Temores
entre los sectores más pobres
Propuestas
de cambio alcanzan cartilla
de racionamiento
Por
Patricia Grogg
Corresponsal en Cuba
Inter
Press Service (IPS), noviembre 2010
La Habana.–
"Esto se pone malo, aquí dice que van a quitar la
libreta", comenta un hombre ya mayor acodado en el
mostrador de un pequeño establecimiento comercial de la
capital de Cuba. "Bueno, para lo que sirve",
replica bajito una señora que hace sus compras del mes.
En rigor, a
ninguno le falta razón y tampoco es un rumor. La cartilla
de racionamiento, que distribuye desde la década de los 60
una canasta básica de productos a precios subsidiados por
el Estado a toda la población cubana de 11,2 millones,
tiene sus días contados, aunque no todos llorarán su
muerte por igual.
El
abastecimiento normado no satisface actualmente todas las
necesidades alimentarias de la familia, aunque se considera
aún importante para los sectores más vulnerables de la
población cubana, como jubilados sin otro ingreso que sus
pensiones o mujeres jefas de hogar de escasos recursos,
entre otros.
"Es
cierto que resuelve poco, pero al menos da seguridad tener
para el mes la cuota de arroz, azúcar, huevo, algo de
aceite y proteína sobre todo para los niños. La pregunta
que se hace la gente es si cuando la quiten (la libreta)
habrá productos y cuanto costarán", dijo a IPS Ana,
una mujer de mediana edad que prefirió no dar su apellido.
La propuesta
de "eliminación ordenada" de este sistema figura
entre los varios puntos de fuerte impacto social
incorporados en el "Proyecto de Lineamientos de la Política
Económica y Social" con vista al VI Congreso del
Partido Comunista de Cuba (PCC), gobernante de esta isla
caribeña desde 1959. El texto será centro de debates
populares entre diciembre y febrero.
El presidente
Raúl Castro adelantó, citado por la prensa oficial, que no
queda más alternativa que aplicar las medidas necesarias
para resolver los problemas de la economía cubana. Pero
también aseguró que el documento no es definitivo y exhortó
a recoger meticulosamente todas las opiniones, porque quien
va a decidir es el pueblo.
El proceso de
consultas no es nuevo, aunque genera encontrados puntos de
vista. Para algunos sectores, el resultado de esas
discusiones no será sustantivo ni cambiará el curso de
decisiones ya tomadas. Según fuentes menos condescendientes
el proceso no pasa de ser un intento de
"aparentar" participación popular donde no la
hay.
Para Castro
parece ser una manera de conocer y "sistematizar"
lo que piensa y espera la gente de la "actualización"
del modelo económico que se quiere acuñar en el congreso
comunista y también asegurar el consenso social necesario
para la terapia intensiva en que está entrando la población
cubana.
Sobre todo
porque medidas de ajuste como la reducción de medio millón
de plazas laborales, la eliminación de gratuidades y
subsidios estatales, el aumento de la carga tributaria,
entre otras del mismo tenor, trajeron a la familia cubana
una inquietud que las explicaciones oficiales no han logrado
aminorar.
Para algunos
analistas, no resulta casual que desde la convocatoria a la
cita del PCC, el 9 de este mes, el mandatario cubano dejara
claro que el proyecto era conocido por el ex presidente
Fidel Castro, líder histórico de la revolución cubana,
quien debido a su quebrantada salud dejó sus cargos en
febrero de 2008.
Una semana
después, el propio ex gobernante se reunió con estudiantes
universitarios a quienes recordó que al enfermar en julio
de 2006 delegó todas sus atribuciones. "Estoy contento
y creo que el país está marchando, lo que tiene son todos
estos desafíos", dijo en un comentario interpretado
como apoyo a la gestión de su hermano menor.
Ahora es
necesario "explicarle a la gente, ayudarla a
razonar" sobre asuntos económicos a veces complejos,
comentó a IPS una fuente académica que pidió no ser
identificada. "A la vez, lo que digan las personas en
los debates puede ayudar a enriquecer el texto Creo que esa
es la idea", agregó.
Esta práctica
fue ya usada en 2007, cuando Raúl Castro convocó, cuando aún
ejercía internamente la Presidencia, a opinar en amplitud
sobre su discurso del 27 de julio de ese año, en el cual
reconoció las dificultades y carencias de la vida
cotidiana, descartó soluciones a corto plazo y anunció
cambios "estructurales y de concepto".
Un inventario
extraoficial realizado en su momento por IPS mostró que la
amplia gama de temas discutidos en esos debates abarcó
desde el deterioro de los servicios gratuitos de salud y
educación y la carestía de los alimentos y otros productos
de primera necesidad, hasta el exceso de limitaciones y
prohibiciones de todo orden en la vida de las personas.
Abundaron
también demandas de ampliación del trabajo por cuenta
propia (independiente del Estado, el mayor y casi único
empleador), en lugar de frenarlo o limitarlo, apertura de
cooperativas y pequeñas empresas y el trazado de un plan
concreto para eliminar la doble circulación monetaria,
entre muchas otras.
Castro dijo
posteriormente que esas consultas en barrios y centros
laborales fueron concebidas como un ensayo, pensando en el
VI Congreso del PCC, postergado desde 2002 y convocado ahora
para abril de 2011. Sus datos, aseguró, resultaron
"muy útiles para el trabajo posterior de la dirección
del país".
Los congresos
se deben realizar cada cinco años y en ellos se trazan las
pautas políticas, económicas y sociales del país para el
lustro siguiente. En esta ocasión se concentrará en el
tema económico y dejará los demás asuntos para una
Conferencia Nacional que se celebrará posteriormente.
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