Como
en sucedió en varios países de Europa del Este, la Iglesia
está jugando un papel en “lubricar” el curso
restauracionista de la burocracia del partido único,
contribuyendo a que todo se haga en un marco de
“paz social”. A su vez, desde arriba devuelven esos
favores y estrechan lazos.(SoB)
Es
la primera edificación de ese credo desde el triunfo de la
revolución
Asiste
Raúl Castro a inauguración de Seminario
Por
Gerardo Arreola
Corresponsal
en Cuba
La
Jornada, 04/11/10
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El
nuevo seminario católico en las afueras de La
Habana |
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La
Habana, 3 de noviembre.– El presidente Raúl Castro asistió
hoy a la inauguración del seminario de la capital, la
primera edificación de la Iglesia católica que se
construye en Cuba desde el triunfo de la revolución de 1959
y símbolo del diálogo sin precedente desde entonces entre
el clero y el gobierno.
También
estuvieron en la ceremonia clérigos extranjeros, entre
ellos los arzobipos de Miami, Thomas Wenski, y de Yucatán,
Emilio Carlos Berlié, así como el máximo dirigente de la
Orden de los Caballeros de Colón de Estados Unidos, Carl
Anderson.
El
cardenal Jaime Ortega, arzobispo de La Habana, agradeció al
gobierno las facilidades para la edificación y a las
iglesias y congregaciones extranjeras sus aportaciones para
financiar la obra.
El
plantel está edificado en 22 hectáreas de una zona rural
del este de la ciudad y empezó a construirse en 2006. Tiene
capacidad para cien seminaristas y edificios para diferentes
especialidades (teología y filosofía), rectoría,
biblioteca, capilla y auditorio.
El
seminario también refleja el crecimiento del catolicismo en
Cuba, después del conflicto con el gobierno cubano durante
los años 70 y más de dos décadas de silencio y marginación.
Unos
350 sacerdotes, 30 religiosos y entre 700 y 800 monjas
trabajan en Cuba. La mayoría son extranjeros,
principalmente españoles, mexicanos y colombianos.
El
secretario ejecutivo de la Conferencia de Obispos de Cuba,
José Félix Pérez, informó a La Jornada que las cifras
son aproximadas, porque el personal viaja a menudo a
misiones o estudios.
En
Santiago de Cuba (oriente) funciona otro seminario. La
Iglesia católica tiene guarderías e imparte cursos de
oficios, computación, idiomas, mercadotecnia, diseño,
liderazgo, planeación educativa y antropología, entre
otros.
Tiene
grupos de música y de teatro, cursos de verano de nivel
superior para educadores y cuatro centros de formación en
bioética, que incluyen una maestría.
Algunos
de los programas del seminario los reconocen universidades
como La Salle (México), Católica de Valencia (España) y
Loyola (Estados Unidos).
Según
un reciente informe de Sergio Lázaro Cabarrouy, uno de los
operadores de la red de comunicaciones eclesiásticas, la
Iglesia cubana publica cientos de hojas parroquiales y 46
boletines y revistas, tiene 12 sitios web y siete boletines
electrónicos. El sitio de Palabra Nueva, revista de la
arquidiócesis de La Habana, tiene más de mil 700 visitas
diarias.
Los
salesianos y los jesuitas tienen centros de producción
audiovisual y hay programas que se distribuyen en formatos
digitales. Los obispos emiten mensajes radiales en fiestas
religiosas y la televisión nacional transmite algunas
liturgias relevantes de la isla o del exterior.
La
etapa de tirantez ha pasado
El
anterior seminario se construyó en 1948, en el sur de la
ciudad. En 1966, aún bajo el clima de tensión, el gobierno
pidió a la Iglesia la venta del inmueble, para convertirlo
en una unidad militar.
Los
estudiantes tuvieron que desocupar apresuradamente y se
fueron a la sede histórica de la escuela, un edificio
colonial en el casco antiguo de la ciudad.
La
etapa de tirantez se extendió durante la mayor parte de la
década de los 60. El servicio militar y la consecuente
prohibición de salir del país para los varones que debían
cumplirlo, frenó de golpe el éxodo de católicos.
Hubo
católicos procesados por conspirar contra el gobierno de
Cuba. Otros fueron recluidos en las Unidades Militares de
Ayuda a la Producción, las granjas a las que también
fueron enviados gays y otros creyentes, como los Testigos de
Jehová.
A
finales de la década y principios de los 70 surgieron
momentos de distensión, en parte influidos por el Concilio
Vaticano II (1962–1965) y la Segunda Conferencia del
Episcopado Latinoamericano (1968). También por dos
discursos (Chile, 1971, y Jamaica, 1977), en los que Fidel
Castro distinguió entre el ejercicio de la libertad de
creencias y las acciones contra el gobierno.
El
20 de abril de 1969 los obispos cubanos condenaron el
bloqueo económico de Washington contra la isla. En 1985,
obispos estadunidenses pidieron a Fidel Castro la liberación
de 146 opositores presos y la salida a Estados Unidos de ex
prisioneros con familia en ese país, lo que ocurrió un año
y medio más tarde.
Todavía
hubo un nuevo choque, cuando en la carta pastoral El amor
todo lo espera (1993) los obispos cubanos hicieron su diagnóstico
de la crisis tras el derrumbe soviético y sugirieron
dialogar con el exilio y la oposición interna. No hubo
respuesta oficial, pero sí una violenta réplica en la
prensa.
La
visita del papa Juan Pablo II y su condena al bloqueo (1998)
terminaron por inclinar la balanza en favor del
entendimiento.
Dice
el obispo Aranguren
Revivió
el catolicismo en Cuba en las casas de misión
Por
Gerardo Arreola
Corresponsal
en Cuba
La
Jornada, 05/11/10
La
Habana, 4 de noviembre.– Durante 50 años no se han
construido templos católicos en Cuba, por lo que ese credo
ha crecido en viviendas particulares o casas de misión,
donde funcionan comunidades estables, se bautiza y hay
celebración sistemática, dice a La Jornada el obispo de
Holguín (oriente), Emilio Aranguren. Las casas de misión
son una de las fortalezas mayores de la Iglesia, según el
Plan Global de Pastoral 2006–2010 de la Conferencia de
Obispos Católicos de Cuba (COCC).
Estamos
como en tiempos de los hechos de los apóstoles, dice
Aranguren. "La casa de misión no se conoce tanto por
el santo patrono, sino por la persona que nos da acogida.
Los avisos dicen, por ejemplo: 'El martes nos vamos a
encontrar en casa de Inés García'. Ésta es la casa que
nos brinda la sala, la terracita del fondo, donde quizás
hace más fresco, o el patio".
Hasta
1997, la Iglesia católica registraba 123 templos ocupados
por las autoridades, que devolvieron algunas decenas en la
última década, reportó en abril pasado Palabra Nueva, la
revista del arzobispado de La Habana.
Las
casas de misión empezaron a funcionar en los años 80,
recuerda Aranguren, quien también preside la Comisión de
Justicia y Paz de la COCC. Comenzaron a tomar fuerza
significativa en 1993 o 1994. En Santiago de Cuba el
arzobispo erigió una parroquia en una casa de misión. Hay
casas de misión en las que hay más fieles que en los
templos. Éstas las atienden misioneros, animadores de
comunidades, que no siempre son sacerdotes o religiosas.
Tras
el choque con el gobierno en los años 60, la comunidad católica
pasó décadas de silencio y discriminación y empezó a
reanimarse a fines de los años 80. Aranguren estudió con
los religiosos maristas, que se dedican a la educación y
tuvieron una fuerte presencia en Cuba hasta 1961, cuando
salieron en lo más álgido de ese conflicto. La congregación
volvió a la isla 40 años más tarde.
En
mayo de 2011 se cumplirán 50 años de que el gobierno
eliminó las escuelas católicas en Cuba. La Iglesia no está
pensando en restaurar ese sistema, pero no descarta la
formación religiosa, señala el obispo. Si hay un educador
que se dice católico, no tiene por qué ocultar su
participación, su pertenencia, su fe, para poder ser
educador. Un padre católico tiene todo el derecho de
reclamar para su hijo algo que está relacionado con la fe
que él profesa y que quiere que su hijo se eduque en ella.
Se ha ido avanzando en la comprensión de esto.
Aranguren
cita una encuesta de la Iglesia católica (2002), según la
cual unas 200 mil personas, cerca de 2 por ciento de la
población de Cuba, (11 millones 242 mil), se declaran católicas
y asisten a la celebración dominical. En 1986, el promedio
escasamente subía de uno por ciento.
Palabra
Nueva de
abril reseña que, según la misma encuesta, 75 por ciento
de los que se declaran católicos llegaron a la religión a
partir de mediados de los 80. Casi la mitad de ellos se había
alejado desde la época de tensiones.
En
el Plan Global, la Iglesia se propuso salir de los templos a
buscar nuevos espacios de presencia en la sociedad, entre
los más pobres, zonas rurales remotas, familias de presos,
madres solteras, hijos menores de padres divorciados,
ancianos abandonados, jóvenes que han nacido y crecido
durante los largos años de ateísmo estructural y los
creyentes de cultos sincréticos.
Aranguren
cuenta que hay un plan para ayudar a los familiares de
presos a que puedan valerse por sí mismos. En la mayoría
de las provincias hay sacerdotes que visitan sistemáticamente
a los internos que lo piden. Varios reclusos del mismo
centro se reúnen para la misa en fechas especiales. En los
últimos tres años ha habido una gran comprensión por
parte de las autoridades hacia la atención religiosa en las
cárceles.
El
trabajo social lo realiza Cáritas, el brazo asistencial de
la Iglesia, que recibe donaciones internacionales y en Cuba
se fundó en 1991. En un informe sobre su actividad en 2009,
el organismo reportó la atención directa a más de 25 mil
ancianos, a más de 5 mil niños y adolescentes en riesgo de
marginalidad, a más de mil 500 discapacitados y a más de
mil personas que viven con sida.
Cáritas
opera siete guarderías infantiles, ha trabajado en todos
los desastres naturales de las últimas dos décadas en la
isla y en los de 2008 atendió directamente a más de 78 mil
damnificados.
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