Entrevista
a Samuel Farber
¿Adónde
va Cuba?
Socialist
Worker, 20/06/10
Sin
Permiso, 29/09/10
Traduccción
de Selma Marks
El
gobierno de Raúl Castro anunció que el año próximo
despediría más de medio millón de empleados del estado.
Según la central sindical oficial, por lo menos la mitad de
esos 500.000 empleados recibirán licencias para trabajar
por cuenta propia y otros 200.000 serán colocados en
cooperativas. El anuncio de esos despidos es el evento más
reciente en la campaña de Raúl Castro por transformar la
economía cubana para alejarla del modelo del Estado
monopolizador de la propiedad que se remonta a los primeros
años de la revolución cubana de 1959. Sam Farber es un
veterano socialista que nació y se crió en Cuba. Es el
autor de numerosos artículos y libros sobre la isla, entre
ellos “The Origins of the Cuban Revolution Reconsidered”.
Alan Mass le entrevistó sobre el significado del anuncio de
los despidos y lo que esto le depara a Cuba. (Sin Permiso)
¿Cuál
es el trasfondo del anuncio de que Cuba está por deshacerse
de medio millón de empleados del estado?
Creo
que lo primero que tenemos que hacer es ubicar esto en el
contexto de un régimen cubano que va en declive, un declive
que se ha acelerado debido a una terrible situación económica.
Esa situación es el resultado de una combinación de
factores. Uno es la irracionalidad y las crisis generadas
por el sistema burocrático mismo. Otro es, por supuesto, la
recesión mundial que ha golpeado muy duro a la economía
cubana.
Así
por ejemplo, aunque la tasa de turismo en Cuba se ha
mantenido más o menos al mismo nivel , ha bajado el ingreso
de ese sector. Y el ingreso de la producción de níquel,
que durante los últimos años ha sido más importante que
el del turismo, disminuyó dramáticamente debido a que los
precios del mercado de materias primas se fueron a pique,
aunque recientemente se han recuperado un tanto.
Así
que la crisis económica ha sido muy severa y hace años que
el gobierno ha estado mencionando que tiene un exceso de un
millón de empleados –no medio millón sino un millón–.
Así que me imagino que el anuncio refleja una posición
intermedia – van a despedir a medio millón de gentes en
lugar del millón del que habían estado hablando.
De
ese medio millón, se supone que 250,000 van a recibir
licencias para trabajar por cuenta propia y otros 200,000
van a ser colocados en trabajos que no son del estado, específicamente
en cooperativas manejadas por los empleados. Esto es lo que
ya se ha puesto en efecto con los taxis, las barberías y
salones de belleza. Y quieren hacer lo mismo con muchas
otras ocupaciones e industrias.
El
aviso de los despidos, oficialmente anunciado por la central
oficial de trabajadores –anuncio que, dicho sea de paso, más
bien le correspondía haber hecho al patrón– no mencionó
los planes para los 50,000 trabajadores restantes, quizás
porque los van a colocar en empleos del estado diferentes de
los que tenían antes.
Este
no es el primer paso que el régimen toma en esa dirección,
¿no es así?
Yo
diría que esta iniciativa es un hito en un proceso que
comenzó hace tiempo. Varios años atrás, después de que
la industria del azúcar se fue a pique dejando tras de sí
grandes extensiones de tierra baldía, el gobierno empezó a
alquilar la tierra –con contratos renovables cada 10 años–
a gente interesada en trabajarla. El propósito era
convertir a esta gente en agricultores privados que
trabajaran la tierra bajo su propia iniciativa. Pero estos
agricultores no son propietarios de la tierra. Le pagan
alquiler al estado por usar tierras baldías y están
obligados a venderle al estado la mayor parte de lo que
producen a precios fijados por el estado.
Creo
que esta experiencia con la agricultura nos da una idea de
los tremendos problemas que se avecinan y que ponen en duda
que el desplazamiento de medio millón de empleados del
estado al trabajo por cuenta propia y en cooperativas vaya a
funcionar.
En
el caso de la agricultura privada, la mayoría de la gente a
la que le alquilaron la tierra no tenían experiencia alguna
en ese tipo de trabajo. Era gente de la ciudad que
desesperadamente se agarró de esa oportunidad para tratar
de mejorar su situación económica.
Pero
a esas personas les ha sido muy difícil conseguir las
herramientas que necesitan. Y no me refiero a equipos de
alta tecnología, ni tractores ni cosas por el estilo. Sólo
me refiero a las herramientas más básicas que se necesitan
para trabajar la tierra. El estado ha hecho muy poco por
ayudar a esta gente aún con las cosas más fundamentales.
Por eso, hasta la fecha no se habla de ningún resultado que
valga la pena con respecto a ese cambio.
Creo
que los negocios privados enfrentarán problemas muy
parecidos. Por ejemplo, una de las ocupaciones que están
por transferir al trabajo por cuenta propia o a las
cooperativas es la reparación de automóviles. Digamos que
una persona que trabajaba para el estado se convierte en mecánico
de automóviles: ¿dónde va a conseguir los repuestos que
necesita para su trabajo? Dónde va a conseguir las
herramientas que necesita, si no del estado mismo?
Y
es aquí por donde entra el problema de la corrupción. La
corrupción en Cuba ha impregnado a toda la sociedad; la
gente tiene que robar para poder sobrevivir. A un nivel muy
fundamental esto sucede simplemente porque es imposible
sobrevivir con la ración mensual del gobierno que cubre las
necesidades de la gente sólo por dos semanas. La libreta de
raciones ha sufrido constantes recortes y se esperan
recortes inminentes de mayor envergadura.
Dado
que robar del estado se ha convertido en una norma general
para poder sobrevivir, sospecho que el ex–empleado de
estado recién convertido en mecánico de automóviles tendrá
que robar aun más para que su negocito también pueda
sobrevivir.
La
otra posibilidad es que los cuentapropistas reciban la ayuda
del capital cubano del exterior, particularmente del Sur de
la Florida. Aunque sea ilegal desde el punto de vista de los
Estados Unidos , es probable que no lo sea para Cuba porque
ahí quieren que el capital entre a la isla. Pero al
permitir la entrada del capital cubano foráneo, ya sea en
gran o pequeña escala, Cuba se está adentrando en terreno
desconocido en cuanto a lo que esto puede desatar en la
isla.
El
gobierno cubano se encuentra en una clásica contradicción
de tipo marxista. Tiene que emprender estas acciones, pero
si lo hace los resultados pueden subvertir el sistema. El
gobierno está entre la espada y la pared.
Antes
del anuncio, habían en Cuba 591,000 personas empleadas en
negocios privados. Esta cifra incluye a los agricultores
antes mencionados y también a 143,000 cuentapropistas en
las zonas urbanas. Los despidos añadirán 250,000 personas
al grupo de los cuentapropistas y 200,00 personas a las
cooperativas. Si nos limitamos nada más a los negocios
privados, habrán 450,000 agricultores privados mas 400,000
cuentapropistas en las ciudades, los que a su vez podrán
legalmente emplear a otros. Estamos entonces hablando de
850,000 personas de una fuerza laboral de 5 millones – o
sea de un 17 por ciento del total de la fuerza de trabajo en
la isla.
Lo
que quiere decir que el gobierno está creando una pequeña
burguesía legal en Cuba – y menciono el término
"legal" porque hay mucha gente que ya lleva tiempo
trabajando en su pequeño negocio pero ilegalmente. Es
imposible saber las consecuencias que esto vaya a tener
porque no ha existido una situación como ésta desde los años
sesenta. Estamos entrando en territorio desconocido –
especialmente si los cuentapropistas logran conseguir que
sus amigos y parientes cubanos en Miami inviertan dinero en
la isla.
Esto
es ilegal bajo la ley de los Estados Unidos. Pero siempre ha
existido un ala del establishment político norteamericano
que piensa que es importante apoyar con dinero a la empresa
privada en Cuba al grado que sea posible. Por ahora el
gobierno cubano probablemente lo permita, lo que ejercerá
una gran presión sobre los Estados Unidos para que
modifique las condiciones del bloqueo económico de la isla
para hacer eso factible.
¿Es
Raúl Castro el responsable de la nueva dirección que ha
adoptado la política económica, o acaso parte de esa política
se remonta a los tiempos en que Fidel Castro estaba al
mando?
Todo
esto – comenzando con la iniciativa de la agricultura
privada – ha ocurrido bajo el mando de Raúl Castro. Raúl
Castro asumió el poder de facto en el 2006 y oficialmente
en el 2008, así que él ha sido la persona principal a la
cabeza del gobierno de la isla de día a día. No es claro
el grado al que Fidel haya desempeñado papel alguno en
definir la política de esos años ni el papel que vaya a
desempeñar en el futuro.
Pero
estas medidas se han puesto en vigor desde que Raúl Castro
asumió el mando, lo que en parte se explica por su gran
admiración del modelo chino desde mucho antes de que
asumiera el poder. Aunque, por supuesto, aún mas importante
ha sido la severidad con la que la crisis económica ha
golpeado a Cuba.
Los
medios de comunicación describen lo que está sucediendo en
Cuba mayormente como un viraje hacia el capitalismo y un
distanciamiento del socialismo. ¿Es correcto describir como
socialismo lo que ha existido en Cuba durante los últimos
50 años?
Siempre
he sostenido que lo que ha habido en Cuba no es socialismo.
Desafortunadamente hay sectores muy amplios de izquierda que
han confundido el socialismo con la nacionalización de la
economía.
Cuando
hablo del socialismo me refiero al proceso mediante el cual
los trabajadores de la ciudad y del campo, junto con sus
aliados de clase como el campesinado, controlan y manejan la
sociedad. Esto nunca ha ocurrido en Cuba.
Lo
que sí es cierto es que el régimen fue popular por mucho
tiempo porque mejoró significativamente el nivel de vida de
la gente más pobre, y propició una gran movilidad social,
algo que no siempre se ha reconocido como una de las fuentes
del apoyo popular al régimen cubano. El sólo hecho de la
emigración masiva de la gran y pequeña burguesía y de los
profesionales permitió que un gran número de personas
avanzaran a las posiciones abandonadas por los que se
fueron.
Pero
el punto es que una sociedad no es socialista sólo porque
el estado ha nacionalizado la economía. Porque lo que uno
se tiene que preguntar es quién controla a ese estado. En
Cuba los trabajadores no controlan el estado. Al estado lo
controla una burocracia organizada alrededor del Partido
Comunista.
Así
que no hay un socialismo que esté siendo reemplazado. La
clase de la burocracia al mando del estado ha decidido
incorporar en la economía, en calidad de socio muy
minoritario, a la pequeña burguesía emergente – algunos
de cuyos miembros lograrán tener éxito en sus empresas, y
cuando lo hayan logrado conformarán un nuevo grupo de
capitalistas privados, algo que no ha existido en Cuba desde
los 1960s.
Es
entonces cuando la burocracia compartirá el poder con ese
nuevo grupo – pero sólo el poder económico– lo que
quizás conduzca a una situación parecida a la de China. En
cuanto al poder político, la burocracia no lo va a
compartir con los nuevos capitalistas a menos y hasta que
estos últimos se hayan asimilado totalmente a la burocracia
en el poder. Eso es lo que ha sucedido en China: ahí ha
habido una serie de capitalistas que se han afiliado al
partido comunista y se han vuelto parte de éste.
¿Qué
implicaciones tiene este análisis para los socialistas con
respecto al bloqueo económico de Cuba por parte de los
Estados Unidos?
Esto
es algo que se tiene que repetir y volver a repetir:
independientemente de la crisis actual en Cuba, e
independientemente de los tantos crímenes y fechorías
perpetrados por su burocracia, el bloqueo se debe abolir.
Este
es un asunto de principio: los Estados Unidos no tienen
derecho a intervenir en los asuntos internos de Cuba ni de
usar su poder económico para imponer su sistema capitalista
en la isla. Esta es la razón principal de nuestra oposición
al bloqueo – afirmar el derecho a la autodeterminación y
frenar el imperialismo de los Estados Unidos.
Pero
también existe una razón práctica: el régimen cubano ha
utilizado el bloqueo impuesto por los Estados Unidos como un
pretexto para ocultar su naturaleza dictatorial y su
ineficiencia económica. Así es que tanto por razón de
principio como por razones prácticas el bloqueo económico
que se ha estado perpetrando por 50 años debe llegar a su
fin.
¿Qué
efecto tendrán los despidos en Cuba? ¿Provocarán una
nueva resistencia?
Creo
que mucha gente va a acabar en la calle porque muchas de
esas empresas no van a poder conseguir los recursos que
necesitan para poder funcionar.
En
cuanto a las cooperativas, serán una creación desde
arriba. No surgirán como parte de un movimiento laboral
como sí sucedió, por ejemplo, en Inglaterra y en los países
escandinavos, donde el movimiento cooperativista se
desarrolló como un aliado de un movimiento laboral en
ciernes. A los integrantes de las cooperativas en Cuba les
faltarán tanto el acceso a recursos como la motivación política
para hacer funcionar su empresa.
Así
que es muy posible que muchas de esas cooperativas y
empresas privadas acaben fracasando por las razones arriba
expuestas.
¿Y
que va a pasar con esa gente? La emigración de Cuba ha
estado funcionando como válvula de escape por un buen rato.
Pero emigrar es muy caro y burocráticamente enredoso. En
Cuba no existe el derecho a viajar. Así que la emigración
no va a resolver el problema.
Hasta
el momento, parte del descontento y enojo con el sistema político
se ha vertido hacia la actividad criminal. El problema del
robo en Cuba es enorme, y no es robo solamente para mantener
un negocito; es robo para poder sobrevivir.
Lo
que parece prometedor, en cuanto a las posibilidades que
existen dentro de Cuba, está relacionado con la tremenda
enajenación que reina entre la juventud, especialmente
entre la juventud negra. En Cuba hay un movimiento hip hop
enfocado a expresar el enojo de la gente joven negra específicamente
contra el hostigamiento y brutalidad que sufren a manos de
la policía.
Quizás
en algún momento esa frustración y enajenación llegue a
expresarse en términos de protesta política. Pero ésta es
sólo una posibilidad. No quiero caer en el error de
insistir que algo va a suceder sólo porque deseo que
suceda. Desgraciadamente, las cosas no funcionan así.
Pero
de lo que no tengo la menor duda es que las medidas que el régimen
está adoptando van a aumentar considerablemente la
posibilidad objetiva de una radicalización y un nivel más
alto de lucha.
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