político–constructiva no fue ajena al
mismo PST–H, que durante años se construyó en sectores
atrasados provenientes del campesinado. Esto explotó
durante el congreso mismo, cuando una parte del PST–H
pretendió legitimar una agresión psicológica y física
por parte de un miembro del partido contra otra camarada del
grupo, llegando a suspender por seis meses y condenar
moralmente a la compañera agredida, por haber llamado a la
“policía golpista” cuando el agresor estaba afuera del
apartamento luego de golpearla... Inclusive, ese sector
retardatario pretendía utilizar la “formalidad democrática”
del congreso para expulsar del todo del PST–H a la compañera
agredida, bajo la acusación de que era una “agente de la
policía golpista”.
Frente
a esta barbaridad política, la corriente SoB asumió
una postura principista: o se retraían de esa actitud
antirevolucionaria y reinstalaban a la compañera agredida
con todos sus derechos, o no había marco común para que
fueran parte de la corriente. Como era predecible, este
sector atrasado optó por reivindicar su postura machista y
troglodita, mediante una serie de argumentos formales y
carentes de todo sentido revolucionario…
La construcción de organizaciones
socialistas y revolucionarias no es una tarea sencilla.
Requiere de muchos años de trabajo, discusiones y
sacrificios. Pero ante todo, requiere de consistencia moral
–en el sentido revolucionario–, donde el machismo y las
demás lacras que produce el sistema capitalista no tienen
cabida. En este sentido, desde SoB optamos por cortar todo vínculo
con este sector de compañeros, puesto que nuestro objetivo
fundamental no es acumular grupos por acumular, sino
construir verdaderas organizaciones socialistas y
revolucionarias.
Notas:
1.
Durante décadas, en Honduras la clase obrera bananera fue
uno de los sectores sindicales más dinámicos, pero fue
derrotada políticamente.
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Por
el alto nivel político de los documentos, así como el rico
intercambio de opiniones que se desarrolló durante las
sesiones, no dudamos en afirmar que este ha sido el mejor
congreso en la historia de nuestra organización.
Indudablemente, esto está precedido por nuestro ingreso a
SoB en julio del 2008, lo cual representó una “oxigenación”
política inmensurable para nuestra agrupación, en la
medida que nos dotó de un marco internacional en nuestras
discusiones teóricas, políticas y constructivas.
A
continuación, pasaremos a delinear algunas de las
principales conclusiones políticas alcanzadas durante el
congreso.
¿Qué
significó la Guerra Civil de 1948?
Uno
de los avances logrados durante el congreso, consistió en
caracterizar a la guerra civil de 1948 como una reacción
militar de un sector de la burguesía y las clases medias
ticas contra el pujante movimiento obrero de ese
entonces, que ha decir verdad, había alcanzado un
impresionante grado de desarrollo y maduración política.
Para
ilustrar lo anterior, basta con mirar el siguiente dato:
entre 1943 y 1948 hubo cien mil trabajadores sindicalizados,
cifra que representaba un 38,3% de la Población Económicamente
Activa y la mayor tasa de sindicalización en la
historia del país.
Pero
más importante que los números absolutos, era el pérfil
clasista y verdaderamente obrero que presentaba el
movimiento sindical durante la década del cuarenta. A
diferencia de la actualidad, donde el sindicalismo está
conformado por trabajadoras y trabajadores de los servicios
estatales –docentes, CCSS, ICE, etc.–, en la década de
los cuarenta la columna vertebral del movimiento obrero
estaba constituido por los trabajadores bananeros, es
decir, el núcleo duro de la producción capitalista
de la Costa Rica de ese entonces.
Aunado
a esto, era un movimiento obrero altamente politizado, de lo
cual el crecimiento significativo del Partido Vanguardia
Popular durante los años treintas y cuarentas fue un claro
reflejo: “el sindicalismo formado y desarrollado durante
toda esta etapa era muy beligerante y altamente politizado,
ya que muchos de sus dirigentes y sectores de base eran
militantes del Partido Comunista, especialmente los
trabajadores bananeros, que eran la vanguardia del proceso
de la lucha de clases en ese período turbulento de
Costa Rica.” (2)
Esto último no es un apunte menor en
lo absoluto, sino que da cuentas del gran acierto político–constructivo
que en su momento tuvo el Partido Comunista en Costa Rica:
orientarse hacia la clase obrera del país.
El
resultado final de esta orientación política del PC
consistió en lograr una creciente convergencia con el
sujeto social de la revolución socialista en el país –la
clase obrera bananera–, lo que da cuentas del por qué la
izquierda se convirtió en una verdadera potencia política
durante este período histórico, que incluso llegó a
constituirse en una alternativa de poder para amplios
sectores del movimiento obrero y de masas:
“Efectivamente,
de acuerdo con diversas informaciones el partido comunista
contaba para el año 1948 con una fuerza de 12 mil hombres
de extracción fundamentalmente obrera (…) Por otra parte,
la potencia y fuerza de los comunistas se manifestaba en el
tiraje de su periódico llamado “Trabajo”, el cual en el
período del año 31–34 tuvo un tiraje de 4 000
ejemplares, llegando a 7 500 ejemplares para el año
1946.” (3)
Por
este motivo, concluimos que el enfrentamiento político–militar
encabezado por el bando figuerista en 1948, no fue contra el
“fraude electoral”, sino que de fondo fue una pelea por
destruir al movimiento obrero clasista e independiente que
se venía desarrollando desde los años treintas y
cuarentas, que además estaba fuertemente vinculado al
Partido Vanguardia Popular:
“En
síntesis, el gobierno de la Junta Fundadora de la Segunda
República y los subsiguientes gobiernos, desataron una dura
y brutal represión contra el movimiento obrero, el
sindicalismo independiente y los activistas del Partido
Vanguardia Popular... En especial fue la represión hacia
los trabajadores bananeros, por estar conducidos por el
Partido Comunista. Por otra parte, el gobierno de facto de
la Junta Fundadora y los demás gobiernos que le sucedieron,
se encargaron especialmente de cortar toda la tradición
organizativa, política y de lucha de los trabajadores
costarricenses, logradas en la década de los años 30 y
40.” (4)
Una
izquierda socialmente marginada y acomodada al país que
construyó la burguesía
Comprender
la causa principal que originó la guerra civil de 1948, es
vital para asumir la dimensión histórica de la derrota sufrida
por la clase obrera en ese conflicto.
Tras
su triunfo militar en 1948 (5), el figuerismo se
encargó de destruir al movimiento obrero clasista e
independiente, para lo cual desató una feroz represión
contra los sindicatos y el Partido Vanguardia Popular. Esto
no lo hizo tan sólo por cálculos militares, sino que ante
todo tuvo una finalidad política estratégica: la
destrucción del sujeto social en Costa Rica. Sólo así,
la burguesía pudo avanzar en la construcción de un nuevo
tipo de país –la Segunda República–, asentado sobre
nuevas coordenadas políticas de corte antiobrero,
antisindical y profundamente anticomunista.
Luego
de la derrota que sufrió la clase obrera en 1948, la
izquierda se convirtió en una expresión política cada vez
más distante de su sujeto social. Este distanciamiento se
profundizó aun más durante la década de los años ochenta
y en los años siguientes, cuando surgió una nueva clase
obrera en las industrias exportadoras, que se ha
desarrollado a la sombra del solidarismo y bajo una férrea
explotación por parte de las patronales.
Pero
lo más dramático e inexplicable del caso, es que ante este
dispositivo de la burguesía por cooptar políticamente a la
clase obrera, el conjunto de la izquierda costarricense en
los hechos se hizo de la “vista gorda”, y peor aún,
tendió a acomodarse al modelo de país construido por la
burguesía.
Esto
se constata rápidamente al leer la prensa de las
organizaciones de izquierda del país, donde “clase
obrera” es equivalente a trabajadores del sector servicios
–docentes, oficinistas, cobradores, etc.–, mientras que
la verdadera clase obrera –la que labora en las zonas
francas, fincas agroexportadoras, etc.– brilla por su
ausencia.
Por
esto aseveramos que la izquierda tica se ha adaptado
–conciente o inconscientemente– al país y el modelo
sindical que la burguesía construyó desde 1948, donde la
clase obrera industrial pasó a convertirse en simple
materia de explotación –o clase en sí en términos
más marxistas– (6)
La
tarea de la izquierda: construirse en la nueva clase obrera
industrial
Sesenta
años han transcurrido desde la guerra civil de 1948, y en términos
generales la izquierda no ha hecho ningún esfuerzo sistemático
por romper con la estructura política del país heredado
por el figuerismo, lo cual sólo podrá hacerse efectivo
mediante la organización política de la nueva clase obrera
industrial del país.
Por
este motivo, el V Congreso del PST adoptó entre sus
principales orientaciones el realizar un giro político
hacia la clase obrera concentrada en las zonas francas y
otras fábricas, de cara a lograr la organización sindical
y política de estos sectores proletarios. (7) Alcanzar este
objetivo será una tarea sumamente difícil –de ahí su
connotación estratégica–, lo cual requerirá de
muchos años y diversos ensayos tácticos. Pero desde
nuestra perspectiva, el asumir con toda la seriedad del caso
la construcción de un instrumento político para la
revolución socialista en Costa Rica, pasa, sí o sí,
por romper este cerco político que impuso la burguesía
entre la clase obrera y la izquierda revolucionaria.
Esta
es la orientación estratégica que como organización política
adoptamos en nuestro último congreso; nuestra propuesta es
construir una organización de izquierda revolucionaria
vinculada orgánicamente con su sujeto social.
Como
parte de esta orientación, desde el PST estamos impulsando
dos iniciativas inmediatas. En primer lugar, la construcción
de la red obrera, que
esperamos se convierta en un enlace entre las y los obreros
industriales de diversas fábricas, sirviendo como canal de
denuncia de la explotación laboral que impera en las zonas
francas y otros sectores fabriles.
En
segundo lugar, en las próximas semanas publicaremos un
libro con los principales documentos políticos votados por
nuestro V Congreso y otros artículos complementarios,
mediante los cuales profundizaremos en el debate con el
resto de la izquierda sobre las tareas estratégicas de la
izquierda en Costa Rica.
Notas:
1.
Durante la I SPS realizamos el foro–debate ¿Qué
izquierda y qué partido construir en Costa Rica?, donde
contamos con la participación del diputado José Maria
Villalta por parte del Frente Amplio, así como de
representantes de otras organizaciones de izquierda.
2.
Clases sociales, lucha de clases y estructuras
productivas en Costa Rica. Documento presentado al V
Congreso del PST. Pág. 3
3.
Ídem. Págs. 5.
4.
Ídem. Págs. 5–6.
5.
En el cual medió una abierta traición por parte de la
dirección comunista de Manuel Mora y Carlos Luis Fallas,
quienes se rindieron al figuerismo a cambio de que éste
preservara las garantía sociales, que a la postre fueron
capitalizadas políticamente por el Partido Liberación
Nacional como parte de su dispositivo de reformista y anti–comunista.
6.
Para el caso del Frente Amplio, hay múltiples sujetos
sociales para la revolución –lo que denota su apego a la
propuesta “gallardista” de izquierda–. Con relación a
los grupos trotskistas, aunque reivindican a la clase obrera
como sujeto social, en realidad no diferencian a un
asalariado de un obrero…es decir, no comprenden que es el
sujeto social!!! Esto es un reflejo de la impronta teórica
y política de la LIT–CI en sectores del trotskistmo tico,
organización que se caracteriza por una conceptualización
objetivista de la revolución –de muy bajo nivel por lo
demás–.
7.
Vale aclarar que este giro político no significa que como
organización abandonaremos nuestra presencia en sectores en
los cuales nos hemos desarrollado; por el contrario,
implicará afincarnos con mayor fuerza en el sector
universitario y proseguir con nuestro trabajo en sectores
del sector estatal –como el docente–.